Ago 24, 2021 | Sin categorizar
Recientemente ha muerto el Profesor Sureshchandra Upadhyaya, docente y estudioso indio, profundo conocedor de la cultura hindú. Se había encontrado con Chiara Lubich en 2001. Su rostro se veía adornado por una cándida barba que le llegaba hasta la cintura. Era un hombre menudo del que emanaban pensamientos nítidos y esenciales. El Profesor Sureshchandra Upadhyaya era una persona con una vastísima cultura y con una honda espiritualidad. Conocía muy bien el sánscrito y la cultura hindú, a cuya profundización y difusión dio un gran aporte a través de su actividad docente. El encuentro con Chiara Lubich y su carisma en 2001 marcó el comienzo de una profunda amistad espiritual e intelectual en la que luego involucró también a otros académicos indios. El Profesor Upadhyaya fue un exponente de relieve del “Bharatiya Vidya Bhavan” de Mumbai, el Instituto de Cultura india, presente en toda la nación. Había llegado allí en 1960, a la edad de 28 años, como docente de sánscrito. Luego, en 1972, fue nombrado director académico y continuó su carrera con gran pasión, guiando a muchos estudiantes en el doctorado de investigación. Son numerosos también los premios que recibió, entre ellos: el premio “Eminent Vedic Scholar” de la Universidad de Mumbai (India), el “Certificate of Honour” del Presidente de la India, el premio “Eminent Sanskrit Scholar” del Gobierno del país y el “Best Teacher Award” del Gobierno del Estado indio de Maharashtra. El 5 de enero de 2001 en Coimbatore (India), en la sala del College Nani Kalai Arangam se llevó a cabo la ceremonia de entrega del prestigioso “Defender of Peace Award” (“Premio Defensor de la paz”) a Chiara Lubich. Estaban presentes 500 personas, en su mayoría hindúes, un público cualificado entre los cuales el Profesor Upadhyaya. “Mientras haya personas así, Dios está con nosotros –dijo después de escucharla– y un día la tierra será como el cielo. Todas las religiones buscan la verdad y la verdad no es otra cosa que amor y paz como nos dice Chiara”. Más adelante explicará aún más: “Chiara Lubich me revela tangiblemente que a Dios se lo puede experimentar mediante un profundo e incondicional amor. Ni bien amas a Dios, tú te amas a ti mismo y amas a los demás así como Dios ama a toda la creación. Difundiendo tu amor, tu experiencia de Dios se hace más profunda dentro de ti y se vuelca fuera de ti. Amar se vuelve tu misma naturaleza, como las flores que emanan alrededor de ellas su fragancia. Regidos por el amor y la compasión, se fluye sin ningún esfuerzo, olvidándonos de nosotros mismos, como olas que danzan en el océano divino. Dejémonos inspirar por la consigna de Chiara para vivir amando a uno y a todos, experimentar la presencia de Dios dentro y fuera de nosotros y sentirnos felices sin medida”. El 12 de agosto de 2021 el Profesor Upadhyaya alcanzó para siempre la beatitud “Ananda” (el estado puro de alegría y felicidad), de la que a menudo hablaba.
