Movimiento de los Focolares
Chiara Lubich: más allá de la naturaleza

Chiara Lubich: más allá de la naturaleza

«Ama a tu prójimo como a ti mismo» (1).

Es una tensión continua porque nuestra naturaleza se ama a sí misma.

A menudo la crónica registra calamidades, terremotos y ciclones que dejan como saldo víctimas, heridos, personas sin casa. Pero una cosa es ser uno de ellos, otra es ser nosotros.

Y por más que la providencia nos ofrece la ocasión de socorrerlos, nosotros nunca somos los afectados.

En un futuro podremos estar del otro lado: yo en un lecho (¡si puedo acceder a una cama!) de muerte y los otros afuera al sol y, como pueden, disfrutando de la vida.

Todo lo que Cristo nos ha ordenado supera la naturaleza.

Pero también es cierto que el don que él nos da, el don del que le habla a la samaritana, es de naturaleza no humana. Por ello la conexión con el dolor del hermano, con la alegría y las preocupaciones del otro es posible porque tenemos en nosotros la caridad, que es de naturaleza divina.

Con este amor, que es el amor cristiano, el hermano puede verse reconfortado realmente y mañana yo por él.

Y de esa manera es posible vivir, porque de lo contrario la vida humana sería muy dura, difícil, e incluso a veces parecería imposible.

Chiara Lubich

(1) Cf. Lv 19, 18.
Foto: © Pixabay

(Del Diario 1964-1980, Chiara Lubich, Città Nuova, 2023)

La edición del Dios de Chiara Lubich fue compilada por Fabio Ciardi. Inviatamos a ver la entrevista realizada por nosotros en el momento de la presentación. Activar los subtítulos en español.

Chiara Lubich: Campeones de unidad

Chiara Lubich: Campeones de unidad

Hace algunos días vi en televisión a unas atletas muy jóvenes ─la mayoría de ellas pertenecientes a países del Este─ que ejecutaban maravillosos ejercicios de gimnasia artística. Eran magníficas: en sus repetidos saltos mortales, en las volteretas y en todos sus movimientos. ¡Qué perfección! ¡Cuánta armonía y cuánta gracia! Dominaban perfectamente su cuerpo, hasta el punto de que los ejercicios más difíciles parecían naturales. Son las mejores del mundo.

Mientras las admiraba, sentí varias veces dentro de mí una insistente invitación ─quizás del Espíritu Santo─. Era como si Alguien me dijese: Tú también, ustedes también, tienen que llegar a ser campeones del mundo. ¿Campeones en qué? En el amor a Dios. Pero, ¿sabes cuánto entrenamiento han necesitado estas jóvenes? ¿Sabes que día tras día, hora tras hora, repiten los mismos ejercicios sin rendirse nunca? Tú también, ustedes también, tienen que hacer lo mismo.¿Cuándo? En el momento presente, siempre, sin detenerse nunca. Y en mi corazón nació un grandísimo deseo de trabajar, momento por momento, para llegar a la perfección.

San Francisco de Sales dice que no existe ninguna índole tan buena que a fuerza de repetir actos viciosos no llegue a adquirir el vicio. Y, por consiguiente, se puede pensar que no hay índole tan mala que, a fuerza de repetir actos virtuosos, no llegue a adquirir la virtud. Por tanto, ¡ánimo! Si nos ejercitamos, llegaremos a ser campeones del mundo en amar a Dios

(…)

¿Cuál es la Palabra que Dios ha dado a nuestro Movimiento? Lo sabemos: Unidad. Entonces, tenemos que llegar a ser campeones de unidad con Dios, con su voluntad en el momento presente, y de unidad con el prójimo, con cada uno de los prójimos que encontremos durante el día.

¡Ejercitémonos sin perder ni un minuto que puede ser precioso! Lo que nos espera no es una medalla de oro, sino el Paraíso.

Chiara Lubich

(Ch. Lubich, La Vida un viaje, Ciudad Nueva, 2ª ed., Madrid 1994, p. 24)
Foto: © Ania Klara – Pixabay

Un pacto planetario

Un pacto planetario

El 16 de julio de 1949 Chiara Lubich e Igino Giordani hicieron un «Pacto de Unidad». Fue una experiencia espiritual que inició un período de luz y de especial unión con Dios.

Marcó la vida de la entonces primera comunidad de los Focolares, pero también la historia de todo el Movimiento y su compromiso por un mundo más fraterno y más unido.

