Dic 31, 2004 | Palabra de vida, Sin categorizar
En el año 50, Pablo llegó a Corinto, esa gran ciudad de Grecia, famosa por su importante puerto comercial y animada por sus múltiples corrientes de pensamiento. Durante dieciocho meses, el apóstol anunció el Evangelio y puso las bases de una floreciente comunidad cristiana. Otros continuaron luego la obra de evangelización. Sin embargo los nuevos cristianos corrían el riesgo de apegarse a las personas que traían el mensaje de Cristo, más que a Cristo mismo. Nacían así facciones: “yo soy de Pablo”, decían algunos; y otros, refiriéndose siempre a su apóstol preferido: “yo soy de Apolo”, o bien: “yo soy de Pedro”.
Ante esta división que turbaba a la comunidad, Pablo compara a la Iglesia con un edificio, por ejemplo con un templo. Afirma con fuerza que los constructores pueden ser muchos, pero sólo uno es el fundamento, la piedra viva: Cristo Jesús.
En particular en este mes, durante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, las Iglesias y las comunidades eclesiales recuerdan juntas que Cristo es el único fundamento, y que sólo adhiriendo a él y viviendo su único Evangelio, pueden encontrar la unidad plena y visible entre ellos.
«El fundamento es Jesucristo»
Poner el fundamento de nuestra vida en Cristo significa ser una sola cosa con él, pensar como él piensa, querer lo que él quiere, vivir como él ha vivido.
¿Pero cómo poner las bases, las raíces en él? ¿Cómo volvernos una sola cosa con él?
Poniendo en práctica el Evangelio. Jesús es el Verbo, es decir, la Palabra de Dios que se ha encarnado. Y si él es la Palabra que ha asumido la naturaleza humana, nosotros seremos verdaderos cristianos si somos hombres y mujeres que informan toda su vida de la Palabra de Dios.
Si nosotros vivimos sus palabras, mejor dicho, si sus palabras nos viven, hasta hacer de nosotros “Palabras vivas”, somos uno con él, nos unimos estrechamente a él; ya no vive el yo o el nosotros, sino la Palabra en todos. Podemos pensar que viviendo así contribuiremos a que la unidad entre todos los cristianos se vuelva una realidad.
Así como, para vivir, el cuerpo debe respirar, de la misma manera, para vivir, el alma necesita vivir la Palabra de Dios.
Uno de los primeros frutos es el nacimiento de Jesús en nosotros y entre nosotros. Esto provoca un cambio de mentalidad: hace penetrar en los corazones de todos, sean ellos europeos o asiáticos, australianos, americanos o africanos, los mismos sentimientos de Cristo frente a las circunstancias, a cada persona, y a la sociedad.
Esa es la experiencia de uno de mis primeros compañeros, Julio Marchesi, ingeniero de una gran industria, y luego director de otra importante empresa en Roma. Las vicisitudes vividas en el trabajo y en otros ámbitos sociales, lo habían llevado a la desalentadora constatación de que en todas partes, lo que motivaba a las personas, eran los fines egoístas y que, por lo tanto, no podía haber felicidad en este mundo.
Sin embargo, cuando un día conoció personas que vivían la Palabra de Vida, le pareció que todo cambiaba a su alrededor. Al ponerse él también a vivir el Evangelio, comenzó a advertir una íntima sensación de plenitud y de alegría. Escribía: “Experimentaba la universalidad de las Palabras de Vida, que desencadenaban en mí una verdadera revolución, cambiaban todas las relaciones con Dios y con el prójimo, todos me parecían hermanos y hermanas, tenía la impresión de haberlos conocido desde siempre. También probé el amor de Dios por mí: bastaba pedirlo. En fin, ¡la Palabra de Vida me hizo libre!”.
Y así siguió siendo cuando, en los últimos años de su vida, se vio obligado a andar en silla de ruedas.
Sí, la Palabra de Vida nos vuelve libres de los condicionamientos humanos, infunde alegría, paz, simplicidad, plenitud de vida, luz; haciéndonos adherir a Cristo, nos transforma poco a poco en otros él.
«El fundamento es Jesucristo»
Hay, sin embargo, una palabra que resume a todas las demás: es amar, amar a Dios y al prójimo. Jesús sintetiza en ella “toda la ley y los profetas”1.
De hecho, cada Palabra, aunque se exprese en términos humanos y diversos, es Palabra de Dios; pero dado que Dios es Amor, cada Palabra es caridad.
Entonces, ¿cómo vivir durante este mes? ¿Cómo unirnos estrechamente a Cristo, único fundamento de la Iglesia? Amando como él nos ha enseñado.
“Ama, y haz lo que quieras”2, decía San Agustín, casi sintetizando la norma de vida evangélica, porque amando no te equivocarás, sino que realizarás a pleno la voluntad de Dios.
Chiara Lubich
1) Cf Mt 22, 40;
2) En Jo. Ep. tr., 7, 8.
Dic 30, 2004 | Sin categorizar
Dic 30, 2004 | Senza categoria
Dic 30, 2004 | Sin categorizar
“La Iglesia nos pareció, por los carismas que le ha donado el Espíritu, como un Evangelio encarnado. Cada familia religiosa es un particular, la encarnación de una expresión de Jesús, de un hecho de su vida, de un dolor suyo, de una palabra suya… Por todos estos carismas florecidos a lo largo de los siglos, la Iglesia se presenta como un Evangelio desplegado en el tiempo y en el espacio”
Son éstas algunas palabras de la lectio de Chiara Lubich con ocasión de la entrega del doctorado honoris causa en Teología de la Vida Consagrada por parte de la Pontificia Universidad Lateranense – Instituto “Claretianum”, de Roma, especializado en Teología de la vida consagrada.
El Presidente del Instituto, el prof. Santiago M. González Silva quien abrió la ceremonia presentando la Espiritualidad de la Unidad del Movimiento de los Focolares a los más de 400 alumnos, de 57 naciones, representantes de 177 institutos. Después de la ejecución de una versión polifónica del Veni Creator, cantada por el coro interuniversitario de Roma, el director hizo una presentación de la fundadora de los Focolares: «En Chiara -afirmó- contemplamos límpidamente reflejada una palabra del Evangelio que ha llegado más allá de los confines de la Iglesia en todas las regiones del planeta: el mandamiento nuevo de Jesus, “amaos los unos a los otros, como yo os he amado” (Jn. 13, 34)».
El prof. Fabio Ciardi, Omi, docente del Claretianum, en la laudatio recordó su encuentro juvenil con la Espiritualidad de la Unidad de los Focolares y la sorpresa al constatar en Chiara «la necesidad de participar del carisma de todos los santos». Seguidamente ilustró las tres motivaciones fundamentales del doctorado:
– el haber elaborado una doctrina sobre los carismas de la vida consagrada, con la singular intuición de que eran la explicación de Cristo a lo largo de los siglos, un Evangelio vivo;
– la apertura de la espiritualidad de comunión –típica de los Focolares- a las varias formas de vida consagrada (son decenas de miles los religiosos y las religiosas en contacto con esta espiritualidad);
– el haber creado una original forma de vida consagrada: el focolar.
El doctorado ha sido un reconocimiento también para la Obra fundada por Chiara Lubich, que involucra, no sólo a las diversas vocaciones de la comunidad catolica, sino también a miembros de otras Iglesias cristianas, de otras religiones.
Dic 29, 2004 | Sin categorizar
Dic 28, 2004 | Sin categorizar
Hace tiempo, como responsable de un proyecto europeo, tuve que presentar un informe sobre el desarrollo de los trabajos acordados por los representantes de los Estados de la Unión, ante los oficiales de la Comisión Europea. Los colegas más expertos sugerían que fuera genérico y no muy claro en la exposición, para no correr el riesgo de ser criticado o puesto en embarazo por los representantes de los Estados, pero esto no correspondía con mi estilo de vida ni de trabajo: antes de cada reunión, más allá del problema a tratar, pienso en la relación con las personas que están a mi alrededor, a sus vidas y a lo poco que sé de las esperanzas, dificultades y expectativas con las que han llegado a la reunión. Pienso en los últimos que escucharán y que podrían recibir un beneficio de nuestro trabajo. Pero volvamos a Bruselas, a nuestra sesión plenaria; contrariamente a las sugerencias de mis colegas, expongo el estado del proyecto con calma y claridad, mirando a los representantes de los Estados a la cara, para estar seguro de que comprendan bien. Se trataba de un servicio para los pensionados europeos que para poder ser realizado concretamente tenía necesidad del aporte convencido de los representantes de los Estados, de modo que se tuviesen en cuenta las situaciones locales. Al final de la exposición, durante más de una hora fui sometido a una ráfaga de preguntas y observaciones por parte de todas las delegaciones. Al responder trataba siempre de ponerme en el lugar y en la cultura de quien hacía la pregunta, de modo de entender lo que estaba detrás, y responder en un modo objetivo y personal. Durante la discusión se encendieron vivos contrastes entre los delegados, en su mayoría debidos sólo a incomprensiones motivadas por la diversidad de culturas, de formas de hablar, de legislaciones, de costumbres … Por lo tanto, traté de intervenir con delicadeza, explicando a uno el por qué el otro había hecho esa observación, que sin embargo tenía que ser leída e interpretada en cierto modo, ayudándolos así a entenderse, a disipar la sospecha de otras finalidades, para encontrar un punto común. El resultado final fue la aprobación del proyecto, con una serie de observaciones y mejorías compartidas por todos los delegados. Había una insólita serenidad entre todos. Cuando me levanté, al final, para saludarlos y agradecerles por la fructífera revisión que habíamos hecho juntos, me dieron un aplauso, cosa que raramente sucede en esa sala. I. N. – Italia Sacado de Toda revestida de Palabra, a cargo de Michele Zanzucchi, Città Nuova 2004
Dic 12, 2004 | Sin categorizar
P. Lo que se ha vivido en estos días, ha sido un encuentro muy esperado, que ha tenido una mayor participación de Obispos de varias Iglesias, respecto a los años anteriores �Por qué? R. Porque se trata de Estambul, la antigua Constantinopla, esta tierra, Turquía, que es un país cristiano desde la antigüedad, rico de historia, de tantos lugares santos. Y por ello muchos obispos se han sentido atraídos: para vivir, precisamente aquí, momentos de unidad. Ha sido un encuentro especial. En estos días hemos vivido una experiencia extremadamente rica, que nos ha renovado espiritualmente, entrando en contacto con esta cristiandad antigua: con los ortodoxos, con los siro-ortodoxos, con los armeno-apostólicos, con los católicos de diversos ritos. Un hecho del todo excepcional y extraordinario, �para dar gloria a Dios! P. Ustedes han vivido esta semana precisamente en un momento en el que han tenido lugar gestos históricos en las relaciones entre Constantinopla y Roma, por el regreso a Constantinopla, de las reliquias de dos grandes Padres de la Iglesia, San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno apodado, “El Teólogo”. Además, han tenido más de un contacto directo con el Patriarca �Qué significado ha asumido en el Congreso de ustedes? R. El regreso de las reliquias, después de siglos, ha sido, para estos cristianos, para Turquía, un signo de esperanza muy fuerte, muy conmovedor. Quedé impresionado al ver como los obispos de las Iglesias anglicana y evangélico-luterana, que asistían por primera vez a la veneración de las reliquias por parte de ortodoxos y católicos, apreciaron este gesto. El Patriarca Bartolomé habló en un modo conmovedor, agradeciendo al Papa y a la Curia Romana por este gesto excepcional. P. Para el Patriarcado ecuménico y para las otras comunidades que visitaron, la siro-ortodoxa, la armena, la anglicana, �qué significado tuvo la presencia de ustedes? R. Todas las comunidades advirtieron la unidad que había entre nosotros. Apreciaron la oración, la “calidad” de la comunión. Para ellos ha sido una cosa extraordinaria ver a Obispos de tantas Iglesias unidos en la oración. Han manifestado su alegría por el hecho de que hemos estado en medio de ellos. Para ellos ha sido un nuevo llamado a la unidad: si los obispos están juntos, también el pueblo de Dios debe estar junto. Pienso que todas estas comunidades han recibido un gran impulso para el futuro. P. El Patriarca ecuménico Bartolomé I, en la fiesta de San Andrés, habló del primado de la unidad espiritual que estamos llamados a vivir en Cristo, según el modelo de la Trinidad. Parece una meta lejana… R. Pienso que lo que hemos vivido aquí en Constantinopla y lo que viven cristianos de diversas Iglesias juntos, en el espíritu de unidad del Movimiento de los Focolares, con Jesús en medio, es un ejemplo, una esperanza, es una semilla de la unidad que ya existe entre las diversas Iglesias en la comunión, en el amor de la Trinidad. Entre nosotros, de hecho, hay un gran amor, un gran respeto hacia cada Iglesia, hacia cada tradición. He visto como los obispos evangélicos, anglicanos y católicos han apreciado los íconos, las reliquias, la liturgia ortodoxa, que es larga, pero bella. Todo esto ha sido un ejemplo de la unidad que ya existe y que se debe difundir en todas las Iglesias, en toda la cristiandad. Es el amor el que puede hacer avanzar la unidad de los cristianos. Si, sobre todo nosotros los obispos y jefes de las Iglesias, damos este testimonio -el don de las reliquias ha sido un signo muy fuerte- todo esto será recibido por la conciencia de nuestras Iglesias. P. �Dónde está la raíz de esta experiencia de unidad, dónde encuentra su linfa? R. La raíz de la unidad es el amor de Dios, el amor de Cristo que une en el Espíritu Santo al mundo entero y primero que nada a todos los cristianos que se unen en Su nombre. Es por esto que tenemos en nosotros, en nuestro corazón, a Jesús, a Jesús en medio nuestro. Esta espiritualidad, del Movimiento de los Focolares, es la espiritualidad por excelencia de la Iglesia de Cristo, de cada Iglesia. Subrayo esto siempre: no es algo específico de este Movimiento o de la Iglesia católica solamente. La unidad propuesta por Chiara Lubich y por el Movimiento de los Focolares es también para la Iglesia ortodoxa, luterana, anglicana, porque es simplemente evangélica, resume, comprende, todo el Evangelio, la esencia del Evangelio: es el amor de Dios, la unidad en Cristo por el Espíritu Santo. P. Entre las etapas del peregrinaje que ustedes han hecho en esta tierra antigua del cristianismo estuvo también Nicea. �Qué significado tuvo para ustedes? R. – En Nicea hemos vivido un momento muy fuerte: es un lugar que da testimonio de la Iglesia indivisa. Donde, en el 325, se celebró el primer Concilio que formuló la primera parte de nuestro Credo. Juntos hemos firmado un pacto de amor entre nosotros obispos, y, en cuanto obispos, nos hemos comprometido también por toda nuestra Iglesia local a trabajar por el restablecimiento de la plena comunión visible. Ha sido un signo muy fuerte y una esperanza para el porvenir. P. – �Dónde y cuándo es la próxima cita? R. El próximo año nos encontraremos en Rumania, en Bucarest. Nos encontraremos en un país ex-comunista que ha sufrido durante 50 años la represión y hace pocos años ha vuelto a encontrar la libertad, no sin dificultades. Este encuentro nuestro será un signo de aliento para los cristianos de Rumania, no sólo ortodoxos. Hay una fuerte comunidad de católicos, hay evangélicos, calvinistas. P. – Será la ocasión para encontrar al patriarca Teoctist… R. – Sí, será la ocasión para encontrar al Patriarca Teoctist y a los responsables de las Iglesias católica y evangélica y a muchos obispos del país. Será la ocasión para darles a conocer, más de cerca, el papel de unidad del Movimiento de los Focolares: aquí en Constantinopla hemos recibido un fuerte testimonio de un sacerdote católico rumano que se ha comprometido a encontrarse regularmente con los sacerdotes ortodoxos, católicos, reformados y luteranos. Estos encuentros han cambiado el espíritu de esta ciudad. Ahora todos rezan juntos, hay entre todos una vida verdaderamente en el Espíritu Santo. Sí, el Movimiento de los Focolares tiene un gran respeto por cada Iglesia: es más, cada uno encuentra sus propias raíces en su propia Iglesia, cada sacerdote, cada cristiano profundiza su propia tradición. Es algo extraordinario que puede cambiar la situación.