A.M.A
https://vimeo.com/155552113 He aquí el recuerdo del profesor Upadhyaya escrito por Roberto Catalano, profesor de teología y praxis del diálogo interreligioso en el Instituto Universitario Sophia de Loppiano (Italia) http://whydontwedialogue.blogspot.com/2021/08/uppadhyaya-ji.html
Ago 23, 2021 | Sin categorizar
Chiara Lubich nos recuerda que todos estamos llamados al diálogo. Y si vivimos momentos de la jornada solos, podemos hacer cada cosa en función de nuestros hermanos y hermanas, como verdaderos “apóstoles del diálogo”. … cada vez que tenemos que entrar en relación con uno o más hermanos o hermanas, directamente o por teléfono, o por escrito, o porque se trabaja para ellos, o se reza por ellos, debemos sentirnos en un perenne diálogo, llamados al diálogo. ¿De qué modo? Abriéndonos a ellos ̶ al hermano, a la hermana ̶ escuchando con el alma vacía lo que el hermano quiere, lo que dice, lo que le preocupa, lo que desea. Y cuando esto ha ocurrido, darle nosotros lo que desea o lo que sea oportuno. Y si tengo momentos y horas en los cuales debo dedicarme a mí misma (para comer, descansar, vestirme, etc.) hacer cada cosa en función de los hermanos, de las hermanas, teniendo siempre presentes a aquellos que me esperan. De este modo y solo de este modo, viviendo continuamente la “espiritualidad de la unidad” o “de comunión”, puedo contribuir con eficacia a que mi Iglesia sea “una casa y una escuela de comunión”; a que progrese, con los fieles de las otras Iglesias o Comunidades eclesiales, la reunificación de la Iglesia; a que se realicen con personas de otras religiones o culturas, espacios cada vez más amplios de fraternidad universal. […] Sintámonos pues “apóstoles del diálogo” y vivamos como tales. Un diálogo a 360º, ciertamente, pero iniciando con el pie justo: amando a cada prójimo que encontramos con la medida del don de la vida.
Chiara Lubich
Cf. “Conversazioni in collegamento telefonico” Citta Nuova ed. pag. 667, – 2004
Ago 21, 2021 | Sin categorizar
El recuerdo de Anna y Alberto Friso, con quienes Nedo Pozzi, con creatividad y gran competencia, compartió durante décadas su compromiso de focolarino casado al servicio de la familia.
“Dos ideas motrices influyeron en toda mi juventud: la necesidad de una consagración totalitaria a Dios y un amor instintivo y creativo por la belleza, por el arte, con la certeza inquebrantable de que en mi vida tendría que hacer algo realmente importante”. Se trata de un ambicioso proyecto de Nedo Pozzi, que no dudó en confiar también a nosotros, que durante casi cuarenta años hemos compartido el privilegio de formar parte del Centro Internacional de los Focolares. Al principio trabajando juntos en el área de “Familia”, por sus sólidas habilidades como comunicador y por su vasta cultura – núcleo duro de una rara sensibilidad interior – Nedo fue llamado luego a tareas más arduas y complejas: ayudar a realizar en 2000 la red que en el Movimiento conectaría operadores y expertos en comunicación (NetOne) y, posteriormente, con Vera Araujo, coordinar el diálogo de los Focolares con la cultura contemporánea.
Autor de artículos y publicaciones para la Editorial Città Nuova, de contribuciones para intervenciones públicas de la fundadora Chiara Lubich, ponente en congresos internacionales, nacido en Mantua (Italia) (6 de julio de 1937) criado a orillas del lago Mayor, Nedo nunca perdió su osadía de soñador. Cuando solo tenía veinte años, conoció a Angela: una historia de amor abrumadora que los haría declarar con franqueza en los muchos cursos para novios que habían inventado el amor. Se casan temprano en la mañana con solo los testigos. No importa la comodidad y la riqueza: su primer almuerzo de bodas son dos tostados y una cerveza en la estación de Milán (Italia). Su aventura juntos toma forma alegremente bajo esos arcos que aún hoy evocan la imagen de una catedral secular. Pero pronto el sueño no se corresponde con la realidad. Y aparecen los indicios de una crisis que a primera vista parece irremediable. Es en ese momento que Nedo conoce el Focolar a través de un matrimonio: es el descubrimiento del amor verdadero, el de la A mayúscula, compuesto de gratuidad, de perdón, de vivir por el otro, de un amor para toda la vida, cuya raíz es Dios. Desde entonces, el ideal de unidad se convirtió en la esencia de su amor. Descubren que la donación a Dios y a los hermanos abre también a los casados la posibilidad de consagrarse a Dios, y en diferentes momentos Nedo y Angela responden a la llamada a ser focolarinos casados. Es el cumplimiento del primero de los dos grandes anhelos de Nedo: ser todo de Dios. En cuanto a la belleza, no quiere preocuparse, también porque no se imagina cómo conciliar esos dos llamados aparentemente tan contrastantes. Su vida es un crescendo de amor en la vida cotidiana