Movimiento de los Focolares
Evangelio vivido: “Examínenlo todo y quédense con lo bueno” (1Ts 5, 21).

Evangelio vivido: “Examínenlo todo y quédense con lo bueno” (1Ts 5, 21).

Me encuentro regularmente con el equipo sinodal de la parroquia. Somos siete personas elegidas por un año en una asamblea local, y el objetivo es trabajar en la puesta en acción del proceso sinodal. A veces, al final del día, nos encontramos cargando con el cansancio y las preocupaciones personales, por más de que tratemos de no pensar en ello y ponernos al servicio de la comunidad.

En una reunión, con el pretexto de la “semana de la dulzura” que se celebraba en esos días, llevé un turrón a cada uno. Todos nos sentíamos felices como niños, fue como un momento de distensión y la actitud cambió. Me di cuenta de que la comunión se construye con pequeños gestos.

(C.P. – Argentina)

Sorpresivamente Marc y María Antonia, de unos cincuenta años, reciben en herencia del padrino de Marc, un tío soltero que lo quería mucho, una pequeña empresa de máquinas industriales. Tras pensarlo cuidadosamente, deciden mantenerla para ellos en lugar de venderla; por un lado para preservar los puestos de trabajo (seis empleados) y por otro lado con la ilusión de trabajar por cuenta propia involucrando a su hijo que ha estudiado ingeniería de los materiales.

A pesar del entusiasmo, la dedicación y el esfuerzo de todos ellos, pasan un momento feo. La empresa no funciona. Al año de haberse puesto al timón, se ven obligados a despedir a dos trabajadores y a devolver las máquinas que no han podido pagar totalmente. También tienen algunas deudas con los bancos y con la familia.

Por la noche, cuando regresan a casa exhaustos, empiezan a pensar que quizá se han equivocado; pero no se rinden, vuelven a empezar y buscan nuevos clientes. Poco a poco, la empresa arranca, ya no tiene pérdidas y pueden comenzar a pagar las deudas. Pero lo que les queda para su sustento es bastante poco.

El momento difícil se alarga. Pero luego llega un nuevo cliente que propone efectuar un pedido amplio y periódico que les daría la tan esperada tranquilidad económica. Se ponen muy contentos. Pero se dan cuenta de que lo que deberían producir sirve para una industria de armamentos, concretamente algunas partes de cañones. Sienten un gran malestar interior. ¿Pueden hacer la vista gorda y actuar como si nada? En realidad, si ese material no lo producen ellos, lo realizará algún otro…

Hablan mucho entre ellos y se consultan también con Pedro. Pasan más de una noche en blanco. No quieren ser partícipes, aunque sólo sea indirectamente, de la muerte violenta de nadie. Rechazan la propuesta.

Tras esa difícil decisión, increíblemente la empresa tuvo otros pedidos y consiguió ir adelante, no obstante las dificultades.

(A.M. Spagna – de la Revista LAR)

Estamos juntando fondos para poder viajar de nuestro país, las Filipinas, a Roma y participar en el Jubileo de los Jóvenes. En estos días dos señoras mayores han venido a traernos algunas monedas de su alcancía. Una de ellas, entregándonos el dinero, nos dijo: “Este dinero ha sido ahorrado y guardado durante un año sobre un pequeño altar que tengo en mi casa”. Su humilde pero profundo regalo, nacido de la fe y del sacrificio, nos dejó asombrados”.

(algunos jóvenes de las Filipinas)

Recogido por Carlos Mana

Foto: © Jonathan en Pixabay

Obispo Krause (1940-2024): “Hermano, qué bueno que nos encontremos”

Obispo Krause (1940-2024): “Hermano, qué bueno que nos encontremos”

Durante un encuentro de obispos de varias Iglesias, amigos del Movimiento de los Focolares, cerca de Estocolmo (Suecia), en noviembre de 2018, el obispo Krause fue entrevistado por la periodista irlandesa Susan Gately, quien le preguntó qué era exactamente el “ecumenismo” para él. Publicamos –al día siguiente de la celebración, en el hemisferio norte, de la Semana de Oración por la unidad de los cristianos– un trozo de la respuesta del obispo Krause que ayuda a esbozar su figura, su apertura y su pasión por el camino ecuménico.