Dic 12, 2004 | Sin categorizar
Dic 12, 2004 | Focolare Worldwide
En el lugar donde fue formulado el Credo Viernes, 26 de noviembre, cuarenta Obispos – ortodoxos, siro-ortodoxos, armeno-apostólicos, anglicanos, evangélico-luteranos y católicos de varios ritos, provenientes de 18 naciones –llegaron a Nicea, el lugar donde hace casi 1700 años, durante el Primer Concilio Ecuménico, fue formulado el común Credo cristiano, llamado niceno-constantinopolitano. Conscientes de las tristes consecuencias de la falta de unidad en el curso de los siglos, en este lugar-símbolo se prometieron solemnemente actuar en todo y sobre todo el mandamiento evangélico del amor recíproco, «de modo que Cristo viva siempre entre nosotros y el mundo pueda creer también por nuestro aporte», como dijo el arzobispo de Praga, el Card. Miloslav Vlk, uno de los principales promotores de la iniciativa. Ha sido éste –dijeron los participantes- uno de los momentos más importantes del 23� Congreso Ecuménico de los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares que, por invitación del Patriarca Bartolomé I, tuvo lugar del 23 de noviembre al 1� de diciembre en Constantinopla.
Intervención del Patriarca ecuménico Bartolomé I En la oración ecuménica de apertura, en la Iglesia Católica de San Antonio, repleta de cristianos de las diversas comunidades presentes en Estambul, participó personalmente Bartolomé I, quien en la mañana sucesiva se dirigió a los Obispos, felicitándolos por su celo por la unidad de los cristianos, y después se detuvo en el tema del congreso: “donde dos o más están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18,20). Con una amplia referencia a la Escritura y al pensamiento de los Padres griegos, el Patriarca subrayó tres presupuestos fundamentales para que se verifique esta promesa de Jesús: “el amor hacia Cristo, realizado mediante la observación de sus mandamientos, la fe en Él, manifestada como confianza en Él, y la fe recta… como recta conciencia de Su persona que brota de la comunión personal con Él”.
Visitas a las Comunidades cristianas de Estambul En el curso del Congreso los Obispos visitaron las varias Comunidades cristianas de la ciudad, uniéndose a su oración, conociendo sus tesoros espirituales y compartiendo alegrías y sufrimientos. De particular relieve la visita al Patriarca Armeno Apostólico Mesrob II, quien, después de la celebración de las Vísperas, se entretuvo con los huéspedes para un amplio diálogo sobre la vida y la situación de la Iglesia Armena, que ha dado, a lo largo de los siglos, un testimonio a menudo heroico. En su mensaje por la apertura del Congreso había ya formulado un apasionado llamado a la unidad. Muy cordial fue también el encuentro con el Vicario patriarcal Siro-Ortodoxo Filüksinos Yusuf Çetin y su vivaz Comunidad que preparó una gran fiesta a los Obispos. En una entrevista concedida, el Metropolita subrayó que tal entendimiento entre los Obispos es un ejemplo importante para los fieles. Alegría por un gesto ecuménico de gran significado En el Fanar, la Sede del Patriarcado ecuménico, los Obispos participaron en la solemne celebración por la llegada de las reliquias de San Juan Crisóstomo y San Gregorio El Teólogo, donadas por el Papa al Patriarca Bartolomé I, en la Basílica Vaticana. El gesto ecuménico –había dicho en Roma el Patriarca Bartolomé I- tiene un gran significado, y “confirma que en la Iglesia de Cristo no existen problemas insuperables, cuando el amor, la justicia y la paz se encuentran”. La participación continuó durante la celebración de La Fiesta de San Andrés, patrono del Patriarcado Ecuménico, para la cual, además de la Delegación Vaticana guiada por el Card. Kasper, vinieron a Constantinopla representaciones de las Iglesias ortodoxas del mundo.
“Diálogo de la vida” La presencia de Cristo entre quienes están unidos en su nombre ha sido no sólo el tema del Congreso sino sobre todo la experiencia que ha marcado su desarrollo, creando –como dijeron los Obispos- “una intensa relación de verdadera fraternidad”. Tres intervenciones preparadas por Chiara Lubich, ilustraron los fundamentos de este camino ecuménico que nace de la espiritualidad de comunión vivida en el Movimiento de los Focolares: el así llamado “Diálogo de la vida”, o “Diálogo del pueblo” que –explicó Chiara Lubich – “no es un diálogo de la base que se contrapone o se yuxtapone al de los así llamados vértices o de los responsables de las Iglesias, sino un diálogo en el que todos los cristianos pueden participar”. “Si vivimos así en nuestras Iglesias, éstas reflorecerán”, afirmó un obispo católico de Inglaterra, refiriéndose a los grandes retos de la secularización. Mientras que un Obispo luterano expresó cuanto había experimentado en el Congreso con las palabras de un conocido himno “Ubi caritas et amor, ibi Deus est – donde hay caridad y amor, allí está Dios”.
Pasos en el camino hacia la unidad En el curso del programa, personas del Movimiento de los Focolares de varias Iglesias, contaron como, en varias partes del mundo, están trabajando para incrementar la comunión en sus Iglesias y entre las diversas Comunidades cristianas. Un especial interés suscitó el testimonio de un párroco católico de Rumania. A través de un paciente diálogo de caridad, han cambiado radicalmente las relaciones entre los pastores y las diversas Comunidades cristianas de su ciudad, con muchas iniciativas comunes que han involucrado a las mismas autoridades civiles. No menos emblemático el significativo diálogo en acto ya entre el Mouvement Jeunesse Orthodoxe y el Movimiento de los Focolares, del que habló una ortodoxa de Líbano. Dos evangélicos y un católico hablaron a los Obispos de la Jornada ecuménica “Juntos por Europa”. Por ella, el 8 de mayo de 2004, vivieron a Stuttgart 10 mil personas de numerosos Movimientos, Comunidades y Grupos espirituales de varias Iglesias: fue inicio de un mayor testimonio común.
Encuentro con el Card. Kasper La presencia de la Delegación Vaticana para la Fiesta de San Andrés, permitió la posibilidad de un encuentro de los Obispos con el Card. Walter Kasper, Presidente del Consejo Pontificio para la unidad de los cristianos. Al ofrecer un cuadro del reciente desarrollo ecuménico, el Cardenal subrayó el aporte de los Movimientos eclesiales a la causa de la unidad: “Yo estoy muy agradecido por estos Movimientos, por el Movimiento de los Focolares, y pienso que es un signo del Espíritu Santo… Solamente juntos podemos hacer algo por la venida del Reino. Por lo tanto los Movimientos ofrecen un camino importantísimo”.
En septiembre 2005 en Bucarest Antes de regresar a sus naciones, los Obispos establecieron que se encontrarán nuevamente en septiembre de 2005 en Bucarest, adhiriendo a la invitación del Patriarca rumano-ortodoxo Teoctist y de su Sínodo.
Nov 30, 2004 | Focolare Worldwide
El párroco y algunos laicos de la parroquia de San Juan de la Cruz, en la ciudad de Roma, nos cuentan cómo nació y cómo se desarrolló la comunidad parroquial. “Un día el Cardenal, entonces vicario de la diócesis de Roma –cuenta el párroco- me propuso fundar una nueva comunidad parroquial en una urbanización que estaba surgiendo, en la extrema periferia Norte de Roma, en la localidad de Colle Salario. Voy al lugar y encuentro edificios en construcción, grúas altísimas en movimiento en toda la zona. Alquilo un local en la parte de abajo de un edificio de 15 pisos, de allí saco la iglesia, la sala, la cocina, la cocina y una pequeña habitación. Aquella iglesita-local fue la sede de la comunidad durante 13 años. Solamente a finales del 2001 fue construida una nueva bellísima iglesia”. No basta un lugar para celebrar la Misa, es necesario formar antes la comunidad. Las familias provienen de las más variadas regiones de Italia, sin relaciones sociales entre ellos. No saben ni siquiera que existe una parroquia. Así, todas las mañanas, el párroco va a la parada del autobús escolar para desearle un buen día a los niños que van a la escuela y a las mamás que los acompañan. Varias veces al día va al supermercado para encontrar a la gente: en la fila de la caja conoce a las personas, le propone a alguna mamá ser catequista, ayuda a las ancianas a llevar la compra a casa. Poco a poco toma vida una pequeña comunidad. Una familia, recién llegada al vecindario, se pone a disposición para todo lo que sea necesario. Son del Movimiento de los Focolares. Él es fotógrafo, y es asumido para el servicio fotográfico de las primeras comuniones de los niños. Dado que la iglesita es insuficiente para contener a todos, para la ocasión se alquila una gran iglesia en el Centro de Roma. Antes de la celebración Pino y el párroco se ponen de acuerdo para amar a todos, para que Jesús mismo esté presente entre ellos, como Él mismo ha prometido a “dos o tres reunidos en Su nombre” (Mt. 18,20). Y es precisamente la presencia del Resucitado que involucra a otros a vivir esta nueva espiritualidad, a amar, dispuestos a dar la vida el uno por el otro, a volver a empezar cuando uno se equivoca, a contarse las experiencias del Evangelio para crecer juntos. F., por ejemplo, comunica cómo ha empezado a frecuentar la iglesia-local. Estaba pasando un momento difícil en la relación con su esposa. Deciden ir juntos a esa iglesita y por primera vez escuchan el anuncio de que Dios es amor, y que nos ama personalmente, nos acepta como somos, no está lejos, puede estar entre nosotros, si nos amamos en Su nombre. Descubren un rostro nuevo de la Iglesia, distinto del que pensaban. Entran en el grupo de quienes participan en el encuentro de la “Palabra de Vida” porque comprenden que es allí que nace esa vida nueva que los atrae. Se esfuerzan en poner como base de todo el amor, como propone el Evangelio. Es una escuela de vida, una nueva evangelización, que exige un cambio radical de mentalidad. C. y M. están casados desde hace 22 años y tiene dos hijos de 20 y 27 años. También ellos forman parte de los grupos de la parroquia que viven la espiritualidad del Movimiento de los Focolares: “Nuestros grupos –explican- no tienen una actividad propia en la parroquia, pero participan en la vida de la comunidad parroquial: hay quien da catecismo, quien se encarga de la secretaría, quien es animador en el oratorio, quien ayuda al párroco en el curso de pre-matrimonial, quien se dedica a trabajos manuales para el mantenimiento de la casa parroquial, quien se dedica a la limpieza, quien cocina para los sacerdotes”. Quieren ser algo así como la sal que se disuelve en los varios sectores de la vida comunitaria y donar ese toque extra de amor humano y sobrenatural, que poco a poco genera un clima de familia y a menudo atrae incluso a los alejados. D. explica –y lo dicen también otros- que esta espiritualidad de comunión se está difundiendo en toda la comunidad y se está convirtiendo en su primera característica. Sobre todo después de que el Papa, en la “Novo Millennio Ineunte”, la ha lanzado a toda la Iglesia.
Belleza y armonía de la variedad de los varios Movimientos – “En la parroquia de San Juan de la Cruz –cuenta el párroco- están presentes otros Movimientos: la Comunidad de San Egidio, el Camino Neocatecumenal y otras expresiones de vida asociada, de dimensiones más pequeñas, pero siempre importantes. Es una alegría ver florecer varios carismas que contribuyen a llevar adelante la nueva evangelización y hacen más bella la comunidad. Los fieles se sienten libres de seguir este o aquél camino, de formarse en la espiritualidad, con los modos y los tiempos del Movimiento del que forman parte. Su misma presencia en la comunidad es un signo de vitalidad y estímulo para todos. Por su parte los miembros del Movimiento de los Focolares se esfuerzan en comprender y vivir cada vez mejor aquello que es específico de ellos en la parroquia: el ser constructores de comunión”. Como María: amar y acoger a todos, poner amor donde no hay amor, crear la unidad. Y ser apóstoles del diálogo, así como los ve el Santo Padre. Llegan visitantes – Si bien la urbanización está situada en la extrema periferia de la ciudad, cada tanto llega algún grupo parroquial. Han llegado desde Suiza, de Estocolmo, de Belluno, de Nápoles, desde Brasil, desde México, de Francia. Vienen para visitar las bellezas de Roma, sobre todo para ver al Papa; pero hay quien también desea encontrar una comunidad viva de la Iglesia de Roma. “Se pasa una tarde juntos, nos contamos las experiencias, comemos una pizza juntos. Nace una relación de fraternidad a pesar de, a veces, las dificultades del idioma. Las personas de la comunidad de Colle Salario cuentan cómo viven la Palabra y el amor recíproco que consideran el fundamento de cada acción pastoral”. Esto, a menudo, deja maravillados. En directo por TV – Hace algún tiempo, la Misa dominical de la comunidad de San Juan de la Cruz fue transmitida por una red nacional de televisión. Fue preparada juntos, distribuyendo las lecturas, oraciones y testimonios entre los miembros de los varios grupos parroquiales y de los varios Movimientos. Desde varias partes de Italia nos llegaron llamadas telefónicas con expresiones de gratitud y apoyo: “Gracias por su Misa, ha sido bellísima”, “Se ve que son una comunidad viva y que se quieren”, “¡Cuánto deseo que los jóvenes de mi pueblo puedan encontrar una comunidad como la de ustedes!”
Nov 30, 2004 | Sin categorizar
Hasta hace algunos años nuestro seminario estaba situado en una estructura de tipo tradicional, con muros escuálidos y largos pasillos. Quizás también por ello cada uno corría el riesgo de permanecer encerrado en su mundo.
Algunos de nosotros seminaristas entramos en contacto con el Espiritualidad de la Unidad. Ha sido un gran descubrimiento darnos cuenta de que el Evangelio se podía vivir tan concretamente y sobre todo según una clave tan fuertemente comunitaria. Por lo que nos pusimos enseguida a vivir con ardor y entusiasmo la “Palabra de Vida” -una frase con sentido completo de la Escritura que todos, en el Movimiento de los Focolares, se comprometen a traducir en práctica durante un mes entero- y no se necesitó mucho tiempo para hacer también nosotros nuestras primeras “experiencias”. Seguidamente otros seminaristas, atraídos por la novedad de vida, se unieron a nosotros.
El número de los estudiantes, en tanto, había crecido bastante y en el edificio del seminario no había suficiente espacio para todos. Entonces los formadores decidieron transformar un gran salón en una habitación para doce seminaristas.
Pero ninguno quería ir, porque todos preferían tener una habitación individual. Entendimos que era una oportunidad para amar concretamente y para lanzarnos en una vida de comunión más fuerte. Nos ofrecimos nosotros a transferirnos.
Al año siguiente se volvió a presentar el problema de la falta de habitaciones y los formadores nos propusieron continuar nuestra experiencia en una casa cerca del seminario.
Empezamos esta aventura con la fe de que era algo que Dios nos proponía. Poníamos todo en común: la ropa, los libros, el dinero y también nuestras necesidades, que eran tantas. Para poder subsanar nuestras necesidades emprendimos varias actividades, entre las cuales la cría de pollos. Muchas personas curiosas por esta iniciativa, nos ofrecían su ayuda y nos traían alimento. Todo era una ocasión para dar testimonio de nuestro ideal de unidad y así nuestra casa se convirtió en un lugar de encuentro y a nuestro alrededor se creó una gran familia.
Mientras tanto la diócesis decidió construir un nuevo seminario. La experiencia de nuestra “casita” hizo surgir la idea de hacer el proyecto no de una gran edificación, sino de un conjunto de varios alojamientos con la capilla en el centro. A partir de entonces han sucedido muchas cosas y también las dificultades y las pruebas no han faltado. Pero delante de cualquier cosa siempre nos hemos dicho que lo que importaba era vivir y dar testimonio del amor recíproco.
Un día uno de nosotros tenía necesidad de unas pantuflas y yo de un par de zapatos para una celebración. Convencidos de que era necesario buscar primero que todo el Reino de los cielos y que todo lo demás se nos habría dado por añadidura, renovamos entre nosotros el pacto de amarnos recíprocamente con un amor que está dispuesto a dar incluso la vida y nos lanzamos nuevamente a amar a todos -superiores y compañeros- en las pequeñas cosas, tratando de ver en cada uno a Jesús. Llegada la noche, una señora nos ofreció una suma de dinero, justo lo necesario para comprar las pantuflas. Constatamos el amor concreto de Dios.
Uno de los puntos más bien débiles de la vida de nuestro seminario era el deporte. Inevitablemente cada partido de fútbol comportaba contrastes y discusiones. Entonces organizamos un torneo que tenía como norma que cada uno gozara por las victorias de los demás como por las propias. ¡Y fue muy bien! El más contento era nuestro padre espiritual. Y también tantos seminaristas nos agradecieron por haberles dado la oportunidad de descubrir que también en el deporte se puede vivir el Evangelio.
Hemos tratado de transmitir esta vida también fuera del seminario, en especial en las actividades pastorales. Un día, junto con un compañero, fuimos a la cárcel femenina. Antes de entrar allí nos propusimos mantenernos firmes en el amor recíproco y ver a Jesús en cada una de las prisioneras. Al inicio las encontramos muy indiferentes, cada una concentrada en su propio trabajo. Entonces intentamos cantar algo para ellas y poco a poco se acercaron todas. Establecida una relación, les hemos podido contar algunas experiencias que habíamos hecho con la “Palabra de vida”.