Setenta y cinco años después de aquel día, una mirada en profundidad a lo que significó aquella Alianza y a lo que puede significar hoy, mientras seguimos poniéndola en práctica.

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Chicos por la unidad: 40 años en camino por la fraternidad

Chicos por la unidad: 40 años en camino por la fraternidad

“Nosotros estábamos felices porque finalmente entendíamos, y Chiara nos lo confirmaba, que no estábamos hechos para quedarnos encerrados en nosotros mismos, sino que estábamos llamados a salir al mundo e ir al encuentro de todos los chicos de la Tierra”.

Era un verdadero mandato –éste del que habla María Chiara Biagioni, hoy periodista– el que recibían directamente de la fundadora de los Focolares 40 años atrás; el nacimiento de una realidad, la de los Chicos por la unidad, que cambió su vida y la de muchos chicos.

Era el año 1984, y durante los días de Semana Santa, cerca de Roma, más precisamente en la zona conocida como Castelli Romani, se realizaba por primera vez la escuela de formación para los chicos y chicas del Movimiento, los gen 3 y las gen 3. Eran unos 80 más o menos, y provenían de varias regiones de Italia, con alguna representación de otros países (Alemania, España, Portugal, Países Bajos, Bélgica y Filipinas). Ninguno de ellos nunca habría imaginado que estarían presenciando el comienzo de una “nueva era”.

Chiara Lubich, justamente el día de Pascua, a las 5 de la tarde, los invitó al Centro de los Focolares en Rocca di Papa, muy cerca de Roma. Pero, ¿qué les esperaba allí?

Les daba la bienvenida un gigantesco huevo de Pascua de parte de Chiara para ellos, que contenía, como si fuese una matrioska o muñeca rusa, varios envoltorios y, al final, la sorpresa de las sorpresas: un mensaje con el anuncio de la fundación del Movimiento Chicos por la Unidad.

“En 1984 fue muy importante para mí vivir ese momento (…) –cuenta Federica Vivian– Chiara Lubich nos mandó ese regalo con una larga carta y yo sentí que ello correspondía perfectamente a lo que estábamos viviendo con nuestros amigos y con muchos otros. Nosotros hacíamos muchas cosas para decirles que creíamos en la fraternidad (…) y esa semilla dio sus frutos generando en mí el deseo de nunca poner límites y de construir siempre puentes con todos”.

En su mensaje Chiara Lubich exhortaba a los chicos a vivir concretamente el Evangelio y a llevar a muchos otros ese ideal que tenían en el corazón, con un único gran objetivo: la unidad del mundo. Las respuestas no tardaron en llegar. El “sí” a esa misión resonó en toda la sala y, a partir de allí, irían llegando muchas otras reacciones afirmativas desde las distintas ciudades del mundo.

“Tenía 12 años –nos dice Fiammetta Megli, docente– y cuando se abrió ese gran huevo de Pascua sentí una alegría inmensa, pero ni siquiera me daba cuenta realmente de lo que estaba sucediendo. Percibí que yo pertenecía a una gran familia, una familia más grande que la que yo conocía. Todo lo que entró en mí en esos años, cuando era joven, no sólo está todavía, sino que es la base de la que parto para todo lo que hago hoy, incluso en el trabajo que realizo hoy con los chicos, en el colegio”.

Hoy, a distancia de 40 años los Chicos por la unidad, los adolescentes del Movimiento de los Focolares, están presentes en 182 países del mundo, hablan diferentes idiomas, pertenecen a muchas religiones y algunos no se reconocen en un credo religioso; pero lo que los une sigue siendo ese objetivo común: trabajar para realizar la fraternidad universal. Están comprometidos en distintos tipos de acciones y en todas las latitudes para que caigan barreras y divisiones, a fin de que un mundo unido y de paz sea pronto una realidad para todos los pueblos de la tierra.

Desde ese día, continúa María Chiara Biagioni “ya no hubo sitio en mi corazón para la indiferencia. Todo lo que veía a mi alrededor y todo lo que sucedía en el mundo me pertenecía; de alguna manera me involucraba y yo me esforzaba para ir al encuentro de las necesidades, los problemas y los retos con los que me iba enfrentando en la vida. La segunda cosa fue creer (…) que el bien es más fuerte que el mal. Creer pese a todo, no obstante las lágrimas de la gente y las bombas que siguen cayendo en muchos países del mundo, no obstante la maldad que encontramos alrededor de nosotros (…), que la luz es más fuerte que las tinieblas, siempre”.

