Movimiento de los Focolares
Reunidos en Francia en Paray-le-Monial

Reunidos en Francia en Paray-le-Monial

20160401-02Paray-le-Monial, pequeña ciudad de Borgoña, no está lejos de otros lugares que tienen un rico patrimonio espiritual, como Cluny y Taizé, y lleva en sí la herencia artística de los lugares de culto que allí surgieron (aquí tuvo origen la arquitectura cluniacense e cistercense), que se encuentra por los “caminos de la cultura románica”, las que conducían a los peregrinos a Santiago de Compostela. Aquí, además de las apariciones de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque, se generó la espiritualidad del Sagrado Corazón. Eran 14 entre Movimientos y nuevas Comunidades, más de sesenta personas de edades y experiencias distintas que, empujadas por la amistad fraterna y por el deseo de crecer en el conocimiento recíproco, se dieron cita del 3 al 6 de marzo pasados, para un encuentro con el título “Comunión y misericordia – Experiencias y desafíos”. Estaba presente el obispo de Le Mans, Mons. Yves Le Saux. La elección del lugar surgió de la invitación de la Comunidad Emmanuel que aquí, en 1975, empezó una importante etapa para su historia y su difusión a nivel internacional. Algunos venían de la experiencia precedente del año pasado, vivida cerca de Florencia, en Loppiano, para otros en cambio era la primera vez. «La unidad que se vive es como un poliedro –había dicho el Papa Francisco a la Catholic Fraternity en el 2014-. Nos invita a maravillarnos de lo que somos. Es con espíritu de asombro con el que contemplamos los rostros de sus comunidades», dijo Laurent Landete, de la Comunidad del Emmanuel, en su saludo. Misericordia es el mismo nombre de Dios, afirmó el Papa cuando inauguró el Jubileo, es un ámbito donde cada una de las catorce realidades ha entrado para transmitirla mediante su testimonio. Para el Arca:  sanar las heridas de la discapacidad,  la Comunidad debe convertirse en el lugar del perdón: frágiles y vulnerables, podemos experimentar la misericordia del Padre. Para la Asociación Papa Juan XXIII: compartir con los más pobres, aprender el perdón. Para la Familia de la Esperanza, Nuevos Horizontes, Comunidad Cenáculo: bajar a las llagas más profundas de la dependencia y de la fragilidad existencial para llevar la resurrección, misericordia y reconciliación consigo mismo y con el mundo. Podrían parecer meras acciones sociales, pero escuchando el relato de lo que se ha vivido, se trasluce la profunda espiritualidad que mueve la pedagogía del Evangelio. 20160401-01Para la Comunidad Canção Nova, la Misericordia es, usar los medios de comunicación para llevar la alegre noticia a la humanidad.  Para los Focolares: la unidad, , es lo que hay que elegir momento tras momento, hombre junto a hombre, con el inevitable intercambio de luces y sombras. El amor al hermano y un “pacto de misericordia” ayudan a consolidar la meta. Para Vía Pacis: la  reconciliación con las propias heridas y santificarse juntos.  Para la Comunidad Católica Shalom la misericordia es una misión, en situaciones inéditas, como entre las carrozas del carnaval de Río. Para la Comunidad de las Bienaventuranzas: compartir el camino para identificar y expresar mejor la fisonomía eclesial en los Estatutos.  Para Regnum Christi, el acompañamiento en el discernimiento de la Iglesia y la amistad fraterna en Jesús son puntos de luz. Los acontecimientos actuales caracterizan los aportes que enriquecen el encuentro. La Comunidad Emmanuel comunicó a todos sobre sus iniciativas de diálogo interreligioso, especialmente con los musulmanes. Un hecho importante si se piensa en los graves atentados ocurridos en el país. Sobre la misma línea la Comunidad de San Egidio subrayó la importancia de la Paz, de adquirir una visión en donde el mundo se redescubra fraterno y en sinergia consigo mismo. El compartir, en Chemin Neuf, refuerza la comunión, permite experimentar la extraordinaria misericordia del Padre que es la fuente de su misión: la unidad. «Diversos carismas en el caleidoscopio de los testimonios, parecían las manos del Amor de Dios tendidas hacia la humanidad de hoy», declaró Lina Ciampi quien participó en nombre de los Focolares. En todos se sentía fuerte el deseo de volver a encontrarse, y la voluntad de permanecer en contacto y de rezar los unos por los otros. Un pacto de benevolencia entre todos concluyó el encuentro.