Estaban muy felices y se reconciliaron la una con la otra. Nosotros no lográbamos explicarnos cómo Jesús podía actuar tan deprisa. Una de ellas nos dijo que había entendido que tenía que vivir amando, también en la cárcel, y que sólo así podía ser libre, quizás incluso más que tantos que viven en “libertad”. Otra nos llevó hasta la puerta de su celda para decirnos cómo esa misma noche había pensado suicidarse, pero que el amor que habíamos llevado le había devuelto la alegría de vivir. Era evidente que no habíamos sido nosotros quienes habíamos hecho estas cosas, sino Jesús presente entre nosotros por el amor recíproco.
(N. U. A. Q. – Colombia)
Nov 30, 2004 | Palabra de vida, Sin categorizar
Se acerca Navidad, el Señor está por venir, y la liturgia nos invita a prepararle el camino. El, que entró en la historia hace dos mil años, quiere entrar en nuestra vida, pero en nosotros el camino se encuentra erizado de obstáculos. Hay que aplanar los desniveles del terreno, sacar las rocas del medio. ¿Cuáles son esos obstáculos que pueden obstruir el camino a Jesús?
Son todos los deseos no conformes a la voluntad de Dios que surgen en nuestra alma, son los apegos que la encadenan; deseos de hablar o callar cuando se tiene que hacer lo contrario; deseos de afirmación, de estima, de afecto; deseos de cosas, de salud, de vida… cuando Dios no lo quiere; deseos peores: de rebelión, de juicio, de venganza… Surgen en nuestra alma y la invaden por completo. Es necesario apagar estos deseos con decisión, quitar estos obstáculos, volvernos a poner en la voluntad de Dios y así preparar el camino del Señor.
«El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo»
Pablo dirige esta Palabra a los cristianos de su comunidad, que al haber experimentado el perdón de Dios, son capaces a su vez de perdonar a quien comete injusticia contra ellos. Sabe que están particularmente habilitados para traspasar los límites naturales en el amor: incluso, hasta dar la vida por los enemigos. Dado que Jesús y el Evangelio los han hecho nuevos, encuentran la fuerza para ir más allá de las razones y de las ofensas y de tender a la unidad con todos.
Pero el amor late en fondo de todo corazón humano, por lo que cada uno puede poner en práctica esta Palabra. Dice la sabiduría africana: “Haz como la palmera: le tiran piedras y ella deja caer dátiles”. Por eso, no basta con no responder a una injusticia, a una ofensa… se nos pide más que eso: hacer el bien a quien nos ha hecho mal, como recuerdan los apóstoles: “No devuelvan mal por mal, ni injuria por injuria: al contrario, retribuyan con bendiciones”; “No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal haciendo el bien”.
«El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo»
¿Cómo vivir esta Palabra?
En la vida de todos los días siempre habrá alguien, pariente, compañero de estudio o de trabajo, amigo, que nos ha ofendido de alguna manera, nos ha tratado de manera injusta, nos ha hecho algún daño… A lo mejor no nos pasa por la cabeza la idea de la venganza, pero puede quedar en el corazón un sentimiento de rencor, hostilidad, amargura o quizás solamente indiferencia, que impide una auténtica relación de comunión.
¿Qué hacer, entonces?
Levantémonos por la mañana con una “amnistía” completa en el corazón, con ese amor que todo lo cubre, que sabe aceptar al otro como es, con sus límites, sus dificultades, tal como haría una madre con su propio hijo que se equivoca: lo excusa siempre, lo perdona siempre, espera siempre en él…
Acerquémonos a cada uno viéndolo con ojos nuevos, como si nunca hubiera incurrido en esos defectos. Volvamos a comenzar siempre de nuevo, sabiendo que Dios no sólo perdona, sino que olvida; y esa es la medida que requiere también de nosotros.
Eso fue lo que sucedió con un amigo nuestro en un país en guerra, que vio masacrar a sus padres, al hermano y a muchos amigos. El dolor lo hizo caer en una profunda rebelión y el deseo de un castigo tremendo para los verdugos, proporcional a su culpa.
Aunque le volvían continuamente a la mente las palabras de Jesús sobre la necesidad del perdón, le parecía imposible vivirlas. “¿Cómo puedo amar a los enemigos?”, se preguntaba. Se necesitaron meses y mucha oración hasta que comenzó a encontrar un poco de paz.
Pero cuando, pasado ya un año, se enteró de que los asesinos no sólo eran conocidos por todos, sino que circulaban libremente por el país, el rencor le volvió con toda su fuerza y comenzó a pensar cómo se comportaría de encontrarse con ellos, sus “enemigos”. Le imploró a Dios que lo aplacara, que una vez más lo hiciera capaz de perdonar.
“Ayudado por el ejemplo de los hermanos con los cuales trato de vivir el Evangelio –cuenta– comprendí que Dios me pedía que no anduviera detrás de esas quimeras, sino que por el contrario concentrara mi atención en amar a los que ahora tenía al lado, los colegas, los amigos… Poco a poco, en el amor concreto a los hermanos encontré la fuerza de perdonar hasta el fondo a los asesinos de mi familia. Hoy mi corazón está en paz”.
Chiara Lubich
Nov 26, 2004 | Sin categorizar
Nov 25, 2004 | Focolare Worldwide
Con mi esposa, desde 1992, tenemos una empresa de exportación de maquinaria y tecnología para la elaboración de la carne, que adhiere al proyecto de la Economía de Comunión y trabaja en los Estados de la ex-Unión Soviética. En agosto de 1997 se derrumbó el sistema bancario y el mercado ruso. Todo se bloqueó afectándonos gravemente: de hecho teníamos más de diez contratos en Rusia; muchos fueron suspendidos y el pago de los créditos congelado. Pero nuestra empresa tenía que ir adelante y asegurar también los pagos regulares a sus empleados, para el sustento de una decena de familias. Las reservas estaban por agotarse y todas las mañanas llamaba por teléfono al banco para preguntar si de casualidad había llegado algún abono desde Rusia o si había entrado algo de nuestros clientes. La respuesta era siempre la misma: no. Después de tres meses todavía no había llegado nada. Todos me decía que ni lo pensara: todo estaba bloqueado y no llegaba nada para nadie. Un lunes miré la cuenta bancaria y vi que teníamos sólo 300.000 florines. Sabía que al día siguiente tenía que pagar una cuenta de 400.000 florines y además, faltaban los sueldos por pagar. A medio día volví a casa muy preocupado. Con mi esposa nos preguntamos qué hacer: �cerrar la empresa o seguir adelante? Sentíamos la responsabilidad no sólo por nosotros, sino también por los demás. A la entrada, en la mesita, teníamos siempre alguna hojita de la palabra de Vida del mes. Esta decía: “Si tienen fe…”. Saliendo para regresar a la oficina le dije a mi esposa: “�Ahora tenemos necesidad de aumentar nuestra fe!”. Entrando en la oficina, me recibió la noticia que me habían llamado del banco, �porque había llegado un abono de un millón y medio! I.B. – Hungría
Nov 3, 2004 | Sin categorizar
Nov 3, 2004 | Sin categorizar
Nov 3, 2004 | Sin categorizar
Nov 3, 2004 | Sin categorizar
Nov 1, 2004 | Palabra de vida, Sin categorizar
Oscuridad y luz: una oposición elocuente, habitual en todas las culturas y todas las religiones. La luz simboliza la vida, el bien, la perfección, la felicidad, la inmortalidad. La oscuridad remite al frío, lo negativo, el mal, la muerte.
El apóstol Pablo recuerda a los fieles de Roma que el cristiano no tiene nada que hacer con un pasado “oscuro”, hecho de impureza, injusticia, maldad, codicia, malicia, envidia, rivalidad, engaño… (Cf Rom 1, 24-31)
«Abandonemos las obras propias de la noche…
¿Cuáles son las “obras de la noche”? Por lo que dice Pablo son: embriaguez, lujuria, peleas, envidias, (Cf Rom 13,13) pero también olvido de Dios, traición, robo, homicidio, soberbia, ira, desprecio por el otro; y además: materialismo, consumismo, hedonismo, vanidad.
También es obra de la noche la facilidad con la que a menudo seguimos cualquier programa televisivo o navegamos por internet, leemos ciertas revistas, vemos ciertos filmes u ostentamos cierta indumentaria.
Nosotros, en el momento del bautismo, hemos aceptado que queríamos morir con Cristo al pecado cuando, por boca de nuestros padrinos, tres veces afirmamos que queríamos renunciar al demonio y a sus seducciones. Actualmente se prefiere no hablar del demonio, se tiende a olvidarlo y a decir que no existe, cuando en realidad está y sigue fomentando guerras, tragedias, violencias de todo tipo.
“Abandonemos”: una acción que implica hacerse violencia, cuesta, exige coherencia, decisión, valentía, pero que resulta necesaria si queremos vivir en el mundo de la luz. En efecto, la Palabra de vida continúa:
… y vistámonos con las obras de la luz»
No basta, entonces, con renunciar, “despojarse” del mal; es necesario “vestirse con las obras de la luz”, es decir, como explica Pablo más adelante, “revestirse del Señor Jesucristo”, dejando que sea él el que viva en nosotros. (Rom 13, 14) También el apóstol Pedro invita a “compenetrarse” de los mismos sentimientos de Jesús. (Cf 1 Ped 4,1)
Imágenes fuertes, sin duda, porque dejar vivir a Cristo sabemos que no es fácil, quiere decir reflejar en nosotros sus mismos sentimientos, su modo de pensar, su forma de actuar; significa amar como él ha amado y el amor es exigente, requiere lucha continua contra el egoísmo que está dentro de nosotros.
Pero, como recuerda la primera carta de Juan, no hay otro camino para llegar a la luz: “El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo hace tropezar. Pero el que no ama a su hermano, está en las tinieblas y camina en ellas, sin sabe a dónde va, porque las tinieblas lo han enceguecido” (1Jn 2, 10-11).
«Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con las obras de la luz»
Esta Palabra de vida es una invitación a la conversión, a pasar continuamente del mundo de las tinieblas al de la luz. Repitamos entonces nuestro no a Satanás y a todas sus lisonjas, y volvamos a decir nuestro sí a Dios, tal como lo hemos pronunciado el día del bautismo.
No tendremos que realizar grandes acciones; basta que cada una de las que hagamos esté sugerida y animada por el amor verdadero.
De este modo contribuiremos a que a nuestro alrededor se irradie una cultura de la luz, de lo positivo, de las bienaventuranzas. Será construir el paraíso ya desde esta tierra, para poseerlo eternamente en el Cielo. Sí, porque el paraíso es una realidad, nos lo ha prometido Jesús, y es como una casa, que se construye aquí para habitarla allá. Y su regalo será: felicidad plena, armonía, belleza, danza, felicidad sin fin, porque el Paraíso es el amor.
Nos da testimonio de ello la experiencia vivida por Mary, de Perú. Madre de tres hijas pequeñas, cuando conoce la Palabra de vida encuentra a Dios, encuentra la luz; se involucra totalmente y en su vida se produce un cambio radical.
Poco tiempo después se le diagnostica una enfermedad grave. Internada en el hospital, se entera de que le queda poco más de un mes de vida. La nueva intimidad con Jesús que ahora experimenta la anima a hacer una oración en la que pide cinco años de tiempo para consolidar su conversión y poder también cambiar la vida a su alrededor.
Los médicos no se explican cómo es que la salud de Mary mejora y le dan de alta en el hospital. Vuelve a casa, se prepara con su compañero al matrimonio, que celebra en la iglesia, y pide el bautismo para las hijas.
Pasados cinco años, el mal se agudiza de improviso y en apenas dos semana concluye su vida en la tierra.
Antes de morir, logra ocuparse de cada detalle con respecto al futuro de las hijas y a trasmitirle esperanza a su esposo. “Ahora voy al Padre que me espera. Todo ha sido maravilloso, él me ha dado los cinco años más hermosos de mi vida, desde cuando lo conocí en su Palabra que da la Vida”.
Chiara Lubich
Oct 31, 2004 | Focolare Worldwide
Carpi, una pequeña ciudad de Emilia Romana. La parroquia del “Corpus Domini” se encuentra en una zona en pleno desarrollo, habitada por familias de las más variadas proveniencias. El interés está centrado en los negocios, predomina la indiferencia religiosa, la influencia religiosa es de apenas el siete por ciento. ¿Cómo salir al encuentro de esta gente? Dios ama a todos – La acción pastoral del párroco, no se limita al pequeño grupo de los practicantes sino que va dirigida a todos. Acerca a toda persona que encuentra con una actitud de amor, sabiendo que es un encuentro con Jesús, y tantos quedan conquistados e involucrados. A ellos les comunica su descubrimiento: Dios es amor y quiere que también nosotros nos amemos. Basta vivir sus palabras, que, si se viven, cambian poco a poco la mentalidad, promueven un espíritu de comunión, suscitan un clima de familia. Muy pronto tantos hacen la experiencia. Empiezan los encuentros de la Palabra de Vida que después se multiplican, se hacen en los caseríos, involucrando cada vez más personas. Se forma una verdadera comunidad abierta y acogedora, con un estilo de vida según el Evangelio. Un hombre pide al párroco una constancia de idoneidad para ser padrino de bautismo. No es practicante y no está ni siquiera seguro de tener fe. “¿Por qué quieres hacerlo?”, pregunta el párroco. “Para hacerle un favor a mi hermana que insistentemente me lo ha pedido”, responde. “Un acto de amor –subraya el padre Carlo- ¡es una trozo de Evangelio vivido!”. Él no pensaba que estaba viviendo el Evangelio, y queda sorprendido. Nace un coloquio sobre Dios que es amor y sobre cómo el amor presente en cada acción vivida por los demás es un reflejo de Él. Queda fascinado. Empieza un camino de conocimiento del Evangelio.
El amor no tiene fronteras – El amor es siempre creativo y suscita gestos de amistad también hacia quienes están en contra. En la parroquia existe un círculo de ancianos hostiles a la Iglesia por educación y por razones históricas. Están construyendo una nueva sede. Es una obra social, que ayuda a estas personas. Considerando el aspecto positivo de esta iniciativa, el párroco le propone al Consejo pastoral alentarlos, ofreciéndoles un aporte económico. Hay un rechazo inicial. Entonces les explica que a los creyentes les toca ser los primeros en amar. Aprueban dar una pequeña suma. Él la acompaña con una cálida carta de agradecimiento por este servicio a todos los ancianos del vecindario. El gesto ha sido más elocuente que una prédica: cuando en el círculo se recibe el regalo y se lee la carta a todos se les llenan los ojos de lágrimas. Y empieza una actitud nueva, de apertura, hacia la Iglesia. Casa abierta a quien no puede recibir los sacramentos – La parroquia es la casa de todos: nadie debe sentirse excluido. Se encuentra el modo de que todos se sientan acogidos, también aquellos que no pueden recibir los Sacramentos. Se les explica que en tanto pueden vivir la Palabra de Dios, amar al prójimo, compartir alegrías y dolores sabiendo que Jesús ha dicho: “Cualquier cosa que hagan a uno de estos mis hermanos más pequeños a Mí me lo hicieron”. T. tenía a sus espaldas un fracaso matrimonial y vivía desde hacía algunos años con F-; había recibido una formación cristiana y ahora se sentía lejana de Dios y rechazada por la Iglesia. Un día entra en la parroquia. El párroco va hacia ella y la saluda con calidez. La mujer se siente acogida y le abre su corazón, comunica su dolor. De él, por primera vez, escucha decir: “Dios te ama inmensamente”. Es la luz: empieza a frecuentar los encuentros de la Palabra de Vida, se esfuerza en vivir el Evangelio, empieza a hacer de él una experiencia. Y, como ellos, muchos han sido conquistados por la acogida cordial encontrada en la parroquia y por la atmósfera de caridad que se respira en esa comunidad. Una comunidad que ha sido invitada a ofrecer la propia experiencia también en congresos y encuentros a nivel nacional e internacional.
