Sep 22, 2021 | Sin categorizar
El pasado 10 de septiembre la Alcaldía de Grottaferrata (Roma-Italia) otorgó a Chiara Lubich la ciudadanía honoraria póstuma, se trata de un reconocimiento que renueva en forma visible la amistad entre la fundadora del Movimiento de los Focolares y este territorio, que ella quiso tanto, donde surgieron las primeras estructuras del Movimiento. La placa la recogió Magaret Karram, la actual Presidente. Una “ciudad madre”, un lugar donde “recoger en un único pueblo a personas de las distintas vocaciones”. La de Chiara Lubich es una inspiración que la impulsó a reconocer en los Castillos Romanos y, específicamente, en la ciudad de Grottaferrata (Roma-Italia), el terreno fértil donde había florecido una nueva casa del Movimiento de los Focolares, después del de Trento su ciudad natal, y de Roma. En Grottaferrata, en 1959, se inauguró una sala de encuentros en la Villa María Assunta, una bellísima casa que fue puesta a disposición del Movimiento de los Focolares por la marquesa Rossignani Pacelli, hermana del Papa Pio XII. Una casa que poco después se convirtió en el corazón de la Obra, de la viva y entusiasta “ciudadela de María”. Chiara Lubich, si bien seguía viviendo en Roma, transcurrió algunos períodos en Grottaferrata en el lapso de tiempo que va de 1956 a 1964.
Son imágenes de una historia conducida por Dios y recordadas por la Presidente del Movimiento de los Focolares, Margaret Karram, con motivo de la ceremonia de entrega de la ciudadanía honoraria póstuma de Grottaferrata a Chiara Lubich, que tuvo lugar el pasado 10 de septiembre. Estaban presentes en el evento: Luciano Andreotti, Alcalde de Grottaferrata, Angelo Viticchiè, ex-alcalde de la ciudad, Sergio Lubich, sobrino de Chiara y Veronica Cimmino, Alcaldesa de Rocca di Papa. Como conclusión se proyectó la película “Chiara Lubich: el Amor vence todo”. Estaban presentes también el director de cine Giacomo Campiotti, el productor artístico Saverio D’Ercole, el productor de la película Luca Barbareschi y la actriz Valentina Ghelfi. La cita, que ya estaba programada en el 2004 y que fue postergada debido a la enfermedad y a la muerte de Chiara, tuvo como protagonistas al sentido de comunidad y de fraternidad. Estos valores, radicados en la vida del Movimiento, pueden llegar a ser, como lo recordó el Alcalde de Grottaferrata, el único “instrumento de comunión” también dentro de la vida pública de una ciudad, donde la “búsqueda del bien común” sigue siendo el objetivo principal.
Lo que parecía un arduo camino encuentra su confirmación en la “unidad a través del amor” y en las palabras inéditas que Chiara habría querido donar recibiendo este reconocimiento, y que regresan a nosotros gracias a la voz de Margaret Karram: “Quisiera ofrecer este Arte de Amar a la atención de todos los presentes en especial a los ciudadanos de Grottaferrata para que, si lo desean, puedan ayudarnos a vivirla y difundirla por doquier”. Es una herencia de la que todos disponemos y de la que cada uno, desde su pequeño espacio, se convierte en custodio, ayer y hoy; una experiencia que, como concluyó la Presidente del Movimiento de los Focolares, “no se limita a los confines de nuestra ciudad, sino que se extiende a través de las relaciones de colaboración fraterna también con otras alcaldías, para hacer crecer y hacer que sea cada vez más luminosa la red de las ciudades por la fraternidad”.
