Feb 26, 2018 | Palabra de vida, Sin categorizar
El rey y profeta David, autor de este salmo, está agobiado por la angustia y la pobreza y se siente en peligro frente a sus enemigos. Querría encontrar un camino para salir de esta situación dolorosa, pero siente su impotencia. Entonces eleva sus ojos hacia el Dios de Israel, que desde siempre ha protegido a su pueblo, y lo invoca con esperanza para que acuda en su ayuda. La Palabra de vida de este mes subraya en particular su petición de conocer los caminos y las sendas del Señor, como luz para nuestras propias decisiones, sobre todo en los momentos difíciles. «Muéstrame tus caminos, Yahvé, enséñame tus sendas». También a nosotros nos sucede que tenemos que tomar decisiones en la vida que afectan a la conciencia y a toda nuestra persona; a veces tenemos muchos posibles caminos ante nosotros y no estamos seguros de cuál es el mejor; otras veces nos parece que no hay ninguno… Buscar un camino por el que avanzar es profundamente humano, y a veces necesitamos pedirle ayuda a alguien a quien consideramos amigo. La fe cristiana nos lleva a entrar en la amistad con Dios: Él es el Padre que nos conoce íntimamente y que gusta de acompañarnos en nuestro camino. Todos los días Él nos invita a cada uno de nosotros a emprender libremente una aventura teniendo como brújula el amor desinteresado por Él y por todos sus hijos. Los caminos y sendas son también ocasiones de conocer a otros viajeros, de descubrir nuevas metas que compartir. El cristiano nunca es una persona aislada, sino que forma parte de un pueblo en camino hacia el designio de Dios Padre sobre la humanidad, que Jesús nos reveló con sus palabras y con toda su vida: la fraternidad universal, la civilización de la unidad. «Muéstrame tus caminos, Yahvé, enséñame tus sendas». Y los caminos del Señor son audaces, a veces parecen llevarnos al límite de nuestras posibilidades, como puentes colgantes entre paredes de roca. Estos caminos desafían hábitos egoístas, prejuicios, la falsa humildad, y nos abren horizontes de diálogo, encuentro y compromiso por el bien común. Sobre todo nos reclaman un amor siempre nuevo, arraigado en la roca del amor y de la fidelidad de Dios para con nosotros y capaz de llegar hasta el perdón. Es la condición irrenunciable para entablar relaciones de justicia y de paz entre personas y entre pueblos. También el testimonio de un gesto de amor sencillo pero auténtico puede iluminar el camino en el corazón de los demás. En Nigeria, durante un encuentro en el que jóvenes y adultos podían compartir sus experiencias de amor evangélico, una niña, Maya, contó: «Ayer, mientras estábamos jugando, un niño me empujó y me caí. Me dijo “perdón” y le perdoné». Estas palabras abrieron el corazón de un hombre cuyo padre había sido asesinado por Boko Haram: «Miré a Maya. Si ella, que es una niña, puede perdonar, significa que también yo puedo hacer lo mismo». «Muéstrame tus caminos, Yahvé, enséñame tus sendas» Si queremos encomendarnos a un guía de confianza en nuestro camino, recordemos que el propio Jesús dijo de sí mismo: «Yo soy el camino…» (Jn 14, 6). Dirigiéndose a los jóvenes en Santiago de Compostela en la Jornada Mundial de la Juventud de 1989, Chiara Lubich los animó con estas palabras: «[…] Al definirse a sí mismo como “el Camino”, quiso decir que debemos caminar como Él caminó […]. Se puede decir que el camino que recorrió Jesús tiene un nombre: amor […] El amor que Jesús vivió y llevó es un amor especial y único. […] Es el mismo amor que arde en Dios. […] Pero ¿a quién amar? Ciertamente, amar a Dios es nuestro primer deber. Y luego: amar a cada prójimo. […] »De la mañana a la noche, cada relación con los demás hay que vivirla con este amor. En casa, en la universidad, en el trabajo, en los campos de deporte, en vacaciones, en la iglesia o por la calle, debemos aprovechar las distintas ocasiones para amar a los demás como a nosotros mismos, viendo a Jesús en ellos, sin descuidar a nadie; es más, siendo los primeros en amar a todos. […] Entrar lo más profundamente posible en el ánimo del otro; comprender de verdad sus problemas, sus exigencias, sus tropiezos y también sus alegrías, para poder compartir con ellos todo. […] Hacerse, en cierto modo, el otro. Como Jesús, el cual, siendo Dios, por amor se hizo hombre como nosotros. Así el prójimo se siente comprendido y aliviado, porque hay alguien que lleva con él sus pesos, sus penas, y comparte sus pequeñas alegrías. »“Vivir el otro”, “vivir los otros”: este es un gran ideal, es superlativo […]». Letizia Magri