Oct 28, 2004 | Focolare Worldwide
Cumple 40 años la primera de las 33 ciudadelas de los Focolares que surgen en los 5 continentes Situada en las colinas toscanas en los alrededores de Florencia, en el municipio de Incisa en el Valle del Arno, con escuelas, empresas, centros artísticos, cuenta con alrededor de 1000 habitantes de 70 naciones: desde Rusia hasta Portugal, de Jordania, Líbano, Egipto hasta Burundi, Congo, Sudáfrica, de Estados Unidos, México, Tierra del Fuego, Japón, China, Corea, Filipinas, a Australia y Nueva Zelanda. Son estudiantes y docentes, profesionales, artesanos, agricultores, artistas, familias, religiosos y sacerdotes, cristianos de distintas Iglesias y fieles de otras religiones: un prototipo de una nueva sociedad fundada sobre la ley evangélica del amor. Una ciudadela que refleja un ideal de unidad y paz Construir una ciudadela que refleje el propio modo de pensar ha sido, a menudo, el sueño de quien ha dado vida a nuevas corrientes filosóficas, ideológicas o espirituales. Ha sido así también para Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares quien, visitando en 1962 la abadía benedictina de Einsiedeln, uno de los centros de irradiación de la civilización cristiana europea, tuvo la intuición de que nacerían en el mundo ciudadelas modernas, con casas, escuelas, fábricas. Más de 40.000 visitantes pasan cada año por Loppiano. Junto con quien vive allí, contribuyen a componer ese designio de unidad sobre el que se funda la ciudadela. María Theotókos: la Iglesia de la ciudadela Con ocasión de este aniversario, llegó a término la Iglesia de la ciudadela, dedicada a María Theotókos, la “Madre de Dios”. La solemne concelebración de inauguración tuvo lugar el sábado 30 de octubre de 2004, a las 11.00 a.m. y fue precedida por el Card. Ennio Antonelli, Arzobispo Metropolita de Florencia y por Mons. Luciano Giovannetti, Obispo de Fiesole. El proyecto ha sido realizado con el aporte de la Conferencia Episcopal Italiana. Un obra realizada por el Centro Ave Realizada por el estudio artístico Centro Ave que tiene su sede en Loppiano – el cual está formado por una escultora, 3 arquitectos y 3 pintoras– la Iglesia se delinea delicadamente sobre las colinas: un amplio plano inclinado nace del terreno y sube hasta la cima de la construcción. Está coronada por el campanario, cubierto por una falda triangular dorada, cuya clara forma deja entrever una referencia a la Trinidad. La idea del proyecto y la capilla ecuménica Dentro, en el centro del presbiterio, se encuentra un gran vitral con múltiples azules, es el fondo del dorado tabernáculo. “Quería expresar a través de la forma –explica Ave Cerquetti, escultora y diseñadora del edificio – la grandeza de aquella que, siendo Madre de Dios, es más grande de todo lo que se pueda imaginar, como lo confirma la Iglesia en los Primeros Concilios, y al mismo tiempo es como un dulce plano que va de la tierra al cielo, a Dios”. En el primer piso de la torre está situada la capilla ecuménica
Para honrar a María en esta Iglesia no hay sólo cristianos Llegó desde India un gran cuadro enriquecido con láminas de oro y adornado con piedras semipreciosas, obra de un artista hindú, que la representa junto con el niño. Durante la inauguración estuvo presente también el Maestro Pra Maha Thongrattana, monje budista tailandés. Su permanencia en Loppiano, en 1992, fue determinante para el inicio de un fructífero diálogo entre monjes budistas tailandeses y los Focolares.
La nueva Iglesia hospedará además los restos de Renata Borlone Renata (1930-1990), durante años fue constructora y corresponsable de Loppiano. Está en curso su causa de beatificación.
Polígono empresarial “Lionello Bonfanti” En el 40� aniversario de Loppiano se han iniciado también los trabajos de construcción del Polígono empresarial. 5.615 accionistas sostienen su construcción, a través de la sociedad administradora “E. de C. S.p.A.” que se constituyó en el 2001 (www.edicspa.com). En el mundo están operantes o en vías de construcción otros Polígonos empresariales en Brasil, Argentina, Estados Unidos, Portugal, Francia y Bélgica, nacidos para dar visibilidad al proyecto de la Economía de Comunión, que inspira la administración de 270 empresas de producción en Italia y 800 en todo el mundo.
Oct 20, 2004 | Focolare Worldwide
Ponerse delante de las cifras del presupuesto mensual en nuestra familia nunca ha sido una tarea agradable, hasta que entendimos que también en este campo es fundamental el comprendernos profundamente. De este modo el argumento “dinero” tomó un tinte familiar. Junto a las salidas de la comida, el alquiler, etc… pensamos introducir una cifra para poner en común con quien sabíamos que estaba pasando necesidad. Un día no lográbamos hacer que entrara esa cifra, porque la columna de las salidas era más larga que la de la entradas. Era un dolor. Precisamente algunos días antes habíamos visto en la televisión un programa sobre los niños que mueren de hambre. Nuestros dos niños, que habían escuchado todo, llegaron con sus monederos y pusieron en común todo el contenido. Eran pequeñas propinas que habían recibido de los abuelos, ahorros de su mesada semanal. Cuando la abuela vino a visitarnos los niños le contaron la cosa y ella: “¿Pero cómo? –nos dijo perpleja- ¿ustedes ayudan a los demás aunque no son ricos?” Quien desbloqueó la situación fue el más pequeño: “Abuela, pero nosotros comemos tres veces al día!”. Algunos días después la abuela llegó con un sobre en la mano. “Este es el dinero al que puedo renunciar. Lo pongo con el de ustedes… en el fondo ¡también yo como tres veces al día!”. (L.R. – Italia)
Oct 11, 2004 | Focolare Worldwide
Estamos en Budapest, en un barrio con 4000 habitantes. Un pedazo de mundo secularizado donde más de la mitad es católica sólo por haber recibido el bautismo. La población, formada sobre todo por jóvenes sin ninguna formación religiosa ni moral, está completamente abandonada a sí misma. El régimen comunista, que obstaculizaba toda forma de asociación, además de difundir la cultura atea, no había construido en ese barrio infraestructuras que permitieran el poderse encontrar para hacer deporte y otras actividades recreativas. Mucho menos un espacio para la iglesia.
Iniciar de la unidad – Después de un mes de búsqueda, los dos sacerdotes encargados por el obispo de reavivar la comunidad cristiana del barrio, encontraron alojamiento en una casa prefabricada, cuyas paredes dejaban pasar toda clase de ruidos, también los pleitos y las no raras blasfemias de los vecinos. ¡Una empresa ardua para ellos! La única certeza era vivir en primera persona como verdaderos cristianos, poniendo en práctica el mandamiento del amor recíproco y mereciendo la presencia de Jesús que dice: “donde dos o más…” Será Él el párroco: Jesús en medio de ellos.
La Misa dominical, celebrada en la única sala de reuniones del lugar (la del partido), a pesar de haber puesto invitaciones en todos los caseríos, recoge sólo un centenar de personas, la mitad niños. Los dos entienden que no pueden atraer a las multitudes y apuntan a ese pequeño grupo de personas. En las celebraciones litúrgicas, en los pequeños grupos de catequesis para niños y para adultos y en todos los otros grupos de encuentro subrayan el verdadero motivo del reunirse: vivir el amor fraterno, crear un clima de acogida del otro, de servicio, viendo en cada uno la presencia de Jesús.
Una verdad del Evangelio que enseguida atrae y es puesta en práctica. Las personas que vienen por primera vez no sólo regresan, sino que traen a otras. Y cuando se organizan fiestas o paseos, la finalidad debe ser siempre el amor fraterno para poder gozar de la presencia de Jesús en medio.
A la escuela de la Palabra – La comunidad se forma y crece a la luz de la Palabra de Dios. Se apunta a ella, antes vivida en primera persona y después donada para ser puesta en práctica por muchos y regresar encarnada en las experiencias que se comunican. Es una dinámica que produce frutos, un lenguaje que todos comprenden y son muchos los que se ven involucrados. Los adultos descubren y experimentan que la Palabra ilumina en modo concreto los hechos de todos los días, cambian radicalmente las relaciones humanas, suscita la comunión, da vida a una comunidad cristiana donde todos, sacerdotes y laicos, entran en Su escuela. También los niños de la catequesis se ven involucrados en la vida de la Palabra y hacen las primeras experiencias que los llevan a tener una relación personal con Jesús. El catecismo se convierte en una interesante aventura de convivencia con Él. Se vuelve una costumbre hacer los ejercicios espirituales durante los momentos fuertes del año litúrgico, y de este modo los dos sacerdotes se retiran por cinco días fuera de la ciudad con los adultos y los jóvenes más comprometidos, y después tres días con los demás. Los ejercicios son una experiencia concreta de Evangelio vivido, un entrenamiento para después proseguir en casa, en el trabajo, la misma vida de donación fraterna. Se profundiza en la espiritualidad colectiva.
Vivir y hacer vivir la comunión – Viendo las necesidades concretas de la parroquia, espontáneamente tantos se sienten responsables en las varias tareas. Dan vida a grupos de trabajo con un estilo nuevo, moviéndose en armonía: hay grupos que trabajan en el campo asistencial o en campo litúrgico, otros se encargan de la armonía de los ambientes parroquiales, otros más se dedican a los jóvenes, se encargan del deporte, están comprometidos en la catequesis y mantienen el contacto con otros habitantes del territorio. Las personas redescubren la fe ya no más como una doctrina desarraigada de la vida, sino como una luz que desde lo alto ilumina y conduce la existencia, que da sentido y transforma las realidades que están alrededor, la familia, la sociedad, y llena de alegría.
Entre los frutos: hay padres de familia, antes indiferentes, que han redescubierto la fe a través de sus hijos, y jóvenes que quieren conocer la comunidad por el cambio de sus padres. Lo mismo sucede entre colegas de trabajo y entre compañeros de escuela.
Una comunidad en crecimiento – Los miembros de la comunidad, de un centenar pasan a ser alrededor de 800 y los que frecuentan regularmente la catequesis de 80 a 350. Se debe construir una iglesia, que le dedican a la Santísima Trinidad, con el deseo de vivir el amor trinitario que Jesús ha traído a la tierra.
Apertura a las otras Iglesias y religiones – También personas de otras iglesias cristianas e incluso hebreos y musulmanes se han sentido atraídos por el testimonio de vida de parientes o conocidos. Un musulmán que acompaña a su esposa a la Misa dijo: “Yo no tengo en este barrio una mezquita, pero en medio de ustedes siento la presencia de Dios, puedo rezar y me siento más cercano a mi fe musulmana”.
Las dificultades: un trampolín de lanzamiento – Hay también días difíciles. Ha sido sustituido uno de los sacerdotes y en el seno de la comunidad han nacido algunas tensiones entre personas y grupos, pero de este dolor la comunidad en su conjunto se ha consolidado y la comunión entre todos ha echado raíces más profundas. A quien pregunta cuál es el secreto de tanta vitalidad responden: Jesús en medio nuestro. Pero agregan también que esto se verifica cuando, aceptando la desunidad, las debilidades y los errores de cada uno, se trata de ir más allá, transformando el dolor en amor. Porque Jesús ha resucitado pasando a través de la muerte.
Oct 7, 2004 | Sin categorizar
Un deporte para la paz Sportmeet 21/10/2004
Por una cultura del deporte orientada a la fraternidad universal �Qué pueden tener en común una maestra de esquí y un periodista deportivo, un médico del deporte y un trabajador social, un entrenador y un docente de pedagogía? Los une el proyecto de Sportmeet, una joven realidad internacional del Movimiento de los Focolares, nacida en el mundo del deporte, para contribuir, cada uno desde el propio ámbito específico, a elaborar una cultura del deporte orientada a la construcción de la fraternidad universal.
En Viena para “Educarse a educar a través del deporte”. Para ello se dieron cita en Viena, a mediados de septiembre para un congreso internacional (130 participantes de 17 naciones, 6 extra-europeas) sobre el tema Educarse y educar a través del deporte. La Unión Europea ha designado el 2004 como Año Europeo de la Educación a través del Deporte, considerándolo, tal como se lee en los documentos comunitarios, “un componente esencial de nuestra sociedad”, capaz de transmitir “todas las reglas fundamentales de la vida social” y de ser portador de valores educativos fundamentales como la “tolerancia, el espíritu de equipo, la lealtad”. Cuando el deporte puede llenar de tensión moral Pero ante las contradicciones del deporte de hoy �se le puede realmente conceder al mismo tal crédito?“Como otras actividades humanas el deporte es poliforme y ambivalente: -admitió, en el discurso de apertura, Paolo Crepaz, especialista en medicina deportiva y coordinador de Sportmeet- es una liberación de energías psicofísicas latentes, pero también es servilismo ante los ídolos del prestigio y de la ganancia; es don de sí, pero también es ocasión de egoísmo y de engaño; es lugar de encuentro pero también de desencuentro”. La educación del cuerpo implica favorecer que la corporeidad, expresión emblemática del deporte, esté en capacidad de mostrar y acreditar el espíritu. Pero �cuándo estará el deporte en capacidad de encender el espíritu? “Cuando será capaz de conferir, a quien lo practica, dominio de sí, -explicó Crepaz- de sus actos, una meta siempre en devenir, y cuando sea capaz de teñir la acción del atleta con la tensión moral”. Chiara Lubich: el deporte es capaz de revelar dimensiones esenciales del hombre Este es el concepto subrayado por Chiara Lubich en el saludo que dirigió a los participantes: “El deporte puede revelar la dimensión esencial del hombre sea como ser finito ante las dificultades y las derrotas, sea como ser llamado al infinito, capaz de superar los propios límites”. Pero �quién sabe educar en este modo? “Así como es necesaria la primavera para que florezca un jardín –concluyó Chiara Lubich-, del mismo modo es necesario el calor del amor para hacer germinar las verdades que están grabadas en el hombre. En una atmósfera de amor recíproco, hasta experimentar las palabras de Jesús: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos”, les deseo que puedan hacer la experiencia que Él mismo, Jesús, sea su maestro, también en el deporte”. Una inversión de tendencia ya en acto en el deporte. La lección de los más jóvenes De los participantes se tuvo la confirmación que quien cree en los valores del hombre, aunque no esté unido a referentes religiosos, puede compartir y experimentar cuán educativo puede ser una actitud de confianza recíproca, sincera y profunda, entre quien educa y quien es educado a través del deporte. En este sentido, numerosas reflexiones y testimonios concretos, han revelado una inversión de tendencia ya viva y difundida en el deporte, sobre todo entre los más jóvenes.
No palabras, sino nuevos proyectos deportivos en acto El congreso permitió sobre todo dar a conocer numerosos proyectos deportivos con dimensión social ya desarrollados, en los diversos continentes, afines o suscitados por Sportmeet. Todo un equipo de fútbol de muchachos de una difícil periferia de Bogotá “adoptada” a distancia gracias a la ayuda de un club profesional del sur de Italia; el proyecto de promoción deportiva SportFontem, iniciado en el colegio de la ciudadela de Camerún donde el Movimiento de los Focolares está presente desde hace tiempo, Deporchicos, una “mini Olimpiada” con implicaciones deportivo-sociales en Buenos Aires, la planificación de la promoción deportiva como instrumento de rescate social en las regiones de San Pablo en Brasil y en especial en Jardim Margarida; el proyecto escolar Café con Leche, ya activo en una zona marginal de Santo Domingo, que se desarrollará con la construcción de una cancha. Pero Sportmeet ha dado espacio durante el congreso también a otros proyectos deportivo-sociales de valor, como el InterCampus, promovido por el Inter de Milán, o Vivas, Vivir los valores del deporte, surgido por la tenacidad de un profesor de educación física, en Piacenza, o El Gran Reto, de Verona, un evento deportivo que pone en evidencia la riqueza de los discapacitados.
Sports4Peace, en Austria involucra a 20.000 jóvenes Entre los tantos proyectos, el más interesante resultó ser Sports4Peace, realizado precisamente en Austria durante el último año escolar 2003 – 2004. Entraron en contacto con la iniciativa alrededor de 20.000 jóvenes de distintas escuelas superiores austriacas, quienes pudieron experimentar un deporte que no mueve solamente… balones, sino un deporte que es camino hacia una sociedad solidaria y orientada a la paz. Guiados por seis sencillas normas (juega seriamente, juega honestamente, no aflojes nunca, mantén los ojos abiertos a las necesidades de los demás, juega para jugar, haz tú la diferencia) impresas en las caras de un dado, expresiones de una única regla, la “regla de oro”, presente en toda religión: “Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti”, los muchachos involucrados practicaron deporte, organizaron torneos, eventos deportivos y musicales y recogieron firmas por la paz olímpica. Todo evento o expresión deportiva vivida después de haber lanzado el dado, permitía a los muchachos coleccionar “anillos olímpicos”. En cambio, cada paso hacia la paz, a través de pequeñas o grandes acciones de comunión o de perdón, permitía conquistar “anillos de oro”. El objetivo final: llegar a los 51.000 anillos olímpicos y de oro y envolver así, simbólicamente, la superficie de 510 kilómetros cuadrados de la tierra con una red de paz. La iniciativa tuvo el patrocinio y el apoyo de las más grandes organizaciones deportivas y escolares austriacas y de diversos campeones deportivos, entre los cuales Ralf Schumacher, Hermann Mayer, Michael Walchhofer y otros, quienes aceptaron ser testigos, considerando la idea del dado muy original y eficaz. El proyecto de Sports4Peace si reveló particularmente contagioso: después del congreso Sportmeet se difundirá en otras naciones. Cultura – Deporte – Paz: el interés de docentes universitarios de Europa y de Brasil Los distintos proyectos deportivos presentados por Sportmeet han suscitado un interés especial en los 8 docentes universitarios, de distintas universidades (Viena, Innsbruck, Téramo, la Católica de Milán, Buenos Aires) y de diversas disciplinas en el campo del deporte, presentes en el congreso precisamente para profundizar la posible relación entre el deporte y la paz.
