Dic 20, 2021 | Sin categorizar
Chiara Lubich en este pasaje nos invita a compartir con el prójimo lo que le falta para tener una vida digna. Es el mejor modo de prepararnos a la Navidad que festejaremos dentro de pocos días. La conversión del corazón, que se necesita para ir al encuentro de Jesús, no consiste en palabras bonitas o impulsos sentimentales, sino en hacer la voluntad de Dios y sobre todo, en amar a nuestro prójimo, en solidarizarnos concretamente y compartir con él cuando carece de lo necesario, nuestros bienes: comida, vestido, alojamiento, asistencia, etc. Es lo que Jesús enseñará más tarde. La vida cristiana, de hecho, no consiste principalmente en largas oraciones y penitencias agotadoras; no requiere cambiar de trabajo o profesión –a menos que esta sea mala en sí misma– sino vivir, en la actividad y en el estado de vida al que pertenecemos, el amor al prójimo. “El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo”. (Lc 3,11). (…) Estamos en el mes en el que se celebra la Navidad. La Navidad para la Iglesia no es una simple conmemoración de un acontecimiento pasado, sino que es la celebración de un misterio siempre presente, siempre actual: el nacimiento de Jesús en nosotros y en medio de nosotros. ¿Cómo prepararnos entonces para la Navidad? ¿Qué hacer para que Jesús nazca o renazca en nosotros y en medio de nosotros? Amando concretamente. Estemos atentos para que nuestro amor al prójimo no se detenga en declaraciones o en sentimientos, sino que siempre pase a la acción a las obras pequeñas o grandes.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, en Parole di Vita, preparado por Fabio Ciardi, Opere di Chiara Lubich, Cittá Nuova, 2017, pag. 422-423)
Dic 17, 2021 | Sin categorizar
Se ha inaugurado el 6 de noviembre de 2021 el ciclo de clases del nuevo curso de la Universidad Popular Mariana (UPM) del Movimiento de los Focolares, cuyo título es este año “Donde el hombre está solo con Dios: la conciencia”. Catherine Belzung, experta en neurociencia, y Emanuele Pili, docente, relatores de la segunda lección, responden a algunas preguntas.
“La conciencia es el núcleo y el sagrario del hombre, en donde él se encuentra solo con Dios, cuya voz le resuena en la intimidad”. Las palabras que leemos en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes inspiran el título del nuevo curso de la UPM (Universidad Popular Mariana) de los Focolares, pensado para el año académico septentrional 2021-2022: “Donde el hombre está solo con Dios: la conciencia”. Un espacio “santo” es el de la conciencia moral, como explicó Renata Simon, co-responsabile para el aspecto de la sabiduría y el estudio del Movimiento de los Focolares, durante el primer encuentro de este recorrido, el 6 de noviembre de 2021: “La conciencia no encierra al hombre dentro de una impenetrable soledad, como en una celda aislada, sino que lo abre al llamado de Dios”. Analizar el tema en sus varias implicancias y en el contexto de la espiritualidad de la unidad, reflexionar sobre la capacidad de actuar según la responsabilidad de cada uno de entrar en diálogo consigo mismo y con esta voz, son sólo algunos de los objetivos que este curso se propone alcanzar. Un gran reto sobre todo en el mundo actual, como nos explican Cahterine Belzung, experta en neurociencia y docente del Departamento “Imagerie et Cerveau” de la Universidad François Rabelais de Tours (Francia) y Emanuele Pili, profesor adjunto en el Departamento de Teología, Filosofía y Ciencias Humanas del Instituto Universitario Sophia. Ambos serán relatores durante el segundo encuentro programado para el 18 de diciembre de 2021 cuyo tema es: La conciencia en un mundo plural, distintas perspectivas. La clase tratará los aspectos psicológicos relacionados con la conciencia moral, introduciendo de alguna manera la cuestión de la libertad y de sus posibles condicionamientos, materia de reflexión durante el tercer encuentro. “Cada uno de nosotros se encuentra ante la situación de tener que escoger según una serie de valores, y ello lo vemos en varias perspectivas disciplinarias –explica