Oct 10, 2016 | Focolare Worldwide
«Conocemos a Khalid desde hace más de diez años. Un día tocó a nuestra puerta para vendernos algo, pero sobre todo para que lo ayudáramos a encontrar un trabajo. Estaba en Italia desde hacía más de un año, clandestino y sin un lugar donde vivir. Tenía 24 años y venía de Marruecos, donde había dejado a su madre, viuda con dos hijos menores. Después de una semana, volvió de nuevo. “Tenía hambre y me disteis de comer, era forastero y me recibisteis”…. Las frases del evangelio nos interpelaban con fuerza. En aquel momento lo que podíamos hacer era invitarlo a nuestra mesa. Por la tarde le ofrecimos que trabajara en el huerto y en el jardín. Estuvo con nosotros otros dos días. Así pudo enviar una pequeña suma de dinero a su mamá. Era la primera vez que lograba ayudar a su familia y eso lo hizo feliz. Nos movimos para buscarle un trabajo pero la respuesta era siembre la misma: es un clandestino, no podemos contratarlo. Al final ha encontrado un trabajo provisional en una empresa agrícola. Trabajaba en un invernadero, vivía en un contenedor con un hindú; su vida era dura pero estaba contento. Un día sonó el teléfono: su amigo hindú nos decía que Khalid no se encontraba bien. De nuevo era Jesús quien nos llamaba. Fuimos a verlo y lo acompañamos a la consulta de nuestra doctora que dio su disponibilidad; tenía una dolorosa otitis y había que tenerlo bajo control. Entonces decidimos ponerlo en la habitación junto con nuestro hijo. Al principio teníamos que levantarnos más de una vez durante la noche para cuidarlo. También nuestros hijos se han demostrado atentos hacia él. Mientras tanto, el dueño de la empresa no tenía intención de regularizar la situación. Nosotros nos habíamos convertido en la última esperanza a la que todavía podía recurrir. El Señor nos pedía un acto de amor todavía más radical. De modo que decidimos asumir a Khalid como empleado domestico y más tarde fuimos madurando la idea de alojarlo en nuestra casa como otro hijo más. Le pusimos a disposición algunos espacios de la casa donde pudiera tener su independencia; cuando preparábamos la comida, estábamos al tanto para respetar sus convicciones religiosas, así como sus momentos de oración y sus horarios de comidas durante el Ramadán. Así se fue profundizando también el diálogo a nivel religioso. La relación entre nosotros ha llegado a ser cada vez más confidencial: por la noche a menudo nos quedábamos hablando de su vida y de la nuestra, de sus tradiciones y de las nuestras. Dudas y dificultades no nos han faltado, pero, junto con la comunidad del Movimiento que nunca dejó de sostenernos, encontrábamos la fuerza de ir adelante. La providencia nunca faltó. Un señor desconocido nos regaló una motocicleta que después pusimos en regla. Personas del Movimiento le han procurado la ropa necesaria… Después le ofrecieron un trabajo que lo satisfacía, aunque era provisional, y que le ha permitido ayudar a su familia y también devolver parte de los gastos que habíamos hecho por él. Después de unos siete meses, quedó libre una casita en la que pudo transferirse con algunos de sus amigos. Después volvió a Marruecos donde se casó. A su regreso a Italia con su esposa, encontró un trabajo a tiempo indeterminado que le permite llevar una vida más tranquila. Nacieron tres niños, dos de los cuales ya están en la escuela elemental. También con su esposa se ha construido una hermosa relación, a pesar de las dificultades de la lengua. Un día quiso demostrarnos su agradecimiento y nos ofreció preparar en nuestra casa un almuerzo completamente marroquí, que hemos degustado junto con nuestros hijos. ¡Nos hemos convertido en los abuelos de sus niños, los cuales están a menudo en nuestra casa! Compartiendo con ellos, experimentamos continuamente la alegría de la presencia de Dios entre nosotros.» (G. de Mantova –Italia-)
Oct 9, 2016 | Sin categorizar
Oct 8, 2016 | Focolare Worldwide