en favor de todos. Y es en este sentimiento, en sus palabras, “implicado directa y vitalmente en pagar personalmente en todo momento”, que Nedo logra saciar su sed de belleza, descubriendo, escondida en cada prójimo, famoso o abandonado, la Belleza con la B mayúscula. Todos los que hemos tenido el don de vivir junto a él, de poder penetrar -gracias a sus intuiciones- el misterio de su vida y la nuestra, podemos testificar que en Nedo se dio la reconciliación de las profundas tensiones que dominaron su adolescencia. Con su fallecimiento (12 de agosto de 2021), tras ocho años de una enfermedad que fue reduciendo gradualmente sus habilidades intelectuales e interpersonales, hemos perdido a un gigante de sabiduría y caridad, un hombre de profunda fe y apasionada apertura. Pero nosotros, como ha testimoniado con Angela su hija Paola en nombre de los hermanos Pier Paolo y Daniela, también queremos recordarlo como un esposo y padre muy tierno, como un amigo de confianza, como un intelectual que vivió y trabajó para abrir – estas son todavía sus palabras – “un atisbo de lo Absoluto”.
Anna y Alberto Friso Ex responsables del Movimiento Nuevas Familias
Ago 20, 2021 | Sin categorizar
Cuando se reconoce en el dolor ese rostro de Jesús Abandonado por su Padre en la cruz, y se lo acepta con todos los propios límites, entonces ese dolor se transforma en alegría. Y la vida adquiere otra dimensión, mejora, porque se la vive con amor. La pérdida del padre Yo ya era adulto cuando mi padre se fue de casa para formar otra familia, pero sin embargo la pérdida del padre siempre te deja un vacío que nada puede colmar. De él vuelven una y otra vez a la mente recuerdos y palabras. Lo más triste es cuando no sabes con quién compartir la alegría, un triunfo. Por más que ahora ya estoy casado, con un hijo por llegar, hay una sensación de orfandad que sigue estando. Mi mujer, en cambio, siente rencor por el padre que dejó la familia cuando su hermanita y ella eran pequeñas. Por ello, hablar entre nosotros de la figura paterna pone en evidencia nuestra gran diversidad. Pero justamente porque sabemos lo que significa tanto el amor como la falta de él nos esforzamos en ser para nuestros hijos futuros fuentes del verdadero amor. Por otro lado, es el tema en que tanto se hace hincapié en la comunidad parroquial a la que nos estamos incorporando: la naturaleza del verdadero amor, el que supera el egocentrismo, nos la explica Jesús que con su vida y su muerte nos indicó cuál es su medida. (P.I. – Suiza) El amigo humorista Considero que el humor es la visión nueva, que viene de Dios, de la vida cuando se la compara con el aspecto limitado, carente y a veces trágico que el hombre encuentra en los propios semejantes, además de en sí mismo. Durante años colaboré como dibujante con Nino, un queridísimo amigo, en algunas de sus divertidas publicaciones. Todos, absolutamente todos, caminando nos tropezamos. A Nino le pasaba que todas las veces que se tropezaba, se detenía un instante para pensar y cuando retomaba el trabajo se reía de lo sucedido. Después nos lo contaba y todos sonreían. Era ése, si lo miramos bien, el esquema de su humorismo. Un humor que con los años se había vuelto cada vez más fino, sin caer en la sátira, pero igualmente penetrante; era una burla amable no del hombre, sino de su “hombre viejo” que está siempre al acecho en todos. El mismo Nino escribía así hace algunos años: “Pienso que el humorismo es una dimensión imprevista, que de una persona, además de las cuatro medidas tradicionales –altura, longitud, anchura y profundidad–, también consigue descubrir sus cuatro anti-medidas. La cortedad, la bajeza, la estrechez y la superficialidad”. (Vittorio – Italia) Irina y el ecumenismo Soy ortodoxa, nací en Rusia y estuve casada con un sacerdote anglicano. Entre mi marido y yo nunca hubo dificultades teológicas; él amaba mucho a Iglesia ortodoxa. En un momento descubrimos todo lo que también teníamos en común con la Iglesia Católica. En Roma, mi marido dirigió un centro ecuménico en donde empleó todas sus energías. Tras su muerte, durante cinco años enseñé lengua rusa en la Gregoriana. Luego, ya en Inglaterra, fui presidente de un centro ecuménico en Oxford. En un libro que lleva como título El camino de la unidad hablo de mi esposo, de los contactos que tuvimos con importantes personalidades de varias Iglesias que apreciaron nuestra labor ecuménica. Claro, aún queda mucho por hacer para que se realice la unidad, pero no faltan espíritus proféticos que trabajan en este sentido. Son una minoría, es verdad, pero los hay; y son la gran fuerza de la Iglesia. A pesar de que entristece ver que existen aún muchos prejuicios que superar, hay que trabajar y tener esperanza, porque el mandamiento de Cristo es “que todos sean uno”. Para mí la Iglesia ya es una.
