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¿Qué son las religiones en el mundo de hoy? Hay muchos que las ven como obstáculos a la paz, un residuo de tiempos pasados que ahora causan un extremismo violento. Pero el mundo, ¿sería verdaderamente más pacífico sin las religiones? El debate del tema a Alto Nivel “Promover la tolerancia y la reconciliación”, es animado. El segundo día del encuentro en la ONU aparecen, de hecho, algunas directivas. El secretario general Ban Ki-moon, en la apertura propone un comité consultivo con los líderes de las religiones, para ayudar a las Naciones Unidas a encontrar soluciones para los conflictos que están en curso, a menudo precisamente entre los fieles de religiones distintas. En la plenaria se presentan los testimonios de 15 líderes religiosos. Todos los presentes están de acuerdo en el hecho de que las religiones deberían ayudar a construir la paz, ir más allá de la simple tolerancia, de la aceptación –y subrayan que existen personas en todo el mundo que viven ya así en la cotidianidad. Maria Voce en su discurso recuerda la experiencia vivida por muchos en el Movimiento de los Focolares: «El encuentro entre culturas y religiones es una experiencia continua y fecunda, que no se limita a la tolerancia o al simple reconocimiento de la diversidad, sino que va más allá de la fundamental reconciliación, y en cambio crea, por así decir, una nueva identidad, más amplia, común y compartida». Y así ocurre en contextos que se han visto afectados y sufren aún ahora gravísimas crisis, como ocurre en Argelia, en Siria, en Iraq, en Líbano, en la República Democrática del Congo, en Nigeria, en Filipinas.
Para responder a los desafíos y a la violencia, propone un «extremismo del diálogo», es decir un diálogo que exige el máximo compromiso, «que es arriesgado, exigente, desafiante, que aspira a renunciar a las raíces de la incomprensión, del miedo, del resentimiento». De allí, invita a aspirar a una «civilización de la alianza», «una civilización universal que logre que los pueblos se consideren parte de un acontecimiento, plural y fascinante, del camino de la humanidad hacia la unidad», e invitó a la misma ONU a reconsiderar su propia vocación, a reformular su propia misión, para ser «una institución que verdaderamente trabaje por la unidad de las naciones, en el respeto de sus riquísimas identidades» Decir que las religiones son la causa de las tensiones, es según María Voce tener una visión demasiado limitada de la situación: «Lo que estamos presenciando hoy en muchas áreas del planeta, desde Medio Oriente a África, tiene muy poco que ver con las religiones y en cambio tiene mucho que ver con los habituales mecanismos de dominio de las oligarquías y de la prevalencia de estructuras orientadas a la cultura bélica». Así pues, la vocación de las religiones está bien determinada: «Ser fieles a la propia inspiración fundamental, a la Regla de Oro que es común en todas, a la idea de la única familia humana universal». En esta línea estaban todos de acuerdo: las religiones llevan a la paz, si no son instrumentalizadas para otros fines. En la mesa redonda plenaria de la tarde, moderada por la periodista de la BBC Laura Trevelyan, el Rabino David Rosen se pregunta porqué existen tantos jóvenes que se sienten atraidos por el extremismo: «Tal vez porque están en búsqueda de la propia identidad, o por algo que dé un sentido a su vida». «En las Naciones Unidas, normalmente no se menciona a Dios», se atreve a decir el Rabino Arthur Schneier: «¿Cómo tratamos este problema –que la ONU tendría que ser neutral- cuando 5 de los 7 millares de personas en la tierra pertenecen a una religión?». Para Bhai Sahib Mohinger Singh, Sikh de Birmingham: «Dios es omnipresente, en cada uno de nosotros, por lo tanto no se puede decir que Dios no está aquí». Y para María Voce: «Se habla de Dios cuando se habla de justicia, de compartir todos los bienes de la tierra, de un desarrollo sustentable, se habla de Dios cuando pensamos en qué cosa le estamos preparando a las generaciones futuras. Esto es hablar de Dios, no es necesario hablar de forma abstracta». ¿Cómo mantener la integridad del diálogo interreligioso? Los líderes religiosos presentes ¿no están renunciando a algo, viniendo aquí a la ONU para hablar de la resolución de los conflictos? «Yo no renuncio a nada», afirma María Voce. «Yo vine por amor, pensando en traer mi contribución de amor a la humanidad. Me sentí enriquecida por esta posibilidad» Al final una mirada a las nuevas generaciones: «Volviendo a casa, lo que haré – declara- será sostener todas las actividades de los jóvenes y de los adolescentes, porque creo en su potencial profético» y le cede la palabra a Ermanno Perotti, joven italiano que la acompañó en esta etapa estadounidense. El joven de 25 años, máster en Economía del Desarrollo, aprovecha la ocasión para presentar El Atlas de la Fraternidad un dossier que reúne las iniciativas para la fraternidad que están presentes en todas las latitudes. «Con la esperanza- agrega María Voce- de que un día también estos “fragmentos de fraternidad” puedan ser presentados en las Naciones Unidas», y que las Naciones Unidas puedan acogerlos. Con esta visión está claro que las religiones tienen una gran oportunidad, pero también una gran tarea: construir la paz y responder a los desafíos con un “diálogo extremo” en vez de cerrarse en el propio grupo. Susanne Jansen, New York Intervención íntegra de Maria Voce (texto) Intervención íntegra de Maria Voce (video) Comunicado de prenas Prensa
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