Maria Grazia Berretta

Crear una mentalidad de paz

Crear una mentalidad de paz

La violencia, el odio, las actitudes belicosas a menudo también están presentes en aquellos países que viven «en paz». Cada pueblo, cada persona siente un profundo anhelo de paz, de concordia, de unidad. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y la buena voluntad, después de milenios de historia nos encontramos incapaces de una paz estable y duradera. Jesús vino a traernos la paz, una paz ─nos dice─ que no es como la que “da el mundo”, porque no es solo ausencia de guerra, de peleas, de divisiones, de traumas. «Su» paz es también esto, pero es mucho más: es plenitud de vida y de alegría, es salvación integral de la persona, es libertad, es fraternidad en el amor entre todos los pueblos. ¿Y qué hizo Jesús para darnos “su” paz? Pagó con su vida. Precisamente cuando nos prometía paz, fue traicionado por uno de sus amigos, entregado en manos de los enemigos, condenado a una muerte cruel e ignominiosa. Se puso en medio de los contendientes, se hizo cargo de los odios y las separaciones, derribó los muros que separaban a los pueblos. Muriendo en la cruz, después de haber experimentado por amor a nosotros el abandono del Padre, reunió a los hombres con Dios y entre ellos, trayendo a la tierra la fraternidad universal. También a nosotros la construcción de la paz nos exige un amor fuerte, capaz de amar incluso a quien no corresponde con su amor, capaz de perdonar, de superar la categoría del enemigo, de amar a la patria ajena como la propia. (…)

La paz comienza con la relación que puedo establecer con cada uno de mis prójimos. «El mal nace del corazón del hombre» ─escribió Igino Giordani─ y «para eliminar el peligro de la guerra, es necesario eliminar el espíritu de agresión, explotación y egoísmo del que proviene la guerra: es necesario reconstruir una conciencia». (…) El mundo cambia si cambiamos nosotros. Ciertamente debemos trabajar, cada uno según sus posibilidades, para resolver los conflictos, para elaborar leyes que favorezcan la convivencia de las personas y de los pueblos. Pero sobre todo, poniendo de relieve lo que nos une, podremos contribuir a la creación de una mentalidad de paz y trabajar juntos por el bien de la humanidad. Testimoniando y difundiendo valores auténticos como la tolerancia, el respeto, la paciencia, el perdón, la comprensión, las otras actitudes, que son contrarias a la paz, se alejarán por sí solas. Esta fue nuestra experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando entre nosotras, pocas chicas, decidimos vivir solo para amar. Éramos jóvenes y temerosas, pero en cuanto nos esforzamos en vivir la una por la otra, por ayudar a los demás empezando por los más necesitados, por servirles incluso a costa de la vida, todo cambió. Nació en nuestros corazones una fuerza nueva y vimos a la sociedad empezar a cambiar de rostro: comenzó a renovarse una pequeña comunidad cristiana, semilla de una “civilización del amor”. Al final es el amor el que vence porque es más fuerte que todo.

Chiara Lubich

(Chiara Lubich, Parole di Vita, Città Nuova, 2017, p. 709/12)

Concurso nacional para escuelas: esperar y construir

Concurso nacional para escuelas: esperar y construir

La ceremonia de entrega de premios del Concurso nacional para escuelas “Una ciudad no basta”. Chiara Lubich, ciudadana del mundo tuvo lugar el viernes 17 de mayo de 2024, en el Auditorio del Centro Internacional del Movimiento de los Focolares (Rocca di Papa – Roma), promovido por el Centro Chiara Lubich, New Humanity, Fundación Museo histórico del Trentino, con el apoyo del Ministerio de Educación y Mérito italiano.

Ya en su cuarta edición, el concurso, abierto a todas las escuelas italianas, nacionales y extranjeras, ha vuelto a ser una oportunidad para que muchos niños y adolescentes de las escuelas primarias y secundarias reflexionaran sobre temas muy actuales como la paz, la sustentabilidad ambiental y los asentamientos humanos, en referencia a los objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sustentable y, sobre todo, a la luz del pensamiento y del testimonio de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, promotora de una cultura de unidad y fraternidad entre los pueblos.