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Incendios en California: la comunidad de los Focolares entre el sufrimiento y la devastación

Incendios en California: la comunidad de los Focolares entre el sufrimiento y la devastación

Imágenes dramáticas de los incendios que devastaron una enorme zona, destruyendo todo, desde animales hasta vegetación, han circulado alrededor del mundo durante varios días. Miles de edificios están ahora en cenizas y 25 personas están muertas. Muchas familias lo han perdido todo y todavía hay 26 desaparecidos. Es desgarrador ver todavía hoy estas imágenes de sufrimiento. Y la emergencia aún no ha terminado. Nos comunicamos con la comunidad de los Focolares de la zona para conocer cómo están viviendo esta situación.

“Los incendios en diferentes puntos de nuestro territorio nos generan gran inquietud ya que no se logra extinguir totalmente los focos de incendio debido a los fuertes vientos, escribe Carlos Santos, del focolar de Los Ángeles. Se espera que duren varios días más. Muchos han sido desplazados y muchos lo han perdido todo. Pero también vemos una gran respuesta de muchas personas que han traído comida, ropa, dinero y otras donaciones para los afectados por los incendios. La respuesta caritativa fue tan grande que en la televisión pidieron a la gente no donar más en algunas zonas porque ya no había espacio para lo que había llegado. Sí, la Providencia ha llegado en abundancia y en exceso.

El fuego no alcanzó las casas de ninguna persona de la comunidad local de los Focolares. Pero algunos tuvieron que mudarse porque vivían en zonas donde había riesgo de incendios.

El focolar femenino – continúa Carlos – acogió a una familia durante tres días, hasta que las autoridades dijeron que era seguro regresar a su casa. Nuestro focolar masculino también se ha puesto a disposición para acoger a personas en caso de que lo necesiten. Esto ha dado más tranquilidad a la comunidad porque varias áreas del condado de Los Ángeles podrían tener mandatos de evacuación en caso de que el viento cambie de dirección y mueva el incendio allí. Algunos focolarinos y focolarinas, a través de su trabajo, han tocado con mano el sufrimiento de muchas personas y familias que lo han perdido todo. Queremos acompañar a estas personas, darles consuelo y ayudarles a encontrar una solución estable”, concluye Carlos, agradeciendo los numerosos mensajes de cercanía y oraciones por este gran sufrimiento.

En este link del sitio web de Focolare Media, el órgano de comunicación de los Focolares en América del Norte, se puede leer el artículo sobre el “milagro del tabernáculo” en la iglesia de Corpus Christi en la comunidad de Pacific Palisades en California.

Lorenzo Russo

Foto: @RS Fotos Públicas

Perú: Cuidar a los que están más solos

Perú: Cuidar a los que están más solos

“Empezamos por los últimos, por los descartados y abandonados por la sociedad». Así nació en la Amazonia peruana el Hogar y Centro de Día para adultos mayores «Chiara Lubich». Un lugar donde, gracias a la generosidad de una familia junto a la comunidad de los Focolares, se acoge a ancianos abandonados que necesitan ayuda, cuidados, una comida caliente o simplemente el calor de una familia.

¡Adelante siempre!

¡Adelante siempre!

La noticia de la muerte del obispo Christian Krause me llegó justo en el momento en que estaba empezando una conferencia por zoom con los obispos de varias Iglesias amigos del Movimiento de los Focolares, de quienes el obispo Christian ha sido un fiel compañero de viaje por muchos años. Desde hace un tiempo sabíamos que sus condiciones de salud se habían agravado y rezábamos por él; por lo cual fue espontáneo rezar juntos un “Padre nuestro”, agradeciendo a Dios por su presencia profética y alentadora en medio de todos nosotros. Era un hombre con un gran corazón y de amplios horizontes.

Habría mucho para decir sobre el obispo Christian. Mientras escribo este texto tengo delante de mí una fotografía en donde se ven el Cardenal Vlk de Praga (República Checa), el Cardenal Kriengsak de Bangkok (Tailandia), el Doctor Mor Theophilose Kuriakose de la Iglesia Siro-ortodoxa Malankara (India), se me ve a mí, católico, y al obispo Christian Krause mientras caminamos hacia el centro de la ciudad de Lund (Suecia), vestidos con nuestros atuendos eclesiásticos. Estábamos yendo a una ceremonia en la Catedral, que marcó el comienzo del 500° aniversario de la Reforma protestante. El encuentro ecuménico, cuya anfitriona fue la Federación Luterana Mundial (LWF) y con la presencia del Papa Francisco, fue la primera vez que católicos y luteranos conmemoraron juntos la Reforma a nivel global.

