Movimiento de los Focolares
GRACIAS PAPA FRANCISCO

GRACIAS PAPA FRANCISCO

Con profundo pesar he recibido la noticia del regreso a la casa del Padre de nuestro querido Papa Francisco. Junto con toda la Iglesia, lo entregamos a Dios, llenos de gratitud por el extraordinario ejemplo y el don de amor que ha representado para cada persona y para todos los pueblos.

A lo largo de su pontificado, el Santo Padre ha sido en numerosas ocasiones un pastor cercano y afectuoso también para el Movimiento de los Focolares. Siempre nos ha acogido y orientado para testimoniar el Evangelio con valentía y radicalidad.

De los muchos momentos compartidos con él, no olvidaremos sus palabras dirigidas a la Asamblea General de los Focolares, pronunciadas durante la audiencia que nos concedió en 2021:

“…Permanezcan siempre a la escucha del grito de abandono de Cristo en la cruz, que manifiesta la máxima medida del amor. La gracia que produce es capaz de suscitar en nosotros, débiles y pecadores, respuestas generosas y a veces heroicas; es capaz de transformar los sufrimientos e incluso las tragedias en fuente de luz y esperanza para la humanidad”.

Por último, no puedo dejar de testimoniar el amor y la atención personal que el Papa me brindó, especialmente ante los sufrimientos de mi pueblo en Tierra Santa, así como mi profunda gratitud por haberme invitado a participar en el Sínodo sobre la Sinodalidad, donde él mismo nos abrió las puertas hacia una Iglesia sinodal que ahora comienza a dar sus primeros pasos en todo el mundo.

Junto a todo el Movimiento de los Focolares a nivel mundial, me uno a la oración de la Iglesia universal y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, segura de que Nuestra Señora «Salus Populi Romani», de la que él era tan devoto, lo acogerá en el Cielo con los brazos abiertos.

Margaret Karram

Descargar aquí la Declaración de la Presidenta

Proximidad y libertad

Proximidad y libertad

Margaret, ¿por qué has elegido la proximidad como tema del año para el Movimiento de los Focolares?

Me preguntaba en qué mundo vivimos y me parece que en este momento de la historia hay mucha soledad y mucha indiferencia. También hay una escalada de violencia, de guerras que ocasionan tanto dolor en todo el mundo. Además, pensé en la tecnología que nos ha conectado con modos nunca antes conocidos, pero al mismo tiempo nos hace cada vez más individualistas. En un mundo como este creo que la proximidad pueda ser un antídoto; una ayuda para superar estos obstáculos y curar estos “males” que nos alejan a unos de otros.

¿Por dónde podemos empezar?

Llevo meses haciéndome esta pregunta. Me parece que necesitamos volver reaprender a acercarnos a las personas, reaprender a mirar y tratar a todos como hermanos y hermanas. Sentí que antes que nada tenía que hacer un examen de conciencia sobre mi actitud. Las personas a las que me acerco cada día ¿son para mí hermanos, son hermanas? ¿O soy indiferente hacia ellos o incluso los considero enemigos? Me hice muchas preguntas. He descubierto que a veces quiero evitar a una persona, porque posiblemente me moleste, me incomode o quiera hablarme de situaciones difíciles. Por todo esto, mi reflexión sobre la proximidad ─que presenté a mediados de noviembre a los responsables del Movimiento de los Focolares─ la titulé así: “¿Quién eres tú para mí?”.

¿Podrías decirnos algunas de las principales ideas que has desarrollado bajo este título?

Con gusto. Mencionaré cuatro reflexiones. La primera proximidad que experimenta nuestra alma es la del contacto con Dios. Es Él mismo quien se transmite a nuestros prójimos a través de nosotros. El deseo de amar al otro es un movimiento que de Dios en mí quiere ir hacia Dios en el otro.

Una segunda reflexión: la proximidad es dinámica. Exige una apertura total, es decir, acoger a las personas sin reservas; entrar en su forma de ver las cosas. ¡No estamos hechos en serie! Cada uno de nosotros es único, con un carácter, una mentalidad, una cultura, vida e historia diferentes. Reconocer y respetar esto nos pide salir de nuestros esquemas mentales y personales.

Hablabas de un tercer aspecto…

Sí. El tercer aspecto que quiero subrayar es que la proximidad no necesariamente coincide con la cercanía, con el ser semejantes, con la pertenencia a un mismo horizonte cultural. La parábola del buen samaritano (Lucas 10,25-37) lo expresa muy bien. Me llamó la atención la actitud del samaritano: el hombre que había caído entre los bandidos era una persona desconocida para él, incluso de otro pueblo. Era una persona distante tanto por cultura como por tradición. Pero el samaritano se hizo su prójimo. Este es el punto clave para mí. Cada uno tiene su dignidad, más allá del pueblo y de la cultura de donde proviene o de su carácter. El samaritano no se acercó solo para ver si esta persona estaba herida y después alejarse o en cualquier caso pedir ayuda. Se hizo prójimo y cuidó a la persona. El cuarto aspecto…

… sería…

…dejarnos herir. Para que la proximidad produzca frutos, nos pide a cada uno no tener miedo y dejarnos herir por el otro.

