Ago 27, 2020 | Sin categorizar
La escuela de la ciudadela argentina que desde hace cincuenta años forma a miles de jóvenes de todo el mundo es reconocida ahora como un “programa de extensión universitaria y formación profesional”. Hasta hace poco más de un mes se lo podía definir como una especie de máster en “vida según la cultura de la unidad”, pero ahora la “experiencia”, como con razón se define el curso anual para jóvenes de la Mariápolis Lía, en Argentina, consta con un certificado universitario. El nuevo programa de estudios es el resultado de la elaboración conjunta entre los equipos pedagógicos de la Fundación Centro Latinoamericano para la Evangelización Social (CLAdeES) y la Escuela Juvenil Mariápolis Lía, en acuerdo con la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Unnoba).
El “programa de extensión universitaria y formación profesional” –es éste el título académico que los estudiantes obtendrán en O’Higgins– articula la dimensión formativa integral según cuatro ejes temáticos: antropolítico-filosófico, histórico-cultural, comunitario y trascendente. Dura 11 meses y el que lo completa tendrá acceso a la extensión de la universidad y a la acreditación de la formación profesional con tres posibles orientaciones: educación, eco-responsabilidad y gestión multicultural; liderazgo de la comunidad y desarrollo de los procesos participativos; o arte, comunicación y producción multimedial. La propuesta formativa se desenvuelve a través de semimarios especializados, pasantías laborales e investigaciones de aplicación en el campo a partir de los valores del pensamiento social cristiano. Además se prevé también una próxima integración con la sección latinoamericana del Instituto Universitario Sophia. Ubicada cerca del pueblo de O’Higgins, en la provincia de Buenos Aires, la Mariápolis Lía ofrece a los jóvenes una experiencia formativa que integra trabajo, estudio, actividades culturales y recreativas, deporte e intereses particulares. Estas actividades se entienden como aspectos distintos de una misma formación integral. De hecho, el concepto de estudiante coincide con el de ciudadano, por lo cual se presume que todos son constructores de la ciudad. Un equipo de expertos y docentes en las distintas disciplinas les hace un seguimiento en al aprendizaje desde el punto de vista espiritual, antropológico, social y doctrinal. Los más de 6000 jóvenes que han transcurrido un período en la Mariápolis son, ellos mismos, la prueba del valor formativo en sus vidas, que ha fructificado en los más variados ambientes (gerentes de empresa, economistas, educadores, profesionales, trabajadores, padres, personas consagradas…). “La experiencia” sigue siendo un punto luminoso a lo largo de todo el recorrido de la vida, contribuyendo a superar momentos humanos y profesionales difíciles.
Stefania Tanesini
Ago 6, 2020 | Sin categorizar
Sale hoy, por ahora en italiano, “Luce che avvolge il mondo”[1] el nuevo libro de María Voce publicado por la Editorial “Città Nuova”. Una relectura profunda y valiente de los puntos fundamentales de la espiritualidad de la unidad a la luz de las preguntas de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo y del futuro próximo.
Luce che avvolge il mondo es probablemente su último libro como presidente y hay que decir que encontramos en él, más que en cualquier otro texto producido en los 12 años que ha guiado el Movimiento de los Focolares, todo el pensamiento de María Voce: los pilares de su acción, su legado, pero también su vivencia en el delicadísimo tiempo que siguió a la muerte de una fundadora carismática como Chiara Lubich. Sí, porque en este volumen que sin duda merece una lectura “lenta“, meditada y que requiere el debido tiempo para una reflexión profunda, encontramos toda la adhesión espiritual, cultural y vital de María Voce al carisma de la unidad. Contiene una serie de discursos pronunciados en varias ocasiones sobre los doce puntos fundamentales de la espiritualidad del Movimiento de los Focolares –Dios Amor, la Voluntad de Dios, la Palabra, el hermano, el amor recíproco, la Eucaristía, la Unidad, Jesús Abandonado, María, la Iglesia, el Espíritu Santo, Jesús en medio- completados, con un ritmo anual, a lo largo de sus dos mandatos. “María, sin embargo, no ha querido repetir, sino releer.