El sábado 17 de febrero, “el Padre ha llamado a Sí al padre Silvano Cola”, fallecido improvisamente por un paro cardíaco, en el Centro sacerdotal en Grottaferrata, donde vivía con otros sacerdotes. Era responsable de la rama de los sacerdotes diocesanos que se formó en los años ’50 en el naciente Movimiento de los Focolares. Don Silvano se cuenta entre los primeros sacerdotes que, en contacto con los Focolares, hallaron un nuevo impulso para el ministerio sacerdotal en la unidad que brota de la reciprocidad del amor evangélico, central en la espiritualidad del Movimiento. Al comunicar la noticia de su muerte, Chiara Lubich puso de relieve, en modo particular, la “generosidad incansable” con la que desarrolló su labor al servicio del mundo sacerdotal: «Habiéndolos amado, los amó hasta el extremo». Durante estos últimos años, Don Silvano Cola había compartido con una de las primeras focolarinas, Valeria Ronchetti, la responsabilidad de la secretaría instituida por la fundadora de los Focolares para promover la comunión entre los Movimientos eclesiales y las nuevas comunidades, surgida como respuesta al deseo de Juan Pablo II, después del gran encuentro en la Plaza de San Pedro en la vigilia de Pentecostés de 1998. Don Silvano Cola nació en Camerino (Macerata) el 22 de enero de 1928 y fue ordenado sacerdote en Turín el 27 de junio de 1950. De acuerdo con su arzobispo, en 1964 se trasladó al Centro del Movimiento, en Rocca di Papa (Roma). En 1990 tomó parte como oyente en el Sínodo de los Obispos sobre la formación sacerdotal. Actualmente era miembro del Consejo General de los Focolares. Los funerales tendrán lugar el próximo martes, 20 de febrero, a las 14.30 horas, en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo (Roma) – en vía san G. Battista de la Salle.
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