Participaron aproximadamente 330 estudiantes de 14 escuelas que, del norte al sur de Italia, incluidas las islas principales, presentaron 21 obras de diferente naturaleza, resultado de itinerarios articulados y elaborados a lo largo del tiempo, apoyados por sus profesores.

La entrega de premios, en la que participaron presencialmente y conexión online, las escuelas ganadoras y las que por la validez de los trabajos recibieron una mención al mérito, ha sido un momento para compartir e intercambiar, en el que se pusieron de relieve no sólo la creatividad de los chicos, sino sobre todo su gran atención a los temas propuestos en la convocatoria del concurso. Una idea, la de estas nuevas generaciones, que muchas veces se nos escapa, y es la de imaginarlas capaces de mirar a su alrededor, de reflexionar, de preguntarse sobre la posibilidad de un futuro y de un mundo mejor, ideando caminos viables para alcanzarlo.

Entre las personalidades presentes y entre quienes entregaron los premios a los colegios ganadores, el Dr. Luca Tucci, director del despacho III (Área de bienestar biopsicosocial, educación transversal y legalidad) de la Dirección General de Estudiantes, la inclusión y la orientación escolar del Ministerio de Educación y Mérito (MIM); el Dr. Fabrizio Bagnarini, de la oficina tercera del Ministerio de Educación y Mérito; el Dr. Giuseppe Ferrandi, director de la Fundación Museo histórico del Trentino; el profesor Maurizio Gentilini, historiador e investigador del CNR (Centro Nacional de Investigaciones); el Dr. Marco Desalvo, presidente de New Humanity.

Poco antes de entrar en la parte central de la ceremonia de entrega de premios, en su saludo, el Dr. Tucci, conectado online con la sala, al reafirmar el apoyo que el Ministerio garantiza a esta iniciativa, afirmó: “presentar ciertos valores a través de la sensibilización entre jóvenes y estudiantes, creo que es una operación fundamental no sólo para su crecimiento sino, en general, para nuestra sociedad”.

La promoción de 4to C del I.C. “Garibaldi” “A. Moro”, de Altamura (Bari), obtuvo el primer lugar en la categoría Escuela primariacon el ensayo Il paese di Fraternitè, , un texto poético que no sólo expresa de forma original conceptos clave del pensamiento de Chiara Lubich, sino que propone una visión segura del futuro del mundo.

Para la Escuela Secundaria di I grado el segundo ha sido para el 1.º C del I.C. “San Nilo” “I. Croce”, de Grottaferrata, (Roma), con Costruiamo la pace! TgPeace (¡Construyamos la paz! TgPeace), un informativo innovador creado íntegramente por adolescentes, imagen de un camino articulado que transmite la experiencia concreta de la clase y su compromiso diario por la paz. Il primo posto va invece alla 3^ D, dell’I.C. “Filippo Mazzei”, Poggio a Caiano (Prato) con ilEl primer lugar es para el 3er D, del I.C. “Filippo Mazzei”, Poggio a Caiano (Prato) con Gioco: origami per l’ambiente, (Juego: origami para el medio ambiente), una actividad que va más allá del aspecto lúdico y se propone como herramienta de reflexión y acción concreta a favor del medio ambiente.

Para la categoría Escuela Secundaria di II grado, el segundo puesto quedó igualado: las Clases 2° y 3° C de la Escuela “A. Doria”, Génova con La casa comune, un proyecto digital que surge como resultado de un trabajo de reflexión realizado en torno a los temas ya mencionados y que puede ser entregado a sus pares como propuesta de un camino educativo; el ensayo de texto L’amore che fa allargare cuore e braccia (El amor que ensancha el corazón y los brazos) de Estelle Le Dauphiin, clase 5ª I del I.I.S. Escuela Secundaria “A. Bafile”, L’Aquila, una reflexión, a partir de una experiencia personal y concreta, sobre el pensamiento de Chiara Lubich, centrando la atención en el concepto de don tal como lo expresó también el antropólogo y sociólogo francés Marcel Mauss.

El primer premio lo obtuvo la obra Orizzonti, fotografía de Bilardello Giulia, Marino Sara, Parrinello Chiara, alumnos del 3º G del liceo científico “P. Ruggeri”, Marsala (Trapani). Un mensaje de paz y de esperanza en un horizonte donde mar y cielo se unen y donde todos, juntos, pueden colaborar para construir un mundo más fraterno.

Maria Grazia Berretta