Jun 9, 2020 | Sin categorizar
El país de los cedros se pregunta sobre las posibles salidas ante la grave crisis político-económico-sanitaria que estalló recientemente. La esperanza no muere nunca en una tierra que ha afrontado travesías hasta más no poder.
En la reciente Semana Mundo Unido la comunidad libanesa de los Focolares quiso preguntar, a jóvenes y adultos, sobre las difíciles perspectivas de la profunda perturbación que amenaza al país. Efectivamente se trata de varias crisis que se suman, la socio-política, iniciada el pasado 17 de octubre, con la thaoura, la revolución del pueblo que se desencadenó contra la clase dirigente del país a la que se acusa de corrupción y de incapacidad de la gestión pública; la económica, que ha puesto en evidencia su profundidad en marzo pasado, cuando el gobierno declaró que no podía reembolsar su deuda de 1,2 billones de dólares con la Unión Europea, y en estas últimas semanas con la caída de la lira libanesa, que hasta hace algunos meses se cotizaba a 1500 liras por dólar y hoy está en más de 4000; y finalmente la crisis sanitaria debido al coronavirus, que no ha tenido una difusión excesiva (menos de mil contagios y de 30 muertos) pero que ha llevado al país a una larga cuarentena que todavía no ha terminado. Es sobre todo debido a esta situación que parece que los jóvenes quieren retomar una vieja tradición del país, la migración por falta de perspectivas. Hay que recordar que por cada 4 libaneses que viven en el territorio medioriental hay alrededor de 12 esparcidos en todo el mundo, en forma análoga a lo que sucede a tantos pueblos cercanos, especialmente los hebreos, palestinos y armenios. La migración es especialmente dolorosa para los libaneses que consideran que tienen (y es verdad) un país magnifico, rico de historia y de bellezas naturales, encrucijada medioriental de todo tipo de tráficos y comercio, patria de Premios Nobel y de grandes comerciantes, productores de cine, escritores, santos y científicos. Hay que subrayar que la diáspora vive una situación muy dolorosa, dado el increíble apego a la familia que los libaneses manifiestan en toda circunstancia. En este contexto, los Focolares locales organizaron un Webinar, en el que participaron alrededor de 300 personas de distintos países, desde Canadá a Australia, de España a Italia, con el explícito título: “Construir un futuro viviendo por la fraternidad”. Dos abogadas, Mona Farah y Myriam Mehanna, quisieron presentar una de las más graves amenazas que se están cerniendo sobre Líbano, la peligrosa ausencia de un marco de Derecho. Al mismo tiempo Líbano tiene una notable capacidad para encontrar las soluciones más aptas ante la complejidad del panorama y tiene una antiquísima tradición jurídica. Por lo tanto se comprende el deseo de sus jóvenes de migrar, pero también se encuentra en muchos la voluntad de permanecer para construir un Líbano más unido y fraterno, en un contexto en donde existen 18 comunidades confesionales, reunidas por un sistema político de “democracia confesional” único en el mundo. Siguieron naturalmente los testimonios, de dos parejas todavía jóvenes que hace unos doce años decidieron regresar a su patria, después de algunos años de trabajar en el extranjero, para contribuir a la reconstrucción del país después de la así llamada guerra civil. Así Imad y Clara Moukarzel (quienes trabajan en el ámbito social y humanitario) y Fady y Cynthia Tohme (ambos médicos) dieron un testimonio de que sí es posible permanecer o regresar para no ceder un país rico como Líbano a fuerzas más restrictivas. Después, Tony Ward, empresario en el campo de la alta moda, relató su decisión de regresar a su patria hace 20 años, aun trabajando en un ambiente naturalmente globalizado. También habló de cómo durante la crisis del coronavirus transformó su producción, durante algunas semanas, para confeccionar sábanas, mascarillas y batas para los hospitales libaneses que tratan los casos de coronavirus. Por su parte Tony Haroun, un dentista que está desde hace más de treinta años en Francia, quiso relatar las dificultades de los expatriados, pero también subrayó cómo la disponibilidad a escuchar la voz de Dios permite superar toda clase de obstáculos. Todavía, Michele Zanzucchi, periodista y escritos corresponsal en Líbano, quiso poner en evidencia tres cualidades del pueblo libanés que pueden ser de gran ayuda en la actual emergencia: la resiliencia, es decir la capacidad de resistir los embates sin derrumbarse; la subsidiaridad, es decir la capacidad de sustituir al Estado cuanto éste no logra asegurar los servicios esenciales; y finalmente la creatividad, de la cual los libaneses son grandes exponentes, creando una infinidad de proyectos humanitarios, económicos, comerciales, políticos y otros. Youmna Bouzamel, la joven moderadora de la Webinar, quiso subrayar en la conclusión como Líbano parece estar hecho para acoger el mensaje de la fraternidad, la única posibilidad auténtica que tiene en sus manos. Si Juan Pablo II había definido a Líbano no tanto “una expresión geográfica” sino “un mensaje”, hoy este mensaje es sobre todo un anuncio de fraternidad. Grandes ideales y realismo conjugados juntos.
