Movimiento de los Focolares

Ayuda recíproca

Sep 7, 2020

Todos estamos vinculados como miembros de un único cuerpo. Si uno es más débil, interviene el otro. Esta es la sencilla, pero sorprendente lógica evangélica que Chiara Lubich nos presenta en el siguiente escrito, hoy más actual que nunca

Todos estamos vinculados como miembros de un único cuerpo. Si uno es más débil, interviene el otro. Esta es la sencilla, pero sorprendente lógica evangélica que Chiara Lubich nos presenta en el siguiente escrito, hoy más actual que nunca He visto a un hombre escayolado en una sala de hospital. Tenía inutilizados el tórax y un brazo, el brazo derecho. Con el izquierdo se las arreglaba para hacerlo todo… como podía. La escayola era una tortura, pero el brazo izquierdo, aunque estaba más cansado por la noche, se robustecía trabajando por los dos. Nosotros somos miembros unos de los otros y el servicio recíproco es nuestro deber. Jesús no solo nos lo ha aconsejado, sino que nos lo ha mandado. Cuando, por caridad, sirvamos a alguien, no nos creamos santos. Si el prójimo es impotente, debemos ayudarle, y ayudarle como él mismo se ayudaría, si pudiera. De otro modo, ¿qué clase de cristianos somos? Si después, cuando llegue nuestra hora, tenemos necesidad de la caridad del hermano, no nos sintamos humillados. En el juicio final oiremos repetir a Jesús: “Estaba… enfermo… y me visitasteis,… estaba encarcelado, estaba desnudo, hambriento”[1]…, pues a Jesús le gusta ocultarse precisamente en el que sufre, en el necesitado. Por tanto sintamos nuestra dignidad también por ello y demos gracias de todo corazón a quien nos ayuda, pero reservemos el más profundo agradecimiento para Dios, que ha creado el corazón humano caritativo; para Cristo que difundiendo con su sangre la Buena Nueva y sobre todo “su” mandamiento, ha impulsado a un inmenso número de corazones a moverse en ayuda recíproca.

                                                                   Chiara Lubich

  Extraído de: Chiara Lubich, Estaba enfermo, en: Chiara Lubich, El atractivo de nuestro tiempo. Escritos espirituales /1, Ed. Ciudad Nueva, Madrid 1995, 59-60. [1] Mt 25,35-36.

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