Nov 3, 2020 | Sin categorizar
La experiencia de Sherin, focolarina copto-ortodoxa que experimenta cada día que la unidad entre cristianos de diferentes Iglesias es posible.
La Iglesia del mañana será “según el ejemplo de la Santísima Trinidad, donde habrá unidad en una verdad, y habrá la variedad de todas las tradiciones; serán aspectos diferentes de una sola verdad”. Así Chiara Lubich habla del camino ecuménico hacia la unidad de las Iglesias cristianas en un pasaje del libro Una spiritualità per l’unità dei cristiani. Pensieri scelti, publicados por Città Nuova. Y Sherin Helmi, focolarina copta ortodoxa que vive en El Cairo (Egipto), está de acuerdo y de hecho sostiene que es posible experimentar la unidad entre cristianos de diferentes Iglesias todos los días. ¿Qué te llamó la atención de la espiritualidad de la unidad cuando conociste a Chiara y al Movimiento de los Focolares? “Descubrí que el Evangelio, vivido por un pueblo que tiene un estilo de vida, un idioma y una cultura nuevos, es levadura para una nueva humanidad. Esa fraternidad universal y nuestra vida no son cajones distintos. Que se pueda vivir la fe las 24 horas del día y dejarse transformar por Jesús para ser otro Él, para que él mismo viva entre su gente, según la promesa del Evangelio”. Perteneces a la Iglesia copta ortodoxa. ¿Ser parte del Movimiento de los Focolares, nacido de una mujer católica y predominantemente católico, te llevó a distanciarte de tu Iglesia? “¡Claro que no! Pero quizás Dios nos prepara. Crecí en una escuela de monjas católicas, donde había respeto y amor y no sentía ningún conflicto por el hecho de pertenecer a otra Iglesia. Al ser parte del Movimiento, esta experiencia se profundizó y mi corazón se abrió a toda la Iglesia. También quise profundizar en el conocimiento de la Iglesia copta para buscar la similitud con la vida del focolar y descubrí, por ejemplo, que San Antonio el Grande invita a todos los cristianos, como hermanos, a “ser un alma sola con un una voluntad y una fe”. Así, con el tiempo sentí que quería comprometerme a vivir por la unidad de la familia humana. Sentía mucha gratitud hacia Chiara”. Vives tu vida diaria junto a focolarinas católicas. ¿Qué significa construir la unidad con ellas? “Significa no tener miedo a enfrentar las diferencias, que son una oportunidad para amar, creyendo que esto construye la unidad y nos hace experimentar la presencia de Jesús entre nosotros. Y esto también se aplica a personas de diferentes etnias, condiciones sociales, credo político: si pensamos que todos somos hijos de Dios Padre, entonces el otro es un hermano al quien amar”. Para el Papa copto ortodoxo, Su Santidad Tawadros II, el camino de comunión entre las Iglesias tiene su punto central en Cristo. Y los “caminos” que conducen a Él son el diálogo, el estudio, la oración, la relación. ¿Qué significa, concretamente, buscar la unidad en estos ámbitos? “En el Movimiento, el diálogo ecuménico se entiende como “un diálogo de la vida”: tratamos de amarnos recíprocamente en la vida diaria como lo hizo Jesús. Luego, a través del diálogo, afrontamos los temas de la fe, buscando lo que une. La Iglesia copta ortodoxa le da mucha importancia a la oración y al ayuno, y luego juntas oramos porque la unidad es un don que solo Dios da, y practicamos el ayuno para que el alma trascienda el nivel de la materia y se acerque espiritualmente a Dios. Además, en el Movimiento hay un grupo de estudiosos que profundizan juntos en múltiples temas, cada uno según la perspectiva de su propia Iglesia. Lo hacen con una actitud de amor recíproco, escucha, acogida y respeto. Y rezan para llegar a comprender cuál es la mirada de Dios sobre las cosas”.
