Movimiento de los Focolares
Mis vacaciones en Alepo

Mis vacaciones en Alepo

18-1«El mes de septiembre se me fue volando. Tomé el taxi, junto con otras dos personas, que vivían en esta ciudad. Dejo atrás la ciudad que me recibió: Alepo. Soy de los pocos extranjeros (¿tal vez el único?) que eligió esta ciudad para pasar un período de vacaciones. El taxista atravesó la ciudad, una extensión de barrios completamente destruidos. ¿Cuántos muertos habrá todavía entre esos escombros? El taxista parecía que no pensaba en nada. Conducía a una velocidad increíble recorriendo calles que llevaban hacia el Sur, en dirección a Homs. Desde allí tengo que proseguir hacia Beirut. Después de dos horas y media entrevemos, entre los escombros, la primera casa que quedaba ¡aún en pie! Difícil de creer. Fui acogido durante un mes en el focolar de esta comunidad. A mi llegada alguien que estaba en la puerta de una iglesia me dijo: “Aquí encontrarás a los verdaderos cristianos”. Una frase que nunca había escuchado. Pero ahora la comprendo. Fui testigo de cómo el focolar es ese lugar en donde se comparte todo: la “providencia” que llega de todas partes del mundo (había mesas que estaban llenas de ropa, etc.), pero sobre todo los dolores y las alegrías, la vida de cada día. Aquí, durante años, el único apoyo fue la Palabra del Evangelio, Dios. ¡Cuánto me hacía recordar los inicios del Movimiento de los Focolares, esa historia escuchada tantas veces, cuando Chiara Lubich contaba: “¡Eran tiempos de guerra y todos se derrumbaba!”

Bernard (centro), con due popi del focolare di Aleppo: Fredy (sinistra) e Murad (destra)

Bernard (al centro), con Fredy y Murad

Aquí en Alepo, mientras se veía la furia de la guerra, con las bombas que estallaban a nuestro alrededor, los focolarinos iban a visitar cada día a dos familias. En tres oportunidades, por causa de las bombas caídas sobre edificios vecinos, los vidrios del focolar se deshicieron en añicos. Conocí a muchas personas de la comunidad del Movimiento, una comunidad viva, una verdadera familia, que ha atravesado pruebas terribles. Perdieron todo, la actividad profesional, los familiares, las casas, los amigos. Pero ha encontrado en la fe y en la unidad la fuerza para volverse a levantar y comenzar a buscar nuevas oportunidades. Una noche, aunque estábamos lejos y escuchábamos todavía las bombas, volvió la electricidad a la ciudad. No sucedía desde hacía cinco años. Samir tenía lágrimas en los ojos: ¡«Es la primera vez que veo mi negocio iluminado!». Georges, en cambio, todavía tiene que llevar los tanques de gas hasta el tercer piso, porque el ascensor de ese edificio no funciona. Cuando llega al condominio, desde la calle, avisa, gritando, y desde arriba le tiran las llaves. Con Maher, fui regularmente a hacer jogging. Muchas otras personas, como nosotros, van al bellísimo parque central de la ciudad. Hay clima de esperanza. Nabla me decía que piensan que dentro de algunos meses las cosas irán mejor en este país, de grandioso pasado. En la antigua ciudadela, emblema de la ciudad de Alepo, en la colina, un día tuvo lugar, después de muchos años, un concierto de música, con bailes y poesías tradicionales. Cuatro mil personas cantaron juntas en un clima de fiesta. IMG_7442-768x512Durante la guerra el precio pagado por la población fue mucho, demasiado alto: muchísimos muertos, y además posteriormente, enfermedades, depresión, traumas, aislamiento, falta de instrucción, de formación a la vida laboral, y además, muchos niños abandonados…. la lista sería larguísima. Dirigí, a las personas del lugar, frecuentemente una pregunta: ¿qué cosa consideras importante para enfrentar el futuro?”, pensando que la respuesta habría sido “la reconstrucción de las casas, poder retomar actividades productivas”. En cambio, con mi sorpresa, la respuesta que recibía con mayor frecuencia era “una gran fuerza espiritual que sea capaz de hacer renacer también aquí una nueva vida”. Gracias Robert, Pascal, Fredy, Murad. Gracias Ghada, Lina, Chris, María Grazia, María Zeina, por la vida de ustedes por el testimonio que dan. Ahora tienen un lugar especial en mi corazón». Escrito per Gustavo Clariá