Recopilado por Lorenzo Russo
(extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VII, número 4, julio-agosto de 2021)
Ago 16, 2021 | Sin categorizar
Chiara Lubich nos recuerda que el reino de Dios pertenece a los que son como niños. Porque el niño se abandona confiadamente a su padre y a su madre: cree en su amor. Así, el cristiano auténtico, como el niño, cree en el amor de Dios, se lanza en los brazos del Padre celestial. Jesús desconcierta siempre con su modo de actuar y de hablar. Se aparta de la mentalidad común que consideraba a los niños insignificantes desde el punto de vista social. Los Apóstoles no quieren que estén a su alrededor, en el mundo de los “adultos”, pues no harían más que estorbar. También los sumos sacerdotes y los escribas “viendo a los niños que aclamaban en el templo: ¡Hosanna al hijo de David!”, se indignaron, y le pidieron a Jesús que los llamase al orden. Jesús, en cambio, tiene una actitud diferente ante los niños: los llama, los abraza, les abre sus brazos, los bendice y además los pone como modelo para sus discípulos: “De los que son como ellos es el Reino de los cielos”. En otro pasaje del Evangelio, Jesús dice que si no nos convertimos y nos hacemos como niños no entraremos en el Reino de los cielos. ¿Por qué el Reino de Dios pertenece al que se parece a un niño? Porque el niño se abandona confiado al padre y a la madre: cree en su amor. Cuando está en sus brazos se siente seguro, no teme nada. Y cuando a su alrededor advierte que hay peligro, le basta abrazarse más fuerte a su papá o a su mamá para sentirse enseguida protegido. A veces, su propio papá parece ponerlo en situaciones difíciles, como por ejemplo, para que un salto resulte más emocionante. Incluso en estas ocasiones, el niño se lanza confiado. Así es como Jesús quiere que sea el discípulo del Reino de los cielos. El cristiano auténtico, como el niño, cree en el amor de Dios, se lanza a los brazos del Padre celestial, pone en ÉI una confianza ilimitada, nada le da miedo porque nunca se siente solo. Aun en las pruebas cree en el amor de Dios, cree que todo lo que sucede es por su bien. ¿Tiene una preocupación? Se la confía al Padre y con la confianza del niño está seguro de que lo resolverá todo. Como un niño que se abandona completamente en Él, sin hacer cálculos. Los niños dependen en todo de los padres para la alimentación, el vestido, la casa, la instrucción. Nosotros también, “niños evangélicos”, dependemos en todo del Padre: nos nutre como a los pájaros del cielo, nos viste como a los lirios del campo, sabe lo que necesitamos aún antes de que se lo pidamos y nos lo da. Incluso el Reino de Dios no se conquista, sino que se acoge como un don de las manos del Padre. Aún más, el niño no hace daño porque no lo conoce. […] El “niño evangélico” pone todo en la misericordia de Dios y, olvidándose del pasado, empieza cada día una vida nueva, estando disponible a las sugerencias del Espíritu Santo, siempre creativo El niño no sabe aprender a hablar solo, necesita que alguien le enseñe. El discípulo de Jesús no sigue sus propios razonamientos, sino que lo aprende todo de la Palabra de Dios hasta hablar y vivir según el Evangelio. El niño tiende a imitar a su propio padre. Si se le pregunta que quiere ser cuando sea mayor, a menudo dice la profesión del padre. Del mismo modo, el “niño evangélico” imita al Padre celestial que es el Amor y ama como Él ama: ama a todos porque el Padre “hace salir el sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos”; es el primero en amar porque Él nos amó cuando éramos todavía pecadores; ama gratuitamente, sin interés porque así hace el Padre celestial… Por esto a Jesús le gusta rodearse de niños y los propone como modelo. […]