Claudia Di Lorenzi
Nov 2, 2020 | Sin categorizar
Las inseguridades derivadas de los desafíos mundiales como la globalización, el cambio climático y la pandemia del coronavirus parecen despertar en muchas personas una nueva necesidad de vida espiritual. Pero una espiritualidad para hoy -dice Chiara Lubich en el siguiente texto- se caracteriza por una fuerte dimensión comunitaria. Una de las características más originales de la espiritualidad de la unidad reside en su dimensión comunitaria. Sabemos que, en estos dos mil años desde la venida de Jesús, la Iglesia ha visto florecer en su seno, una tras otra y a veces simultáneamente, las más bellas y ricas espiritualidades, de modo que la Esposa de Cristo se ha visto adornada con las perlas más preciosas, con los brillantes más singulares, que han forjado y seguirán forjando muchos santos. En medio de este esplendor, siempre ha habido una nota constante: es sobre todo la persona, individualmente, la que va a Dios. […] Pero hoy los tiempos han cambiado. En esta época el Espíritu Santo llama con fuerza a los hombres a caminar junto a otros hombres, e incluso a ser un solo corazón y una sola alma con todos los que lo deseen. Y el Espíritu Santo impulsó a nuestro Movimiento, desde sus inicios, a dar un decidido viraje hacia los hombres. Según nuestra espiritualidad, vamos a Dios pasando precisamente por el hermano. «Yo-el hermano-Dios», decimos. Vamos a Dios junto con el hombre, junto con los hermanos; es más, vamos a Dios a través del hombre […] Así pues, estamos en una época en la que la realidad de la comunión sale a la luz, en la que se busca, además del Reino de Dios en cada persona, también el Reino de Dios en medio de las personas. Además, las espiritualidades más propiamente individuales manifiestan en general exigencias precisas a los que se comprometen más con ellas: la soledad y la fuga de las criaturas para alcanzar la unión mística con la Trinidad dentro de sí. Para proteger la soledad se exige el silencio. Para mantenerse separados de las personas se emplean el velo y la clausura, además de un hábito determinado. Para imitar la pasión de Cristo se hacen penitencias de todo tipo, a veces durísimas, ayunos, vigilias. También en el camino de la unidad buscamos la soledad y el silencio, por ejemplo, para realizar la invitación de Jesús a encerrarnos en nuestra habitación a rezar y huir de los demás cuando nos inducen al pecado. Pero en general acogemos a los hermanos, amamos a Cristo en el hermano, en cada hermano: a Cristo, que puede estar vivo en él o que puede renacer con la ayuda que le damos. Queremos unirnos a los hermanos en el nombre de Jesús para tener garantizada su presencia en medio de nosotros (Cf. Mt 18,20). En las espiritualidades individuales es como si uno estuviera en un magnífico jardín (la Iglesia) observando y admirando sobre todo una flor: la presencia de Dios dentro de sí. En una espiritualidad colectiva se aman y admiran todas las flores del jardín, cada presencia de Cristo en las personas, y se la ama como a la propia. […]
Chiara Lubich
De: Una espiritualidad de comunión. Cf. Chiara Lubich, La doctrina espiritual, Buenos Aires 2005, pp. 62-65.