Esto significa: dejarnos cuestionar, exponernos a preguntas para las que no tenemos respuestas; estar dispuestos a mostrarnos vulnerables; quizás presentarnos como débiles e incapaces. El efecto de tal actitud puede resultar sorprendente. Imagínese, un niño de nueve años me escribió que para él la proximidad significa “levantar el corazón del otro”. ¿No es este un maravilloso efecto de la proximidad? Levantar el corazón de los demás.

¿Qué cambiaría en el Movimiento de los Focolares si viviéramos bien la proximidad?

Si realmente la vivimos bien cambiarán muchas cosas. Lo deseo, lo espero y rezo para que así sea. Pero también quiero subrayar que muchos en el Movimiento de los Focolares ya viven la proximidad. Hay innumerables iniciativas, muchos proyectos en favor de la paz y de ayuda a los necesitados. Incluso hemos abierto focolares para dar asistencia y acogida a los inmigrantes o para el cuidado de la naturaleza.

¿Y qué debería cambiar?

La calidad de las relaciones entre las personas. A veces es más fácil tratar bien a las personas ajenas al Movimiento y es más difícil entre nosotros que somos parte de una misma familia. Corremos el riesgo de vivir entre nosotros relaciones de “buena educación”: no nos lastimamos, pero, me pregunto, ¿es esta una relación auténtica?

Por eso espero que, más allá de los proyectos, la proximidad se convierta en un estilo de vida cotidiano; que nos preguntemos varias veces durante el día: ¿Estoy viviendo esta proximidad? ¿Cómo la vivo? Una expresión importante de la proximidad es el perdón. Ser misericordiosos con los demás y con nosotros mismos.

¿Qué mensaje contiene para la sociedad?

La proximidad no es solo una actitud religiosa o espiritual, sino también civil y social. Es posible vivirla en cualquier ámbito. En el campo de la educación por ejemplo o de la medicina, incluso en la política, donde quizás sea más difícil. Si la vivimos bien, podemos tener una influencia positiva en las relaciones allí donde estemos.

¿Y para la Iglesia?

La Iglesia existe porque con la venida de Jesús, Dios se hizo prójimo. La Iglesia, las Iglesias, están llamadas, por consiguiente, a dar testimonio de una proximidad vivida. Recientemente la Iglesia católica vivió el Sínodo. Pude participar en las dos sesiones en el Vaticano. Éramos más de 300 personas, cada una de una cultura diferente. ¿Qué hicimos? Un ejercicio de sinodalidad, un ejercicio de escucha, de conocimiento profundo, de acogida del pensamiento de los demás, de sus desafíos y de sus dolores. Todas ellas son características de la proximidad.

El título del Sínodo era “Caminar juntos”. Este camino involucró a muchas personas en todo el mundo. El logo del Sínodo expresó el deseo de ampliar la carpa de la Iglesia para que nadie se sienta excluido. Me parece que este sea el verdadero significado de la proximidad: que no se excluya a nadie; que todos se sientan acogidos, tanto los que frecuentan la Iglesia como los que no se reconocen en ella o los que incluso se han alejado por diversos motivos.

Me gustaría mencionar por un momento los límites de la proximidad. ¿Cómo vivirla bien?

Es una pregunta importante. ¿Hay límites a la proximidad? Como primera respuesta diría que no debería haber límites.

¿Pero?

No podemos estar seguros de que lo que para nosotros, o para mí, es cercanía y solidaridad, lo sea para el otro. En una relación nunca puede faltar el respeto a la libertad y a la conciencia del otro. Estas dos cosas son esenciales en toda relación. Por eso es importante que cuando nos acerquemos a una persona, lo hagamos siempre con delicadeza y no como algo que se impone. Es el otro quien decide cuánta y qué tipo de proximidad quiere.

Hay mucho que aprender, ¿verdad?

Absolutamente sí. Hemos cometido varios errores. Pensando que amábamos al otro, lo hemos herido. Por el deseo de comunicar nuestra espiritualidad hemos construido relaciones en las que el otro no siempre se sintió libre. A veces me parece que, con la buena intención de amar a una persona, la hemos aplastado. No hemos tenido suficiente delicadeza y respeto de la conciencia del otro, de la libertad del otro, del tiempo del otro. Y esto ha llevado a ciertas formas de paternalismo e incluso de abusos.