Oct 3, 2004 | Sin categorizar
Sep 30, 2004 | Palabra de vida, Sin categorizar
Los discípulos le hacen a Jesús un pedido que los angustia. Ellos también han vacilado. ¡Cuántas veces encontramos en el Evangelio que él les reprocha su poca fe! El mismo Pedro, la “piedra” sobre la cual Jesús edificaría su Iglesia, fue tratado de “hombre de poca fe”. Jesús tuvo que pedir por él, para que su fe no flaqueara.
En realidad el pedido de aumentar la fe es una invocación de todos los cristianos porque, en la vida de cada uno de nosotros, puede haber oscilaciones. Incluso Santa Teresa de Lisieux, por más que a lo largo de toda su vida mantuvo una profundísima relación filial con Dios, en los últimos dieciocho meses se vio asediada por la “prueba contra la fe”: ella misma cuenta que tenía la impresión de que un muro se elevara hasta los cielos y cubriera las estrellas.
«Auméntanos la fe»
Lo cierto es que, aún sabiendo que Dios es Amor, muchas veces vivimos como si en esta tierra estuviéramos solos, como si no existiera un Padre que nos ama y nos cuida; que conoce todo de nosotros ¡hasta cuenta los cabellos de nuestra cabeza!; que hace que todo contribuya a nuestro bien: tanto lo bueno que hacemos como las pruebas que pasamos.
Tendríamos que poder repetir como propias las palabras del evangelista Juan: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él”.
En efecto, creer es sentirse mirados y amados por Dios, es saber que cualquier pedido nuestro, cualquier palabra, cualquier gesto, cualquier acontecimiento triste, alegre o indiferente, cualquier enfermedad, todo, todo, todo, tanto esas cosas que nosotros llamamos importantes como las mínimas acciones, pensamientos o sentimientos, todo es mirado por Dios.
Ahora bien, si Dios es Amor, la confianza plena en él no es más que una consecuencia lógica. Podemos entonces tener esa confidencia que nos lleva a hablar a menudo con él, a exponerle nuestras cosas, nuestros propósitos, nuestros proyectos. Cada uno de nosotros puede abandonarse a su amor, seguro de ser comprendido, confortado, ayudado.
«Auméntanos la fe»
Ante el pedido de los discípulos, Jesús responde: “Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería”. Jesús no pide una fe más o menos grande, sino auténtica, basada en él, del cual se puede esperar todo, sin contar únicamente con las propias capacidades.
Si creemos, y creemos en un Dios que nos ama, toda imposibilidad puede superarse. Podemos creer que se “arrancarán” la indiferencia y el egoísmo que suelen rodearnos y que se oculta también en nuestro corazón; que se resolverán situaciones de conflicto en la familia; que nuestro mundo se encaminará hacia la unidad entre generaciones, entre categorías sociales, entre cristianos separados por siglos; que florecerá la fraternidad universal entre los fieles de las distintas religiones, entre las razas y los pueblos… Podemos creer también que esta humanidad nuestra llegará a vivir en paz. Sí, todo es posible, si le permitimos a Dios que actúe. A él, el Omnipotente, nada le es imposible.
«Auméntanos la fe»
¿Cómo vivir esta Palabra de vida y crecer en la fe? En primer lugar, pidiéndola, especialmente cuando sobrevienen dificultades y nos asaltan las dudas: la fe es un don de Dios. “Señor –podemos pedirle–, haz que permanezca en tu amor. Haz que no viva ni un instante sin que sienta, que advierta, que sepa por mi fe, o también por experiencia, que tú me amas, que tú nos amas”.
Y luego podemos vivirla amando. A fuerza de amar, nuestra fe se volverá inquebrantable, solidísima. No solamente creeremos en el amor de Dios, sino que lo sentiremos de manera tangible en nuestra alma, y veremos realizarse “milagros” a nuestro alrededor.
Eso es lo que experimentó una joven de Gran Bretaña: “Cuando mi madre me comunicó que había decidido dejar a papá y mudarse a otro departamento quedé casi desesperada, shockeada por la noticia, pero no le dije nada. En otras ocasiones habría buscado alguna excusa para escapar o me habría encerrado en la habitación a escuchar música, pero esta vez estaba decidida a vivir el Evangelio y me sentía llevada a permanecer allí, en medio de ese sufrimiento, y declararle mi ‘sí’ a la cruz. Para mí era una oportunidad de creer en su amor más allá de cualquier apariencia. A partir de ese momento traté de escuchar a mamá con amor cuando se desahogaba de todo lo que tenía que decir de mi padre, y de dejar mi opinión de lado. Traté también de encontrar la manera de estar cerca de mi padre.
Pasaron unos meses y cuando mis padres ya estaban volviendo a reconstruir la relación entre ellos, me sorprendió una frase de mamá: ‘¿Recuerdas cuando te dije que me habría separado? Tu reacción me hizo pensar que estaba tomando una decisión equivocada’. Yo no le había dicho nada, solamente un ‘sí’ a Jesús en silencio, segura de que él se habría ocupado de todo.”
Chiara Lubich
Sep 29, 2004 | Sin categorizar
Sep 23, 2004 | Sin categorizar
Sep 22, 2004 | Sin categorizar
Sep 22, 2004 | Sin categorizar
Sep 22, 2004 | Sin categorizar
Sep 22, 2004 | Sin categorizar
�Una utopía realizada? “El moderno Auditorium-Parque de la Música tiene una nota de utopía realizada. La interdependencia de los pueblos, que se ha hecho absolutamente urgente debido a la globalización de los mercados y del… terrorismo. Interdependencia que ha sido cantada y tocada en muchísimas variaciones en la Sala Sinopoli del Auditorium, en un diálogo de varias voces y de varios credos y opciones políticas pero al unísono sobre la necesidad de un “sistema de interdependencia virtuosa” al que concurran todos: desde la ONU hasta las religiones”. Es lo que afirma Orazio Petrosillo en el diario Il Messaggero del 13 de septiembre. Y agrega: “Quien ha venido a Roma para la II Jornada de la Interdependencia lo ha hecho porque cree que los pueblos, las personas y los Estados pueden realmente ser más unidos”.
Benjamin Barber: La interdependencia virtuosa como respuesta a los actuales retos globales El Prof. Benjamin Barber, politólogo estadounidense, fundador de las Jornadas de la Interdependencia, en una entrevista explica que “Interdependencia significa que nosotros podemos crear un mundo que sea seguro para todos, o bien un mundo que no es seguro para nadie”. Y dando la bienvenida a los participantes, afirmó: “Dado que los retos ante los que nos encontramos hoy son retos globales, también las respuestas que se dan deben ser tales. Por ello nació la exigencia de una Jornada de la Interdependencia y de una Declaración de Interdependencia”. “Nuestras respuestas deben ser fruto de un sistema de interdependencia virtuosa, un nuevo sistema transnacional de derecho internacional, cooperación multilateral y gobernabilidad social global”. Un documento para una nueva convivencia mundial La Carta europea para las políticas de la Interdependencia fija las prioridades para una nueva convivencia mundial. Afirma, ante todo, que es indispensable erradicar el terrorismo y esto se puede hacer a través de la construcción de saldas redes sociales y lingüísticas, en modo de favorecer el diálogo intercultural y religioso, la cooperación internacional para abatir las diferencias económicas entre el norte y el sur del mundo. Solicita también la libre circulación de las personas, el acceso al agua potable y el derecho a la salud para todos. Se solicita que sea reforzado el derecho de asilo y que a los extranjeros se les permita votar. Prodi: superare las divisiones entre los pueblos En su mensaje, el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, afirma que “los tiempos nos exigen que miremos lejos, que superemos las divisiones que han marcado nuestro pasado”. “Ahora sabemos cuál es el camino a seguir: la unidad en la diversidad, el diálogo entre las culturas, el poner en común los recursos”. Kofi Annan: urge una nueva conciencia de que somos ciudadanos del mundo Para resolver las desigualdades y los horrores que afligen al mundo –escribe el Secretario General de la ONU, en un mensaje para la ocasión- “son necesarios hombres y mujeres que desarrollen la conciencia de ser ciudadanos del mundo”. “Por sí sola ninguna Nación tiene la capacidad de protegerse a sí misma de los peligros que amenazan desde el exterior”.
Veltroni define la Interdependencia como una alternativa al desequilibrio entre el norte y el sur El Alcalde de Roma, Walter Veltroni, también subrayó que la interdependencia es la alternativa a esa globalización que excava una desigualdad cada vez mayor entre el norte y el sur del mundo: “El último informe sobre el desarrollo humano dice que para 26 países, sobre todo países africanos, la riqueza ha disminuido en lugar de crecer”. Por lo tanto es necesario reforzar los organismos -entiéndase ONU- que gobiernan el Planeta. Chiara Lubich: Interdependencia y fraternidad para poner en movimiento procesos positivos Para Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, la interdependencia tiene un significado muy preciso: comporta, de hecho, la elección del diálogo en lugar de la hegemonía, el camino del compartir en lugar de la concentración de los recursos y de los conocimientos en una sola área del mundo. Vivificada por la fraternidad, la interdependencia, de simple “hecho” o “instrumento”, podrá llegar a ser el motor de procesos positivos… no de un solo pueblo, sino de toda la humanidad. Andrea Riccardi: todos llamados a trabajar por la paz “Un pequeño número de hombres puede desestabilizar el mundo con las armas -dijo Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio- y esta es la historia del terrorismo. Pero también es verdad que todos pueden trabajar por la paz”. “Tenemos necesidad de una nueva cultura, de nuevas iniciativas”.
Sep 22, 2004 | Sin categorizar
Sep 19, 2004 | Sin categorizar
Sep 18, 2004 | Sin categorizar
Una pobreza para erradicar y una pobreza para elegir
Existe una “pobreza que se sufre” que se debe erradicar. Es la miseria injusta e inhumana. Pero “existe otra pobreza, libremente elegida, que constituye la primera condición para vencer la miseria”. Es ésta la visión de pobreza y riqueza madurada a partir de la experiencia de la Economía de Comunión en acto desde hace ya 13 años en los 5 continentes, profundizada por el Prof. Luigino Bruni, docente de Economía Política y uno de los responsables del Movimiento para una Economía de Comunión. “Todo lo que soy y lo que tengo me lo han regalado y por lo tanto debe ser donado a su vez” –agregó el Prof Bruni. De allí parte la elección del compartir los “bienes que de este modo se transforman en puentes”.
La EdC es una experiencia de gran actualidad
Lo afirmó Chiara Lubich, porque puede “suscitar una corriente inversa al terrorismo”, contribuyendo, “con tantas otras fuerzas positivas” a esa fraternidad que hace posible la comunión de los bienes, la derrota de las desigualdades sociales. De hecho –prosiguió- “una de las causas más profundas del terrorismo está en el terrible desequilibrio existente entre Países ricos y Países pobres” que “genera hostilidad y venganza”.
La primera idea de la Economía de Comunión: sanar el contraste entre ricos y pobres
En su intervención en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo, ante más de 700 economistas, investigadores, empresarios, trabajadores, estudiantes, accionistas de 30 Países, de India a los Estados Unidos, a Europa del Este y del Oeste, la fundadora de los Focolares, recordó la primera idea de la Economía de Comunión, nacida en 1991, con ocasión de un viaje a Brasil, precisamente sobrevolando la ciudad de San Pablo, “impresionada por el contraste entre la selva de rascacielos y la miseria de las favelas que la rodean”. A partir de allí nace el reto lanzado a las empresas: producir utilidades en beneficio de los más necesitados. Destinarlos, en parte para la formación de hombres nuevos, aptos para esta nueva economía, y en parte para el incremento de la misma empresa.
El balance de 13 años de EdC
Poco antes se había presentado, mediante varias voces, el balance de estos 13 años: las empresas y las actividades productivas administradas según este proyecto son 800 en todos los continentes, 470 en Europa, 270 en la Américas.
Un Movimiento económico
Chiara Lubich alentó el desarrollo de un verdadero movimiento económico que pueda expresarse también en términos culturales y científicos. En estos años los seminarios académicos, las publicaciones, las tesis de graduación (166 en el mundo) “ya existe –dijo- un inicio prometedor”.
Como subrayó el prof. Bruni, “sin una cultura nueva no se hace una economía nueva”: “en la EdC –dijo- entrevemos la posibilidad concreta de un nuevo humanismo; divisamos el camino para un nuevo orden económico más justo y solidario”.
Una nueva visión del trabajo
En esta visión también el trabajo asume otra dimensión. Reflejándose en el Evangelio, Chiara Lubich ha delineado casi un decálogo: “hacer de cada hora una obra de arte de precisión, de armonía”. “Aprovechar los propios talentos y perfeccionarse”. Trabajar “no sólo por la ganancia”, sino para “transformar en amor cada cosa que sale de nuestras manos”: “los destinatarios son los hermanos”. Jesús mismo considera hecho a sí lo que les hacemos a ellos. “El peso del trabajo, las dificultades de relación, las contradicciones son la típica penitencia que no le puede faltar al cristiano”. En el primer lugar entre el patrono y los trabajadores, debe estar “ese amor recíproco que atrae la presencia de Jesús en la colectividad”, y se convierte en luz para “encontrar juntos nuevas formas de organización del trabajo, de participación, de administración”. Las “empresas se convertirán así en la morada de Dios entre los hombres, verdaderas antecámaras del Paraíso”. El prolongado aplauso expresaba la adhesión a esta altísima propuesta.
Las experiencias de varios Países, que siguieron en la tarde, presentaron ese rostro nuevo de la empresa.
Sep 12, 2004 | Focolare Worldwide
Después del Concilio Vaticano II se multiplicaron también en las parroquias las relaciones ecuménicas entre comunidades de varias Iglesias. Reseñamos la experiencia de la parroquia Santa Isabel de Hungría, en Plátanos, una localidad de 10.000 habitantes en el sur de la ciudad de Buenos Aires (Argentina).
Una comunidad viva – Durante los años ’70 la población de Plátanos crece rápidamente por el gran flujo migratorio de las provincias del interior de Argentina. La parroquia de Santa Isabel es un mosaico de personas de diferentes orígenes: italianas, españolas, holandesas, yugoslavas y húngaras, y allí se conforma una comunidad viva, abierta al intercambio de ideas, al compartir, a la comunión con todos. Alrededor del párroco, un sacerdote italiano unido al Movimiento de los Focolares, nace muy pronto un grupo de personas, animadas por la espiritualidad de la unidad, que se comprometen a vivir el Evangelio. Se encuentran periódicamente para comunicarse la “Palabra de vida” y se cuentan las experiencias vividas, para ayudarse en el camino espiritual. Se crea así la familia con un nuevo estilo de vida que, poco a poco, se difunde en toda la parroquia y en los distintos vecindarios. Involucra las realidades eclesiales presentes como el Camino Neocatecumenal, el Colegio de Hermanas Húngaras, y abre el diálogo con cristianos de varias Iglesias.
Relaciones ecuménicas cada vez más profundas – Lo que ha favorecido el nacimiento de relaciones fraternas entre miembros de varias Iglesias ha sido el contacto con personas de la Iglesia Reformada. El párroco siente la necesidad de ponerse en contacto con el pastor reformado e inicia entre las dos comunidades una relación se que vuelve cada vez más profunda.
Con el tiempo han nacido varias actividades ecuménicas desarrolladas de acuerdo con los responsables de las respectivas Iglesias: cursos bíblicos en los que participan miembros de varias denominaciones, un coro ecuménico de 50 personas para ocasiones especiales, momentos vividos juntos durante los aniversarios y las fiestas más importantes.
Cada año, por ejemplo, algunos días antes de Navidad, para hacer sentir a tantos que no frecuentan la Iglesia la atmósfera del nacimiento de Jesús, se pensó en organizar juntos, católicos y miembros de la Iglesia reformada, una procesión a lo largo de las calles de la urbanización, con cantos y música hechos sobre todo por jóvenes y niños, saliendo de la parroquia católica para encontrarse para la conclusión en el templo de la Iglesia reformada.