Oct 31, 2020 | Sin categorizar
Una larga y profunda amistad unió al Metropolita recientemente fallecido al Movimiento de los Focolares. El recuerdo de Gabriella Fallacara, focolarina, especialista en ecumenismo, quien por muchos años fue la responsable del Centro “Uno” por la unidad de los cristianos del Movimiento de los Focolares. “Cuando por primera vez entré en la sencilla casa de Gennadios Zervos,[1] – fui acogida con particular cordialidad: su madre hablaba poco italiano y muy bien el griego, me ofreció un extraño dulce, un pequeño nudo cremoso y blanco, que estaba pegado a una larga cuchara sumergida en un vaso de agua límpida. Su delicado sabor parecía contener todos los matices orientales”. Así empecé mi artículo entrevista a Gennadios Zervos escrito para la revista Città Nuova. Ese primer encuentro se remonta a noviembre de 1970. No sabía que después de pocos meses habría sido elegido por el Patriarca Atenágoras de Constantinopla y por su Sínodo como nuevo obispo de Krateia. Con ello, después de 275 años, por primera vez en la historia se ordenaba en Italia un nuevo Obispo ortodoxo. Esa atmósfera de “casa” acompañó la amistad con la que desde entonces, el obispo Gennadios nos honró por muchísimos años. Zervos llegó siendo muy jovencito entre los napolitanos, en 1961, cuando tenía veinticuatro años. Ya entonces fue profesor de liceo, docente de patrología griega en Bari, en el Instituto Superior de Teología, escritor de la publicación más importante del mundo griego, la revista Stakis. Se graduó en teología ortodoxa en Constantinopla y en teología católica en la Pontificia Facultad de Teología de Nápoles. La suya fue una carrera prestigiosa, pero ¿cómo fue madurando? En realidad pensaba desarrollar su misión en Grecia, pero el Patriarca Atenágoras le cambió de destino, a Italia, porque –dijo- “era el centro del catolicismo. Y allí tenemos que tener jóvenes teólogos (…), para la unidad de las dos Iglesias hermanas”. Una profecía que se realizó. En el último intercambio de correspondencia de hace algunos meses, así expresaba nuestra común alegría: “No olvidaré nunca nuestros encuentros[2] en Rocca di Papa, me han permitido tener la gran alegría de conocer a Chiara Lubich, a quien he admirado durante muchos años, en nuestros encuentros con los Ortodoxos, pero también en nuestros encuentros con los Obispos Amigos del Movimiento. La última vez que la vi en el Hospital Gemelli; en mi alma vive su espléndida figura, su espléndida personalidad. Para nosotros ella es una columna de amor y de unidad que nos ha hecho conocer el supremo testamento de nuestro Salvador, la Voluntad de Dios: “que todos sean una sola cosa”. Gennadios ha sido un protagonista humilde y tenaz de los “nuevos tiempos” abiertos con el Concilio Vaticano II y traducidos en historia mediante el carisma de la unidad de Chiara Lubich, que él compartió y vivió. Ha traído la riqueza de Su Iglesia de Oriente con sencillez e integridad creando nuevos puentes de respeto, colaboración y comprensión. Ha escrito una parte de la historia de la Iglesia que nos llena de gratitud.
Gabri Fallacara
[1] G. Fallacara, “Atenágoras lo eligió para los nuevos tiempos”, Città Nuova, febrero 1971, pp.32-34. [2] Se trata de los encuentros ecuménicos promovidos por el Centro “Uno”, la secretaría para la unidad de los cristianos del Movimiento de los Focolares. Foto: El Metropolita Gennadios Zervos y Gabriella Fallacara en la 59° Semana ecuménica promovida por el Centro “Uno”, Castel Gandolfo (Italia), 13 de mayo de 2017.
Oct 30, 2020 | Sin categorizar
Después de algunos días del fallecimiento del Metropolita, publicamos el recuerdo que de él escribió Mons. Piero Coda, docente de Ontología Trinitaria en el Instituto Universitario Sophia de Loppiano (Italia), del que fue Rector de 2008 a 2020.