Palabra de vida – Abril 2018

Esta frase de Jesús forma parte de un largo diálogo con el gentío que vio el signo de la multiplicación de los panes y que lo sigue, aunque solo sea para seguir recibiendo de Él alguna ayuda material. Jesús, a partir de su necesidad inmediata, poco a poco va llevando el discurso hacia su misión: ha sido enviado por el Padre para dar a los hombres la verdadera vida, la eterna, es decir, la misma vida de Dios, que es Amor. Él se acerca a todos los que se le cruzan por los caminos de Palestina sin eludir las peticiones de comida, de agua, de curación ni de perdón; es más, comparte cualquier necesidad y devuelve la esperanza a cada uno. Por eso puede pedir luego un paso más, puede invitar a quienes lo escuchan a acoger la vida que nos ofrece, a entrar en relación con Él, a darle confianza, a tener fe en Él. Comentando precisamente esta frase del Evangelio, Chiara Lubich escribió: «Jesús aquí responde a la aspiración más profunda del hombre. El hombre ha sido creado para la vida; la busca con todas sus fuerzas. Pero su gran error es buscarla en las criaturas o en las cosas creadas, las cuales, siendo limitadas y pasajeras, no pueden dar una verdadera respuesta a la aspiración del hombre. … Solo Jesús puede saciar el hambre del ser humano. Solo Él puede darnos la vida que no muere, porque Él es la Vida» «En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna». La fe cristiana es ante todo fruto de un encuentro personal con Dios, con Jesús, que no desea otra cosa que hacernos partícipes de su misma vida. La fe en Jesús es seguir su ejemplo y no vivir replegados en nosotros mismos, en nuestros miedos, en nuestros programas limitados, sino más bien dirigir nuestra atención a las necesidades de los demás: necesidades concretas a causa de la pobreza, la enfermedad o la marginación, pero sobre todo la necesidad de escucha, de comunión y de acogida. De este modo podremos comunicar a los demás, con nuestra vida, el mismo amor que hemos recibido como don de Dios. Y para fortalecer nuestro camino, Él nos ha dejado también el gran don de la Eucaristía, signo de un amor que se da a sí mismo para dar vida al otro. «En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna». Cuántas veces al día damos confianza a las personas que nos rodean: al profesor que enseña a nuestros hijos, al taxista que nos lleva a nuestro destino, al médico que debe tratarnos… No se puede vivir sin confianza, y esta se consolida con trato, la amistad, la relación que se afianza con el tiempo. Entonces, ¿cómo vivir la Palabra de vida de este mes? Siguiendo con su comentario, Chiara Lubich nos invita a reavivar nuestra elección y adhesión total a Jesús: «… Y ya sabemos cuál es el camino para llegar allí: …poner en práctica con especial ahínco esas palabras suyas que nos recuerdan las distintas circunstancias de la vida. Por ejemplo: ¿nos encontramos con un prójimo? «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Mt 22, 39). ¿Tenemos un sufrimiento? «Quien quiera venir en pos de mí… tome su cruz» (cf. Mt 16, 24), etc. Entonces las palabras de Jesús se iluminarán y Jesús entrará en nosotros con su verdad, su fuerza y su amor. Nuestra vida será cada vez más un vivir con Él, un hacer todo junto con Él. Y ni siquiera la muerte física que nos espera podrá asustarnos, porque con Jesús ya ha dado inicio en nosotros la vida verdadera, la vida que no muere» Letizia Magri