Pietro Parmense
Jun 8, 2020 | Sin categorizar
El Evangelio es Palabra de Dios en palabras humanas y por eso es fuente de vida siempre nueva, también en estos tiempos de pandemia. Pero para que esta pueda, florecer es necesario poner en práctica las palabras de Jesús, traducirlas en actos de fe, de amor, de esperanza. (…) «En tu palabra echaré las redes»[1]. Jesús a Pedro, para que pudiese experimentar la potencia de Dios, le pidió la fe: creer en Él, y creer incluso en algo que humanamente hablando era imposible, es más, absurdo; pescar de día cuando la noche había sido tan avara. Nosotros también, si queremos que vuelva la vida, si deseamos una pesca milagrosa de felicidad, tenemos que creer y afrontar, si es necesario, el riesgo de lo absurdo, que a veces, su Palabra trae consigo. Sabemos que la Palabra de Dios es vida, pero se alcanza pasando a través de la muerte; es ganancia, pero se obtiene perdiendo; es crecimiento, pero se alcanza disminuyendo. ¿Cómo resolver, por tanto, el estado de cansancio espiritual en el que podemos encontrarnos? Afrontando el riesgo de su Palabra. A menudo, influenciados por la mentalidad de este mundo en el que vivimos, también nosotros creemos, a veces, que la felicidad esté en poseer o en hacerse valer; en divertirse o en dominar a los demás, en sobresalir, en dar gusto a los sentidos; en comer, beber… pero no es así. Probemos a afrontar el riesgo de cortar con todas estas cosas; dejemos que nuestro yo corra el riesgo de la muerte completa. ¡Arriesguemos, arriesguemos! Una, dos, diez veces al día. ¿Qué sucederá? Por la noche sentiremos que el amor vuelve a florecer dulcemente en nuestro corazón; volveremos a encontrar una unión con Dios que ya no esperábamos; volverá a resplandecer la luz de sus inconfundibles inspiraciones; nos invadirá su consuelo, su paz y volveremos a sentirnos bajo su mirada de Padre. Y, envueltos, de este modo, por su protección, volverá a nacer en nosotros la fuerza, la esperanza, la confianza, la certeza de que el Santo Viaje es posible; (…) sentiremos la seguridad de que el mundo puede ser suyo. ¡Pero es necesario arriesgarse a la muerte, a la nada, al desapego! ¡Este es el precio! (…)
Chiara Lubich
(En una conferencia telefónica, Rocca di Papa, 17 de febrero de 1983) Extraído de: “Afrontar el riesgo de su Palabra”, en: Chiara Lubich, La Vida un viaje, Ciudad Nueva, Madrid 1994, págs. 91-93. [1] Lc 5,5.
Jun 7, 2020 | Sin categorizar
Tras los hechos de Minneapolis y las manifestaciones en todo el mundo nos sentimos impotentes e indignados, pero, sin embargo, seguimos creyendo y trabajando por un espíritu abierto de acogida y participación para afrontar las necesidades más profundas de nuestro tiempo.

Foto: Josh Hild (Pexels)
“Mientras tenemos aún delante de nuestros ojos los recientes sucesos que han puesto en evidencia una vez más la odiosa realidad de la injusticia racial y la violencia, tenemos el corazón destrozado. Nos sentimos impotentes e indignados. A pesar de ello, mantenemos la esperanza”. Éstas son algunas de las expresiones de la Declaración con la que la comunidad de los Focolares en los Estados Unidos expresa su compromiso respecto de la justicia racial tras los hechos de Minneapolis y las protestas a las que estamos asistiendo en todo el mundo. Un compromiso compartido a nivel global y que volvemos a afirmar aquí, en nombre de todos los miembros del Movimiento de los Focolares en el mundo. Con el Papa Francisco y muchos líderes religiosos y civiles, nosotros también afirmamos que “No podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún racismo, de cualquier tipo, ante ninguna exclusión” y que nos comprometemos a “sostener las acciones buenas y justas más difíciles en lugar de los fáciles errores de la indiferencia”, como sostienen los obispos estadounidenses. “No podemos cerrar los ojos ante estas atrocidades y al mismo tiempo profesar el respeto por toda vida humana. Nosotros servimos a un Dios de amor, de misericordia y de justicia”. 