Feb 25, 2018 | Sin categorizar
Con salida al Mediterráneo, al sureste del Estrecho de Gibraltar –puente entre dos continentes y antiguo “fin del mundo”-, surge la ciudad de Ceuta en tierra africana. Por su posición estratégica en un área privilegiada de la costa,la ciudad desde hace décadas ha sido identificada por los migrantes como posible puerta de acceso a Europa.Todos los días, hombres, mujeres y niños provenientes de los más distintos países africanos, huyendo de las guerras, la pobreza y persecuciones de todo tipo, atraviesan naciones enteras para intentar cruzar el umbral cercado, hacia la próxima ciudad, en lugar de la otra ruta, todavía más peligrosa, que es el viaje por mar. Precisamente en esta punta, que desde 1851 forma parte de la Diócesis de Cádiz (España), están en preparación los grandes festejos por los 600 años de la llegada de la que hoy día es conocida como “Virgen de África”, un bloque único de madera que representa a la Virgen sentada con el Cristo muerto entre los brazos. Desde 1949, por voluntad del Papa Pio XII, la Virgen es la patrona de la ciudad.
Feb 24, 2018 | Sin categorizar

“Madonna della bella-accoglienza” © Centro Ave Ceramica
«En un año dedicado a María tendríamos que encontrar la manera de honrar a la Madre de Dios, y hacerlo del mejor modo posible. No todos los modos de honrarla son iguales. Podemos hacerlo hablando de Ella, alabándola, rezándole, visitándola en las iglesias dedicadas a Ella; pintándola, esculpiéndola, cantándole himnos, adornando sus imágenes con flores… Hay muchas maneras de honrar a María. Pero existe una que supera a todas las demás: es imitarla, comportándonos como si fuéramos otra Ella en la Tierra. Creo que ésta es la manera que más le agrada, porque le da la posibilidad de volver, en cierta forma, a la Tierra. Nosotros, sin excluir todas las demás posibilidades que tenemos de honrar a María, tenemos que practicar ésta. Imitarla. Pero ¿cómo imitarla? ¿Qué imitar de Ella? Imitarla en lo que es esencial. Ella es Madre, madre de Jesús y espiritualmente madre nuestra: Jesús nos la dio como tal en la cruz, en la persona de Juan. Tenemos que ser otra María, en su ser madre. Debemos, prácticamente, formular este propósito: durante el Año Mariano me comportaré con todos los prójimos que trate, o por los que trabaje, como si fuese su madre. Haciendo esto, se realizará en nosotros una conversión, una revolución. Y no sólo porque a veces haremos de madre quizás con nuestra madre o con nuestro padre, sino porque asumiremos una actitud particular, específica. Una madre acoge siempre, ayuda siempre, espera siempre, lo cubre todo. Una madre perdona cualquier cosa a su hijo, aunque fuese un delincuente, un terrorista. De hecho, el amor de una madre es muy parecido a la caridad de Cristo de la que habla Pablo. Si nosotros tenemos el corazón de una madre o, para ser más exactos, si nos proponemos tener el corazón de la Madre por excelencia: María, estaremos siempre dispuestos a amar a los demás en todas las circunstancias y, por tanto, a mantener vivo en nosotros al Resucitado. Pero también pondremos de nuestra parte todo lo que se nos exija para mantener presente a Jesús, el Resucitado, en medio de nosotros. Si tenemos el corazón de esta Madre, amaremos a todos y no sólo a los miembros de nuestra Iglesia, sino también a los de las demás; no sólo a los cristianos, sino también a los musulmanes, a los budistas, a los hindúes, etc.; también a los hombres de buena voluntad y a todo hombre que habita en la Tierra. Sí, porque la maternidad de María es universal (Cf. LG 79), como lo fue la Redención. Aunque a veces Ella no sea correspondida, ama siempre, ama a todos. Éste es, pues, nuestro propósito: vivir como María, como si fuésemos madres de todos los hombres». De CHIARA LUBICH – Buscando las cosas de arriba – Ciudad Nueva 1993 págs. 43-45
Feb 23, 2018 | Sin categorizar