Catherine Belzung–. Lo que varía a menudo son los conceptos y el lenguaje utilizado. En las neurociencias hablamos de ‘mecanismos para tomar una decisión’, en otros campos se habla de ‘conciencia moral’. Hay que construir un diálogo para entender si las varias palabras utilizadas corresponden a un concepto común”. En la acción ¿estamos condicionados neurológicamente o somos libres? “Somos personas completamente libres –afirma Catherine Belzung–. Algunas investigaciones han sido mal interpretadas e identifican al hombre como un títere en las manos del propio material genético y del propio cerebro. En realidad nosotros no estamos determinados por nuestra biología”. Entender qué es lo que obstaculiza poderse escuchar y escuchar la voz de Dios en una realidad ruidosa como la que vivimos, pareciera ser el verdadero problema. “El tiempo en que vivimos –explica Emanuele Pili– es tan ruidoso y frenético que, a veces, se crea como una capa sofocante alrededor de nuestros deseos más íntimos y auténticos. El hecho que la tecnología está omnipresente y todo lo invade cambia el proceso a través del cual se forma la identidad personal. Por lo tanto, el reto de escuchar nuestra interioridad es efectiva y no simple de afrontar”. ¿Cómo salir de este callejón cerrado? “Lo más importante, creo, es encontrar la forma de perforar la capa que tiende a obstaculizar la posibilidad de entrar en uno mismo – prosigue Emanuele Pili–. Considero que mucho pasa por descubrir –ayudados también por la experiencia de la pandemia– las relaciones verdaderas y simples, vividas en su dimensión corpórea y emocional, capaces de dejar a un lado superficialidad y mediocridad. (…) Redescubrir la interioridad y el deseo que la inspira es el juego serio de la normalidad de la vida. Tal vez hoy perforar la capa que no nos permite acceder a la interioridad pasa también, y sobre todo, por saber escuchar este grito, a veces mudo o sofocado, del que los jóvenes, en el bien y en el mal, son el más vivo y eficaz testimonio”.
Maria Grazia BerrettaP
Programa en PDF
Dic 17, 2021 | Sin categorizar
El viaje del conjunto internacional Gen Rosso por la ruta balcánica, donde miles de migrantes viven situaciones dramáticas mientras intentan llegar a Europa buscando un futuro mejor. A partir de esta experiencia nace también el próximo concierto de Navidad con el título “Refugee” que será transmitido gratuitamente en streaming.
“Estamos cansados, muy cansados de vivir en estas condiciones, pero hoy hemos vuelto a encontrar y experimentar la alegría”. Son las palabras de Mariam, visiblemente emocionada, al agradecer al grupo internacional Gen Rosso en el campo de refugiados de Bosnia, después de la jornada transcurrida juntos. Mariam es iraní y junto con otros migrantes hoy vive en el campo de refugiados porque busca un futuro mejor, donde no haya guerras, odio ni persecuciones. Miles de refugiados como ella se encuentran detenidos en medio del frío y el hielo, en la así llamada “ruta balcánica”, con la esperanza de llegar a Europa.
El Gen Rosso el mes de octubre de 2021 fue a Bosnia para llevarles alivio y esperanza a estos migrantes también mediante el arte, la música, el baile. Estuvieron en un campo de refugiados administrado por el Jesuit Refugee Service (Jrs), el Servicio de los Jesuitas para los Refugiados que ofrece alojamiento y ayuda de primera necesidad a los solicitantes de asilo y a los migrantes que intentan cruzar la frontera croata. “No teníamos ni la más mínima idea de qué y a quién íbamos a encontrar -explican los miembros de la banda-, pero teníamos el deseo de hacer sentir la fraternidad a estar personas forzadas a un doloroso peregrinaje durante años”. Los migrantes no sólo necesitan ropa y comida sino también momentos de acogida y serenidad. Al inicio “nos topamos con la mirada interrogadora y un poco desconfiada de familias que se mantenían a distancia. No es fácil empezar una relación con personas provenientes de distintas culturas y tradiciones, para quienes están acostumbrados a la indiferencia, o incluso a la hostilidad, de muchos” explicaron.