- Explica el amigo Andrea Riccardi, autor del prefacio – Ha releído el mensaje y el carisma de Chiara en una Iglesia y en un mundo que han cambiado. Porque los movimientos espirituales crecen en la profunda tensión entre la fidelidad a los orígenes y al carisma por un lado, pero por el otro, en la exploración de la vida y de la historia del mañana […] un ejemplo singular y egregio de esa fidelidad creativa que se requiere de los seguidores – especialmente si son dirigentes- de los fundadores y de las fundadoras”. ¿Con qué espíritu? se pregunta Jesús Moran, copresidente, en la introducción. El de la actualización: “María Voce no repite en estos temas suyos los que Chiara hizo en el pasado, sino que los actualiza (…), nos dona una nueva comprensión de los puntos de la espiritualidad de la unidad recurriendo directamente a la fuente de la inspiración de Chiara Lubich, pero subrayando en ellos ulteriores significados y haciendo resonar tonalidades inexpresadas hasta ahora, incitada también por las preguntas que los miembros del Movimiento de los Focolares se hacen cada vez más, al contacto con las vicisitudes de la historia actual de la Iglesia y de la humanidad. Página tras página son diversas las preguntas más o menos explícitas que María Voce intercepta en el pueblo de los Focolares de hoy, como esta: “Entonces, ¿qué le pide Dios a las personas del Movimiento? Les pide alcanzar el propio ambiente, involucrando en la unidad a sus prójimos, pero con la apertura hacia todos los demás. Bastaría esto, decía también Chiara en esa circunstancia. Y subrayaba fuertemente que Dios quiere de nosotros ante todo esto: que nos hagamos uno con el hermano que está a nuestro lado, con el que camina con nosotros en la vida, con quienes conocemos día a día, también – como es posible – a través de los medios de comunicación. Por lo tanto, estamos llamados a vivir la unidad en cada momento de nuestra vida, día tras día, como sucedía al principio”. Ofrece también su lectura frente a las luces y sombras en el proceder de los Focolares en un momento como este en el que la pandemia ha puesto en discusión muchas cosas tanto a nivel personal como comunitario, también en vista de la próxima asamblea del 2021 en la que el Movimiento volverá a reunirse para elegir a la nueva presidente y a los cargos directivos: “En este periodo nos parece que Dios nos impulse hacia delante, para extender la siembra en campos nuevos y más amplios, sin temer la disminución de las fuerzas o la pérdida de posiciones alcanzadas, sino asistiendo con alegría a la apertura de horizontes siempre nuevos y al florecer de innumerables pequeñas células de la Iglesia, vivas, distribuidas por el mundo, dondequiera que dos o más están dispuestos a amarse con este amor recíproco, y van al encuentro de los hombres, para que, como ha auspiciado el Papa Francisco, las personas encuentren a Dios. Una lectura que hoy se debe considerar atentamente para enriquecernos de una comprensión del presente y mirar al futuro próximo con el optimismo típico de María Voce, que ciertamente no es ingenuo, porque se está basado en la palabra evangélica de la unidad y en la vida que de ella surgió en todo el mundo.
Stefania Tanesini
[1] Luz que envuelve el mundo
Ago 2, 2020 | Sin categorizar
Se transmitirá en otoño en RAI UNO, la primera red de televisión nacional italiana, la película sobre Chiara y los inicios del Movimiento de los Focolares. “¿Puede una chica cualquiera cambiar el mundo con la simple fuerza de su sueño y de su credo?”. Esta es la clave de lectura a través de la cual el director italiano Giacomo Campiotti narrará la historia de Chiara Lubich, una maestra muy joven de la región de Trento, con poco más de 20 años, que experimenta el desánimo y la desesperación generados por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Ella siente que está llamada a construir un mundo mejor, un mundo más unido. Desde entonces, se puso el objetivo de construir puentes entre los hombres, de cualquier raza, nación o religión a la que pertenezcan.