Maria Grazia Berretta
Sep 20, 2021 | Sin categorizar
El 17 de septiembre de 1948, Chiara Lubich por primera vez conoció en Roma (Italia) a Igino Giordani[1], al que más tarde llamó Foco. Era una terciaria franciscana y estaba acompañada por algunos religiosos de distintas familias franciscanas. Giordani tenía 54 años y era ya un hombre afirmado en el ámbito político y cultural cuando conoció a Chiara Lubich, de 28 años, reconociendo en ella un carisma. Giordani se adhirió inmediatamente a los Focolares y, por su contribución al desarrollo del Movimiento, Chiara Lubich lo consideró cofundador. A continuación el relato de aquel encuentro, extraído del diario de Giordani. “Ver unidos y en armonía a un conventual un menor, un capuchino y un terciario y una terciaria de san Francisco me pareció ya un milagro de unidad, y así lo dije. La señorita habló; (…) ya desde sus primeras palabras advertí algo nuevo. Había un timbre inusitado en aquella voz: el timbre de una convicción profunda y segura que nacía de un sentimiento sobrenatural. (…) Cuando, al cabo de media hora, terminó de hablar, yo estaba sobrecogido en una atmósfera encantada: como en un nimbo de luz y de felicidad; y hubiese querido que aquella voz continuase. Era la voz que, sin darme cuenta de ello, había esperado. Ponía la santidad al alcance de todos; quitaba las verjas que separan el mundo laical de la vida mística. Sacaba a la luz los tesoros de un castillo al que solo pocos eran admitidos. Acercaba a Dios: lo hacía sentir Padre, hermano, amigo, presente en la humanidad. (…) Me sucedió una cosa. Sucedió que aquellos retazos de cultura yuxtapuestos se pusieron a moverse y a animarse, enlazándose hasta formar un cuerpo vivo, recorrido por una sangre generosa: ¿la sangre de la que ardía santa Catalina? Había penetrado el amor embistiendo las ideas, y trayéndolas a una órbita de alegría. Había sucedido que la idea de Dios había hecho sitio al amor de Dios, la imagen ideal al Dios vivo. En Chiara había encontrado no a alguien que hablaba de Dios, sino una que hablaba con Dios: hija que, en el amor, conversaba con el Padre. (…) Todo se iluminó. El dolor asumió un significado salvífico, o se transformó en amor. La vida resultó ser un designio adorable de la voluntad de Dios y cada uno de sus instantes adquirió plenitud y una belleza propia. La naturaleza y la historia se desplegaron en entramados ricos de armonía y sabiduría. Y para vivir esta nueva vida, para nacer en Dios, no tenía que renunciar a mis doctrinas: solo tenía que ponerlas a la llama de la caridad, para vivificarlas. A través del hermano, comencé a vivir a Dios. La gracia brotó libremente, y los diafragmas entre lo sobrenatural y lo natural se derrumbaron. Toda la existencia se convirtió en una aventura, vivida conscientemente en unión con el Creador, que es la vida”.
Igino Giordani
(Igino Giordani, Memorias de un cristiano ingenuo, Ciudad Nueva, Madrid, 2ª ed. 2005, pp. 143-147). [1] Igino Giordani (1894 – 1980) fue un escritor, periodista y político italiano. En 1946 fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente y en 1948 diputado como miembro del Partido Democrático en el Parlamento italiano, donde se distinguió por su compromiso en favor de la paz y de la justicia social.