Quienes rompieron el hielo en un primer momento fueron los niños, que se acercaron para intentar tocar el tamborcito brasileño de Ygor del Gen Rosso. Poco a poco todos se animaron. “Quién sabe qué cosa han vivido estos niños y qué llevan en su corazón -cuenta Michele, el cantante solista de la banda-. Enseguida se creó un lindo ambiente. El hecho de que estuvieran presentes los niños, con su inmediatez y simplicidad, ayudó mucho”. Así empezaron los primeros diálogos. ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes? Así desde la sospecha se fue abriendo paso la confianza. “Habíamos previsto dividirnos en grupitos – cuentan los músicos-, pero entendimos que todos querían permanecer juntos y después de tanto tiempo, hacer una fiesta, con cantos y danzas individuales y de pueblo, según sus propias tradiciones. Algunas mamás, para mostrarnos una danza típica, nos dejaron a sus niños en los brazos con la confianza que se deposita en los hermanos”. Un refugiado que tenía una pierna herida “agarró mi tambor -cuenta Helânio – sus ojos brillaban, era casi su única forma de expresarse. Me sentí feliz de ofrecerle esta oportunidad”. “Una mujer preguntó si podía bailar -cuenta Raymund, bailarín-. Sentía que alguien la estaba apreciando. Comprendí lo que significa acercarse a ellos a través de la música, que es capaz de reconstruir el alma de las personas, era evidente a través de sus ojos brillantes, que estaban felices”. Es una experiencia imborrable que ha inspirado también el próximo Concierto de Navidad que el Gen Rosso ha titulado precisamente “Refugee”. Tendrá lugar el 18 de diciembre de 2021, a las 21:00 hrs. (UTC+1), en el auditorio de Loppiano -puedes comprar aquí los boletos o a la entrada del auditorio- y será transmitido gratuitamente vía streaming desde la plataforma web pública.la. Una velada dedicada especialmente a quienes en este momento se encuentran en situaciones de sufrimiento y marginación, con el deseo de llevar alivio, paz y esperanza.
Lorenzo Russo
Dic 16, 2021 | Sin categorizar
Tras la visita de la potencia del Altísimo, María acude a la casa de su prima Isabel, con el corazón lleno de alegría. Es el primer gesto misionero que la Madre de Dios realiza después de haber dicho su “sí”. Fue al encuentro del otro con una buena nueva. Navidad es el tiempo en que nosotros también nos proponemos dar este anuncio al mundo con generosidad. Como un charco En mi familia, en nombre de la libertad, nuestros hijos habían perdido toda medida y todo respeto. Un día, para no reaccionar mal y volver a tener la calma, salí a dar un paseo y, como suelo hacer, me puse a rezar el rosario. Pensaba en María. Había sido esposa y madre. Dentro de su corazón, silenciosamente, todo lo guardaba, incluso su dolor. Por más que me sentía como una mezcolanza de negatividad, el hecho de rezar y reflexionar me devolvió la paz y la fuerza para tratar de llevar a mi casa esa serenidad. De golpe, mientras caminaba, vi un charco de agua en el que se reflejaba el cielo. Así es como yo me sentía: un charco que puede reflejar el cielo. Ello fue suficiente para volver a empezar con una nueva alegría. (F.A. Albania). Juntos Había programado con mi esposo que, regresando del trabajo, él se quedaría en casa para hacerle compañía a nuestro hijo John que tiene síndrome de Down. De ese modo, yo podría participar de un encuentro en mi parroquia, que para mí era muy importante. Sin embargo, últimamente, este pasarnos el uno al otro, de mano en mano, el deber de padres para con John sucedía demasiado a menudo, y como consecuencia de ello había notado en el muchacho reacciones negativas injustificadas. Reflexionando, decidí renunciaar al encuentro para estar con él. Cuando supo que los tres estaríamos juntos en casa, su actitud desafiante desapareció. Mientras yo preparaba la cena, vino a decirme: “Perdón porque me porté mal contigo, mamá, empecemos de nuevo”. Se refería a algo que había hecho el día anterior y me quería decir que “volviéramos a querernos”. Me gustó que se hubiera acordado de esa ofensa. Mi esposo también estaba presente y la armonía familiar se consolidó. Pasamos una bellísima velada. Cuando John se fue a dormir estaba visiblemente feliz. (R.S. – Usa) En el hospital Ayer por la mañana, en el hospital donde desempeño tareas de voluntariado, fui a saludar a un paciente anciano. Cuando le pregunté si quería recibir la Eucaristía, me sonrió haciendo un movimiento de la cabeza: “Hace tanto que no comulgo…”. Le propuse: “¿Quiere rezar una breve oración?”