El Vía Crucis del Viernes Santo se desarrolla a lo largo de las calles de la pequeña ciudad y algunas familias preparan las estaciones en sus casas. Un año se propuso que la procesión se detuviera, para una estación, en la casa de una familia de la Iglesia Pentecostal quien acogió con alegre sorpresa este privilegio. El día de Pascua una joven señora acercándose al párroco le agradeció de corazón. Su madre había roto relaciones con ella y su marido desde cuando se había convertido a la Iglesia Pentecostal. Después del Vía Crucis del Viernes Santo, los invitó a almorzar, y les pidió disculpas diciendo que se había dado cuenta de que los católicos no son como ella creía.
Informado de las cordiales relaciones que habían nacido en esa parroquia, el Obispo Católico de la diócesis fue a visitar la comunidad reformada. Fue un encuentro verdaderamente importante: “Es la primera vez -reveló feliz una señora- que un obispo católico entra en un templo reformado”. Y cuál no fue la sorpresa de los médicos del lugar al encontrarse ante un pastor protestante necesitado de atención, acompañado por un sacerdote católico, y después al constatar cómo el pastor había sido objeto de tantas atenciones por parte de los católicos.
Como respuesta a las urgencias sociales de la zona, la comunidad parroquial se sintió interpelada también por la difícil situación social del territorio. Para responder a las necesidades más urgentes fundaron, desde hace algunos años, la “Casa del Niño de Lourdes”. Todos los días unos ochenta niños, de los tres a los quince años, la mitad de los cuales provenientes de familias de diversas Iglesias, reciben alimentación, desarrollan actividades educativas, deportivas, recreativas. Se puede palpar el amor de Dios que interviene con tanta providencia. Los niños junto con los educadores de la Casa viven una palabra del Evangelio y rezan juntos. La unidad que se crea va más allá de las diversidades eclesiales, culturales e históricas.
Sep 9, 2004 | Focolare Worldwide
Ante el riesgo de un conflicto entre las civilizaciones, se abre camino la idea de la interdependencia positiva como clave para afrontar el gran reto del “saber vivir juntos” que presenta la sociedad postglobal. Con el fin de superar la visión de una interdependencia sólo económica, de los mercados y las finanzas, se presenta la interdependencia positiva entre las personas, los pueblos y los Estados, en vista de un futuro de paz, de diálogo, de justicia social y de fraternidad universal. La iniciativa El 11 y 12 de septiembre, se celebra en Roma la Segunda Jornada de la Interdependencia. La primera tuvo lugar el 12 de septiembre de 2003 en Filadelfia, por iniciativa de Benjamín Barber, profesor de la Universidad de Maryland (USA) y fundador de la Asociación Civ-World. La elección de la fecha no es casual, tratándose del día después del 11 de septiembre en el que se recuerdan los ataques terroristas a las Torres Gemelas y al Pentágono. En el proyecto del Civ-World dicha fecha pareció la más apropiada por hacer referencia a la nueva realidad interdependiente que estos ataques expresaron tan duramente. El significado de la iniciativa es el de subrayar la interdependencia positiva, como clave para afrontar el gran reto del “saber vivir juntos”, como un valor necesario para la convivencia pacífica entre los hombres, que se ha de aplicar en la política y a favor del cual hemos de comprometernos culturalmente. La interdependencia es la condición global en la cual hoy cada uno de nosotros, individualmente o como grupo, vive, trabaja, respira, piensa y tomar conciencia de ello acelera el camino positivo de la humanidad. Ante una interdependencia negativa organizada por el crimen o por el terrorismo; o una interdependencia sólo económica, de los mercados y de las finanzas, que no es capaz de evitar el riesgo del conflicto entre civilizaciones, la búsqueda de una interdependencia positiva entre los pueblos y las naciones contribuirá a la maduración de una cultura de la paz, del diálogo, de la solidaridad, y de la fraternidad universal. El objetivo del evento es promover también en Italia y en Europa la idea de la interdependencia positiva entre las personas, los pueblos y los Estados, colaborando para identificar acciones comunes locales, nacionales, europeas y transnacionales. Los promotores, junto con la Alcaldía de Roma y al Movimiento Civ-World del prof. Barber, son: la “Asociación Católica de Trabajadores Italianos (ACLI), Legambiente, el Movimiento Político de la Unidad – Movimiento de los Focolares y la Comunidad de San Egidio. Realidades muy diversas que se han unido para responder juntas y adecuadamente, cada una según sus características específicas, a la necesidad de formar un “ciudadano global”, que con sus virtudes cívicas tenga la capacidad de construir una “sociedad civil global”, capaz de establecer una verdadera y mutua reciprocidad y un verdadero diálogo entre culturas y pueblos diferentes. El programa se subdivide esencialmente en dos partes: � una noche de conmemoración de las víctimas del terrorismo y de toda guerra, en la que se dará espacio en especial al diálogo entre las grandes religiones monoteístas (Plaza del Campidoglio); � una mañana de profundización en el concepto de interdependencia, confiado a testigos de relieve internacional y de distintas extracciones culturales (“Auditorium de Roma”).
Sep 9, 2004 | Sin categorizar
Sep 8, 2004 | Sin categorizar
En 1998, con ocasión del 150� aniversario de la Constitución suiza, fui invitada por la Comisión “Una visión para Suiza”, para exponer justamente aquí, en Berna, durante la jornada federal de reflexión. Para mí, siendo italiana y por lo tanto extranjera en este país, fue un honor poder dirigirme a una asamblea tan calificada y representativa de toda Suiza. Lo hice con una alegría especial, porque desde hace decenios aprecio y considero esta tierra como mi segunda patria. Y hoy también siento una alegría particular al dirigirme a ustedes que están comprometidos en política a distintos niveles. Agradezco de modo especial al grupo de políticos de la región del Vallese, que después de haber promovido el año pasado una jornada muy exitosa en Martigny, a la que siguieron varios encuentros a nivel local, ahora han querido aprovechar esta sesión de las Cámaras federales para organizar este encuentro. El título que me propusieron para el tema es: “La fraternidad en política: �utopía o necesidad?” Abrigo la esperanza de que con la presente intervención pueda demostrar la necesidad de la fraternidad y la posibilidad de realizarla. El tríptico: libertad, igualdad, fraternidad, que es casi una síntesis del programa político de la modernidad, expresa una intuición profunda y nos exige una aguda reflexión: �a qué punto estamos en la realización de este gran anhelo? La Revolución francesa anunció los tres principios, pero ciertamente no los ha inventado: ellos ya habían comenzado su fatigoso camino a través de los siglos, sobre todo a partir del anuncio cristiano, que ha iluminado lo mejor de las tradiciones antiguas de los diversos pueblos y el patrimonio de la revelación judía, produciendo una auténtica revolución: el nuevo humanismo, abierto por Cristo, que permitió al hombre vivir plenamente estos principios. Desde aquel anuncio, a lo largo del tiempo, se fueron manifestando sus riquezas en las obras de los hombres. Libertad e igualdad han marcado profundamente la historia política de los pueblos, llegando a expresar frutos de civilización y creando las condiciones para la progresiva expresión de la dignidad de la persona humana. La libertad y la igualdad se convirtieron en principios jurídicos y son aplicados cotidianamente como verdaderas y propias categorías políticas. Pero la afirmación exclusiva de la libertad, como bien sabemos, puede transformarse en el privilegio del más fuerte, mientras que la igualdad, y la historia lo confirma, puede traducirse en un colectivismo que masifica. Por otra parte, muchos pueblos en realidad todavía no se benefician con los contenidos de la libertad y la igualdad… �Cómo hacer, entonces, para que su puesta en práctica produzca frutos maduros? �Cómo volver a encauzar la historia de nuestros países y de toda la humanidad hacia ese destino que le pertenece? Nosotros creemos que la clave se encuentra en la fraternidad universal, en darle el justo lugar entre las categorías políticas fundamentales. Solamente si se viven uno a la par del otro, los tres principios podrán dar origen a una política adecuada a las exigencias de hoy. Pocas veces como en este tiempo nuestro planeta ha sido y es atravesado por la desconfianza, por el temor, incluso por el terror: basta recordar el 11 de setiembre del 2001 e, incluso más cerca, el 11 de marzo del 2004, sin olvidar los cientos de atentados que en estos últimos años han nutrido la crónica cotidiana. El terrorismo: una calamidad tan grave como -por lo menos- las decenas de guerras que siguen ensangrentando nuestro planeta. �Y cuáles son sus causas? Muchas. Pero no se puede dejar de reconocer que una de las más profundas es el desequilibrio económico y social que existe en el mundo entre los países ricos y los países pobres. Desequilibrio que genera resentimiento, hostilidad, venganza, favoreciendo de este modo el fundamentalismo que germina más fácilmente en un terreno semejante. Ahora bien: si las cosas están así, para que el terrorismo se apague y desaparezca, la guerra ciertamente no es una respuesta, es necesario buscar los caminos del diálogo, caminos políticos y diplomáticos. Pero tampoco es suficiente; hace falta generar más solidaridad en el mundo, y una comunión de bienes más equilibrada. Sin dejar de lado que son aún más numerosos los temas candentes que interpelan la política, tanto en la dimensión nacional como en la internacional. Incluso en el mundo occidental el modelo mismo de desarrollo económico está indudablemente en crisis, una crisis que exige no solamente algunos ajustes, sino un replanteo global para superar la recesión en curso. El avance irrefrenable de la investigación científica no puede continuar sin que se garanticen la integridad y la salud de la especie humana y de todo el ecosistema. El reconocimiento de la función esencial de los medios de comunicación en el mundo moderno debe encontrar reglas eficaces frente a las exigencias específicas de promoción de los valores y la defensa de las personas, de los grupos y de los pueblos. Otra cuestión fundamental surge de la necesidad de defender y valorizar la riqueza que se origina por las distintas proveniencias étnicas, religiosas, culturales, incluso en el horizonte de los irreversibles procesos de la globalización en acto. Estos desafíos, que se nos presentan como algunos de los más grandes de la actualidad, reclaman con insistencia la idea y la práctica de la fraternidad, y teniendo en cuenta la vastedad del problema, de una fraternidad universal. La fraternidad universal está presente en los espíritus grandes. El Mahatma Gandhi decía: “La regla de oro es ser amigos del mundo y considerar ‘una’ a toda la familia humana” . Y a propósito de cuanto sucedió el 11 de setiembre del 2001, el Dalai Lama escribía a los suyos: “Para nosotros las razones ( de esos sucesos) son evidentes (…) No tenemos presente las verdades humanas más básicas (…) Todos somos uno. Este es un mensaje que la raza humana no tuvo en cuenta. El olvido de esta verdad es la única causa del odio y de la guerra”. Sin olvidar al santo suizo Nicolás de Flue, profeta y constructor de paz, quien para realizarla afirmaba que los conflictos se pueden resolver con éxito solamente en el pleno y total respeto recíproco. Es decir, con la fraternidad vivida hasta la obediencia recíproca. Pero quien ha traído la fraternidad como un don esencial para la humanidad fue Jesús, que antes de morir oró así: “Padre, que todos sean uno” (cf. Jn 17,21). Al revelar que Dios es Padre y que por eso los hombres somos todos hermanos, derribó los muros que separan a los “iguales” de los “diferentes”, a los amigos de los enemigos. La fraternidad, por lo tanto, es un ideal que hay que afirmar, es un ideal de hoy. �Pero existen signos de fraternidad en las actuales vicisitudes de los pueblos? A lo largo de los años, habiendo experimentado muchas veces, en mi vida y en la de los demás, la acción providencial de Dios, y habiendo podido conocer directamente muchos pueblos, he aprendido a descubrir los pasos hacia adelante que señalan el progreso de la humanidad, hasta poder afirmar que su historia es un lento pero irrefrenable camino hacia la fraternidad universal. Los hechos están delante de nosotros, debemos saber interpretarlos. La tensión del mundo hacia la unidad nunca ha sido tan viva y reconocible como hoy. Son signos las Uniones de Estados y los procesos de integración económica y política que con creciente intensidad se van realizando a nivel continental o por áreas geo-políticas; la función de los organismos internacionales, en especial de las Naciones Unidas, que vuelve a ser determinante para conocer, afrontar y gestionar las principales cuestiones que atañen a la vida de los pueblos y de los países; el desarrollo de un diálogo a 360�, cada vez más difundido y más fecundo, entre todo tipo de personas; el crecimiento de movimientos sociales, culturales y religiosos, que se presentan como los nuevos protagonistas de las relaciones internacionales y tienden a objetivos de dimensión mundial. Para darle al mundo la fraternidad que genera una unidad espiritual, garantía de la unidad política, económica, etc., no faltan los instrumentos. Basta saber reconocerlos. Uno, cuya eficacia todavía no ha sido descubierta, es la aparición en el mundo cristiano, después de las primeras décadas del ‘900, de decenas y decenas de Movimientos, que como una especie de red unen a los pueblos, a las culturas y a las diversidades: son casi un signo de que el mundo podría convertirse en una casa de las naciones, porque ya lo es a través de estas realidades, si bien todavía a nivel de laboratorio. Son Movimientos que no nacieron de proyectos humanos, sino de carismas del Espíritu de Dios, quien conoce mejor que cualquier hombre o mujer de la tierra los problemas de nuestro planeta y está deseoso de ayudar a resolverlos. Estos Movimientos, al ser fundados o estar compuestos preferentemente por laicos, son vehículo de un interés sentido y profundo por las vicisitudes humanas, con manifestaciones en el campo civil, donde ofrecen realizaciones concretas en política, en economía, etc. Y los Movimientos son muchos y espléndidos; surgieron en la Iglesia católica, reformada, anglicana, evangélica, ortodoxa, etc. Una característica que poseen es la presencia de muchísimos jóvenes, como una garantía del futuro, ya que al estar menos condicionados que los adultos por experiencias negativas del pasado, saben creer con mayor entusiasmo en ideales verdaderos y en los más grandes. Estos Movimientos se hicieron conocer el 8 de mayo pasado en Stuttgart (Alemania) en una Jornada muy lograda organizada por ellos, que fue transmitida via satélite en nuestro continente y en otros, cuyo título era “Juntos por Europa”. Ofrecieron su contribución para realizar, junto a la Europa política o económica o del euro, la Europa del espíritu, tratando de darle un alma a Europa, que también ayude a garantizar mejor su propia multiplicidad y cohesión. Para dar un ejemplo de estos Movimientos quisiera exponerles las líneas principales del que conozco mejor, porque estoy relacionada con él: el Movimiento de los Focolares, cuyo objetivo es, justamente, la unidad y la fraternidad universal. Nació durante la segunda guerra mundial, bajo los bombardeos, en Trento, al norte de Italia, cuando junto con las casas se derrumbaban todos los proyectos de vida, también los nuestros, las esperanzas, las seguridades. Mientras todo se destruía, en nuestros corazones, de primeras jóvenes focolarinas, afloraba con una fuerza hasta ese momento desconocida, una sola verdad: Dios es el único ideal que no se derrumba; Dios, que se nos revelaba por aquello que es: Amor. Y justamente en el ápice del odio y de la división Dios Amor nos sugirió que para amarlo teníamos que amarnos entre nosotras y llevar este amor a todos. Un amor que inmediatamente se extendió a toda la ciudad, y después, a lo largo de los años, a todo el planeta, a 182 naciones. El llamado a la unidad nos hizo privilegiar esos puntos de la tierra donde era más fuerte la división, y se fueron delimitando algunos lugares específicos de diálogo y de participación: en primer lugar en el interior de las Iglesias, donde el Movimiento contribuye para que haya cada vez más comunión; entre los cristianos de distintas denominaciones; con los fieles de las grandes religiones, con numerosas experiencias de “diálogo de la vida” respetuoso y profundo, premisa para la paz. Y por último, un diálogo entretejido con la activa colaboración de quienes no tienen una específica referencia religiosa. El Movimiento de los Focolares, además, es fundamentalmente religioso, pero desde sus comienzos y durante estos años, prestó una atención especial a todos los ámbitos de la sociedad, incluso al mundo político, hasta ver nacer desde su seno en Nápoles, en 1996, el “Movimiento político por la Unidad”, que ahora se está difundiendo y organizando en todo el planeta. De su origen y su desarrollo pude exponer varias veces, entre otros a parlamentarios de varias naciones europeas y del exterior en Estrasburgo, en el Centro Europeo de Madrid y en la ONU. Como expresión política del Movimiento de los Focolares, este Movimiento tiene como finalidad ayudar a las personas y a grupos comprometidos en política a redescubrir los valores profundos, eternos del hombre; a poner la fraternidad como base de su vida, y sólo después comenzar la acción política. Como consecuencia, en la actividad política el amor interpersonal se transforma en la posibilidad de un amor más grande, el amor a la polis. Un amor que al adquirir la dimensión política no pierde sus características, es decir: el compromiso de toda la persona, con su inteligencia y su voluntad, para llegar a todos; la intuición y la fantasía para dar el primer paso; el