Jesús Morán: aspectos antropológicos del diálogo

Jesús Morán: aspectos antropológicos del diálogo

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© CSC Audiovisivi

«El diálogo es un verdadero signo de los tiempos, pero representa una realidad en la que debemos ahondar en todo sentido. Conforme al pensamiento de Juan Pablo II y de otros estudiosos contemporáneos, Chiara Lubich describió nuestra época, al menos en el Occidente, con la categoría de “noche cultural”, no una noche definitiva, sino una noche que, según Chiara Lubich, esconde una luz, una esperanza. Podríamos entonces decir que en la noche cultural, que es también una “noche del diálogo”, se oculta una luz, es decir la posibilidad de elaborar juntos una nueva cultura del diálogo. Según mi opinión, lo primero que hay que hacer es redescubrir que el diálogo está tan arraigado a la naturaleza humana, que podemos encontrar en todas las culturas las que yo llamaría “las fuentes del diálogo”. Estas fuentes están recopiladas en las grandes Escrituras y son fundamentalmente dos: la fuente que nace de la experiencia religiosa y la que nace de la búsqueda filosófica de la humanidad. En esta línea tendríamos que hablar de fuente bíblica, coránica, védica, etc. Lo cual significa que en todas las Escrituras de las tradiciones religiosas encontramos fuertemente subrayado el diálogo. Tendríamos que recurrir también a la filosofía griega, a la metafísica islámica, a las Upanishad, al pensamiento budista, etc. En el siglo pasado, se ha desarrollado en Occidente una verdadera escuela de pensamiento dialógico de raíz judía y cristiana. Me remonto, de manera especial, a esta última fuente para ofrecerles algunos principios de una antropología del diálogo. Primero. El diálogo “está inscrito en la naturaleza humana” hasta el punto que se puede decir que es la definición misma del ser humano. Segundo. En el diálogo “cada ser humano es completado por el don del otro”, es decir que necesitamos los unos de los otros para ser nosotros mismos. En el diálogo yo le regalo al otro mi alteridad, mi diversidad. Tercero. Cada diálogo “es siempre un encuentro personal”, por consiguiente no se trata tanto de palabras o de pensamiento, sino de donar nuestro ser. El diálogo no es simple conversación, ni discusión, sino algo que toca lo más profundo de los interlocutores. Cuarto. El diálogo “requiere silencio y escucha”. Esto es decisivo, porque el silencio es importante no sólo para hablar correctamente, sino también para pensar correctamente. Como dice un proverbio: “Cuando hables, haz que tus palabras sean mejores que tu silencio” (Dionisio el Viejo). Quinto. El verdadero diálogo “constituye algo existencial” porque nos exponemos a nosotros mismos, nuestra visión de las cosas, nuestra identidad. A veces sentimos que perdemos nuestra identidad cultural, pero es sólo una transición porque en realidad la identidad resulta enriquecida inmensamente gracias a su apertura. Nosotros deberíamos tener una “identidad abierta”. Esto significa saber quiénes somos; pero también estar convencidos de que “cuando me comprendo con alguien… entonces sé mejor también quién soy yo” (Fabris). Otros principios más. El diálogo auténtico “tiene que ver con la verdad”, es una profundización de la verdad. Para los antiguos griegos, el diálogo era el método para llegar a la verdad. Esto significa que la verdad siempre necesita ser completada. Nadie posee la verdad, es ella que nos posee, por lo tanto no se trata de relatividad de la verdad, sino de “relacionalidad de la verdad” (Baccarini). “Verdad relativa” significa que cada uno tiene su verdad que es válida sólo para sí mismo. “Verdad relacional”, en cambio, quiere decir que cada uno participa y pone en común con los demás su participación a la verdad, que es una para todos. Distinta es la manera en la que nosotros llegamos y participamos de la verdad. Por esto es importante dialogar: para enriquecerse de las varias perspectivas. En la relación, cada uno descubre aspectos nuevos de la verdad como si fueran propios. Como dice Raimond Panikkar: “De una ventana se ve todo el paisaje, pero no totalmente”. Es lo que decíamos antes: tenemos que concebir la diversidad como un don y no como un peligro. Una de las grandes paradojas de hoy es que en este mundo globalizado nos da miedo la diversidad, nos da miedo el otro. Además el diálogo “requiere una fuerte voluntad”. El amor a la verdad me lleva a buscarla y a quererla, y por esto me pongo en diálogo. Los últimos dos principios. El diálogo “es posible sólo entre personas verdaderas”, y sólo el amor nos hace verdaderos. En otras palabras, el amor prepara a las personas al diálogo haciéndolas verdaderas. Lo que hace que el hablar sea fecundo, es la santidad de quien habla y la santidad de quien escucha. Ésta es la responsabilidad del diálogo en todo su potencial: requiere personas verdaderas y hace que las personas sean más verdaderas. Finalmente: la cultura del diálogo “conoce sólo una ley que es la de la reciprocidad”. Se necesita este camino de ida y vuelta para que haya verdadero diálogo. En definitiva, hoy se habla mucho de interculturalidad. Pienso que una verdadera interculturalidad es posible si empezamos a vivir esta cultura del diálogo. Nadie nunca dijo que dialogar es fácil. Se requiere lo que hoy es difícil de pronunciar: sacrificio. Se requiere de hombres y mujeres “maduros para la muerte” (María Zambrano), es decir dispuestos a morir a sí mismos para vivir en el otro».  Jesús Morán , Universidad de Mumbai, 5 de febrero de 2016  