. Él respondió: “Sí, pero me tiene que ayudar, porque ya no recuerdo cómo se reza”. Empecé yo y, palabra tras palabra, me siguió. Cuando acabamos la plegaria, sonrió nuevamente: “Me he emocionado”. Y pensar que por su aspecto yo habría dicho que era una persona insensible. Lo saludé con una caricia. (Umberto – Italia)
A cargo de Maria Grazia Berretta
(extraído de “Il Vangelo del Giorno”, Città Nuova, año VII, número 4, noviembre-diciembre 2021) Foto © Joachim Schwind – CSC Audiovisivi
Dic 15, 2021 | Sin categorizar
Durante más de 25 años John y Julia Mundell han trabajado en el ámbito de la protección medioambiental. Su empresa, Mundell y Asociados, comenzó trabajando para resolver daños medioambientales y problemas provocados por los residuos tóxicos en Indianápolis. Hoy día el trabajo es conocido en todos los Estados Unidos y en otros países. Trabajar para preservar la tierra es para ellos una vocación para construir la unidad y una respuesta para salvaguardar nuestra casa común para las próximas generaciones. https://vimeo.com/651034029
Dic 14, 2021 | Sin categorizar
Después de la Asamblea General de los Focolares, a principios del 2021, reinició la Escuela Abbà (Centro de estudios del Movimiento de los Focolares) con una nueva configuración. Para saber más entrevistamos a su Director, Mons. Piero Coda, quien fue el Director del Instituto Universitario Sophia de Loppiano (Italia), recientemente nombrado por el papa Francisco Secretario General de la Comisión Teológica Internacional. Usted estuvo en el primer grupo que Chiara Lubich convocó para conformar la Escuela Abbà: ¿cuáles son los objetivos de este grupo de estudio? ¿Cómo ha sido su experiencia intelectual y espiritual entrando en contacto con el pensamiento y la vida de Lubich? Seguramente por su don especial de Dios, participé en el inicio de esta experiencia con Mons. Klaus Hemmerle desde 1989, antes de que en el ‘90 iniciara oficialmente la Escuela Abbà. El objetivo que Chiara Lubich le confió desde un inicio a este original Centro de Estudios fue estudiar y desmenuzar las implicaciones teológicas, culturales y sociales del carisma de la unidad. Pero antes que nada que hiciera una experiencia de vida comunitaria, a partir del Evangelio de Jesús, en la luz que brota del carisma.
Tanto que una de las últimas consignas que Chiara le dio a la Escuela Abbà, en el 2004, fue ésta: “¡Sean un cenáculo de santidad!”. Bien, este es el don y la tarea de la Escuela Abbà, aprender a habitar vitalmente, y también con el pensamiento, ese lugar que nos introduce ante la presencia de Jesús resucitado vivo en medio de los suyos, ese lugar que es la vida de Dios, el seno del Padre. Dicha vida -nos enseña Chiara en consonancia con el Evangelio y la fe de la Iglesia- es la vida misma de la Santísima Trinidad, no solo en los Cielos, sino en medio nuestro: “como en el Cielo así en la Tierra”. Para mí ha sido una experiencia única. La podría describir con las palabras de la carta de Juan: “mis ojos han visto, mis manos han tocado, mis oídos han oído… el Verbo de la vida”, los sentidos del alma se encendieron y han experimentado la luz de Jesús abandonado resucitado para poder mirar de una forma nueva la realidad. De este modo, más que antes, la teología se volvió para mí una realidad vital y fascinante y al mismo tiempo, al estar presentes en la Escuela Abbà expertos de todas las disciplinas hemos podido vivir la unidad también en la comunión de pensamiento, abriendo así el horizonte de la inter y transdisciplinariedad, es decir el descubrimiento de la raíz y de la meta común de todas las formas de saber, llamadas por lo tanto a dialogar entre ellas concretamente. La teología que ejerzo se ha visto extraordinariamente enriquecida en este diálogo conducido no solo a nivel interpersonal, sino también a nivel de relación entre las disciplinas.