Sep 17, 2021 | Sin categorizar
También es un llamado para nosotros: tener una mente y un corazón abiertos para reconocer y ocuparnos de las necesidades de los demás, usar nuestros talentos, nuestro tiempo, para el bien común en las casas y más allá. Es una invitación a ponernos en el último lugar para ser “primeros”, para impulsar a todos hacia el único futuro posible: la fraternidad universal. Escuchar Amar a un prójimo a veces significa simplemente escucharlo… ¡incluso durante horas! Me pasó esta mañana, cuando alrededor de las 9.30 me vino a visitar un amigo que pasa la mayor parte del año en el exterior. Me habló de su padre fallecido recientemente, de su cuidador, de varios problemas familiares, también que, para no perder la misa dominical, viaja dos horas de ida y dos de vuelta para llegar a la capellanía donde se celebra en italiano. Eran más de las 12 cuando nos despedimos. Solo entonces me di cuenta de cuánto tiempo me tomó escucharlo. (Umberto – Italia) Competición en la cocina Siempre, al volver a casa del trabajo, veía a mi esposa cansada. Le pregunté a Dios cómo ayudarla y una noche, durante la cena, se me ocurrió la idea de una semana de prueba en la cocina: cada uno tenía que preparar una cena diferente (junto con la abuela somos exactamente siete). Incluso nuestro tercer hijo, un adolescente siempre feliz con todo, estaba entusiasmado con la competencia. A medida que pasaba la semana, una de las hijas propuso continuar, incluso poniendo una calificación. Aquí se volvió aún más divertido. Con gran alegría noté a mi esposa aliviada y feliz de ver a sus hijos en acción. Una vez, hablando entre nosotros, me dijo que estaba descubriendo lados nuevos e inesperados de nuestros chicos. (G.B. – Eslovaquia) Esa mirada decía todo Me había retirado del trabajo antes de lo esperado solo para estar cerca de mi esposa, que desde hacía tiempo comenzaba a estar enferma. Desafortunadamente, la suya era una enfermedad degenerativa. Día tras día veía disminuir sus capacidades, el habla, los movimientos … ¿Dónde estaba la maravillosa mujer con la que había soñado una vida de felicidad, una familia numerosa y hermosa, un compromiso de ser una casa abierta para todos? Ahora estaba allí, inmóvil; movía los ojos y esa mirada decía todo. Mi fe no estaba viva, también porque, como profesor de filosofía, conozco los trucos de la mente y el peligro de las mistificaciones. Pero desde cuando la conversación con mi esposa se había convertido en silencio, sentí que se alegraba si yo rezaba junto a ella, por ella, en ella. Hace dos meses murió en silencio. Dejó un bien que ni mis hijos ni yo sabemos cuantificar. Ella plantó una semilla de luz en nosotros. Cuando apareció la enfermedad, dijo: “La vida ahora es cuesta arriba. Me gustaría recorrerla con ustedes. Pero Dios me pide que pueda decir con la vida mi gracias”. (G.d.P. – Italia)
Maria Grazia Berretta
(tomado del Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VII, n.4, septiembre-octubre de 2021)
Sep 16, 2021 | Sin categorizar
La palabra del papa Francisco a los miembros de las diversas asociaciones de fieles, movimientos eclesiales y nuevas comunidades. Hemos pedido a Margaret Karram y a Jesús Morán sus primeras impresiones. Una mirada al futuro aunque manteniendo los pies bien arraigados en el presente. Este parece ser el comienzo de un camino de discernimiento sugerido hoy por el papa Francisco en la audiencia a los miembros de las diversas asociaciones de fieles, movimientos eclesiales y nuevas comunidades.
Esta mañana el Santo Padre se presentó inesperadamente en el encuentro con los moderadores de las asociaciones de fieles, de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades, organizado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. A este momento de gran reflexión sobre el tema: La Responsabilidad de gobernanza en las agregaciones laicales: un servicio eclesial, participaron también la presidenta del Movimiento de los Focolares, Margaret Karram, y el copresidente, Jesús Morán Cepedano. “Fue una gran sorpresa –dijo Margaret Karran– ver que el Santo Padre llegaba justamente al comienzo del encuentro. Hizo una estupenda intervención, muy densa y clarificadora; nos dio la interpretación correcta del Decreto general que promulgó el Dicasterio, el pasado mes de junio, sobre la renovación de los cargos de gobierno en los movimientos eclesiales y en las nuevas comunidades”. Al renovar su estima y su agradecimiento a todos los presentes, sobre todo por el modo de vivir y testimoniar el Evangelio, el Santo Padre identifica como primera etapa en el arduo mandato de evangelización y apostolado de todos, precisamente el Bautismo, el medio que “nos hace sacerdotes juntos, en el sacerdocio de Cristo: el pueblo sacerdotal”. El Papa Francisco describe las variadas realidades eclesiales como un pueblo que camina, en continuo crecimiento, que también reconoce sus debilidades; un pueblo que no se detiene y tiende siempre a la conversión: “¡Recuerden siempre que construir el futuro no significa salir del presente que estamos viviendo! Al contrario, hay que preparar el futuro aquí y ahora, ‘en la cocina’, aprendiendo a escuchar y discernir el tiempo presente con honestidad y valentía y con la disposición al encuentro constante con el Señor y a una constante conversión personal. De hecho, si no se tiene esta actitud, se corre el riesgo de vivir en un ‘mundo paralelo’, destilado, lejos de los verdaderos desafíos de la sociedad, de la cultura y de todas las personas que viven junto a ustedes y que esperan su testimonio cristiano. El camino del Evangelio no es un viaje turístico. Es un reto: cada paso es un reto y cada paso es una llamada de Dios”.