“Tuve una visión: una puerta estaba abierta en el cielo…”. Con estas palabras, extraídas del libro del Apocalipsis, el Metropolita Gennadios Zervos, Arzobispo Ortodoxo de Italia y Malta, amaba describir con mirada sapiencial el encuentro entre el Patriarca Atenágoras y Chiara Lubich. Porque –decía ya Atenágoras– si la puerta está abierta, estamos llamados a atravesarla juntos, y así compartir el estupor y la alegría del don divino de la Unidad. No encuentro palabras más apropiadas para describir la llama que había encendido el corazón e iluminaba la acción del Metropolita Gennadios. Así era este extraordinario e infatigable apóstol de la Unidad entre la Iglesia de Oriente y la Iglesia de Occidente, que hemos conocido en el Concilio Vaticano II y con quien hemos seguido vinculados hasta hoy. Había llegado a Italia en aquel lejano año 1960, desde su Grecia natal, enviado por el Patriarca Atenágoras. Fue discípulo humilde y fervoroso de la bimilenaria tradición de la Iglesia de Oriente, personificada en la profética figura del Patriarca Atenágoras y en la cual se había formado desde la época de sus estudios en la histórica Escuela teológica de Chalki. Había compartido esa experiencia con quien sería luego el Patriarca Bartolomé; y había abrazado el carisma de la unidad donado por el Espíritu Santo a Chiara Lubich para la Iglesia entera de nuestro tiempo, más allá de las distinciones confesionales. De esa forma vivió, como protagonista activo y discreto, la entusiástica estación inaugurada por la reconciliación entre Roma y Constantinopla, en la conclusión del Vaticano II, sellada con el histórico abrazo entre el Papa Paulo VI y el Patriarca Atenágoras en Jerusalén. Proseguiría luego por ese camino, con paciencia y sin titubeos, y llegaría a ser un aporte único, en Italia, para fomentar el recíproco conocimiento de las dos Iglesias hermanas. Nutriéndose siempre, a manos llenas y con íntima alegría, de la luz del carisma de la unidad. Con ese espíritu el Metropolita Gennadios animó su ministerio en la Diócesis Ortodoxa de Italia y Malta, conduciéndola con amplitud de mirada como Arzobispo –el primero después de cuatro siglos– hacia un magnífico florecimiento en la constante búsqueda de la comunión con la Iglesia católica y en diálogo sincero con todos. Por último, como si fuese la preciosa herencia que quiso dejarnos, promovió intensamente la Cátedra ecuménica Patriarca Atenágoras-Chiara Lubich en el Instituto Universitario Sophia, en sinergia con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla: “signo –remarcó el día de la inauguración– de nuestro infinito amor por estos dos extraordinarios protagonistas del diálogo del amor”. Soy testigo, y no dejo de sorprenderme siempre, con inmensa gratitud, del amor que profesaba por esa última criatura. Veía en esa Cátedra el instrumento indispensable para que el ‘milagro’ llovido del Cielo –así se expresaba sobre ese evento–, el encuentro entre Atenágoras y Chiara –en donde Chiara se había construido un puente vivo entre el Patriarca de Constantinopla y el Papa de Roma, Paulo VI– pudiera dar un nuevo impulso, que él consideraba incluso imprescindible, al camino hacia la plena y visible unidad. Solía repetir: «el amor entre Atenágoras, Chiara y Paulo VI es una realidad tan potente que nadie puede borrarla ya, porque se trata de la presencia de Jesús en medio de ellos”. Con inmensa gratitud recogemos este pensamiento que él, como testigo que fue, nos transmite. Lo recordamos emocionados con las palabras del Patriarca Bartolomé, quien ha querido celebrar los muchos y luminosos carismas que el Metropolita tenía y de los que hemos gozado y que ahora con plena luminosidad contemplamos: “entre ellos los más grandes fueron la humildad y la dulzura, la paz y la sabiduría, y los mayores de todos el amor por la Madre Iglesia y la fe en ella”.