Lahore: un ataque contra el ser humano

Lahore: un ataque contra el ser humano

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Foto: Flickr CC / NC_20 CNA

Lahore es la segunda ciudad de Paquistán, se encuentra en la provincia de Punjab, en el noreste del país. «En todo el país, desde hace tiempo, las escuelas y las universidades están siendo protegidas como fortalezas, las iglesias y las mezquitas son vigiladas por guardias armados: ciertamente un parque público no podía ser protegido así. Impresiona que la mayor parte de las víctimas son niños y familias completas, muchas de ellas estaban festejando la fiesta de Pascua», escriben desde la comunidad de los Focolares de Lahore. Eran las 19 horas, hora local, del día 27 de marzo, cuando un kamikaze se hizo explotar en el Gulshan- e- Iqbal Park. Un crimen “vil e insensato”, como lo definió el papa Francisco en el Regina Coeli, recordando la Pascua en Paquistán “ensangrentada por un execrable atentado, que produjo estragos en muchas personas inocentes”, entre ellos 29 niños y muchas mujeres. «Junto con todos – escriben aún desde Lahore- queremos nuevamente abrazar este rostro de Jesús Abandonado para que Él pueda transformar este gran dolor en un nuevo impulso de amor, generar Luz que ilumine las mentes y dar fuerza a todas las personas de buena voluntad. Estamos rezando por todas las víctimas, por los heridos y por todas las familias implicadas y sobre todo para que el odio no produzca más odio». «Estaba yendo con mis nietos al parque y en determinado momento quise volver a casa y hacer un paseo distinto», atestigua una amiga que con este cambio de programa no fue dañada por la tragedia. «Estaban también nuestros parientes en el momento de la explosión, pero no sufrieron daños. Entre ellos, estaba un joven de 18 años que socorrió a un niño que murió poco después entre sus brazos» «Invito a que recemos al Señor por las numerosas víctimas y por sus seres queridos», dijo el Papa, refiriéndose también «a las autoridades civiles y a todas las organizaciones sociales» de Paquistán, «para que realicen todos los esfuerzos posibles para devolver la seguridad y la serenidad a la población, y, en particular, a las minorías religiosas más vulnerables». «Es impresionante ver con que sacralidad y dignidad se vive el dolor – atestiguan desde la ciudad atacada- y cuánta solidaridad existe: los heridos fueron llevados con vehículos particulares, sin miedo, a los hospitales más cercanos. El personal hospitalario trabajó sin pausa. Cuando se produjo un llamado de donantes de sangre, se formaron largas filas en los hospitales. El sufrimiento en que se vive allí, desde hace tiempo, y que parece llegar a su máximo, hace nacer una nueva actitud al soportar y al actuar, una nueva esperanza que se expresa en pequeños gestos que demuestran un único deseo: Paz». «En varios lugares la gente salió a las calles y encendió velas. También las protestas se desarrollaron pacíficamente. En las primeras páginas de los periódicos de todo el mundo se habla del atentado contra los cristianos y tal vez era así, pero aquí lo vivimos como un ataque hacia el ser humano y no existe diferencia. Las víctimas son musulmanas y cristianas. Fueron muy bien recibidos todos los gestos de solidaridad que llegaron del extranjero, como el haber apagado las luces de la torre Eiffel. Hicieron experimentar- concluyen- que Paquistán no está aislado en el sufrimiento de esta tragedia tan dolorosa y absurda». Maria Chiara De Lorenzo