Foto: Kelly Lacy (Pexels)
En un momento como éste, en el que “el sueño de nuestra fundadora, Chiara Lubich, que anhelaba ver pasos adelante en la realización de la oración de Jesús al Padre, ‘que todos sean una sola cosa’ (Juan 17,21), pareciera lejano, como si estuviera fuera de nuestro alcance”[1], nos preguntamos qué podemos hacer tanto personalmente como a nivel comunitario. ¿Qué cambios hay que realizar en cada uno de nosotros? ¿De qué manera podemos hacer que nuestra voz se oiga en el debate público para sostener al que sufre formas de racismo y otras injusticias? “Nuestro objetivo es promover un profundo espíritu de abierta acogida y vibrante participación en nuestras comunidades culturalmente diferentes e intergeneracionales. Tomemos como guía las palabras de Chiara Lubich: ‘Sean una familia’ “[2]. Creamos y sigamos en el compromiso de hacer nacer comunidades locales que estén fundadas auténticamente en la ley evangélica de la fraternidad; un principio y una acción que también nos unen a todos los hermanos y las hermanas de todas las Religiones y a quien no se reconoce en un determinado credo. Queremos dedicar nuestros esfuerzos sobre todo a los más jóvenes, que pueden experimentar un miedo especial y una aprensión de frente al futuro. Frente a estas divisiones profundas y enraizadas, los proyectos y las iniciativas que llevamos adelante pueden parecer pequeños e ineficaces y el camino puede presentarse largo aún. Proyectos como la Economía de Comunión, el Movimiento político por la unidad (Mppu) y el United World Project, la estrategia global propuesta por los jóvenes de los Focolares para afrontar los retos mundiales que se presentan, pueden parecer gotas en el océano, y sin embargo estamos convencidos de que contienen, como en una semilla, ideas potentes, capaces de ser un aporte para afrontar las necesidades más profundas de nuestro tiempo, junto a tanta gente, organizaciones y comunidades que constituyen esa red invisible capaz de salvar a la humanidad.
Stefania Tanesini
[1] Declaración del U.S. Focolare Movement: our commitment to racial justice – https://www.focolare.org/usa/files/2020/06/Focolare-Statement-on-Racial-Justice.pdf [2] Ibid.
Jun 6, 2020 | Sin categorizar
Testimonio desde el Congo después de los difíciles meses de lucha contra el virus del Ébola. https://vimeo.com/402591380
Jun 5, 2020 | Sin categorizar
La vocación universal del Movimiento de los Focolares en la construcción de la fraternidad universal sin distinción de raza, religión, condiciones económicas y sociales. Proponemos la segunda parte de la entrevista con Luciana Scalacci, no creyente, miembro de la Comisión internacional e italiana del Centro del Diálogo con personas de convicciones no religiosas de los Focolares. ¿Cómo te acercaste a los Focolares como no creyente y cómo cambió tu vida? Un día, nuestra hija nos escribió diciendo que había encontrado un lugar donde poner en práctica los valores que le habíamos transmitido: había conocido a la comunidad de los focolares de Arezzo. No conocíamos el Movimiento, nos preocupamos, teníamos que ir a ver qué era. Pero inmediatamente tuvimos la impresión de estar en un lugar donde había respeto por las ideas de los demás, encontramos una apertura nunca antes vista. El encuentro con el Movimiento fue como una luz que me llevó a tener la esperanza de construir un mundo mejor. ¿Has estado con Chiara Lubich varias veces? ¿Qué valor ha tenido esta relación personal? En el 2000, en una reunión pública, respondiendo a una pregunta mía, dijo: “… también para nosotros el hombre es remedio para el hombre, pero ¿qué hombre? Para nosotros es Jesús. En todo caso hombre. Tómenlo así porque es uno de los suyos, es un hombre”. Fue entonces cuando comprendí que el Movimiento era el lugar donde podía comprometerme, y entendí por qué, incluso como no creyente, siempre me había fascinado la figura de Jesús de Nazaret. Sucedió que me invitó a acercarme a ella para un saludo personal, yo que no soy nadie. Fue un saludo que me penetró, entendí cuán era su amor por mí. En una carta, de la que rescato palabras proféticas, me escribió: “Querida Luciana… hemos dado muchos pasos juntos y nos hemos enriquecido mutuamente. Ahora, como tú dices, debemos hacer este camino cada vez más visible para que muchos otros puedan encontrarlo. Conocemos el secreto: vamos adelante amando”. En estos años de diálogo, ¿cómo se pasó de la contraposición entre un “nosotros” y un “ustedes” para sentirse “unidos en el nosotros”? El escepticismo inicial fue lo primero que se superó. Por parte de los no creyentes, la preocupación de que fuera una acción proselitista. Por parte de los creyentes, la preocupación, creo, de que los no creyentes intentaran cuestionar sus certezas, su fe. La única que nunca tuvo ninguna preocupación fue Chiara. Experimentábamos cada vez más que el gran recurso para caminar hacia la meta de la fraternidad universal es el diálogo. Poco a poco, ha ido creciendo la confianza entre las “dos partes”, y ya no nos sentimos “un nosotros-ustedes” sino “unidos en el nosotros”. Un desafío decisivo es involucrar a los jóvenes. ¿Qué sensibilidad encuentras? No todos los jóvenes están muy informados acerca de la apertura hacia los que no se reconocen en ninguna fe religiosa, pero con los que he tenido la oportunidad de conocer han mostrado interés por esta realidad. Después de conocernos, una chica escribió: “Sentí este diálogo como una faceta de ese precioso diamante que Chiara nos dio… no lo incrustemos”. Haga clic aquí para leer la primera parte de la entrevista.