Piero Coda
Oct 29, 2020 | Sin categorizar
Como Jesús, nosotros también podemos ir al encuentro de nuestro prójimo sin miedo, ponernos a su lado para caminar juntos en los momentos difíciles o alegres, valorar sus cualidades, compartir bienes materiales y espirituales, alentar, dar esperanza, perdonar. El arte de enseñar Durante la pandemia yo también como mis colegas, impartí mis clases a través de los medios digitales. Al comienzo todo era novedad y por ende había participación por parte de los chicos, pero con el tiempo algunos listillos encontraron el modo de hacer alguna otra cosa, desinteresándose lentamente de las clases. En esta variedad de respuestas a mi esfuerzo por ellos, traté de no mostrar preferencias o aprobaciones, sino en cambio poner siempre el acento en la responsabilidad personal, algo que en ese tiempo de crisis resultaba claramente más difícil. El verdadero dilema, sin embargo, fue cuando hubo que evaluarlos, entre otras cosas porque veía claramente que las tareas escritas que me mandaban carecían de originalidad, por no decir que las habían copiado. Un día les pregunté a los mismos alumnos qué habrían hecho en mi lugar. Fue la ocasión para examinar a fondo si habían participado o no. Y –ello me conmovió– ellos mismos se juzgaron. Tal vez una lección de vida así nunca la había vivido. (G.P. – Eslovenia) Superar las crisis juntos No pudimos tener hijos y esa “derrota” nos llevó a ambos a concentrarnos en nuestra carrera. Después de 24 años, nuestro matrimonio estaba en crisis. Él parecía esquivarme. Me di cuenta de que estábamos pasando de un amor de jóvenes a uno de adultos, y decidí que me correspondía a mí dar un primer paso. Por ello, le pedí que me acompañara a ver a un especialista. Cuando volvimos a casa, él, visiblemente entristecido, confesó que nunca habría imaginado que yo sufriese tanto y me pidió perdón. Le pedí ayuda a Dios, recé. Me pareció oportuno dejar ese trabajo que me llevaba a sobresalir y traté de estar más presente en casa, más afectuosa y comprensiva. Fue necesaria mucha dulzura y paciencia, pero ahora nuestra relación ha madurado, ya no está vinculada a expresiones que cuando éramos jóvenes nos parecían esenciales. Hoy oigo de él frases impensables años atrás, como: “No podría vivir sin ti”. Somos como dos compañeros de viaje conscientemente caminando en la tensión hacia la realización el plan de Dios en nosotros dos unidos. (S.T – Italia) Un nieto adolescente Durante el período en que los colegios estuvieron cerrados por la pandemia, mi nieto adolescente se volvió más agresivo que nunca. Vivimos en la misma casa y puedo decir que, como abuela, lo crié, poniéndome en el lugar de los padres; lo acompañé también en momentos difíciles con sus compañeros de colegio y profesores. Un día su reacción a una comida que no le había gustado fue incluso ofensiva. Los primeros pensamientos que tuve fueron juzgarlo duramente, pero enseguida el instinto a amar tomando la iniciativa me hizo ir a la cocina a prepararle rápidamente un postre que a él le gusta. Cuando percibió el aroma que venía del horno, se me acercó, me abrazó y me pidió perdón. No le dije nada, como si no hubiese pasado nada. Entonces él empezó a abrir su corazón y nació un diálogo que no teníamos desde hacía tiempo. Cuando volvieron los padres, para mi sorpresa, les dijo que, respecto de sus compañeros de clase, se sentía un privilegiado por tener una abuela en su misma casa. (P.B. – Eslovaquia) No más quejas A menudo, en lugar de estar agradecidos a Dios por lo que tenemos y de compartirlo con los que no tienen, nos quejamos por la comida que no nos gusta, por la estrechez de nuestra casa, por carecer de cierta ropa, etc. Nos olvidamos de que Jesús considera como si se lo hubieran hecho a él mismo cualquier cosa que hagamos en favor de un hermano nuestro. Lo que nos hizo cambiar de actitud a mí y a algunos amigos, dándonos un fuerte impulso a fijarnos en las necesidades de los demás, fue el huracán María, que causó víctimas y destrucción en nuestro país. De entre los muchos que quedaron sin techo, también estaba la familia de un compañero de clase: padres y seis hijos que vivían en una especie de sótano, y que habían quedado sin nada. Junto con otros compañeros compuse una lista de las cosas que necesitábamos y organizamos una recolección de fondos con la válida ayuda de los monaguillos de mi parroquia. Cuando fuimos a entregar la “providencia” recogida, era conmovedor ver con qué alegría nuestro compañero y su familia recibieron todo. (Némesis – Puerto Rico)
Recogido por Stefania Tanesini
(extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VI, n.5, septiembre-octubre de 2020)
Oct 28, 2020 | Sin categorizar
El encuentro se celebrará online del 19 al 21 de noviembre. Maria Gaglione, del equipo organizativo, ha recogida las historias de los participantes: economistas, investigadores, académicos y profesores universitarios, emprendedores y startupper, estudiantes, activistas y changemakers de 115 países de todo el mundo.