Recientemente la Escuela Abbà ha vivido un desarrollo ulterior y usted se ha convertido en su director a partir de marzo 2021. ¿Nos puede decir en qué consiste este desarrollo? La Escuela Abbà tiene más de treinta años de vida y a lo largo de este tiempo se ha desarrollado y enriquecido mucho. Son casi 50 las personas que, en distintos períodos, han entrado a formar parte de ella, hasta el 2004 con la presencia constante y decisiva de Chiara. Después nacieron alrededor de sus miembros grupos de distintas disciplinas: psicología, sociología, política, economía, ciencias naturales, arte, diálogo… Actualmente son más de 300 personas en todo el mundo. Contemporáneamente con la Asamblea General de la Obra de María y como fruto de todo un camino de discernimiento comunitario, se constató que, en estos años, en la “flor” de la Escuela Abbà habían florecido “cuatro pétalos”, y por lo tanto se está tratando de darles una configuración unitaria y al mismo tiempo distinta, que reconozca y promueva este desarrollo al servicio de la misión de la Obra de María. Un “pétalo” está formado por quienes (unas quince personas) están llamadas a proseguir el estudio específico del significado carismático y cultural del evento del ‘49 como expresión peculiar del carisma de la unidad en la experiencia vivida por Chiara, Foco (Igino Giordani), las primeras compañeras y después poco a poco todos los que participan del carisma como un evento de gracia y que custodian el precioso testimonio escrito por la misma Chiara. Un segundo “pétalo” es el que está comprometido con la transmisión de este patrimonio de luz y doctrina a las nuevas generaciones: un grupo de 27 jóvenes estudiosos, con distintas competencias disciplinares, provenientes de todo el mundo. Un tercer “pétalo” recoge a quienes hasta ahora han formado parte de la Escuela Abbà, y que todavía siguen formando parte (un lindo grupo de 29 personas), en la perspectiva de realizar proyectos de investigación inspirados en el carisma y al servicio de la Obra, basados en sus respectivas competencias y experiencias. Y finalmente, el cuarto “pétalo” es el de los grupos disciplinarios esparcidos internacionalmente. ¿Qué proyectos tienen en mente para el futuro? Los proyectos los estamos compartiendo para discernir juntos cuáles emprender y cómo hacerlo. Se perfilan algunas cosas interesantes. La primera es conformar un “léxico” de la vida de unidad, una especie de vademecum, en donde las ideas fundamentales que surgen del carisma de la unidad se puedan presentar en forma universal y enriquecidas a la luz de todo el camino que se ha recorrido. Una segunda cosa es ofrecer un aporte, a partir de las características específicas del carisma, al camino sinodal de la Iglesia que el papa Francisco ha lanzado precisamente ahora. De hecho, creemos en ello hay algo importante, porque Chiara, en el ‘49, dijo que “el Alma” -este sujeto nuevo, personal y comunitario al mismo tiempo, que nace del pacto de unidad- es acogida en el seno de la Trinidad “bajo forma de Iglesia” y es “un grupo” que camina. Y sínodo, precisamente, es el nombre de la Iglesia que camina al lado de todos, empezando por los más pobres y descartados y por todos aquellos en quienes reconocemos el rostro y el grito de Jesús Abandonado. Después está el gran tema antropológico que interpela nuestro tiempo, es especial, la relación entre las personas y especialmente entre lo masculino y lo femenino y entre las distintas culturas. Y finalmente la relación entre las religiones, un signo de los tiempos y un objetivo específico del carisma de la unidad. Un miembro de los Focolares se podría preguntar ¿cómo puedo formar parte de la Escuela Abbà? ¡Toda la Obra de María es Escuela Abbà! Come decía Chiara, el Movimiento nació como una escuela. Tanto en la Escuela Abbà, como en la Obra, se trata de entrar en la escuela decisiva de Dios que hizo Chiara, Foco, las primeras focolarinas, los primeros focolarinos, especialmente en el ‘49. El compromiso por lo tanto es que la Escuela Abbà no sea una casa con las puertas cerradas, sino que sea toda ventanas y toda puertas, para que todos puedan participar en vivo. Veo, por ejemplo, la pequeña experiencia que estamos haciendo en Loppiano al ofrecer algunos estudios para permitir que todos puedan participar de esta luz. Es un hecho extremadamente positivo, también porque esta luz, cuando llega a personas en diversas situaciones, de distintas competencias, de distintas sensibilidades, suscita alegría y creatividad. La Escuela Abbà no es una realidad unidireccional, en el sentido que parte solo de la luz que se ofrece. La luz parte y regresa enriquecida por la experiencia, por las preguntas, por las soluciones que la vida del pueblo de Chiara encuentra y ofrece. Es una circularidad virtuosa, que se debe activar y promover siempre más y mejor.
Carlos Mana