Conexión CH

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CollegamentoCH_Notiziario1En el sitio de la Conexión CH, los días previos a la cita, estará disponible el resumen de las noticias. En el mismo sitio es también posible acceder a las ediciones íntegras y a las noticias particulares de las Conexiones CH anteriores.  

El Salvador, por los derechos de los menores

El Salvador, por los derechos de los menores

20160330-01Proteger a los menores es un deber cívico que se inscribe en el más amplio respeto de los derechos humanos. Un deber, por lo tanto, pero también caracterizado por una importante visión de futuro, precisamente por el valor inestimable que representan las nuevas generaciones. Dando una mirada a los distintos artículos de la ley salvadoreña, entrada en vigencia en 2011, se evidencia toda la novedad con respecto a la anterior, que prestaba atención sólo a los casos de fuertes carencias como sobrevivencia, discapacidad, abandono. En esta nueva normativa, que incorpora las líneas-guía de los tratados internacionales, se prevé la protección a todos los niños, desde la concepción hasta los 18 años de edad, garantizando adecuadas oportunidades para un desarrollo integral y una vida inspirada en los principios de la dignidad humana. Como en muchos otros países, también en El Salvador no faltan fenómenos sociales que a veces comprometen dichos principios, justamente por la característica vulnerabilidad que caracteriza la franja de la infancia y adolescencia. Y como en cualquier otro rincón del planeta, también aquí se necesita que la población colabore activamente con las Instituciones para salvaguardar todos los derechos humanos, pero especialmente esos derechos de los que goza todo niño en el mundo. Es del 2014 un Documento, elaborado por el Centro internacional de los Focolares, “para la promoción del bienestar y la tutela de los menores” que suscitó en todo el Movimiento en el mundo una renovada sensibilización hacia esta responsabilidad. Gracias también a esa iniciativa, la comunidad salvadoreña del Focolar está ahora dando una valiosa contribución para dar a conocer de forma capilar los derechos del niño y de cómo hay que actuar para promover su desarrollo integral y su bienestar psico-físico-espiritual. Desenmascarando también ciertas formas escondidas y sutiles con las cuales, involuntariamente, padres y educadores podrían perjudicar su crecimiento armonioso con su forma de actuar. La de los Focolares es una acción que encuentra el amplio consenso de la Iglesia católica local, que a su vez anima a las asociaciones para que adopten todos los medios para ayudar a prevenir cualquier acción que pueda violar dichos derechos. El programa formativo de los Focolares prevé una lectura de la ley desde la óptica del amor evangélico, en la perspectiva de concurrir a la formación de nuevas generaciones cada vez más conscientes, libres, capaces de hacer elecciones autónomas basadas en los valores. En este programa se enmarca también el reciente “Proyecto Up2me” preparado por los Focolares y adecuado a las distintas franjas de la edad evolutiva. Una propuesta apasionante para poner en práctica con adultos, jóvenes  y niños, para abrir con muchos un diálogo sobre temas muy candentes hoy en día.