Una escuela de comunión

Una escuela de comunión

La verde y hospitalaria Irlanda pulula de óptimas escuelas donde se enseña inglés, para estudiantes de todas las edades y procedencias. Es una experiencia fascinante. No es una excepción, el Instituto “Language Learning International “ trabaja con: pasantías de distinto tipo, técnicas de aprendizaje de vanguardia, los estudiantes se quedan en la casa de familias seleccionadas, se ofrecen entretenimientos culturales y deportivos, pero también estadías en Francia y España para los estudiantes irlandeses. Lo que distingue el trabajo formativo de esta Escuela, fundada por Eugene Murphy en Dublin, en 1989, es la calidad de las relaciones con los estudiantes, dentro de una atmósfera cálida y con una mirada sensible hacia las características personales de cada uno. Pero hay más. La LLI, con más de dos mil estudiantes por año, es embajadora de la Economía de Comunión en el sector de la formación. Las experiencias que presentamos a continuación, extraídas del sitio web de la EdC (http://www.edc-online.org), lo testimonian. «A un campamento de verano, llegó un joven con síndrome de Asperger, del cual no se sabía nada antes de su llegada. La primera solución de alojamiento no fue positiva porque en la casa no lograron adaptarse a las condiciones particulares del joven. Se le ubicó en otra familia, pero las dificultades continuaron. A pesar de que el verano es un período intenso, en la empresa se desea garantizar un tratamiento justo y sereno a cualquier persona que participe, por lo tanto se buscó otra alternativa, hasta encontrar a una anciana señora que aceptó feliz la posibilidad de alojar y atender al joven; ella conocía bien el síndrome, pues por coincidencia, también lo padece un nieto suyo. Fue un resultado positivo para todos: el estudiante logró aprovechar mejor la experiencia y volvió a su casa contento y el responsable de las relaciones con las familias, declaró que la presencia de este joven en el programa ¡enriqueció positivamente a todo ese curso!». «Con el grupo del curso de inglés había una gran y bella atmósfera en la clase y óptimas relaciones instauradas. Sin embargo una de las pruebas que había que preparar, era una presentación oral individual e imprevistamente un joven de 15 años se acercó a Eugene Murphy, fundador de la escuela y experto entrenador, y le dijo que no se sentía capaz de hacerlo a causa de su tartamudeo. Eugene habló de este tema con otros formadores y decidieron tranquilizar al joven realizándole una prueba en privado. Al final, los profesores lo alentaron para que compartiera igualmente la experiencia con los demás, el joven aceptó y, entre emoción y conmoción general, concluyó la prueba  con un largo aplauso de la clase. Se descubrió después, que el joven no había hablado nunca hasta los 7 años y esa performance en público resultó ser una especie de milagro que le dio a él mismo y a los padres mucha alegría». Cathy Young, directora de la LLI, cuenta que hay un proyecto nuevo que involucró a la escuela en una aventura de apertura con una realidad geográficamente muy lejana de Irlanda: «Teníamos el deseo de emprender un proyecto de Economía de Comunión que estuviera focalizado en la educación. Desde el sitio web de AMU conocimos una fantástica iniciativa en Bolivia llamada Fundación Unisol, que trabaja para sostener a algunas de las familias más pobres de Cochabamba. Nos vinculamos con ellos y juntos organizamos un proyecto que financiará la adquisición de libros nuevos y computadoras portátiles, proveerá mesas nuevas y sillas para las aulas, sosteniendo la plaza de dos docentes». Las dos escuelas se comunican periódicamente los avances del proyecto. «Este intercambio recíproco –afirma Cathy- es uno de los aspectos más lindos de nuestra colaboración y nos ayuda a vivir mejor en nuestro ambiente de trabajo cotidiano». En “Language Learning International” los estudiantes aprenden en vivo el significado de muchas palabras. Pero la primera de todas es la palabra “compartir”. Chiara Favotti

Señor, en ti he puesto mi esperanza

Señor, en ti he puesto mi esperanza

«En ti Señor he puesto mi esperanza: no quedaré defraudado eternamente (Sal 71, 1)». Así empezó su última homilía, en la Catedral de Aachen (Alemania), el obispo Klaus Hemmerle, ya gravemente enfermo. Era a finales de 1993. «Dios, Tú me sostienes fuerte, así como soy. Dio, Tú sostienes el mundo así como es. Dio, Tú sostienes fuerte a este prójimo así como es. Ser sostenidos por Él que bajó a la “kenosi”, que se despojó de todo y asumió la figura de siervo, éste es el único camino para volver a abrir para nosotros la puerta de la esperanza. Acogerlo a Él que fue el primero en acogernos. Hacernos llevar por Él. Creer que Él nos sostiene. Éste es el ojo de la aguja a través del cual tenemos que pasar cuando recibimos el hilo de la esperanza que hay que enhebrar. Este Dios puede verdaderamente darnos la esperanza. Y aquí nuestra Iglesia, con todos sus errores y debilidades, con todas sus solicitudes y sus grandes y pequeños desafíos, puede convertirse en una realidad extraordinaria. Una comunidad de personas que creen en el hecho que han sido acogidas y sostenidas, una comunidad de personas que se sostienen recíprocamente, en donde cada uno sostiene al otro». De “Klaus Hemmerle, innamorato della Parola di Dio” (“Klaus Hemmerle, enamorado de la Palabra de Dios”) – Città Nuova Ed.. pp 290/91