La Palabra de vida de este mes nos invita a no responer a la ofensa que recibimos con una nueva ofensa sino – como sugiere Chiara Lubich – «con un acto de voluntad y lucidez, por lo tanto de libertad, recibiendo al hermano así como es, a pesar del mal que nos hizo, como Dios nos recibe a nosotros pecadores, a pesar de nuestros defectos». Algunos breves testimonios: Aquel muro se derribó «Viví una niñez y una juventud muy triste, a tal punto que no conservaba ni siquiera un recuerdo positivo. Incluso cuando me casé, las relaciones con mi familia de origen me dejaban siempre una profunda amargura; eran sólo críticas y desprecio. No fue fácil olvidar, pero traté de vivir las palabras del Evangelio: dar sin sin esperar la recompensa. Un día mis padres vinieron a pasar las vacaciones con nosotros. Decidí darles gusto sin esperar nada a cambio. Le di un beso a mi madre, algo que no sucedía desde mi infancia. Ella me abrazó y le saltaron las lágrimas. Sentí que el muro que nos dividía se derrumbaba. Y papá, el día de su cumpleaños, quiso que pusiera su música preferida y que bailara con él. ¡Fue una gran conquista lograr esta armonía con mi familia!» (Margherita . Suiza ) Una pelea que terminó dulcemente «Cuando estaba en la casa de mi hermana supe que mis padres se habían peleado. Desde hacía tres días no se hablaban y papá rechazaba comer la comida que mi mamá preparaba. Cuando llegué a casa, enseguida advertí una atmósfera pesada. Sin hacer preguntas, me puse a servir concretamente adelantando algunos trabajos; en la primera ocasión en que me encontré a solas con mi padre, traté de que me dijera qué había pasado. Se abrió conmigo y así también yo le pude decir mi compromiso en tratar de vivir las palabras de Jesús. Cuando mencioné el perdón del cual Jesús nos dio el ejemplo, se puso más atento. Al final nos pusimos de acuerdo en que cuando volviera mamá a casa la iba a escuchar atentamente. Desde la ventana de la cocina vi la escena de ella que volvía y de mi padre que le preguntaba dulcemente cómo le había ido en el trabajo» (P. F. – Camerun) Un simple “hola” «Existían desde hacía algún tiempo algunas incomprensiones entre mi hermana y yo, a tal punto que no nos saludábamos más. Un día decidí dar el primer paso para reconciliarnos. Pero no era nada fácil: yo era el hermano mayor, tenía mi dignidad…. Después de una noche agitada, de mañana en la cocina le dije “hola”, pero tan bajito que ella no escuchó. Armándome de coraje, repetí con más fuerza el “hola”. Ella se quedó sorprendida y enseguida hicimos las paces. Fue tal la alegría y el sentimiento de liberación que experimenté, que me puse a canturrear» (Dolfi – Italia)
Oct 7, 2016 | Sin categorizar
«La fiesta fue increíble! Llegó al corazón y se disfrutó de un hermoso clima de fraternidad que ayuda a recargar pilas!». «Me di cuenta que puedo optar por quedarme en la cueva o salir de ella. Descubrí qué importante es abrirme y compartir lo que me pasa adentro con otros». «Pude ver en el grupo de jóvenes de la ciudadela una gran vitalidad, radicalidad, alegría, profundidad, capacidad de enfrentar las dificultades…». «Una experiencia muy linda de vivir. Parto con la convicción que sí es posible una vida distinta y que no estamos solos para ser quien de verdad queremos ser y arriesgarnos». Son algunas voces de los mil jóvenes congregados, el 24 y 25 septiempre pasados, para la Fiesta de los Jóvenes 2016, en la ciudadela argentina de los Focolares sumergida en la pampa. Una tradicional cita que se renueva cada año con la potencia creadora de los jóvenes al momento de transmitir los ideales por los cuales quieren gastar sus vidas. La participación de jóvenes desde distintos puntos del Cono Sur de Latinoamérica a la edición 2016, es un clásico que se repite y que enriquece culturalmente la Fiesta de los Jóvenes. Este año, convocados por el lema “Arriésgate, existe lo que buscas”, más de 1000 jóvenes llegaron desde Paraguay, Uruguay, Chile, Brasil y de distintas ciudades de Argentina. ¿De qué se trata la propuesta? De una experiencia de fraternidad, compartiendo por 48 horas el estilo de vida evangélico de esta ciudadela permanente del Movimiento de los Focolares, donde viven actualmente 85 jóvenes de 17 países, además de familias y adultos. Y no sólo eso, porque con la experiencia compartida, y a través de música, teatro y danza, se ponen en común problemáticas actuales que atraviesan toda la realidad juvenil: las relaciones familiares, el estudio, los éxitos y fracasos de la vida, las adicciones, los momentos de dolor, y sobre todo el encuentro con un Dios cercano que tiene una respuesta personal para cada uno. La idea no termina allí, ya que se busca involucrar a todas las personas en la construcción de un mundo unido sin distinción de credo o religión. E