Chiara Lubich
Palabra de Vida de octubre de 2003 En: Parole di Vita, a cura di Fabio Ciardi, Opere di Chiara Lubich, Città Nuova, 2017, pag. 702
Ago 13, 2021 | Sin categorizar
Dice San Agustín: “Una vez para siempre, se te da una breve norma: ama y haz lo que quieras. Si callas, calla por amor; si corriges, corrige por amor. Que en ti esté la raíz del amor y todo lo que hagas será sólo el bien. Pon amor… Nunca habría imaginado que me casaría con un desconocido. De hecho, mi esposo manifestó un egocentrismo que lo alejaba de los demás. En realidad, escondía una tremenda sensación de inferioridad. Me había dado cuenta de ello cuando, para no herirlo, no podía alegrarme ni siquiera por los logros de nuestros dos hijos. ¡Y pensar que en un momento me sentía sostenida por él! Ahora, ese apoyo firme se había desvanecido y yo me sentía abrumada. Fue en ese contexto que el mensaje de una ex compañera del colegio –que luego había entrado en un convento– me anunció su decisión de dejar el camino que había emprendido. Fui a verla y ella me habló de su soledad, de ideales que se habían derrumbado, de envidias y celos en una comunidad como la suya, que tenía fines humanitarios. Me pareció verme a mí misma reflejada en un espejo. Nos encontramos varias veces más y una frase de San Juan de la Cruz, que ella citó, me iluminó en lo que tenía que hacer para intentar salvar la familia. La frase era: “Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor”. Empecé a esforzarme por hacerlo. No fue fácil, pero hoy las cosas han cambiado, tanto para mí como para ella. (M.d.A. – Albania) Quedarme en Siria Hace unos diez años, cuando la vida se había vuelto difícil para nosotros cristianos, nos preguntamos si teníamos que quedarnos en nuestra patria. Muchos ya habían decidido partir. Creo que han encontrado ambientes apacibles, sin ruidos de armas y sin miedo. Pero aunque hagamos poco, nos damos cuenta de que nuestra presencia aquí se ha vuelto una misión. No es cuestión de testimonio y fidelidad a nuestra fe, sino de proximidad, ésa de la que habla el Papa Francisco. Estamos seguros de que para nuestros hijos también esta situación, aun no siendo fácil, será una gran maestra de vida. (V.M. – Siria) Aprendamos de los pequeños Kanna nació en una familia cristiana y va al jardín de infantes. Muchos de sus compañeros y la misma maestra son de otras religiones. A finales de año, la maestra saludó una por una a todas las niñas; cuando llegó a Kanna, le dijo: “Te agradezco porque nos has hecho conocer a Jesús. Cuando nos hablabas de él, se sentía que estaba a tu lado. Nos has enseñado las oraciones que has aprendido en tu casa y que son muy bonitas. Esta mañana te vi cuando le regalaste a una compañera el premio que habías recibido y ese gesto me conmovió. Yo estoy por casarme, pero antes quiero recibir el bautismo y para ello me estoy preparando, porque quiero creer en Jesús como tú”. (Z.J. – Japón)
Recogido por Lorenzo Russo
(extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VII, número julio-agosto 2021)