Será una película biográfica de televisión, la primera transposición televisiva realizada sobre Chiara Lubich y se centrará en los primeros años, los que van desde 1943 hasta 1950. Es una coproducción entre Rai Fiction y Casanova Multimedia, producida por Luca Barbareschi. Interpretará a Chiara la famosa actriz italiana Cristiana Capotondi; el elenco también incluye a Sofía Panizzi y Valentina Ghelfi. Las grabaciones comienzan en unos días en el Trentino y empezará desde aquellos “tiempos de guerra” en los que “todo se derrumbaba” y quedaba solo Dios, como dijo la propia Chiara en una de las primeras historias sobre el nacimiento del Movimiento de los Focolares. “La fuerza de una figura como la de Chiara hoy – se lee el comunicado de prensa – es hacernos ver al otro como una posibilidad, un regalo, el portador de una semilla de verdad para ser valorada y amada, por muy distante que sea. La fraternidad universal como requisito para el diálogo y la paz. El mensaje de Chiara no solo pertenece al mundo católico y su figura ha contribuido a valorizar a la mujer y su papel también y sobre todo fuera de la institución eclesiástica”. Por lo tanto, será la historia de los primeros años, los años fundadores, en los que Chiara comprende el camino que Dios le pide que siga y comienza a recorrerlo, seguida por un grupo cada vez más grande de personas que, desde Italia, recorrerán las calles de todo el mundo. Pero también será un viaje dentro del contexto histórico, social y eclesiástico en el que se mueve Chiara, es decir, el de la Segunda Guerra Mundial, de los primeros años de la posguerra y de los fermentos preconciliares que sacuden la catolicidad. En la intención del director y los autores existe el deseo de narrar también a “la jovencita revolucionaria, que comparte todo con quienes necesitan – se lee en noticias de ANSA del 27 de julio pasado –; porque lee el Evangelio sin la presencia de un sacerdote, se vuelve tan peligrosa para la sociedad de la época y se ve obligada a rendir cuentas de su trabajo en el Santo Oficio y a pasar la prueba más difícil de su vida cuando se le pide que abandone la guía de los Focolares Pero la piedra que arrojó al estanque es imparable y crea círculos cada vez más grandes, de modo que cuando, años más tarde, Pablo VI la rehabilita, el Movimiento de los Focolares se ha extendido por todo el mundo”.
Stefania Tanesini
May 12, 2020 | Sin categorizar
¿Qué ha puesto en evidencia esta pandemia en la vida social y eclesial? ¿Qué ha suscitado en el Movimiento de los Focolares? ¿Cómo vivir el tiempo nuevo y desconocido que nos espera? Amplio diálogo con María Voce. De una entrevista con Radio Inblu (Italia) D.: Desde el 18 de mayo se podrá celebrar nuevamente la Misa, con todas las precauciones naturalmente. Un breve comentario suyo… María Voce: Hemos seguido siempre la Misa del Papa, ha habido miles de ocasiones para rezar juntos en streaming. Pero no podemos esconder que el cristianismo es una religión que se encarna, es necesario también estar físicamente presentes en los acontecimientos, participar más directamente y de una manera más vital en los misterios del cristianismo mismo. Por ello, participar en la Eucaristía de un modo real es algo que ciertamente nos faltaba y es un regalo que ahora vuelve a nosotros. Así que estamos dispuestos a tener todos los cuidados, a tomar todas las precauciones con tal de no perder esta oportunidad.
D: Cierto. En este periodo han sucedido muchas cosas, hemos tenido que cuestionar comportamientos, compras… Según su parecer, la pandemia ¿qué está evidenciando en la vida social, y por tanto, también en la vida eclesial? María Voce: Está evidenciando cosas buenas y pueden ser también cosas malas. La primera que quisiera subrayar es la igualdad entre todos, es decir, esta pandemia nos ha demostrado que las personas, frente a este pequeño patógeno, este virus que nos ha afectado, son todas iguales porque afecta a los poderosos como a los pobres, a los ricos como al que no tiene nada, a los niños como a los adultos, a los que están en la cárcel como a los que están fuera. Así que en este sentido realmente todos somos iguales. Al mismo tiempo esta pandemia ha evidenciado también muchas desigualdades que no son debidas al hecho de ser humanos, de ser personas, sino que son creadas por las culturas, por los prejuicios, por los estilos de vida, por lo cual hay quienes pueden permitirse el cuidado y quienes no pueden permitírselo; hay quienes tienen una casa donde pueden aislarse y quienes se ven obligados a quedarse con más personas en un espacio muy reducido; quien perdiendo su trabajo puede echar mano de su cuenta bancaria donde había reservado sus ahorros, y