La foto me recuerda la simpatía con la que el obispo Christian llamaba a los obispos de las varias Iglesias amigos de los Focolares, “obispos coloreados”. Era un apasionado de la experiencia de la variedad y de la diversidad en la unidad, inspirada por un carisma y por una espiritualidad de la unidad y sostenida por el Movimiento de los Focolares, un movimiento al que en muchas ocasiones él puso de relieve por su aspecto prevalentemente laico. Nuestros ornamentos coloreados eran un signo exterior que indicaba la riqueza más profunda del intercambio de dones que hemos experimentado en el diálogo de la vida que los obispos de las varias Iglesias han emprendido a partir del año 1982 y que el obispo Klaus Hemmerle y Chiara Lubich han iniciado, con el apoyo del Papa Juan Pablo II.

Si bien él conocía a los Focolares desde la década de 1980 gracias a los contactos con el obispo Klaus Hemmerle, el encuentro con Chiara Lubich del 31 de octubre de 1999 fue para él un momento especial. Un encuentro que tuvo lugar en el contexto de lo que sin duda fue un hito fundamental de su vida: la firma, en nombre de la LWF, de la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación con la Iglesia católica romana, justamente ese 31 de octubre, en la ciudad de Augsburgo, Alemania. A lo largo de todos estos años, el obispo Krause nos contó muy a menudo de ese evento, resaltando su importancia como documento firmado antes de entrar en el siglo XXI. Pero le gustaba también recordar que justamente en esa ocasión, por la tarde, un grupo de focolarinos y responsables de Movimientos y comunidades, evangélicos y católicos, se reunió en la ciudadela focolarina de Ottmaring y lanzó el proyecto “Juntos por Europa”. El encuentro con Chiara Lubich, ese día, le abrió un camino en una experiencia ecuménica que él comprendió –quizás más que muchos de nosotros– como algo rico de posibilidades e implicancias proféticas.

Cuando fui consagrado obispo en el año 2013, empecé a tener un mayor contacto con el obispo Christian en el ámbito de los obispos de varias Iglesias amigos del Movimiento de los Focolares. Después de Lund nos encontrábamos todos los meses a través de tele-conferencias online. Los encuentros con Christian siempre nos abrían los horizontes, porque le gustaba ver las cosas en el cuadro general. Su sentido del humorismo se manifestaba en el brillo de sus ojos y en su sonrisa amable.

El obispo Christian Krause era un apasionado de la Iglesia, de la unidad de la Iglesia y de la necesidad de dar pasos hacia adelante. Para él, la vida no consistía en estar quietos. Y si queremos mejorar el futuro, ¡tenemos que estar dispuestos a desarmar el presente! En el caso de los obispos amigos de los Focolares, el obispo Christian siempre nos exhortó a ampliar el círculo y a comprometernos a promover lugares de diálogo vivo con los obispos de las varias Iglesias del Sur del mundo. Se alegró mucho cuando, en el mes de septiembre de 2021, durante la pandemia Covid, conseguimos organizar un encuentro online para 180 obispos de 70 Iglesias de todo el mundo. Fue un maravilloso encuentro de tres días.

Recientemente fui a visitar al obispo Christian en la residencia de salud adonde se había trasladado en las últimas semanas de vida. Tuvimos una conversación que recordaré por mucho tiempo. Me habló de su gratitud por el encuentro con el carisma de los Focolares, por el apoyo y la amistad que había experimentado. Habiendo crecido en la tradición del “despertar” (pietista), el encuentro con el Movimiento se encontraba en la línea de su personal convicción de la necesidad de la piedad, de la espiritualidad.

No ocultó su dolor por el hecho de que a veces pareciera que el mundo hubiera perdido la dinámica visionaria de la esperanza de los años de la década de 1960, cuando la misión mundial y los horizontes de la paz se presentaban muy auspiciosos. Era doloroso para él también el hecho de que aún no le fuera posible recibir la comunión en la Iglesia católica.

Sin embargo me contó de un acontecimiento en la década de 1990 cuando Chiara Lubich no se encontraba bien de salud. Mientras estaba en una reunión con el Cardenal Miloslav Vlk, éste lo invitó a ir con él y llamar por teléfono a Chiara. Debía ser simplemente una breve llamada. Por ello, para no alargar la conversación, el obispo Christian le preguntó a Chiara: “¿Tienes alguna consigna para nosotros?”. Chiara no dudó un momento y respondió: “¡Adelante siempre!”. Christian quedó muy impresionado.