Sin duda es una situación muy dolorosa la que estamos afrontando y en la que las víctimas tienen una importancia única, verdaderamente única. Porque solos no logramos entender suficientemente lo que sucedió. Son las víctimas las que nos ayudan a comprender los errores que cometimos y a tomar las medidas necesarias para garantizar que estas cosas no vuelvan a suceder.

¿Un último deseo?

Espero que este tema pueda devolvernos a la esencia de lo que Jesús mismo nos dio en el Evangelio. Él nos dio muchos ejemplos de lo que significa vivir la proximidad.

Hay un pensamiento de Chiara Lubich que resonó muy fuertemente en mí al pensar en este tema. Dice: “Hay quienes hacen las cosas ‘por amor’, y hay quienes hacen las cosas tratando de ‘ser Amor’. El Amor habita en Dios y Dios es Amor. Pero el Amor que es Dios, es luz, y con la luz vemos si nuestra forma de acercarnos y servir a nuestro hermano está en conformidad con el Corazón de Dios, así como nuestro hermano lo desearía, como soñaría si a su lado no estuviésemos nosotros, sino Jesús”.

Gracias de corazón, Margaret, por tu pasión por la proximidad vivida con decisión y respeto.

Peter Forst
(Publicado en la revista Neu Stadt)
Foto: © Austin Im-CSC Audiovisivi

Margaret Karram al finalizar el Sínodo

Margaret Karram al finalizar el Sínodo

“Ha sido una gracia inmensa para mí, un don de Dios no solo personal, sino que lo considero así para todo el Movimiento de los Focolares”. Con estas palabras la Presidente Margaret Karram abre algunas reflexiones sobre la experiencia sinodal y el documento final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (2-27 octubre 2024) “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”.

Active los subtítulos en su idioma

Genfest: el camino adquiere forma

Genfest: el camino adquiere forma

Video en italiano. Activar los subtítulos para los otros idiomas

Toda la experiencia del Genfest – desde la “Fase 1” hasta la “Fase 3 – es el testimonio tangible de que ustedes los jóvenes creen, más aún, ya están trabajando para construir un mundo unido.
Estos han sido días de gracias extraordinarias para todos nosotros: hemos puesto en práctica el “cuidado” de distintas maneras:
En la fase 1, a través del servicio a los pobres, a los marginados, a los que más sufren, y lo hicimos viviendo la reciprocidad, esa comunión típica del Carisma del Movimiento de los Focolares; en la fase 2, compartiendo la vida, las experiencias, las riquezas culturales; y después, en la fase 3 experimentamos la extraordinaria generatividad de las communities que son también un espacio intergeneracional de formación y de proyectos.

Alguien me contó de la creatividad que cada “community” ha desarrollado y de los interesantes talleres de los que han hablado antes.

“Del Genfest me llevo a casa mi community, –dijo uno de ustedes– es algo concreto que continúa. Una posibilidad para vivir la experiencia del Genfest en la vida cotidiana”.

Se han sentido protagonistas en la construcción de estas community y quieren seguir “generando” ideas y proyectos. Me ha dado alegría saber que alguno de ustedes ha dicho que ha redescubierto el sentido de su profesión y que ahora quiere vivirla en aras de un mundo unido.

Estos días hemos caminado juntos, con un estilo que el Papa Francisco definiría ‘sinodal’ y no solo entre ustedes los jóvenes, sino también con los adultos; con personas de otros Movimientos y comunidades; con personas de diferentes Iglesias y Religiones y con personas que no se identifican con un credo religioso. ¡Esta red ha enriquecido enormemente el Genfest!

También fue muy grata la presencia aquí de algunos obispos que han vivido el Genfest con nosotros.

¡Ahora el Genfest no termina! Continúa precisamente en las Community por un Mundo Unido, en las que nos mantendremos conectados tanto mundial como localmente.

Estoy segura de que cuando lleguen a sus países y a sus ciudades comprenderán en qué quieren comprometerse, de acuerdo con sus intereses y sus estudios o profesiones: en la economía, en el diálogo intercultural, en la paz, en la salud, en la política, etc.

En estos días han hecho la experiencia de vivir “community” en “unity”, en unidad; una realidad que continuará: esta será su palestra en la que aprenderán y se entrenarán para vivir la fraternidad.

Cuando yo tenía la edad de ustedes, me impactó mucho una invitación que Chiara nos hizo a todos. Ella dijo:

“Si somos uno, muchos serán uno y el mundo un día podrá vivir la unidad. ¿Y entonces? Constituir en todas partes células de unidad”(1) – tal vez Chiara si hoy estuviese viva habría llamado a estas células de unidad United world communities (Comunidades del mundo unido)–. Ella nos invitaba a concentrar todos nuestros esfuerzos en esto.