Jesús Morán, Margaret Karram y Giovanni Ramonda (Moderador de la Asociación Papa Juan XXIII)
Un verdadero estímulo paternal que revela cómo la docilidad y la humildad sean una exhortación a seguir, y necesaria para profundizar continuamente en el carisma al que se pertenece y reflexionar sobre la mejor manera de encarnarlo en la vida cotidiana. El mismo Decreto promulgado el 11 de junio de este año –Las asociaciones internacionales de fieles–, va en esta dirección: aceptar algunos cambios y preparar el futuro partiendo del presente. La responsabilidad de gobierno en las agregaciones laicales sobre la que reflexiona hoy el Papa también invierte su pirámide o, podríamos decir, recompone el orden correcto colocando el servicio en su cúspide: “Gobernar es servir. (…) Aprendamos a decir ‘somos siervos inútiles’ (Lc 17,10). Tengamos presente esta expresión que hace mucho bien a la Iglesia y recuerda la actitud adecuada para trabajar en ella: el servicio humilde, del que Jesús nos dio ejemplo, lavando los pies a los discípulos”.
“Tras la intervención del Papa –dice Jesús Morán– no es posible leer solo el Decreto; hay que hacerlo agregando también las palabras que pronunció esta mañana. Es como un pequeño tratado sobre cómo se ejerce el gobierno a la luz del Evangelio”. “Estamos viviendo un acontecimiento profundamente eclesial de gran comunión –añade la presidenta Karram– con profundas reflexiones. En los próximos meses creo que tendremos que profundizar en este importante tema también para vivir mejor nuestro carisma”. “Debemos reconocer y expresar el gran amor y cuidado del Dicasterio hacia los movimientos; su intención es salvar los carismas y así lo demostró el Papa, quien reiteró varias veces su agradecimiento a las diversas realidades eclesiales presentes, especialmente por su compromiso en este momento de sufrimiento para toda la humanidad”, concluyó Morán. Para acceder a la transcripción completa del discurso del Papa Francisco: https://www.vatican.va/content/francesco/es/events/event.dir.html/content/vaticanevents/es/2021/9/16/associssioni-fedeli.html
Sep 13, 2021 | Sin categorizar
Más allá de la valla de la libertad y de la igualdad. A veinte años de la caída de las Torres Gemelas, las palabras de Chiara Lubich sobre el atentado que cambió el destino del mundo están más vigentes que nunca, y nos recuerdan cuál es el único camino por recorrer hacia la paz. Al día siguiente del 11 de setiembre muchos de nosotros advertimos la exigencia de reflexionar a fondo sobre sus causas, pero sobre todo de comprometerse por una verdadera, responsable y decidida alternativa al terror y a la guerra. (…) De modo análogo hoy, en Nueva York como en Bogotá, en Roma como en Nairobi, en Londres como en Bagdad, muchos nos preguntamos si es posible vivir en un mundo de pueblos libres, iguales, unidos, donde no solamente unos respeten la identidad de los otros, sino que también se interesen por las respectivas necesidades. (…) Desde muchos puntos de la tierra se eleva hoy el grito de abandono de millones de refugiados, de millones de hambrientos, de millones de explotados, de millones de desocupados que son excluidos y como ‘amputados’ del cuerpo político. Esta separación ̶ y no solamente las carencias y las dificultades económicas ̶ es la que los hace aún más pobres, que aumenta –si es que todavía puede aumentar– su