quien no tiene a dónde acudir y por lo tanto, al perder su trabajo, se expone al hambre él y su familia. Por eso, las desigualdades desgraciadamente se han hecho aún más evidentes. Y esto debe hacernos pensar, porque lógicamente son desigualdades que no las quiere Dios, no las quiere la naturaleza humana, sino que las determinan la mala voluntad de las personas que no han sabido administrar bien los dones que Dios nos ha dado. Por lo tanto, debemos compensar estas desigualdades para que, una vez pasada la pandemia, no nos encontremos en peor situación que antes; al contrario, que la constatación de la igualdad nos favorezca en la elaboración de programas que respeten esta igual dignidad de todos. D: En cambio ¿en la comunidad eclesial? María Voce: En la comunidad eclesial me parece que ha hecho emerger lo esencial, porque han caído muchas cosas: se ha visto que no es esencial la Iglesia en cuanto edificios, sino la Iglesia como comunión; que no es esencial ir cada día a visitar a Jesús sacramentado sino que es esencial amar al hermano, es esencial responder con amor a quien está a nuestro lado, es esencial volver a extraer del Evangelio las palabras que Él nos dejó y en las que tenemos que inspirarnos. Así que también ha hecho caer muchas cosas en el plano eclesial. Pero esto puede hacernos solo bien, porque nos impulsa a ese renacimiento del que habla continuamente el Papa Francisco, a esa resurrección, a ese volver a empezar para reformar verdaderamente la Iglesia de una manera vital, no de un modo institucional o formal. D: De estas cosas esenciales ¿cuál es la más esencial? María Voce: Me parece que lo más esencial es tener presente que somos la única familia humana. Por lo tanto, la única familia humana debe impulsarnos a todos a cuidarnos los unos a los otros, a cuidar también la creación, que es la única casa que contiene a esta única familia humana; cuidar con responsabilidad, con atención, precisamente porque el cristianismo nos hace mirar esta realidad también con responsabilidad. Todos somos miembros de una familia, pero todos somos responsables de esta familia, así que cada persona de esta familia es importante, tiene derechos pero también tiene deberes. Tener esta responsabilidad colectiva. Y creo que esto debe animarnos a hacer propuestas, a hacer programas, a ver lo que se puede hacer para lograr realmente la inclusión de todos; a hacer propuestas tanto en la economía como en la política, capaces de mirar realmente al bien común, y no al bien de uno u otro, no a los intereses de una u otra parte, sino al bien de todos. Por lo tanto, hacer propuestas que tiendan a la comunión de bienes a un nivel más universal. Además la Iglesia –y de hecho también nosotros como Movimiento de los Focolares– es universal, no tiene límites. La Iglesia en cierto sentido compite en igualdad de condiciones con el virus; el virus no teme las fronteras, pero tampoco la Iglesia tiene miedo de las fronteras, la Iglesia es universal porque es la familia de Dios en toda la tierra. A esta familia de Dios es a la que debemos mirar y trabajar para que sea tal; es decir, ver cómo crear estructuras que favorezcan el desarrollo integral de todos, que respeten la historia de cada pueblo, la cultura de cada pueblo, el modo de vida de cada pueblo, sin querer coaccionarlo con la idea de hacer que evolucione según nuestros modelos, según nuestros planes. Al mismo tiempo, poniendo a disposición unos de otros los talentos de los que Dios ha dotado a cada pueblo, a cada cultura, a cada persona; poniéndolos a disposición de los demás para que todos juntos podamos hacer del mundo esa casa común cada vez más bella, cada vez más digna de ser habitada por los hijos de Dios. D: María Voce, como Movimiento de los Focolares ¿qué ha provocado en ustedes este periodo? ¿Qué reflexiones están haciendo? María Voce: Ha provocado lo que ha provocado a todos, en el sentido que también nosotros nos encontramos de un día a otro sin poder disponer de nosotros mismos, ni personalmente ni como Movimiento. Por tanto, tuvimos que cambiar todos los programas. Para nosotros este es un año importante porque es el año del centenario del nacimiento de Chiara Lubich; tenemos en programa la Asamblea general del Movimiento en el mes de septiembre; teníamos programados varios encuentros preliminares a la Asamblea para su preparación. Y todo esto saltó de un momento a otro, de un día a otro, por tanto nos encontramos frente a una absoluta incapacidad de prever, de programar y de pensar qué podíamos hacer. Lógicamente esto nos perturbó. Al mismo tiempo, aprendimos de Chiara Lubich a vivir el momento presente, a querer solo lo que Dios nos pide que hagamos, a