Por eso quisiera pedirles ahora algo importante: por favor, por favor, no pierdan esta oportunidad, esta ocasión única que hemos vivido aquí: Dios ha llamado al corazón de cada uno de nosotros y ahora llama a todos a ser protagonistas y portadores de unidad en los diferentes ámbitos en los que están comprometidos.

Cuando salía ayer alguien me detuvo porque quería decirme algo.
Una de ustedes que está aquí en la sala me dijo: tengo algo importante que decirte, por favor quiero decirte algo importante. Me dijo que era la primera vez que participaba en un Genfest y que no conocía el Movimiento de los Focolares y me dijo: quiero decirte, que tienen que hacer más porque este Movimiento no se conoce tanto, tienen que hacer más pero no como lo han hecho hasta ahora. Deben hacer más porque este Movimiento, esta idea de la fraternidad debe ser conocida por muchos más jóvenes. Por eso le pregunté a ella si podía ayudarnos y se comprometió. Pero ahora espero que todos nos comprometamos a hacer esto.

Por supuesto, como oyeron antes, no será todo fácil y realmente no podemos engañarnos pensando que no llegarán las dificultades… pero en este Genfest ustedes mismos han anunciado: “un Dios diferente, abandonado en la cruz”. Ustedes han dicho: “abandonado en la cruz todo divino y todo humano, que hace preguntas sin respuestas” y por eso, un Dios cercano a todos nosotros. Abrazando cada dolor, nuestro o de los demás, es como encontraremos la fuerza para continuar en este camino.

Entonces, vayamos adelante juntos con una nueva esperanza, convencidos más que nunca de que ya se ha trazado un camino.

El escritor chino Yutang Lin dice algo muy bonito: “La esperanza es como un camino en los campos: no existía un camino, pero cuando mucha gente camina por ahí, el camino adquiere su forma”. Creo que este camino en este Genfest ha adquirido forma. Así que caminemos y tendremos este camino ante de nosotros.

Entonces saludos a todos. ¡Les deseo una buena continuación a los que participarán en el posGenfest y buen viaje a los que regresan a casa!

¡Adiós a todos!

Margaret Karram

(1) Chiara Lubich, pensamiento espiritual – Conexión del 15 de octubre de 1981


¡No nos demos paz hasta que no hayamos logrado la paz!

¡No nos demos paz hasta que no hayamos logrado la paz!

Acabamos de escuchar historias de paz expresadas en los más variados matices: canciones, oraciones, experiencias, proyectos concretos.

Todo esto refuerza en nosotros la confianza y la esperanza de que es posible ser constructores de paz. El Papa Francisco dice que tenemos que ser cada día “artesanos de la paz”. Y para esto necesitamos perseverancia y paciencia para poder mirar con amor a todos los hermanos y hermanas que encontramos en nuestro camino.

En este Genfest hemos aprendido que la paz empieza en mí con pequeños gestos de atención a las personas, a nuestros pueblos y a la creación.

¿Entonces por dónde podemos empezar?

Lo hemos dicho varias veces en estos días: derrumbando todas las barreras que nos dividen, para vivir la fraternidad. Y esto podemos hacerlo:

  • descubriendo que nuestra humanidad común es más importante que todas nuestras diferencias;
  • – después estando dispuestos a perdonar y a hacer gestos de reconciliación. Porque perdonar significa decirle al otro: “Tú vales mucho más que tus actos”.

Y como hicimos en la primera fase del Genfest, continuemos, también cuando regresemos a casa, siendo artesanos de paz en nuestras relaciones, dando el primer paso hacia los demás. Será el amor el que nos inspire qué hacer, hacia quién dirigirnos.

Perdonemos sin esperar a que sea la otra persona la que nos pida perdón.

Que este Genfest sea el momento de nuestro SÍ A LA PAZ.

No debemos sentirnos nunca más solos: en estos días hemos visto y ciertamente experimentado la fuerza de la “unión”, Juntos.

Unámonos a todos los que viven y trabajan por la paz. Las communities que construiremos en la Fase Tres ya son un posible camino a seguir.

¡Abran los ojos a visiones de paz!
¡Hablen un lenguaje de paz!
¡Hagan gestos de paz!
Porque la práctica de la paz lleva a la paz.
La paz se revela y se ofrece a los que la realizan,
día tras día,
todas esas formas de paz de las que son capaces. (*)

Abrir, hablar y actuar.

Entonces: ¡no nos demos paz hasta que no hayamos logrado la paz!

Margaret Karram

(*) Poesía de Juan Pablo II