Claudia Di Lorenzi
Jun 4, 2020 | Sin categorizar
Construir un mundo unido sin distinción de raza, religión, condiciones económicas y sociales. “Nosotros tenemos como Movimiento, como nueva Obra nacida en la Iglesia, una vocación universal, ya que nuestro lema es: “Que todos sean uno”. No podemos prescindir de ustedes, porque están en el todos, de lo contrario quitaríamos la mitad del mundo o al menos un tercio del mundo, y lo excluiríamos, mientras decimos “que todos son uno”. Así, en mayo de 1995, la fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich, explicó las razones que llevaron al Movimiento a buscar y desarrollar un diálogo con personas que no se reconocen en un credo religioso. Hablamos de ello con Luciana Scalacci, de 73 años, de Abbadia San Salvatore (Italia). No creyente, es miembro de la Comisión internacional e italiana del Centro del diálogo con personas de convicciones no religiosas del Movimiento de los Focolares. En el Movimiento, la búsqueda del diálogo con personas de convicciones no religiosas tiene raíces profundas. ¿Cuáles son las etapas más importantes? El “Centro del diálogo con los no creyentes” nació en 1978 y al año siguiente, por primera vez, personas de convicciones no religiosas participaron en reuniones promovidas por el Movimiento de los Focolares. Chiara invitó a todo el Movimiento a una apertura hacia los no creyentes considerando que todos somos “pecadores” y, por lo tanto, podemos hacer un camino común de liberación y construir juntos la fraternidad universal. En 1992, el Centro promovió el primer congreso internacional titulado “Construyendo juntos un mundo unido”. “Vuestra participación en nuestra Obra es esencial para nosotros”, dijo Chiara. Sin vosotros (como sin sus otros componentes) perdería su identidad”. En 1994 el segundo congreso. En su mensaje, Chiara dijo: “nuestro objetivo es contribuir a la unidad de todos, comenzando por el Amor hacia cada persona. Por lo tanto, trataremos de ver cuán grande es la aspiración a la fraternidad universal y la unidad en la humanidad en todos los niveles”. Después de la desaparición de Chiara, en 2008, la presidente Maria Voce confirmó varias veces que las personas con convicciones no religiosas son una parte esencial del Movimiento. En la década de 1970 no era común que un Movimiento de inspiración cristiana abriera sus puertas a los no creyentes… ¿cuáles eran los objetivos? La unidad de la humanidad, dar concreción al “Que todos sean uno”, porque el mundo unido se construye con los demás y no contra los demás. ¿En dónde se basa la posibilidad de construir un diálogo entre creyentes y no creyentes? Sobre la existencia de valores comunes, como la fraternidad, la solidaridad, la justicia, la ayuda a los pobres. En común también está el hecho de que todos tenemos una conciencia personal que nos permite reflexionar sobre estos valores individualmente pero también colectivamente, para convertirse en patrimonio de todos. ¿Encontraron dificultades en este camino? El diálogo desde diferentes posiciones no siempre es fácil. Relacionarse con contenidos concretos y realizar algo práctico es más simple porque la práctica no distingue entre color, religión e ideas. Las dificultades surgen cuando de la práctica pasamos a valores, ideologías, estructuras. El diálogo puede encallar. Pero esto no sucedió. Chiara le pidió a los creyentes y a nosotros “amigos” que nos pusiéramos en actitud de máxima apertura, no para hacer un acto de caridad, sino para enriquecernos mutuamente y hacer el camino juntos hacia un mundo mejor.
Claudia Di Lorenzi