Juntos para dar esperanza

Juntos para dar esperanza

“Lo que es imposible a millones de personas aisladas y divididas, parece que se vuelve posible que ha hecho del amor recíproco, de la comprensión recíproca, de la unidad, el motor esencial de su vida” (Chiara Lubich, a un grupo de musulmanes, el 7 de diciembre de 2002 en Madrid) Promovido por el Centro del diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares, el 21 de abril de las 16.00 a las 19.00 hrs.), está prevista una tarde abierta a todos, en el contexto de los días de comunión compartidos entre musulmanes y cristianos como fruto de un diálogo y fraternidad consolidados. Se propondrán reflexiones y experiencias, surgidas en distintas áreas socio-geográficas, nacidas y maduradas a la luz del carisma de la unidad de Chiara Lubich. El auspicio común es poder ofrecer retazos de esperanza en medio de la compleja y a menudo dolorosa situación que vive el mundo de hoy. El encuentro tendrá lugar en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo (Roma, Italia) Para informaciones: congressoaprile18@focolare.org

El Papa entusiasmado de escuchar

El Papa entusiasmado de escuchar

“He visto en el Papa el entusiasmo de escuchar. Nos ha pedido que hablemos con valentía, sin filtros, líbremente y nosotros así lo hacemos. La Iglesia se pone a nuestra disposición, y estamos seguros de que el Sínodo de octubre dará muchos frutos”. Stella Nishimwe viene de Burundi, es miembro del Movimiento de los Focolares y en la reunión pre-sinodal representa a su país. “Quedé impresionada por lo que dijo ayer el Papa Francisco. Es un Papa fantástico, que vive con el pueblo de Dios y que de verdad conoce la realidad del mundo y quiere buscar con el pueblo las soluciones, a partir de la vida. Espero que el Sínodo, sea un nuevo camino de la Iglesia con los jóvenes donde nos sintamos responsables de llevar la Iglesia juntos”. Nishimwe habla después de la situación de los jóvenes de su país: “Viven en la pobreza, en la incertidumbre del futuro, con una desocupación muy alta. Con este Sínodo veo a una Iglesia que escucha, que camina con nosotros, que comparte las dificultades que los jóvenes vivimos en los distintos países, en situaciones de guerra, pobreza, desocupación. Son situaciones que difícilmente podrán cambiar, pero por lo menos podemos tratar juntos de que éstas cambien y de este modo experimentar que seremos, como Iglesia, una única familia”. Fuente: SIR