“Adelante siempre” ha sido el estímulo que el obispo Christian siempre nos ha aportado. Hablándome de su preparación a la muerte, manifestó su fuerte fe con la que solía mirar el futuro, incluso la muerte, con esperanza. Compartió conmigo la oración que tomó de una conocida poesía de Dietrich Bonhoeffer que era fuente de inspiración para él en ese último tramo de vida: “Cobijados maravillosamente por las fuerzas de la bondad, miremos con confianza lo que puede venir: Dios está con nosotros por la noche y por la mañana, y sin duda en cada nuevo día”.

Monseñor Brendan Leahy
Obispo de Limerick (Irlanda)

Foto: © Caris Mendez – CSC audiovisivi e Vatican Media – Encuentro de obispos de distintas Iglesias (Septiembre 2021)

Evangelio vivido: “En su pobreza ha puesto todo lo que tenía para vivir” (Mc 12,44)

Evangelio vivido: “En su pobreza ha puesto todo lo que tenía para vivir” (Mc 12,44)

Esta mañana, mientras estaba comprando en el supermercado, pasé junto a un carrito grande donde una empleada estaba apilando cajas y vi que dos de ellas estaban en el suelo.

Temiendo haberlas dejado caer sin darme cuenta, me disculpé, luego recogí las cajas y las coloqué en el carrito.

La empleada me agradeció y me dijo que no me preocupara. Luego, haciendo un comentario en voz alta, añadió: “¡La amabilidad es rara!”. Otra persona que pasaba cerca confirmó: “¡Es realmente cierto!”. Entonces la dependienta le contó, a modo de explicación, lo sucedido.

Por mi parte, estaba feliz, también porque este pequeño episodio me recordaba una frase que escuché hace algún tiempo y que me llamó la atención: nos invitaba a “sembrar amabilidad”. Me pareció una “caricia” de Dios.

G.S. – Italia (*)

Tengo un hermano, cristiano católico, que se casó con una mujer alemana de la Iglesia Evangélica. Cuando se establecieron en Italia, la relación entre mi madre y mi cuñada no fue fácil, aunque ella no se oponía a que sus hijos fueran educados en la Iglesia católica. En cuanto a mí, traté de ser un “mediador” entre ella y mi madre. Mi cuñada también sufría por la incomprensión, que sin embargo se solucionó poco antes de la muerte de nuestra madre. Desde hace un tiempo comparto con ella diariamente, vía WhatsApp, el “pensamiento del día” que nos ayuda a vivir cada día el amor evangélico. Un día nos invitó a “ser misericordiosos”, con este breve comentario: “La misericordia es un amor que sabe acoger a cada prójimo, especialmente a los más pobres y necesitados. Un amor que no mide, abundante, universal, concreto”. Su respuesta no se hizo esperar: “Si te he hecho sentir mal en cualquier circunstancia en los últimos años, perdóname”. Sorprendida, respondí a mi vez: “Yo también me disculpo”. Y ella: “No recuerdo ningún episodio por el que deba disculparte…”.

C. – Italia (*)

Una persona muy querida me pidió que escribiera algo sobre mi experiencia como docente para un conocido suyo de otro país que estaba haciendo un proyecto sobre educación en valores.

Entendí que era una oportunidad para transformar en testimonio y “anuncio” lo que, de alguna manera, ha sido, a lo largo de mi vida, mi respuesta personal al “llamado” a vivir según las enseñanzas del Evangelio como docente y como madre.

La redacción requirió muchas horas de escritura, borrando, corrigiendo, reescribiendo, recordando aspectos que podría agregar, eliminando otros que me parecían irrelevantes y, sobre todo, filtrando cada palabra con amor. Intenté ponerme en el lugar de la persona para quien escribía, porque, aunque no la conocía, podía amar a Jesús en ella.

Se lo envié a mi amiga, sabiendo que tal vez no era exactamente lo que necesitaba, pero dispuesta para cambiarlo todo.

Para mi sorpresa, ella respondió: “Ya envié tu carta y gustó mucho”. Sin duda, no fue la escritura en sí lo que gustó, sino la obra que Dios hizo en mí y que, compartida, puede ser una pequeña luz para los demás.

Y por supuesto, las otras cosas que necesitaba hacer en esos días fueron fáciles de solucionar, ya que hubo algunos cambios de programa que me dejaron tiempo libre para hacerlas.

C.M. – Argentina

Carlos Mana
Foto © StockSnap-Pixabay

(*) De “Il Vangelo del giorno” noviembre-diciembre, Città Nuova, Roma 2024.