no querer, por tanto, otra cosa más que su voluntad; y juntos –precisamente escuchándonos unos a otros, tratando de comprender las exigencias de unos y de otros–, tratar de escuchar lo que Dios quería decirnos a través de esta situación. Y para hacer esto, antes que nada cambiamos todos los programas, pero siempre teniendo en cuenta tanto el bien de aquellos que debían participar en estos programas, como el interés de aquellos que a causa de este cambio sufrirían tal vez pérdidas económicas, sufrirían serias consecuencias, muchas realidades así. Lo hicimos, lo hicimos con entusiasmo sin dejarnos desconcertar completamente por ello. Y estamos viendo que estaba en los planes de Dios porque esto nos ha llevado a una mayor esencialidad en la vida, a un deseo de revisar también nuestros estilos de vida; a una mayor sobriedad a la hora de decidir si hacer o no una compra ahora, a posponer un gasto que estaba planeado, a postergarlo o a cancelarlo por completo, para poner a disposición lo que habíamos pensado para responder a una necesidad más inmediata. Nos ha llevado a ver en qué estado están todas nuestras familias. Muchos de los nuestros, como otros, han perdido su trabajo y no saben cómo hacer; esto ha promovido una comunión de bienes más completa, más abierta, más transparente entre todos. Por tanto, nos hemos comunicado más las necesidades y los requerimientos, pero también lo que la Providencia nos ha enviado. Y debemos decir realmente que la Providencia nos ha demostrado una vez más que es verdadera, que es una realidad, que el Padre envía lo que es necesario a sus hijos si sus hijos quieren vivir para Él y viven el amor recíproco. Por consiguiente ha vuelto a evidenciar, en cierto sentido, el resorte que nos mueve y este amor que es el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones, no como focolarinos sino como personas, como seres humanos. Como focolarinos se colorea aún más porque se convierte en amor hasta la unidad, es decir, un amor que es capaz de dar la vida unos por otros, de arriesgarlo todo. Esto realmente ha sido algo que ha movido al Movimiento en todo el mundo. También el Movimiento, igual que la Iglesia, es universal, por lo cual hemos sufrido por lo que sufrían los nuestros en China, como los nuestros en el continente americano, como los nuestros en Oriente Medio, en todas partes, o como en Italia, y todo lo hemos vivido juntos, de manera que los nuestros que tenían más daban a los que tenían menos. Nos han llegado ayudas de China, de Corea, de Japón, de Oriente Medio y de Siria. Quizás nos ayudaban dándonos ánimo, mensajes de saludo, pero todos afirmaban que esta gran familia que vive el Ideal que nos dejó nuestra fundadora, Chiara Lubich, quería ser una cosa sola y estar a disposición de los demás, con esta unidad para ayudar al mundo a ser una cosa sola. De una entrevista a Alessandra Giacomucci para la columna Ecclesia (Radio InBlu), 8 de mayo de 2020
Mar 9, 2020 | Sin categorizar
En todo el mundo son muchos los gestos concretos de apoyo, comunión y compartición de historias de esperanza para difundir el “antivirus” de la fraternidad. “Ya no soy ‘yo que tengo miedo del contagio’ o bien ‘yo a quien nada importa del contagio’, sino que soy YO que preservo al OTRO. Yo me preocupo por ti. Yo mantengo una distancia por ti. Yo me lavo las manos por ti. Yo renuncio a ese viaje por ti. Yo no voy al concierto por ti. Yo no voy al shopping centre por ti. Ésta es una ocasión para transformar una emergencia en una competencia de solidaridad”. Con estas palabras un joven de los Focolares en un amplio post en facebook alienta a un cambio radical de mentalidad y de acción en estos días en los que su país, Italia, ha subido al segundo puesto en la clasificación mundial de las naciones afectadas por el Coronavirus. Una difusión que se está propagando en todo el mundo, produciendo una crisis cuyos efectos indirectos sobre la vida de los varios países afectados son múltiples: desde el sistema sanitario a la educación y la economía. “Aun comprendiendo las preocupaciones que hoy angustian a muchos actores económicos –escribe el economista Luigino Bruni, coordinador internacional de la Economía de Comunión–, consideramos que el rol de las “empresas civiles” no se tiene que agotar sólo en la contabilidad de los daños y en contribuir a difundir las alarmas. Éste es el momento de demostrar que el Estado somos nosotros. Y que la responsabilidad social de la empresa no es sólo un instrumento de marketing sino una práctica real que se activa sobre todo en el momento de la crisis. Ello, demostrando atención a los bienes comunes (la salud, el trabajo), practicando una comunicación correcta, formulando