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Hagamos ver el mundo unido

Hagamos ver el mundo unido

MichelleSopala

Michelle Sopala

Cuando recuerdo el Genfest 1995 no pienso sólo en el evento en sí mismo, las danzas, los rostros, la emoción, las fuertísimas experiencias de los participantes (¡inolvidables!). Antes aún de aquellos dos días vividos en el Palaeur de Roma, mis pensamientos se van a la intensa experiencia de unidad construida durante los meses precedentes, y en particular en las dos últimas semanas. No recuerdo los detalles, ¡pero sí recuerdo lo esencial de esos días! Es extraño, lo sé, pero cada vez que nos encontrábamos para prepararnos, el resultado, recuerdo, era una unión más profunda y más fuerte con Dios. Antes de empezar, tratábamos de recordar la perspectiva con la cual estábamos trabajando. No estábamos allí sólo para divertirnos (¡aunque realmente todo era muy divertido!), sino porque creíamos que lo nuestro podía ser una contribución al mundo unido, el que todos nosotros soñábamos…. Un mundo en el que todas las relaciones estuvieran basadas en el amor y el respeto recíproco, en el cual se pudieran superar todas las divisiones. Sólo después de esta premisa nos poníamos a trabajar. Primero nacieron las ideas. Después, a partir de ellas, surgieron algunas canciones, un baile, un rap… Cada pequeño trozo nacía en la medida que cada uno ofrecía y perdía su propia idea, tratando de estar en la plenitud del amor y vacíos de sí mismos para comprender verdaderamente a los demás. Esto significaba cansancio, gasto de energías, también dolor, pero por alguna razón nos colmaba de una alegría y felicidad muy especiales. Dábamos todo de nosotros mismos, dispuestos a perder nuestra propuesta. Ese era el acuerdo, también porque, por más que trabajásemos duramente, no sabíamos si nuestro aporte sería elegido por el comité organizador. Y si fuera elegido, en el último minuto podía también ser eliminado. Pero, a pesar de esto, íbamos adelante… ¡a toda velocidad! Genfest1995¡Y llegamos al Genfest! Aunque, en su conjunto, fue un evento de aquéllos que te cambian la vida, no puedo esconder que para mí el momento máximo fue el encuentro con Chiara Lubich. No sé si los otros 12 mil jóvenes presentes tuvieron la misma sensación, pero en ese momento fue como si Chiara estuviese hablando sólo conmigo. Cuando Noel le dirigió la última pregunta, “Chiara, desde lo más profundo de tu corazón, ¿qué quisieras decirnos a nosotros los jóvenes?”, su respuesta resonó como un llamado a enrolarme, y todavía me retumba en los oídos. Con una intuición genial y con una profunda comprensión de lo que los jóvenes anhelan, Chiara respondió: «Les repito lo que dijo una vez Santa Catalina de Siena, esa grandísima santa, esa mujer maravillosa, hablando a sus discípulos: “No se conformen con las cosas pequeñas, porque Él, Dios, las quiere grandes”. Es esto lo que les digo: jóvenes, no se conformen con las pequeñeces. Tienen una sola vida, apunten alto, no se conformen con las pequeñas alegrías, busquen las grandes, busquen la plenitud de la alegría». Bien o mal, desde aquel momento, esta fue mi experiencia. ¿La “unidad”?. Es una palabra profunda, que, aún, después de 23 años, estoy descubriendo. ¡Es la “plenitud de la alegría”! ¡Sí! ¡La encontré! ¡Oh! … y a propósito, nuestra performance fue elegida. Mírala (link). ¡Espero que te guste! Michelle Sopala


https://youtu.be/LX6rNkyGjoE

Pre-Sínodo: la Iglesia de los jóvenes

Pre-Sínodo: la Iglesia de los jóvenes

Jonathan Michelon

Jonathan, ¿cómo se desarrolla el trabajo?  «Hay sesiones en plenaria y de grupo. Son unos veinte grupos, divididos por idioma: inglés, francés, español e italiano. Cada grupo tiene un redactor y un facilitador. Los participantes tienen que responder juntos a las 15 preguntas que propone el documento del Sínodo. Al final, se producirá un documento que será entregado a los Padres Sinodales». ¿De qué tratan las preguntas? «La primera parte está dedicada a los desafíos y a las oportunidades de las generaciones jóvenes en el mundo de hoy. Por lo tanto, la formación de la personalidad, la relación con los otros pueblos, los desafíos interreligiosos, las diferencias vistas como oportunidades, los jóvenes y el futuro, sus sueños, la relación con la tecnología, la búsqueda del sentido de la vida, la relación entre la vida cotidiana y lo sagrado». ¿Y la segunda parte de las preguntas? «Habla de la fe, de la vocación, del sentido específico de la misión del joven en el mundo, del discernimiento y del acompañamiento vocacional. Después, de su relación con Jesús, sobre cómo es percibida la figura de Jesús en el tercer milenio. La última parte está dedicada a las actividades formativas y pastorales de la Iglesia, la relación de los jóvenes con la Iglesia y sus experiencias». ¿De dónde provienen los jóvenes de tu grupo? «De Europa (Eslovenia, Alemania, Grecia, Polonia), pero también de los continentes, incluso de las Islas Samoa americanas, en el océano Pacífico. Un joven sijs compartió su experiencia de fe y su relación con los sacerdotes de su templo, que siempre están dispuestos a dar una palabra de paz. También está una joven anglicana de Zimbabwe, que estudia para ser sacerdote. Hay mucha sabiduría, el intercambio es enriquecedor». ¿Hay experiencias que te impresionaron? «Una, en especial, la de un joven médico polaco, vinculado al Camino Neocatecumenal que, con su esposa, fundó una asociación que se ocupa de la atención a los moribundos. Estimulado por la meditación del primer día, sobre el sentido profundo del dolor, basada en la experiencia de Chiara Luce Badano, contó lo que viven. Con las otras personas de la Asociación van donde los enfermos, los asisten, los invitan a ofrecer su dolor por todos. De este modo estas personas dejan la tierra “llenos de vida” porque, como él dice, “la muerte es el período más bello de la vida, porque nos acercamos a Dios, a Quien más amamos”». A los jóvenes de los Focolares se les confió la animación de la misa y las meditaciones cotidianas…  «Si, algunos jóvenes de la Escuela Gen de Loppiano y de los Centros Gen de Roma formaron el coro, que ahora se está convirtiendo en un grupo inclusivo: invitan a quien tiene talento a participar en la animación de la Misa. Ayer, se unió un violinista. Es realmente una bella experiencia». Entonces, ¿los jóvenes están felices con esta experiencia? «Nos estamos dando cuenta de que estamos viviendo un momento histórico en la Iglesia. ¡Es la primera vez, en 2000 años, que se hace un sínodo de los jóvenes con los jóvenes! Pero para ellos es natural contribuir así a la Iglesia. La Iglesia es de ellos. Se comportan con el Cardenal y también con el Papa Francisco como con sus mejores amigos; les dan la mano, los abrazan… Es muy bello». ¿Y para ti? «Para mí es una experiencia única, me doy cuenta de la vastedad de la Iglesia y de su incidencia en el mundo. Aquí está el mundo, la universalidad de la Iglesia».   Fuente: Loppiano online