“Es fundamental formar y apoyar a las nuevas generaciones de economistas y emprendedores” para adoptar un nuevo modelo de desarrollo que “no excluye sino que incluye” y no genera desigualdades. Hablando a economistas y banqueros, el Papa ha destacado la urgencia de una “reconversión ecológica” de la economía y destacó el papel decisivo de los jóvenes. Sobre estos temas les invitó a debatir en Asís (Italia), donde San Francisco “se despojó de todo para elegir a Dios como protagonista de su vida, se hizo pobre con los pobres (…). De su elección de la pobreza surgió una visión muy actual de la economía”. El encuentro, titulado Economía de Francisco, se realizará on line del 19 al 21 de noviembre. Maria Gaglione, del equipo organizador, ha recopilado las historias de los participantes: “Los jóvenes que respondieron al llamamiento del Papa son economistas, investigadores, académicos y profesores universitarios, empresarios y startupper y, estudiantes, activistas y agentes de cambio de 115 países de todo el mundo. Ellos mismos son “constructores” de una economía más justa, que apunta a la inclusión. Las universidades, las empresas, las comunidades donde operan son “laboratorios de esperanza”, como las define el Papa, su lema es “Que nadie se quede atrás”, porque quieren una economía que no deje a nadie atrás. En esto se parecen a San Francisco que elige una nueva vida para dedicarse a los últimos”.
San Francisco prefirió la lógica del don a la del lucro. ¿Qué significa hacer del trabajo y el estudio un don para los demás? “Estos jóvenes optan por dar su vida, sus capacidades, sus talentos, para darle a todo un sentido más profundo. No pocos, habiendo emprendido una actividad de estudio o laboral, en algún momento optan por cambiar de dirección. Joel Thompson es ingeniero electrónico. Inspirado por la encíclica Laudato Si, del papa Francisco, decidió comprometerse con la justicia ambiental y social, y ahora vive y trabaja en una aldea indígena en la Guyana amazónica donde se ocupa de formación en 16 aldeas. Diego Wawrzeniak es un emprendedor social brasileño, miembro de la comunidad Inkiri. Trabajó en el sector financiero y después de crear una startup decidió unirse a su comunidad para desarrollar un banco y una moneda local y ahora sigue proyectos que combinan la innovación, el espíritu empresarial y la economía local. Maria Carvalho, de origen indio, creció entre Arabia Saudita y Canadá y trabaja en Londres en políticas energéticas y climáticas. Dice que el mensaje de fraternidad de San Francisco inspira su vida y que ha elegido convertirse en científico social para luchar contra la pobreza y la desigualdad”. Debido a la pandemia, el evento, pensado para marzo, se llevará a cabo on line en noviembre. ¿Cómo será? Se conserva el enfoque original del evento, que fue pensado como una ocasión para dar voz, al pensamiento y las perspectivas de jóvenes economistas y emprendedores. Durante meses, alrededor de 1200 jóvenes de todos los continentes han estado trabajando en los grandes temas de la economía actual, tratando de conciliar dimensiones aparentemente distantes: finanzas y humanidad; agricultura y justicia; energía y pobreza; etc. La cita de noviembre será la etapa fundamental de un proceso ya iniciado para contar la experiencia y el trabajo de estos meses. Las propuestas y reflexiones encontrarán espacio en las distintas sesiones del programa on line, donde los jóvenes dialogarán con economistas y expertos de renombre internacional. Habrá conexiones desde los lugares simbólicos de Asís y momentos en los que los jóvenes contarán sus historias. Y espacios para el arte, la poesía, la meditación, las realidades territoriales. Gran parte del programa estará disponible en streaming conectándose al sitio web www.francescoeconomy.org El Papa nos ha comunicado su presencia.
Claudia Di Lorenzi