El domingo 25 de febrero, en el Auditorium del Centro internacional de Loppiano (Florencia), contando con la presencia de personalidades del mundo científico y autoridades civiles, se otorgará el “Premio Renata Borlone” al Prof. Suleiman Baraka, originario de Gaza, astrónomo de fama internacional. El Premio, ya llegó a su IV edición y fue instituido por la homónima Asociación Cultural, en colaboración con el Instituto Universitario Sophia. Nació para honrar la memoria de Renata Borlone (1930-1990), quien fue durante más de veinte años corresponsable de la ciudadela de Loppiano y actualmente es Sierva de Dios. Renata, una persona muy rica en valores humanos y espirituales, sentía una particular pasión por la ciencia, entendida como instrumento privilegiado para la construcción de la unidad de la familia humana. El Comité científico del Premio otorgó el reconocimiento al Prof. Baraka por “su investigación científica atenta a los valores humanos y a la paz”. “Este premio en honor de Renata Borlone que trabajó mucho en favor de la sociedad –dijo la persona que recibirá el premio- para mí es un ulterior impulso y aliento para poner la ciencia y su belleza al servicio de la humanidad, de la paz entre los pueblos y permitir a las jóvenes generaciones que se abran a la esperanza a pesar de las dificultades y obstáculos en los cuales se pueden encontrar». Lee también: Terrasanta.net
Feb 23, 2018 | Sin categorizar

Chiara Favotti
El de 1990 fue para todos el “Genfest del muro”. O mejor dicho, de la caída del muro. Sólo pocos meses antes un hecho de magnitud histórica había empezado a cambiar el panorama europeo y del mundo. Durante una inolvidable noche, después de semanas de manifestaciones públicas y de los primeros indicios de apertura entre la Alemania del Este y la del Oeste, muchos ciudadanos de Berlín Oriental empezaron a escalar el muro que desde hacía 28 años los dividía del Oeste y a abrir brechas rompiéndolas con el pico. Ese muro era sólo una parte de la línea divisoria, de 6.500 kilómetros, entre el Este y el Oeste, que desde el final de la Segunda Guerra Mundial dividía en dos el continente, de Finlandia, en la costa Báltica, hasta Trieste en la Adriática. Un muro que no sólo era material, hecho de torres, barreras de hilo de navaja, perros policía y radares infrarrojos, sino también mental, económico y cultural. Nací en Trieste, ciudad italiana del Noreste, donde todo hablaba del “confín” y donde se convivía con la frontera. Solo llegar allí significaba hacer la experiencia del límite neto entre la tierra y el mar, con un espectáculo maravilloso de la costa rocosa que se sumerge por el acantilado. La belleza de la ciudad se revela de improviso, detrás de una curva. Del límite “físico” al límite “político”, el altiplano que la rodea es de pocos kilómetros. Mi casa está a cinco minutos en automóvil de la frontera con Eslovenia y desde el 2007, cuando Eslovenia entró en el espacio Schengen, está siempre abierta, pero entonces, era una barrera custodiada por militares que estaban dentro una garita. En la ciudad cercana de Gorizia, había un muro de concreto parecido al de Berlín, pero más pequeño, que dividía la ciudad en dos. Yo crecí con la idea de la “separación”: italianos de un lado, eslovenos y croatas (en Trieste había una minoría) del otro. Recuerdo que había islas culturales, es decir, escuelas y teatros rigurosamente italianos o eslovenos, y eran como archipiélagos que raramente se comunicaban. Recuerdo el idioma incomprensible de estos otros estudiantes en el autobús, cuando iban para su escuela. Recuerdo los autobuses con placas de Eslovenia o Croacia que entraban a la ciudad e iban directamente a los negocios que estaban al lado de la Estación para abastecerse de todos los productos que “allá” no llegaban. Recuerdo a las mujeres que se vestían con varias capas de faldas y pantalones, tanto que parecían enormes, para poder llevar la mayor cantidad de mercancía posible. Recuerdo que compraban compulsivamente de todo, y también recuerdo la desconsideración con la que los atendían, con apelativos irrepetibles. Nosotros italianos pasábamos la frontera con un pase especial reservado a los fronterizos, para comprar gasolina y carne a mejores precios. En el coche íbamos callados, un poco asustados. Las órdenes de papá eran que “no dijéramos nada”, porque lo que se declaraba ante un militar se podía malinterpretar. Y apenas superábamos el momento de incertidumbre, regresando de Eslovenia, volvía la alegría de siempre.