desesperación. (…) La libertad y la igualdad no bastan por sí solas para los retos del presente y del futuro de la humanidad. Nuestra experiencia nos enseña que se necesita, creemos, un tercer elemento, olvidado desde hace tiempo en el pensamiento y la praxis política: la fraternidad. (…) Es la fraternidad la que puede hacer florecer proyectos y acciones en el complejo tejido político, económico, cultural y social de nuestro mundo. Es la fraternidad la que hace salir del aislamiento y abre la puerta del desarrollo a los pueblos que todavía están excluidos. Es la fraternidad la que indica cómo resolver pacíficamente las discordias y que relega la guerra a los libros de historia. Es por la fraternidad vivida que se puede soñar e incluso esperar en alguna comunión de bienes entre países ricos y pobres, ya que el escandaloso desequilibrio que existe en el mundo es una de las causas principales del terrorismo. La profunda necesidad de paz que la humanidad expresa actualmente, dice que la fraternidad no es solamente un valor, no es solamente un método, sino que es un paradigma global de desarrollo político. Por eso, un mundo cada vez más interdependiente tiene necesidad de políticos, de empresarios, de intelectuales y de artistas que pongan a la fraternidad –instrumento de unidad– como centro de sus acciones y de sus pensamientos
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, Mensaje a la Primera Jornada Mundial de la Interdependencia, Filadelfia, EE.UU., 12 de septiembre de 2003 en Discorsi in ambito civile ed ecclesiale, por Vera Araujo, Città Nuova, Roma, 2020, pp. 111-113)
Sep 11, 2021 | Sin categorizar
La solidaridad compartida el 11 de septiembre por católicos y musulmanes en Indianápolis (EEUU) continua. Los días después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, muchos musulmanes estadounidenses fueron víctimas de un contraataque agresivo y a veces violento por parte de sus compatriotas, porque los hombres que ese día pilotearon los aviones de la aerolínea eran extremistas musulmanes. El Nur-Allah Islamic Center de Indianápolis fue objeto de muchas amenazas de atentado los días después de los sucesos del 11 de septiembre. Por eso, cuando los musulmanes del centro se reunieron para la oración del viernes después de los ataques, sabían que ellos también podrían ser víctimas de un ataque. Pero no estaban solos.
Ese día se unieron a ellos algunos amigos católicos que eran miembros de los Focolares, un movimiento de la Iglesia, eclesial, internacional y laico, que entre otras cosas promueve una mayor unidad de la familia humana. “Fue una experiencia muy emocionante”, dijo un miembro del Nur-Allah David Shaheed, quien también es juez del condado de Marion desde 1996. “Se sintieron vinculados a nosotros. Sintieron que éramos amigos y vecinos de casa. Arriesgaron su vida para estar con nosotros en un momento históricamente tan tumultuoso y espantoso”. John Mundell, era miembro de la parroquia de San Pio X el 11 de septiembre y formaba parte del grupo de los Focolares que vino a Nur-Allah el 14 de septiembre de 2001. “Esa experiencia ha sido probablemente uno de los momentos más sagrados de mi vida”, dijo. “Cuando entramos como grupo y nos vieron, se advertía en su mirada y en sus rostros que se daban cuenta de que la relación que habíamos establecido era real. No había nada falso ni superficial”.