ste año el programa preveía una combinación de teatro, música y testimonios, con una impactante imagen que fue reproducida a gran escala a la entrada de la sala donde se llevaba a cabo la presentación, con un cartel que invitaba a todos: ARRIESGATE! El lenguaje elegido para transmitir las experiencias y armar las escenas de teatro, era directo e interpelaba a cada uno de manera personal. Las canciones, con mucha energía y musicalidad, ayudaban a hacer la síntesis de este compromiso en la búsqueda de algo grande para cada uno. Los momentos compartidos fuera de la sala como la visita a la ciudadela, los almuerzos, los paseos, sirvieron para este intercambio de jóvenes latinoamericanos que demostraron su deseo y capacidad de querer construir un mundo unido, una sociedad para todos. Como final, la propuesta a cada uno de los participantes de repetir este espacio de fraternidad en cada lugar del planeta donde estemos. Y los ecos no se hicieron esperar: “Desde Paraguay quiero darles las gracias porque nos hicieron vivir días inolvidables. Estamos emocionados y dispuesto a aceptar el desafío!» «Esta mañana viajando en el colectivo para ir al trabajo – escribe otro jóven participante – me volvían a a la mente los días vividos juntos y tenía ganas de vivir bien el día de hoy, de dar ese algo más, de arriesgar». Fuente: Cono Sur online
Oct 6, 2016 | Sin categorizar
No es un error haber puesto una “W” dentro del título en italiano sino que fue el desafío lanzado a los miles de participantes presentes y a cuantos se han conectado vía streaming. Si por un lado hay una Italia en la que los que se consideran pobres absolutos han aumentado del 130% en siete años, en la que cada día sus costas meridionales sirven de puente a centenares de miles de migrantes que huyen de la miseria y de las guerras, por otra parte existe el enorme deseo de hacer algo concreto: voluntarios, asociaciones, jóvenes que quieren experimentar nuevas formas empresariales para ayudar a las personas a sobrevivir en medio de la emergencia cotidiana. Sí, porque el empeño (que viene de “dar algo en-prenda”, según las palabras de Alberto Frassinetti, uno de los fundadores del Polo Lionello Polo Lionello), es el espíritu que anima a aquellos que han presentado sus experiencias en el marco de las iniciativas programadas para Loppiano Lab 2016: economía, pero también política, welfare, inmigración, comunicación, tecnología e instrucción. La iniciativa, que tiene como promotores al Polo Lionello Bonfanti , al Grupo Editorial Città Nuova, Instituto Universitario Sophia y a la Ciudadela de Loppiano, nació en el 2010 con la idea de crear un laboratorio nacional que pusiera en movimiento, como había deseado en su mensaje Maria Voce, Presidente de los Focolares, “las cualidades que han engrandecido a los italianos: su creatividad, su laboriosidad, la acogida y la solidaridad, la cultura y el arte”. Expertos del mundo de la cultura, de la economía y de la política se han alternado en los varios momentos del programa previsto, junto con otras muchas voces de la sociedad civil por medio de las iniciativas promovidas por los centenares de asociaciones, individuos y comunidades, reforzando y creando una red de personas apasionadas por traducir en práctica ideas, proyectos y estilos de vida.
Tres jornadas, tres temas focales para acoger diversos desafíos: el de la innovación tecno-científica, el del desarrollo y el de la pobreza para reinventar la paz. Y justamente en LoppianoLab han sido celebrados dos importantes aniversarios: el proyecto de Economía de Comunión (EdC) en su 25° año de vida y el de la revista de los Focolares, Ciudad Nueva, que cumple 60 años. Tres jornadas, treinta workshop multitemáticos, tres transmisiones en directa vía streaming, y también laboratorios para niños y adolescentes: “Loppiano Kids. Es hora de dar” con una serie de encuentros sobre el tema de la pobreza, de la solidaridad y de la ecología, y “Loppiano Young” con performance y presentaciones artísticas promovidas por la banda internacional Gen Verde.
Jesús Morán, copresidente de los Focolares y filósofo, ha concluido el último día hablando de los tres desafíos que hoy tiene que enfrentar la humanidad: el de la globalización y la post globalización, el desafío antropológico, el “post humano”, y el último, el humanitario, lo infrahumano, desafío que nos llama a elaborar una “cultura de la resurrección”, para asumir hasta el fondo el dolor del hombre que sufre. La pregunta que debemos hacernos – según Morán – es ¿cuánto espacio concedemos, en nuestra vida, a los últimos, a los “abandonados” de hoy? Y para finalizar, durante el forum “La riqueza de las pobrezas invisibles”, se lanzó la propuesta de crear un observatorio sobre la pobreza que, basándose en un plan de trabajo bienal, desarrolle un sistema informativo para monitorear los efectos de las ayudas de la EdC a nivel global, y estudie algunos casos específicos y significativos por los resultados obtenidos o por las metodologías adoptadas. Lee también: Città Nuova online: Speciale LoppianoLab Loppiano Economia di comunione