Durante la adolescencia, el frecuentar a los gen y a los jóvenes por un mundo unido y conocer las muchas experiencias vividas juntos, me abrió el corazón más allá de los muros que conocía, pensando y soñando “en grande” con un mundo realmente unido. No era una utopía, sino una mentalidad nueva, una dirección hacia la cual moverse con pequeños pasos, pero de fraternidad auténtica. Con ellos participé en el Genfest ’90. Inolvidable. Por primera vez, en una explosión de alegría, jóvenes del este y del oeste nos miramos a los ojos, nos estrechamos la mano, mientras una transmisión en directo vía satélite traía a millones de telespectadores al Palaeur. A todos se les dirigió un mandato: llevar el amor al mundo. «No es suficiente la amistad o la benevolencia –nos dijo Chiara Lubich- no basta la filantropía, la solidaridad o la no-violencia. Es necesario pasar de ser personas concentradas en sus propios intereses a ser pequeños héroes cotidianos al servicio de los hermanos». Un año después fui a Moscú. La cortina de hierro que separaba el Este del Oeste había caído, pero a caro precio, desmoronando ideales y pulverizando un sistema social. No había ni vencidos ni vencedores, sólo desilusión, sufrimiento y pobreza en todas partes. Para mí fue claro que no basta con derrumbar un muro para crear una sociedad libre y justa. Y las palabras escuchadas en el Genfest “sólo en la concordia y en el perdón se puede construir el futuro” son desde entonces para mí el único camino posible.
Feb 22, 2018 | Sin categorizar
En el taller mecánico Llevé el auto al taller mecánico por una pequeña reparación. El joven obrero me habría llamado cuando hubiese estado lista. Pasaron seis horas y no había llamado. Fui hasta el taller y curiosamente fingió no recordarse del trabajo que que había que hacerle al auto y se puso a atender a otros clientes. Después de una hora de espera, volvió con la cuenta. Totalmente desproporcionada respecto a un trabajo menor. Tengo la piel negra, estaba claro que se trataba de un gesto de discriminación. Pagué, pero me vino rabia y un fuerte dolor. Cuando estaba por estallar me detuve a pensar cómo vivir este momento a la luz del Evangelio. Me tranquilicé y con paciencia expuse los hechos al responsable. Él me escuchó y comprendió la situación. Me devolvió el dinero. Ese gesto me pareció el cumplimiento de las promesas del Evangelio. Welile – Sudáfrica Hambre y sed de justicia Era una revolucionaria, tenía hambre y sed de justicia y lo decía en voz alta, por todos lados. En determinado momento encontré una respuesta en Dios, y por Él dejé todo. Un día me pidieron que hablara en una fábrica, pero ahora había cambiado algo: no era más yo, era Jesús quien hablaba en mí porque trataba de amarlo en los hermanos. Mirando esos rostros inquietos, que expresaban sufrimiento, en rebeldía, sedientos de justicia, tuve la confirmación que solamente el amor puede realizar el milagro de cambiar personas, ideas, estructuras. Este amor es Dios en nosotros y entre nosotros. Maria Teresa – Brasil Cambio de programa De acuerdo con mi marido, pensaba inscribirme en un curso de estudio que habría sido útil para mi trabajo. Estaba entusiasmada, porque veía poco a poco que desaparecían las dificultades y todo parecía confirmar que estaba en el camino justo. Había comenzado a juntar los documentos necesarios cuando al enterarme de que estaba embarazada se me mezclaron las ideas. Habría tenido que postergar mi proyecto. La lectura del Evangelio con mi marido nos hizo comprender que Dios tenía otros planes para nosotros y nos dispusimos con alegría a recibir al niño. D.T.B. – Croacia La carta vencedora Soy corredor de ventas. Un día entré en la sede de una gran empresa para presentar mis productos al responsable de compras. Como demostró poco interés, me dispuse a salir de su oficina. Pero durante ese breve encuentro, me di cuenta que estaba tratando con una persona que sufría. Estaba ya en la puerta, cuando sentí que tenía que regresar y le dije con sencillez: “¿Disculpe, usted, se siente bien?”