propuestas concretas y sustentables con una visión de conjunto, activando acciones concretas dirigidas a las personas más frágiles, valorizando un sistema hecho de empresas, familias, escuelas, universidades, organizaciones y entes que pasen a ser protagonistas de una nueva e indispensable solidaridad proactiva”. Bruni cita una historia de responsabilidad social de estos días, la de Mahmoud Ghuniem Loutfi, que trabaja como repartiendo en una empresa de delivery en Turín. Como reconocimiento hacia la ciudad que lo ha acogido, compró barbijos para la Cruz Roja local. No pensó en su compromiso económico sino que se preguntó qué podía hacer por su comunidad, y por lo tanto por él mismo. Como Mahmoud, en estos días se están realizando experiencias de cooperación, compartición y solidaridad. Gloria, una joven de los Focolares en China nos cuenta desde Hong Kong que la tecnología ayuda a mantener los contactos entre las varias personas: “tratamos de organizar encuentros en videoconferencia para estar cada vez más unidos en este período especial. Como ahora hay que estar más tiempo en casa, todos los momentos que transcurrimos con nuestros familiares es útil para comprender más sus problemas y sufrimientos”. Caritas Lee vive en Ulsan, Corea. Cuenta que hicieron una recolección de fondos en su universidad. “El objetivo era recoger 500,000 wons (380 euros). Como se trataba de pequeñas donaciones, pensé en participar recordando a las 1595 personas infectadas e identificadas hasta ese momento. Pero sucedió algo maravilloso: se recogieron algunos millones de wons (35.360 euros) donados al hospital diocesano y al distrito sanitario de Daegu, la región más afectada”. Después de este gesto otras universidades quisieron recolectar fondos para ayudar al sistema sanitario. Pero no fue sólo eso. “Muchos voluntarios, médicos y enfermeros –explica Caritas Lee– están yendo gratuitamente a ayudar al hospital. Algunos dueños de casas, por ejemplo, no quieren recibir el alquiler mensual, o bien otras personas llevan alimentos delante de las casas para los que no pueden salir”. Yopi vive jsutamente en Daegu. Su casa se encuentra cerca de un hospital, por lo tanto se oyen continuamente las sirenas de las ambulancias. “Al comienzo cuando las oía, rezaba por los pacientes. Luego empecé a preocuparme más. Al iniciar la Cueresma decidí rezar todos los días el Rosario. Poco a poco la ansiedad dejaba el lugar a la paz del corazón”. Micaela Mi Hye Jeong, en cambio, escribe desde Gumi, siempre en Corea. “Aquí estamos preparando 150 barbijos para repartir en los lugares de mayor urgencia. Hemos pensado que en lugar de usar barbijos descartables que contaminan el ambiente, podemos confeccionarlos nosotros mismos con algodón lavable. En este período de mucho frío y bloqueado por el miedo sentí que mi corazón se calentaba con esta posibilidad de vivir concretamente el Evangelio”. En Brasil, Armando, empresario EdC, tiene una empresa que trabaja en el sector sanitario. “En este período barbijos y desinfectantes subieron sus precios en un 500% –cuenta–. Me pregunté: como empresario de EdC ¿cómo puedo dar testimonio de aquello en lo que creo y de aquello por lo que vivo? Decidí entonces ir contra los precios del mercado vendiendo mis productos a la mitad de mi competencia, y es bueno contar con el apoyo de mis dependientes para sostener esta política”.

Voluntarios de la Defensa Civil participaron en los controles sanitarios del aeropuerto de “Milán Malpensa”.
En Italia algunos jóvenes de la zona de Castelli Romani se ofrecieron a ir a hacer las compras al supermercado con entrega gratuita a domicilio. “Si Ud tiene más de 70 años o tiene patologías o por precaución prefiere quedarse en casa, nos encargamos nosotros de su compra –se lee en el mensaje WhatsApp -. “No piensen en las compras. Superaremos Pronto Esta Realidad” . Y siempre en Italia, el padre Paolo, párroco de Gorgonzola, un pueblito de la provincia de Milán famoso en todo el mundo por el queso que lleva su nombre, junto con el Alcalde fueron a verse con los alcaldes de algunas comunas de la “zona roja”, entregando cuatro trozos de queso, “signo de la cercanía de nuestra gente a su población” –explica el padre Paolo-. Signo para mí que quieren donar un antivirus, el antivirus de la fraternidad. (….). La atención que debemos tener para no contagiar hay que vivirla no como sospecha, sino como un acto de amor recíproco que nos donamos mutuamente. Y entonces también las privaciones que se nos piden, creo que es importante vivirlas como un acto de amor para con los hermanos”. Ésta es la ocasión apropiada para transformar la emergencia en una competencia de solidaridad.
Lorenzo Russo