realismo de ponerse en la piel del otro, con la capacidad de donarse sin intereses personales y de abrir nuevos caminos, incluso cuando los límites humanos y los fracasos parecieran cerrarlos. No se trata de un nuevo partido, ni se quiere confundir religión y política, como ha sucedido y sucede en los integralismos de cristianos e incluso de no cristianos. Pueden formar parte del Movimiento político por la unidad políticos de todos los niveles, administradores, parlamentarios, militantes de partidos de distintas extracciones, que sienten el deber de actuar junto al verdadero titular de la soberanía, el ciudadano; ciudadanos que quieren hacer su parte como sujetos políticos activos; de modo especial los jóvenes, que en todas partes, como aquí en Suiza, saben comprometerse admirablemente y con pasión, como estudiantes de politología, por ej., que quieren ofrecer su contribución de capacidad y de investigación; funcionarios de la Administración Pública, concientes de su función específica. Lo que proponemos y tratamos de testimoniar juntos es un estilo de vida que le permita a la política alcanzar sus fines de la mejor manera: el bien común en la unidad del cuerpo social. Es más, quisiéramos proponer a todos los que actúan en política la formulación de una especie de pacto de fraternidad para con sus países, que garantice su bien por encima de los intereses parciales, sean estos individuales, de grupo, de clase o de partido. Porque la fraternidad ofrece posibilidades sorprendentes: permite mantener unidas y valorar exigencias que en otro caso corren el riesgo de transformarse en conflictos crónicos. Armoniza, por ejemplo, las experiencias de las autonomías locales con el sentido de la historia común; afianza la conciencia de la importancia de los organismos internacionales y de todos esos procesos que tienden a superar las barreras y consolidan etapas importantes para la unidad de la familia humana. La fraternidad, en efecto, puede hacer florecer proyectos y acciones en el complejo tejido político, económico, cultural y social de nuestro mundo. La fraternidad saca del aislamiento y pude abrir la puerta del desarrollo a pueblos que todavía están excluidos. La fraternidad indica cómo resolver pacíficamente las contiendas y puede relegar la guerra a los libros de historia. Por la fraternidad vivida es posible soñar e incluso tener esperanzas en una especie de comunión de bienes entre países ricos y pobres. La profunda necesidad de paz que hoy manifiesta la humanidad dice que la fraternidad no es sólo un valor, no es sólo un método, sino el paradigma global del desarrollo político. Es por esto que un mundo que de hecho es cada vez más interdependiente tiene necesidad de políticos, de empresarios, de intelectuales, de artistas, que consideren la fraternidad – instrumento de unidad – el centro de su actividad y de su pensamiento. El sueño de Martín Luther King era que la fraternidad se convirtiera en el orden del día de un hombre de negocios y en la palabra de orden del hombre de gobierno. Los políticos del “Movimiento político por la unidad” quieren hacer de este sueño una realidad. Pero esto puede realizarse solamente si en la actividad política no se olvida la dimensión espiritual, por lo menos la fe en los valores profundos que deben regular la vida social. También de esto estaba convencido Nicolás de Flue, que tanto hizo por la vida política de esta nación. Estaba siempre informado de todo. En su celda, una ventana daba al exterior, hacia los hombres, y otra hacia adentro, hacia el altar de la capilla. El diputado Igino Giordani, parlamentario italiano y cofundador de nuestro Movimiento, hoy siervo de Dios, con su estilo inconfundible escribió: “Cuando se atraviesa el umbral de casa para sumergirse en el mundo, la fe no se cuelga de un clavo detrás de la puerta, como una gorra ajada”. Un día me pareció comprender qué quería decir la política como amor. Si pensáramos un color para cada actividad humana, para la economía, la sanidad, las comunicaciones, el arte, el trabajo, la cultura, la administración de la justicia… la política no tendría un color, sería el fondo: el negro, que pone de relieve a los otros colores. Por eso la política debe buscar continuamente una relación con todos los ámbitos de la vida, para establecer las condiciones mediante las cuales la sociedad misma, con todas sus expresiones, pueda realizar plenamente su designio. Es claro que en esta tensión continua al diálogo, la política tiene el deber de reservarse algunos espacios específicos: establecer prioridades con un programa adecuado, preferir a los últimos, buscar siempre y en todas partes la participación, que quiere decir diálogo, mediación, responsabilidad y concreción. Para los políticos de quienes estoy hablando, la elección del compromiso político es un acto de amor con el cual cada uno responde a una auténtica vocación, a una llamada personal. Quien es creyente advierte que es Dios quien lo llama a través de las circunstancias; el no creyente responde a una llamada humana, a una necesidad social, a un problema de su ciudad, a los sufrimientos de su pueblo que encuentran eco en su conciencia; y unos y otros encuentran su morada en el “Movimiento político por la unidad”. Pero ambos siempre ponen amor en su acción. Un amor que es fuente de luz, que hace ver la posibilidad de grandes resultados, que sustituye con el valor, con un nuevo coraje, ese temor aplastante y que inmoviliza, que a menudo está presente en el mundo político. Los políticos de la unidad toman conciencia de que la política es amor desde su raíz; por eso comprenden que también los otros, algunas veces denominados adversarios políticos, pueden haber hecho su propia elección por amor. Se dan cuenta de que cada formación política, cada opción, puede ser la respuesta a una necesidad social, y por lo tanto hace falta para la composición del bien común. Por eso se interesan por las actividades de los otros y por los principios que postulan como de los propios, y la crítica se vuelve constructiva. Tratan de vivir la aparente paradoja de amar el partido del otro como el propio, porque el bien del país necesita de la obra de todos. Éste, a grandes rasgos, es el ideal del “Movimiento político por la unidad”, y ésta – me parece – es la política que vale la pena vivir; una política capaz de reconocer y servir el designio de la propia comunidad, de la propia ciudad y nación, hasta el de toda la humanidad, porque la fraternidad es el designio de Dios sobre la entera familia humana. Ésta es la verdadera, autorizada política que cada país necesita; en efecto, el poder confiere la fuerza, pero es el amor el que da autoridad. Ésta es la política que construye obras que perdurarán. Las generaciones futuras no estarán agradecidas a los políticos porque han conservado el poder, sino por el modo como lo han gestionado. Ésta es la política que el “Movimiento político por la unidad” con la ayuda de Dios desea generar y sostener. Entonces, �cuál es mi deseo para ustedes, políticos de esta espléndida Suiza? Que este pueblo, y en especial sus representantes, ricos de su noble historia de democracia, encuentren en la fraternidad el vigor necesario para continuar con una eficacia aún más grande su camino, y para dar una contribución protagónica a la historia de unidad de la familia humana. Nosotros, por nuestra parte, nos comprometemos a no dejarlos solos, poniendo a vuestra disposición el carisma de la unidad ofrecido por el cielo para toda la humanidad. Gracias por vuestra atención.
Sep 8, 2004 | Focolare Worldwide
ANSA, 4 sept. – La fraternidad en la política. “Es la llave para volver a poner en camino la historia de nuestros Países y de la humanidad”. Dijo Chiara Lubich, fundadora de los Focolares, en Berna, ante 450 políticos suizos y jóvenes reunidos en el Palacio de los Congresos para reflexionar sobre el interrogante: “Fraternidad en la política: �utopía o realidad?”, promovido por un grupo de políticos suizos del Movimiento Político de la Unidad. La fraternidad en la política no es sólo necesaria, sino urgente Sobre el fondo de la trágica epidemia del terrorismo, la fraternidad, propuesta como una “categoría política fundamental” se presenta no sólo como necesaria, sino urgente. “La fraternidad en la política no puede ser más actual, ante el terror, la muerte y la violencia”. Afirmó en la inauguración del Congreso la Canciller de la Confederación, la señora Annemarie Huber Holz. Suiza ante una profunda crisis de transformación La fraternidad es más que necesaria también para la vida misma de Suiza, definida por la Concejal Nacional Chiara Simoneschi “como algo especial”, ya que es una Nación que no nace de una cultura y un idioma común, sino de la voluntad de estar juntos. “El País –agregó- está atravesando en estos momentos por una profunda crisis, sometida al reto de la construcción europea, de un nuevo equilibrio geopolítico mundial, del fenómeno de la migración, de la larga recesión económica”. La Concejal Simoneschi habló de temores e incertidumbre, de divisiones y contraposiciones. Y de allí el motivo de la invitación a Chiara Lubich. Un horizonte con amplio respiro La fundadora de los Focolares abrió un horizonte con amplio respiro. En ella se siente vivo el drama del terrorismo: “Aflojar y callar –dijo con fuerza- no es ciertamente una respuesta ante la violencia”. Es necesario ir “a las causas de los desequilibrios económicos y sociales que generan el resentimiento, la hostilidad, la venganza”. “Es necesario buscar las vías del diálogo, las vías políticas y diplomáticas”. Urge una política cuya sustancia sea la fraternidad. Fraternidad que definió “no sólo como un valor, ni sólo como un método, sino como un paradigma global de desarrollo político”. Una fraternidad que es posible “sólo si no se olvida la dimensión espiritual”, los valores profundos inspirados en el amor. “Ese amor que es fuente de luz –dijo- que hace ver la posibilidad de grandes resultados y que sustituye ese temor aplastante que a menudo atraviesa el mundo político”. Amar el partido del otro como el propio Luz que hace ver “en toda opción política la respuesta a una necesidad social y por lo tanto pone en práctica la aparente paradoja de amar el partido del otro como el propio, porque el bien del País tiene necesidad del trabajo de todos”. “Donde la crítica se vuelve constructiva”. Ésta es “la verdadera política autorizada de la que el País tiene necesidad”. La fraternidad en la política, no sólo es necesaria, sino posible La intervención de Chiara Lubich fue seguida por una serie de voces de políticos suizos e italianos adherentes al Movimiento Político de la unidad, nacido en 1996 y difundido en varios Países, quienes dieron testimonio de que la fraternidad en la política no sólo es necesaria, sino posible. En la tarde, tuvo lugar un vivaz intercambio entre los políticos y los jóvenes.
Ago 31, 2004 | Palabra de vida, Sin categorizar
Llama la atención este pedido tan exigente y radical. No se dirige sólo a una categoría particular de personas, como los misioneros, los religiosos, que tienen que estar libres para ir a cualquier parte a anunciar el Evangelio. Tampoco es para momentos excepcionales, como los tiempos de persecución, cuando al discípulo no sólo se le pide que deje los bienes, sino que entregue la vida misma por permanecer fiel a Dios. Jesús dirige estas palabras a todos. Todos, por lo tanto, podemos responder.
Es una de las condiciones para seguir a Jesús, sobre la cual Lucas insiste en el Evangelio: “Vendan sus bienes y denlos como limosna… Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón”; “Ningún servidor puede servir a dos señores… No se puede servir a Dios y al Dinero”; “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios”.
«Cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo»
¿Por qué Jesús insiste tanto sobre el desapego de los bienes, hasta convertirlo en una condición indispensable para poder seguirlo? ¡Porque la primera riqueza de nuestra existencia, el verdadero tesoro es él! Por eso invita a dejar de lado todos esos ídolos –los “haberes”– que pueden ocupar el lugar de Dios en nosotros.
Jesús nos quiere libres, con el alma desocupada de todo apego y de toda preocupación, para que podamos amar verdaderamente con todo el corazón, la mente y las fuerzas. Los bienes son necesarios para vivir, pero deben ser usados con el mayor desprendimiento. Tenemos que estar dispuestos a dejar de lado cualquier cosa, si llegara a ocupar el primer lugar en nuestro corazón. En el que sigue a Jesús no hay espacio para la avaricia, la complacencia en las riquezas, la búsqueda excesiva de comodidades y seguridades.
Nos pide que renunciemos a los haberes también porque quiere que nos abramos a los demás, que demos cabida y amemos al prójimo como a nosotros mismos: la renuncia a los propios bienes es en beneficio del prójimo. En el discípulo de Jesús no caben la codicia, ni el encierro ante el pobre.
«Cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo»
¿Cómo vivir, entonces, esta “Palabra de vida”? El modo más simple de “renunciar” es “dar”. Dar a Dios amándolo, ofreciéndole nuestra vida para que la use como quiera, preparados para hacer siempre su voluntad. Luego, para demostrarle ese amor, amemos a nuestros hermanos y hermanas, dispuestos a jugarnos a fondo por ellos.
Aunque no nos parezca, tenemos muchas riquezas para poner en común: tenemos afecto en el corazón que podemos dar, cordialidad que podemos expresar, alegría que comunicar; tenemos tiempo para poner a disposición, oraciones, riquezas interiores para compartir; a veces tenemos cosas: libros, ropa, medios de transporte, dinero…
Demos sin pensarlo demasiado: “Pero esto me puede servir en tal o cual ocasión…”. Todo puede ser útil pero, mientras tanto, al seguir esas sugerencias, se infiltran en nuestro corazón muchos apegos y se crean siempre exigencias nuevas. No, tratemos de quedarnos solamente con lo que nos hace falta. Tengamos cuidado de no perder a Jesús por una suma guardada, por algo de lo que podríamos prescindir.
«Cualquiera de ustedes que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo»
Por un “todo” que se pierde, hay un “todo” que se encuentra, muchísimo más valioso. Y, creámoslo, quien se beneficiará seremos justamente nosotros, porque en lugar de lo poco o mucho que hemos dado, tendremos como recompensa la plenitud de la alegría y de la comunión con Dios. Nos convertiremos en verdaderos discípulos.
Si el dar un vaso de agua tendrá su recompensa, ¿qué recompensa tendrá quien da todo lo que puede por Dios en el hermano y en la hermana? Da fe de ello uno de los tantos episodios de los que continuamente me informan muchos de los que viven con nosotros la “Palabra de vida”.
Un padre de familia de Caracas, Venezuela, se quedó sin trabajo. Dos semanas más tarde se enfermó gravemente. En esos mismos días, le robaron el auto. Para él y su familia eran momentos muy difíciles. A ello se sumó que, al poco tiempo, deberían dejar el departamento porque no podían pagar el alquiler.
Al mismo tiempo, un amigo de ellos, también pobre, advirtió interiormente el impulso de responder de una manera más plena al amor de Dios, y de vivir la Palabra según el ejemplo de los primeros cristianos, que ponían todo en común.
Esa noche confió ese deseo a su esposa y juntos decidieron ceder parte de su casa a aquella familia. Su propia pobreza no podía ser un motivo para dejarlos en la calle. La casa, sin embargo, todavía no está terminada… Al día siguiente llegó, inesperadamente, una ayuda económica para terminar de construir la parte de la casa que faltaba.
Chiara Lubich
Ago 28, 2004 | Sin categorizar
Ago 28, 2004 | Sin categorizar
Nunca como en estos últimos años se advierte la fragilidad y la incapacidad de sostenerse del actual sistema económico: desde la quiebra financiera de grandes empresas a la crisis energética, todo dice que la economía, así como la hemos concebido en los últimos dos siglos está gravemente enferma. Al mismo tiempo, nunca como en estos años la sociedad civil expresa un florecimiento de nuevas formas de economía social: comercio equitativo, ética financiera, consumo crítico. Un fenómeno que hace entrever la posibilidad de una economía y de y de un desarrollo sostenibles. En este contexto se sitúa la Economía de comunión: El congreso internacional que tuvo lugar en Castelgandolfo del 10 al 12 de septiembre, presentó un balance sobre los resultados alcanzados después de más de una década de experimentación a escala internacional, y la perspectiva de nuevos horizontes. El congreso presentó las experiencias más significativas sobre las ganancias compartidas por las empresas con los pobres; las tesis de graduación, 130, presentadas en Universidades de varios Países; los polígonos empresariales surgidos en América Latina y el naciente en Italia. De hecho, estas son algunas de las realizaciones del proyecto de la Economía de Comunión, lanzado por Chiara Lubich en Brasil en 1991, para responder al grave desequilibrio entre ricos y pobres. Uno de los temas más importantes ha sido: “Pobreza y desarrollo en la perspectiva de la comunión”. La misma fundadora de los Focolares presentó el tema central: “Nuevos horizontes de la Economía de Comunión”. Otra novedad característica del Congreso ha sido el diálogo entre las distintas formas de economía social actual en otros universos culturales. Se presentaron experiencias de microcrédito inspiradas en la economía gandhiana, otras experiencias innovadoras en el campo económico, originadas en la cultura hindú y jainista. Se propusieron estilos de vida caracterizados por la sobriedad, entre los cuales la experiencia holandesa de la “Economy of enough”. Intervinieron en este diálogo expertos en economía social a nivel internacional, como Michael Noughton y Stefano Zamagni, y otros expertos y empresarios de varios continentes y de distintas disciplinas. “Non sólo economía: para un humanismo de comunión”, fue el título de la última sesión del Congreso que injertó las realizaciones de este proyecto en el cuadro más amplio de un humanismo de comunión al que dan su aporte expertos en otros ámbitos como la ecología, la política y la urbanística.