. Con los ojos asombrados me preguntó: “¿Por qué lo dice?”. Le respondí que había sido sólo una sensación, lo volví a saludar y me fui. Al día siguiente recibí una llamada telefónica suya. “Le quiero agradecer, después de que usted se fue, me seguía resonando su pregunta. Decidí visitar a mi médico quien me confirmó que podía tener un colpaso en cualquier momento y que tenía que actuar enseguida con una terapia enérgica”. El mismo día, esa empresa realizó una compra importante. Así, no sólo encontré un buen cliente, sino también ayudé a una persona a que estuviera mejor. Poner el amor en el primer lugar de nuestras relaciones es siempre la mejor opción. Del sitio de los Focolares www.flest.it – Italia
Feb 21, 2018 | Sin categorizar
El GEN ROSSO (INTERNATIONAL PERFORMING ARTS GROUP) presenta la 1° edición del Gen Rosso Music and Arts Village, una experiencia residencial de profundización artística y de intercambio de valores a la luz del carisma de la unidad. El proyecto pretende involucrar a jóvenes profesionales y estudiantes de disciplinas como la Música, la Danza, el Canto y el Teatro, de edades entre los 18 y los 30 años, preferentemente. La metodología didáctica es planificada y gestionada por tutores del Gen Rosso junto a docentes de reconocida capacidad y experiencia artística. El programa prevé la profundización en temáticas específicas, el intercambio de experiencias, sesiones de diálogo y talleres prácticos que convergerán en una performance final. Las noches serán enriquecidas con interesantes aportes artísticos. La primera edición del Village tendrá lugar del 25 de marzo (llegada en la tarde), al 1° de abril del 2018. Al concluir será otorgado un certificado de participación. El Gen Rosso, mediante la secretaría del Village, está a disposición para ofrecer ulteriores informaciones y toda la documentación necesaria para la inscripción (cupo limitado). Contactos Secretaria VILLAGE: +39 0558339821 (9,00 am-1,00 pm, hora italiana) Franco Gallelli cel. +39 3806592166 Email secretaria VILLAGE: village@genrosso.com
Feb 21, 2018 | Focolare Worldwide
Guaramiranga, 7 mil habitantes, es una pequeña ciudad del noreste de Brasil, en el Estado de Ceará, que se enorgullece de su ambiente natural muy diversificado, su costa atlántica donde se encuentran algunas de las más bellas playas del mundo, y el interior rico de lagunas, corrientes de agua pobladas de manglares, junglas y selvas. La ciudad está a unos cien kilómetros de la costa, y es la sede de dos importantes eventos culturales: el “Jazz y Blues” internacional, y el “Northeastern Theatre Festival” que es más local. Allí habita Almir, un “voluntario de Dios” del Movimiento de los Focolares. Hace algunos años, empujado por el deseo de hacer algo por su ciudad, decidió lanzar su candidatura como consejero comunal. Después de su elección, le pidieron que asumiera la Comisión de Cultura y Turismo, un cargo importante, por el hecho de que gran parte de la economía de la ciudad gira alrededor del turismo y de los eventos y reseñas culturales. El cargo era muy atractivo, y además Almir tenía muchas ideas. Sin embargo no fue una decisión fácil: «Estuve valorando concienzudamente la solicitud del alcalde de que asumiera este cargo. De hecho estaba pensando en volver a lanzar mi candidatura, porque un año y medio después se tenía que renovar el Consejo Comunal, y tenía la duda si la propuesta tenía el objetivo de limitarme políticamente, debido a mi posición siempre clara y trasparente. Por otra parte el área de la cultura y el turismo estaba atravesando un momento difícil, muchos