Los miembros de los Focolares sabían que decidir estar con sus amigos del Nur-Allah después de las amenazas de bombardear su centro podía poner en peligro sus vidas. Pero la relación recíproca era tan importante para ellos que decidieron aceptar ese riesgo. “Nuestra fe católica nos invitaba a estar ahí con ellos”, dijo Mundell, quien ahora es miembro de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, en Indianápolis. “A partir de ese momento se abrió el camino. Dentro sabía que era justo hacerlo, pero a partir de ahí podía decir, ‘Sí, lo estamos haciendo’”. “Afortunadamente ese día no hubo ataques. Pero algunos miembros del Nur-Allah apreciaron tanto la expresión de solidaridad de sus amigos católicos que se reunieron con ellos en la misa dos días después, en la iglesia de San Pío X. “Era amor recíproco”, dijo Mundell. “Te expandes por amor y después recibes esa misma ola (de amor) de vuelta. Era una sensación sagrada. En cierto modo estaba la presencia de Dios en esta relación que se estableció”. Esa relación había iniciado en 1997, siguiendo el ejemplo de Chiara Lubich, la fundadora italiana de los Focolares, quien había ido a visitar a W.D. Muhammed, el líder de una rama de los musulmanes de Estados Unidos compuesta mayoritariamente por negros estadounidenses. Después del inicio de la relación con los miembros de los Focolares, durante los siguientes años, en el Nur-Allah se empezaron a realizar encuentros de católicos y musulmanes que atraían a personas de toda la región medioriental. Uno de estos encuentros había tenido lugar solo dos meses antes del 11 de septiembre. Pero los eventos de ese día hicieron que la relación se consolidara rápidamente en un modo que no se habrían podido imaginar. “Hay momentos en los que Dios nos llama a la unidad a través del dolor”, dijo Michael Saahir, el imán residente en el Nur-Allah. Para él, ésta es una lección que perdura desde el 11 de septiembre, y teme que se vaya olvidando con el pasar de los años. “Sucede demasiado a menudo que cuando el dolor se aplaca olvidamos”, dijo Saahir. “Tendemos a olvidar demasiado fácilmente. O ni siquiera sacamos el tiempo para estudiar las lecciones que se derivan de estos momentos. Y la unidad de la familia humana es la principal lección”. En los últimos años, los miembros de los Focolares de Indianápolis han tomado más conciencia del dolor experimentado por sus amigos musulmanes negros debido a su raza. “No somos perfectos como estadounidenses, ni como católicos, al abrazar esta idea de la fraternidad universal”, dijo Mundell. “Tenemos todavía mucho camino que recorrer. Hay un aspecto racial en el que tenemos que seguir trabajando y escuchar”. Los miembros de los Focolares y del Nur-Allah se han comprometido para que las lecciones del 11 de septiembre y otras lecciones se sigan recordando. A lo largo de los meses y de los años después de ese día, personas de ambas comunidades de fe han sido invitadas a las parroquias de toda la arquidiócesis y también de fuera, y a las universidades, para contar su experiencia de relación interreligiosa. Cuando Mundell empezó a recibir estas invitaciones, empezó a reconocer el significado de las relaciones personales sencillas que se habían creado con sus amigos musulmanes desde 1997. “Nos hicieron entender lo extraordinaria que era esta relación y que no estaba destinada sólo a nosotros”, dijo. “Había que compartirla con todos”. “La gente tiene necesidad de ver un modelo o un ejemplo”, dijo Saahir. “Agradezco que nuestra relación con los Focolares sea un modelo, no sólo para musulmanes y católicos, sino para cualquiera que quiera ver que es factible y por mucho tiempo”. Mundell y Saahir esperan que la longevidad de la relación entre sus dos comunidades continúe en la siguiente generación”. “Es como transmitir la propia fe”, dijo Mundell. “La próxima generación deberá asumirla como propia. Deben hacer la experiencia. Es algo que haremos durante el resto de nuestra vida. Las relaciones se deben renovar y reconstruir continuamente”.
De Sean Gallagher para “The Criterion”, 3 de septiembre de 2021
Al servicio de la Iglesia en Indianápolis central y meridional (EEUU) desde 1960