Ago 26, 2004 | Sin categorizar
En una época caracterizada por la fragmentación provocada por una creciente polarización en todos los niveles de la administración federal, y por la difundida visión de la política como lucha de poder entre partidos, el Congreso de Berna que tendrá lugar en el Centro de Convenciones de BEA (Bern-expo) el sábado 4 de septiembre de 2004, propondrá otro tipo de lectura del actuar político a la luz de una línea innovadora: la fraternidad universal. Esta iniciativa quiere ofrecer a los políticos suizos nuevos estímulos para su compromiso y favorecer el diálogo entre políticos y jóvenes. El tema principal: “La fraternidad en la política: �utopía o necesidad?” ha sido confiado a Chiara Lubich quien en 1996, en Nápoles, dio inicio al Movimiento político de la unidad, difundido después en varios Países. La fundadora de los Focolares ha ya afrontado el comprometedor argumento en varias sedes políticas en el ámbito internacional, entre las cuales: Londres, Madrid, Bratislava, Brasilia. Inaugurará el encuentro la Canciller federal, Annemarie Huber-Hotz. Presentará a Chiara Lubich la Concejal Nacional del Ticino, Chiara Simoneschi-Cortesi. Seguirá un diálogo entre los participantes y políticos de varios Países que ya han iniciado a experimentar en el campo esta nueva propuesta. En la tarde se le concederá un espacio especial a los jóvenes. La cita de Berna se realiza después del Congreso desarrollado en marzo del 2003 en Martigny, en el Vallese, donde participaron 250 personas comprometidas en la política en varios niveles. A partir de allí ha nacido la iniciativa de esta nueva cita a la que ya han confirmado su participación diputados, miembros de los parlamentos cantonales, alcaldes y numerosos jóvenes. La iniciativa ha sido promovida por: W. Donzé, Concejal Nacional (Frutigen, Berna), por los alcaldes suizos: M. Schwery de St. Léonard (Vallese), R. Lurati de Canobbio (Ticino), M. Wenger de Schaffhausen, S. Pont de Mollens (Vallese), M. Weber, vice-alcalde de Oberägeri (Zugo), por el Presidente y por la delegada del Parlamento de los jóvenes del Vallese*, Laurent Mösching y Krystel Bovy. * El Parlamento de los Jóvenes del Vallese fue creado en 1995. Iniciativas similares han tenido lugar también en otros cantones suizos. Está abierto a jóvenes que viven o estudian en el Vallese, ya sea suizos o extranjeros. En los distintos encuentros se afrontan temas de actualidad que se refieren a la política regional, nacional o internacional.
Ago 26, 2004 | Sin categorizar
Ago 25, 2004 | Sin categorizar
Jul 31, 2004 | Palabra de vida, Sin categorizar
En varias ocasiones Jesús comparó el Paraíso a un banquete de bodas, a una reunión de familia en torno a la mesa. En nuestra experiencia humana estos son, en efecto, los momentos más hermosos y serenos. Pero, ¿cuántos entrarán en el Paraíso, cuántos ocuparán su lugar en el “salón del banquete”?
Esa es la pregunta que un día alguien le dirige a Jesús: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”1. Jesús, como hizo en otras ocasiones, fue más allá de la discusión y puso a cada uno frente a la decisión que debe tomar. Lo invita a entrar en la casa de Dios.
Esto, sin embargo, no es fácil. La puerta para entrar es estrecha y permanece abierta por poco tiempo. En efecto, para seguir a Jesús es necesario negarse, renunciar, por lo menos espiritualmente, a sí mismos, a las cosas, a las personas. Hasta es necesario llevar la cruz como lo hizo él. Un camino difícil, es verdad, pero que con su gracia todos podemos recorrer.
«Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán»
Es más fácil tomar por “la puerta ancha y el camino espacioso”, del que Jesús habla en otra parte, pero que puede conducir a la “perdición”2. En nuestro mundo secularizado, saturado de materialismo, consumismo, hedonismo, vanidades, violencia, parece que todo está admitido. Se tiende a satisfacer cualquier exigencia, a ceder a cualquier pacto con tal de alcanzar la felicidad.
Sin embargo, sabemos que la verdadera felicidad se obtiene amando y que la renuncia es la condición necesaria al amor. Hace falta ser podados para dar buenos frutos. Hay que morir a sí mismos para vivir. Esa es la ley de Jesús, su paradoja. La mentalidad corriente nos embiste como un río en crecida y nosotros debemos caminar contra corriente: saber renunciar, por ejemplo, al ansia de poseer, al antagonismo como posición tomada, a la denigración del adversario; pero también realizar con honestidad el propio trabajo, y con generosidad, sin menoscabo de los intereses ajenos; saber discernir lo que se puede ver en televisión y lo que se puede leer, etc.
«Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán»
Para quien se deja estar en una vida fácil y no tiene el coraje de afrontar el camino propuesto por Jesús, se abre un futuro triste. Esto también está en el Evangelio. Jesús nos habla del dolor de los que serán dejados afuera. No bastará con apelar a la propia pertenencia religiosa y contentarse con un cristianismo por tradición. Será inútil decir: “Hemos comido y bebido contigo…”3. Nadie puede dar por descontada su salvación.
Será duro oír que a uno le dicen: “No sé de dónde son ustedes”4. Habrá entonces soledad, desesperación, falta absoluta de relación, la amargura abrasadora de haber tenido la posibilidad de amar y de ya no poder amar más. Un tormento del cual no se ve el final, porque no lo tendrá: “habrá llanto y rechinar de dientes”5.
Jesús nos lo advierte porque quiere nuestro bien. No es que él cierra la puerta, en todo caso seremos nosotros los que nos cerramos a su amor. El respeta nuestra libertad.
«Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán»
Si la puerta ancha conduce a la perdición, la estrecha se abre de par en par sobre la verdadera felicidad. Después de cada invierno llega la primavera. Sí, tenemos que vivir con inmediatez la renuncia que el Evangelio requiere, cargar cada día con la propia cruz. Si la sabemos ofrecer con amor, en unidad con Jesús que ha asumido cada dolor nuestro, probaremos un paraíso anticipado.
Es lo que le sucedió a Roberto cuando se presentó a la audiencia del proceso contra quien, cuatro años antes, había causado la muerte a su padre. Después de la sentencia de condena, el atacante, junto a la esposa y al padre, se veía muy deprimido. “Hubiera querido acercarme a ese hombre, superando el orgullo que me decía que no; hacerle sentir que no me era indiferente”.
La hermana, en cambio, decía: “Son ellos los que tienen que disculparse con nosotros…”. Roberto finalmente la convenció y fueron juntos a ver a la familia “adversaria”: “Si esto puede aliviarlos, sepan que no alimentamos ningún rencor contra ustedes”. Se estrecharon las manos con fuerza. “Me siento invadido por la felicidad: he sabido aprovechar la ocasión de ver el dolor del otro olvidando el mío”.
Chiara Lubich
1) Lc 13, 23;
2) Cf Mt 7, 13;
3) Lc 13, 26;
4) Lc 13, 25;
5) Lc 13, 28.
Jul 18, 2004 | Sin categorizar
Jul 7, 2004 | Sin categorizar
Un día fui a Roma para una cita médica con un especialista. Bajando en la Estación Termini un joven emigrante me roba, tres hombres empiezan a perseguirlo: “Es un ladrón, deténganlo!”. La muchedumbre lo detiene, haciéndolo caer al suelo. Los perseguidores empiezan a insultarlo, golpearlo y patearle el estómago. Viendo ese brutal espectáculo, pienso por un momento en mi situación de hipertensa grave, pero enseguida entiendo que en ese momento la vida de ese muchacho era más importante que la mía. No puedo dejar espacio a la mentalidad común y hacer como si nada. La coherencia con el Evangelio exige algo más. Me precipito de carrera, dispersando a todos y dando golpes a la derecha y a la izquierda con mi cartera; me lanzo sobre él haciendole de escudo. El joven grita fuerte que lo salven de sus agresores, los cuales, viendo mi actitud, deciden detenerse. “¿No les da vergüenza tratarlo de ese modo? ¿Qué hizo tan grave para ser tratado así?”, “!Me robó mi cartera!”, responde uno de ellos. El muchacho –tenía 16 años- me dice que robó para comprar un poco de pan para sobrevivir, dado que desde hace dos días no prueba bocado y duerme debajo de los puentes. Mientras tanto llega la policía, y el muchacho empieza a explicar: había escapado de su País hacía dos años. Su familia había sido destruida y sólo él había logrado salvarse escondiéndose en una paca de paja. Después había llegado a Italia, donde unos amigos le habían dicho que había mucho bienestar. Con los policías lo llevamos al hospital. Durante el translado me apreta fuerte la mano y me dice: “Mamá. tú me has salvado la vida. Tú eres mi mamá italiana”. Llega el diagnóstico a la sala de Emergencias: trauma craneal y lesiones en tres costillas. Después de un tiempo una religiosa nos dice que tiene que ser internado, pero que está desprovisto del vestuario necesario para el internamiento. Voy a comprar lo necesario, para que el muchacho pueda ser ingresado. Mientras lo atienden, los policías y las religiosas extienden el reporte médico, me preguntan si yo soy su pariente. Respondo que no. Veo en los ojos de los presentes la perplejidad y la emoción. “¿Por qué hace todo esto?”, me preguntan. Respondo que todos los días trato de amar al hemano, de ver en él el rostro de Jesús, y de no echarme para atrás en las situaciones incómodas. La hermana, con los ojos rojos, me dice que le he dado una buena lección de amor, porque sólo quien vive el Evangelio puede hacer esto, y me anima a proseguir por este camino. Antes de irme intento dejar una cierta cantidad de dinero, de la que disponía, para la cita con el especialista, para las necesidades del muchacho. Pero la hermana me dice que no me preocupe por él: “Usted ya le salvó la vida, ahora yo me encargo de él”. También los policías me agradecen por el gesto, diciendome que había arriesgado mucho. La justicia hace su camino; pero sé que hoy día este muchacho vive en una comunidad católica como vigilante, recomendado por la hermana del hospital. (M.T. – Italia, extraído de Cuando Dios interviene, Experiencias de todo el mundo, Città Nuova, Roma 2004)
Jul 2, 2004 | Sin categorizar
Vincenzo, el cuarto de los ocho hijos de la familia Folonari, era un niño muy inquieto: en la escuela hacía berrinches, hablaba en lugar de escuchar, algunas veces la maestra lo castigaba, pero a partir del día de su Primera Comunión cambió radicalmente. Un día en la mesa Vincenzo preguntó a sus hermanos: “¿A qué edad les gustaría morir?”. “A mí joven…”, “A mí con 100 años…” Y él: “A mí con 33 años, como Jesús”.
Un ideal por el cual vivir
Algunos años después, en el verano de 1951, Vincenzo y dos de sus hermanas, al terminar las clases, fueron de vacaciones a la montaña. Chiara Lubich se encontraba en ese período en Tonadico, en la montañas Dolomitas. Se había vuelto habitual, para los adherentes del naciente Movimiento de los Focolares, esa cita en las montañas trentinas, que había tomado el nombre de Mariápolis. Los muchachos Folonari, que habían conocido el Movimiento en Brescia, su ciudad natal, obtuvieron el permiso de sus padres para pasar las vacaciones allí cerca, en S. Martín de Castrozza. No faltaron a las frecuentes citas en Tonadico; estaban en grupos distintos y no se habían visto en todo el día. En la noche, de regreso en el autobús. Vincenzo no tenía palabras, estaba feliz: “!Bellísimo, bellísimo!” – decía. Era como si hubiese encontrado algo que lo saciaba profundamente, un ideal por el cual vivir.
“Tú no has elegido a Dios, es Dios quien te ha elegido a ti”
Algunos meses después, Vincenzo se mudó a Roma, para inscribirse en la Universidad; enseguida se puso en contacto con el focolar. Durante la vigilia de Pentecostés fue a pie al santuario de la Virgen del Divino Amor para pedirle un signo externo que le hiciera entender su vocación. Al día siguiente, cuando Chiara lo encontró, le recordó una frase de Jesús: “No han sido ustedes quienes Me han elegido, sino Yo quien los he elegido a ustedes”. Desde entonces todo lo llamaran “Eletto” (Elegido).
En una carta a Chiara, Eletto escribió: “He elegido a Dios para siempre, sólo a Él, ninguna otra cosa”. Le comunicó que quería dar al Movimiento de los Focolares todos los bienes que había recibido en herencia – entre los cuales las 80 hectáreas en donde hoy surge la ciudadela de Loppiano -, agregando: “No tengo ningún mérito para tenerlas porque las he recibido gratis”.
Una vida para donar el Ideal de la Unidad a los muchachos
Una de las características de Eletto era su relación con los niños y los adolescentes del Movimiento, que Chiara le había confiado. En las Mariápolis de Fiera de Primiero estaba siempre rodeado por ellos. Con ellos iba de paseo, organizaba comedias…
Hablando con su hermana Virgo, quien a su vez tenía confiadas las muchachas, acostumbraba decirle: “Pero te imaginas si este Ideal de la Unidad tomara todos los muchachos, todos los jóvenes… !lo que surgiría!”.
Aquella sonrisa entre las olas del lago
Ese 12 de julio de 1964 era domingo, estaba con él uno de estos muchachos, Gabriele, y Eletto lo invitó a dar un paseo. Fueron al lago de Bracciano. Hacía mucho calor y decidieron dar una vuelta con la barca. A más o menos 200 metros de la orilla Eletto –deportista y nadador- entró en el agua sosteniéndose con ambas manos. “Está muy fría” –le dijo a Gabriele – y se puso muy pálido. El lago estaba movido y una ola le arrancó, primero una mano y después la otra, del borde de la barca, que, ya no estando sostenida por el peso de Eletto, se alejó repentinamente varios metros. Eletto gritó enseguida a Gabriele: “Ven acá, ven acá, acércate”, pero Gabriele, que no sabía ni remar ni nadar, no lograba acercarse, todo lo contrario, por la fuerte corriente, la barca se alejaba cada vez más. “A duras penas lograba divisar su rostro en medio de las olas, lo llamaba, pedía ayuda, le grité que no lograba alcanzarlo” – cuenta Gabriele. Y prosigue: “Me gritó: ‘Voy a la orilla… voy a la orilla’, y luego se dio vuelta, lo vi todavía por un segundo: su rostro estaba iluminado por una sonrisa radiante”. Después desapareció, tragado por el lago. Su cuerpo no fue encontrado nunca, su “tumba azul” es el lago de Bracciano.
Vivir en el amor, para morir en el amor
Chiara, el 19 de julio, escribía: “Eletto era tan bueno, tan humilde que pertenecía más a Dios que a nosotros y Él, quizás por esto, lo ha llamado. Ahora está con Jesús a quien ha amado, con María y con los nuestros que están en el Paraíso y, después de que se sentía el último, se ha convertido en el primero.
Dios mío, !qué abismo es esta vida y esta muerte que cada uno debe afrontar! Permítenos vivir en el amor para poder morir en el amor.
Eletto hizo –como último acto- un acto de amor. Quiere decir que estaba acostumbrado, porque de lo contrario, en esos momentos, se puede pensar sólo en sí mismo.
Eletto nuestro, ruega desde el cielo por nosotros que rezamos por ti. Estamos seguros de que Dios, amándote, te ha llamado en el mejor momento. Tú Lo has amado en la vida; no tenías más que Él y María.
Has llegado donde también nosotros tenemos que ir. Ábrenos el camino, Eletto, y prepáranos un lugar (…). Ahora que tú ves lo que realmente vale, como en realidad ya te habías acostumbrado aquí abajo, ayúdanos a no salir del camino y a mantenernos en la caridad como hiciste tú”.
El Movimiento GEN
Su muerte tan repentina dejó desconcertados no sólo a los adultos, sino también a los niños y muchachos que él seguía. “También ellos han tenido su prueba –escribió Chiara- tremenda e irremediable. Esperemos que sobre este dolor nazca algo para ellos en el seno del Movimiento, para la gloria de Dios, para embellecer la Iglesia. Por otra parte, Eletto no habría deseado nada mejor”. Pocos años después, nace el Movimiento Gen, que hoy día cuenta con miles de jóvenes, adolescentes y niños, de todo el mundo.
El recuerdo en Trevignano
El 12 de julio, 40 años después de la ida al Cielo de Eletto, tendrá lugar una jornada en Trevignano, en el lago de Bracciano (Roma). El encuentro iniciará a las 11.00 de la mañana, con la S. Misa, en la iglesia de la Asunción de María, que domina la pequeña ciudad. La conclusión está prevista para las 5.00 de la tarde.
Para mayores informaciones tel.: 06/94315300; 06/9412419
e-mail: gen2m@focolare.org ; centrogen2f@focolare.org