pequeños hoteles y tiendas estaban a punto de cerrar y el personal sería despedido. Sentía mío el dolor de estos hermanos que podían perder el trabajo, y el de los propietarios que tendrían que cerrar. Fue así que, después de consultar con algunos amigos, acepté el desafío». Almir empezó a trabajar con pasión en su nuevo cargo, movilizando a los empresarios y a los habitantes. Recorre con muchos ciudadanos un camino participativo, involucrándolos en la promoción de eventos turísticos para dar un nuevo impulso a la ciudad y favorecer la recuperación de la economía. También los habitantes de las zonas rurales periféricas fueron involucrados en un proyecto de revaloración de las tradiciones locales y con nuevas iniciativas culturales en el territorio. En breve tiempo creció el flujo turístico en la ciudad, nacieron nuevos establecimientos comerciales, hoteles, hostales y se crearon nuevos campos de trabajo. «Otros dos desafíos –explica Almir- fueron el relanzamiento del Teatro Municipal, en el centro histórico de la ciudad, y la revitalización de la Food Court, la plaza dedicada a los restaurantes. En este caso, las difíciles relaciones entre los propietarios de los restaurantes influían negativamente en los eventos que se realizaban en la ciudad. Me pregunté qué podía hacer para construir en ese lugar relaciones de fraternidad y colaboración. Empecé a ir a visitarlos, creando relaciones de amistad con cada uno y tratando de entender los problemas y limar las tensiones. Al principio encontré mucha resistencia, pero no me rendí. Al final, logré construir un “equipo”, a tal punto que hoy día estas personas se han vuelto amigas y colaboran entre ellas. Me parecía un milagro ver a estos empresarios, que primero eran enemigos, relacionarse en forma fraterna y solidaria». «Hoy día, por motivos de familia, ya no estoy comprometido en la administración pública, pero participo en la vida política con la convicción de que, tratando de encarnar las palabras del Evangelio, se puede encontrar la fuerza para responder a las necesidades de nuestra gente y de nuestra comunidad». Chiara Favotti Fuente: Movimiento de los Focolares Brasil (nuestra traducción)
Feb 21, 2018 | Focolare Worldwide
Se encuentran online en el sitio del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en cinco lenguas (inglés, español, francés, italiano y portugués), las siete catequesis de preparación al IX Encuentro mundial de las familias, que tendrá lugar en Dublín del 21 al 26 de agosto de 2018. «Un itinerario catequético a la luz de lo que el Papa Francisco donó a todo el mundo con la exhortación apostólica post-sinodal Amoris laetitia», como comentó el Card. Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio. Los temas son los siguientes: “Las familias de hoy”, “Las familias a la luz de la Palabra de Dios”, “El gran sueño de Dios”, “El gran sueño para todos”, “La cultura de la vida”, “La cultura de la esperanza” y “ La cultura de la alegría”. «Cada catequesis – explicó el Card. Farrell- es introducida por algunas oraciones extraídas del Magisterio pontificio o de la tradición patrística, y se concluyen con preguntas, después de las cuales se prosigue con un momento de comunión que parte de la familia, primera Iglesia doméstica, para luego abrirse a la comunidad cristiana». Los textos van acompañados por una serie de fragmentos musicales interpretados por el conocido tenor italiano Andrea Bocelli, quien, en mayo del 2015, presentó en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona el primero de una serie de conciertos que después repitió en el santuario de San Juan Pablo II en Cracovia y en la Basílica de San Esteban en Budapest, dentro del ámbito del proyecto “El gran misterio. El Evangelio de la familia escuela de humanidad para nuestro tiempo”. (www.laityfamilylife.va/).