Desde Aleppo nace la esperanza

Desde Aleppo nace la esperanza

20180322-01bLa historia de Jean y Vivian transmite amor, coraje, esperanza. Se conocieron en Aleppo, en Siria, en el 2000, en encuentros del Movimiento de los Focolares. Vivian es viuda y tiene un hijo de cuatro años con sordera aguda. Jean es carpintero, con actividades en el área social. El compromiso de ambos de vivir el Evangelio y llevar el ideal del mundo unido a la humanidad los aproxima: se casaron en el 2003 y tuvieron cuatro hijos. Marc, el primer hijo de Vivian, es el motor del cual nace su aventura: la necesidad de los cuidados de médicos especialistas impulsa a Vivian a trasladarse a Líbano donde Marc es atendido en un centro fundado por los Focolares: “Es un verdadero paraíso anticipado- cuenta-. La vida del Evangelio vivido en la vida cotidiana acompaña todo el proceso educativo. Los niños crecen en este oasis de paz, y desarrollan sus talentos superando su discapacidad. Nació dentro mío un sueño: que yo también pudiera fundar un instituto similar en mi ciudad Aleppo”. Jean la apoya en este proyecto y en 2005 nació su pequeño Centro. Después surgirán otros Centros más grandes, con capacidad de recibir a decenas de niños, todos hijos de familias pobres que no podían pagar la cuota. Por esta razón el Centro estaba siempre en déficit: “Para cada necesidad- recuerda Jean- íbamos delante de un Crucifijo para entregarle a Él nuestras dificultades económicas. La providencia llegaba puntualmente” 1395739130-720x0-c-defaultEl estallido de la guerra, en 2011, trajo muerte y destrucción. Jean perdió la carpintería, el Centro no tenía ningún ingreso económico, y siendo muchos vivían sólo de la ayuda de la Iglesia y de organizaciones humanitarias. Todos dejaron el país y también lo querían hacen Jean y Vivian, quienes con mucha tristeza adquirieron los boletos para irse. Pero una exigencia era clara en el corazón: no podían abandonar a “sus” niños sordos, destruir ese sueño realizado con esfuerzo. “El día antes del viaje entré en la iglesia- cuenta Jean- y mantuve una conversación profunda con Jesús, de tú a tu, de hombre a hombre. Él me habló al corazón y me pedía que no dejara Siria: ¿qué harán esos niños? Sentí que Él me hacía esta trágica pregunta. Puse mis niños en Sus manos. Volví a casa, y con Vivian decidimos romper los pasajes y quedarnos para siempre en nuestra ciudad, para ser un don para aquéllos que tenían necesidad de nosotros”. “Estábamos confiados en que Dios nos habría acompañado y apoyado en todos nuestros futuros proyectos y sobre todo en la vida de nuestra familia – dice Vivian- y así fue” Hoy el Centro se convirtió en su segunda casa, también sus hijos participan en la vida del grupo y Jean se dedica completamente al trabajo del Centro. “Esta convivencia nos amplió el corazón. No existe más la diferencia entre chico o chica, ni entre el estudiante y el docente, no son ni siquiera discapacitados para nosotros, ni musulmanes ni cristianos. Todos vivimos en el único amor y bajo la mirada de un Dios Amor, encarnado, vivo en medio nuestro”. Escrito por Claudia Di Lorenzi