Feb 20, 2018 | Sin categorizar

Gis y Ginetta
Tercera de tres hermanas, entre ellas Ginetta que será también focolarina, Gis nació en Lavis (Trento, al Norte de Italia) el 18 de abril de 1920. Gracias a los numerosos sacrificios de su madre, las tres chicas lograron continuar los estudios incluso después del fallecimiento prematuro del papá. Cuando estalló la guerra, Gis y Ginetta se trasladaron por motivos de trabajo a Veneto, donde, de vez en cuando, Gis recibía noticias de una compañera de clase. Con expresiones fuertes e incisivas su amiga le describía la particular experiencia del Evangelio que estaba naciendo en Trento gracias a un grupo de jóvenes de su edad. Sus palabras impresionan profundamente el alma sensible de Gis y cuando volvió a Trento para pasar Pascua, quiso conocer a Chiara Lubich. Pronto descubrió que en esa experiencia evangélica estaba su camino. Sin demora, le comunicó al empresario de Veneto, que le estaba muy agradecida por el ventajoso trabajo pero que no volvería más a la empresa, y al joven con quien estaba comprometida sentimentalmente, le escribió: “No es por otro hombre que te dejo, sino por Dios”. Desde ese momento cada ocasión es buena para dirigirse a la ‘casita’ en Piazza Cappuccini, el apartamento que una señora había puesto a disposición de ese grupo de chicas. «Vivía a algunos kilómetros de allí – cuenta Gis- y el camino era en subida. Me levantaba a las cinco para asistir con ellas a la misa y para la meditación, en la que Chiara nos hacía entrar en el fuego de las palabras del Evangelio que cambiaban el sentido a todo: no existía ninguna dificultad para ponerlas en práctica». En la ciudad, por causa de la guerra faltaba todo. Gis se recordó de un predio de su familia cultivado con frutas y verduras. Pero, ¿cómo llegar si sólo transitaban los tanques de guerra? Por amor a los muchos que tocaban la puerta de la ‘casita’ buscando algo para comer, se animó y, se puso en la acera a hacer autostop a los soldados que manejaban los tanques de guerra. Ellos pasaban de largo sin ni siquiera mirarla, pero uno se detuvo y, al escucharla hablar con tanta valentía, la dejó subir al tanque. Lo mismo le pasó a la vuelta, así es que pudo llevar a la ‘casita’ dos grandes bolsas con mucha fruta y verdura, todos regalos de Dios, su “providencia”.
Cuando terminó la guerra Gis y Ginetta le dijeron a su madre que querían irse a vivir al focolar. Ginetta recibió el permiso pero la ‘pequeña’ no. Ella no se resignó: sabía que su elección era definitiva; era sólo cuestión de esperar un poco. La solución la encontró el honorable diputado Giordani, quien, sabiendo que la mamá Calliari era una apasionada lectora suya, le ofreció trabajo a Gis en Roma. El 6 de diciembre de 1949, la madre la dejó ir a Roma, porque estaba contenta del ofrecimiento de Giordani, ignorando que su hija, además de trabajar como secretaria del diputado Giordani, abriría con Chiara y otras compañeras suyas el primer focolar en Roma. Desde ese momento Gis vivió al lado de Chiara, con algún breve intervalo por el inicio de algún focolar en otras regiones italianas. De su vida con ella, comenta en el año 2005: «Es muy simple, límpida, profunda: todo lo que es de ella es mío, todo lo que es mío es de ella». Afirmaciones que coinciden con lo que representa para Chiara su focolar: «La filadelfia es más que una realidad – dice Chiara-. Es aquí que yo tomo fuerza para enfrentar las cruces de cada día, después de la unión personal con Jesús. Aquí pasamos de la sabiduría, comunicada con espontaneidad, a los consejos prácticos sobre la salud, sobre la ropa, sobre la comida; a ayudas continuas, cotidianas, con sacrificios que a menudo no se cuentan. Aquí […] circula la sangre de la casa, pero celestial»
«Desde su oficina – recuerda Gabri Fallacara- llamaba por teléfono a todos, tejiendo una red de amor, incisiva, que comprendía a todos. En la máxima confianza, nos ponía en las condiciones más favorables para comprender lo que el carisma de la unidad, día a día, le pedía a Chiara y a nosotros. Después de la muerte de Chiara, Gis siguió viviendo por todos, tejiendo, más allá de su reducida capacidad, fuentes refrescantes de afecto y ternura. Los primeros días de julio de 2017, un decaimiento de salud transformó su habitación en un ir y venir de encuentros de cielo. El 20 de enero de 2018, a los 97 años, Gis dejó serenamente este mundo. La presidente de los Focolares María Voce, en su funeral dijo: «Hasta el final ella se donó totalmente a sí misma para que Chiara viva en el Movimiento de hoy. Me dio una gran lección de esencialidad, de radicalidad, de confianza en los designios de Dios, de unidad con todos». (18.4.1920-20.1.2018)