Palabra de vida – Abril 2016

¿Por qué estas palabras de Jesús nos son tan queridas y resuenan a menudo en las palabras de vida que elegimos para cada mes? Quizá porque forman el núcleo del Evangelio. Son las que el Señor nos dirigirá cuando al final nos encontremos delante de Él. Sobre ellas versará el examen más importante de la vida, para el cual podemos prepararnos día a día. Jesús nos preguntará si hemos dado de comer y de beber a quien estaba hambriento y sediento, si hemos acogido al forastero, si hemos vestido al desnudo, visitado al enfermo y al preso… Se trata de pequeños gestos que, sin embargo, valen la eternidad. Nada es pequeño si se hace por amor, si se lo hacemos a Él. Pues Jesús no solo se acercó a los pobres y marginados, curó a los enfermos y consoló a los que sufren, sino que los amó con predilección, hasta llamarlos hermanos e identificarse con ellos con una misteriosa solidaridad. Hoy Jesús sigue estando presente en quien sufre injusticias y violencia, en quien busca trabajo o vive en situación precaria, en quien se ve obligado a salir de su patria a causa de las guerras. ¡Cuántas personas sufren a nuestro alrededor por muchas causas e imploran, aun sin palabras, nuestra ayuda! Son Jesús, que nos pide un amor concreto, capaz de inventar nuevas «obras de misericordia» que respondan a las nuevas necesidades. Nadie está excluido. Si una persona anciana y enferma es Jesús, ¿cómo no procurarle el alivio necesario? Si le enseño el idioma a un niño inmigrante, se lo enseño a Jesús. Si ayudo a mi madre a limpiar la casa, ayudo a Jesús. Si llevo esperanza a un preso, si consuelo a quien está afligido o perdono a quien me ha herido, me relaciono con Jesús. Y, cada vez, el fruto será no solo dar alegría al otro, sino sentir nosotros mismos una alegría aún mayor. Cuando damos, recibimos, sentimos una plenitud interior, nos sentimos felices porque, aunque no lo sepamos, nos encontramos con Jesús: el otro, como escribió Chiara Lubich, es el arco bajo el que hay que pasar para llegar a Dios. Así evocaba ella el impacto de esta palabra de vida desde el inicio de su experiencia: «Todo nuestro antiguo modo de concebir y de amar al prójimo se derrumbó. Si Cristo estaba en cierto modo en todos, no podíamos hacer discriminaciones, no podíamos tener preferencias. Se hicieron añicos los conceptos humanos que clasifican a las personas: compatriota o extranjero, viejo o joven, guapo o feo, antipático o simpático, rico o pobre. Cristo estaba detrás de cada uno, Cristo estaba en cada uno. Y cada hermano era realmente “otro Cristo” […]. Al vivir así nos dimos cuenta de que el prójimo era para nosotros el camino para llegar a Dios. Es más, el hermano se nos presentó como un arco bajo el cual era preciso pasar para encontrar a Dios. Así lo experimentamos ya desde los primeros días. ¡Cuánta unión con Dios sentíamos por la noche, en la oración o en el recogimiento, después de haberlo amado todo el día en los hermanos! Y, ¿quién nos daba ese consuelo, esa unión interior tan nueva, tan celestial, sino Cristo que vivía el “den y se les dará” (Lc 6, 38) de su Evangelio? Lo habíamos amado todo el día en los hermanos y ahora Él nos amaba a nosotros»[1].

Fabio Ciardi

   [1] C. Lubich, Escritos espirituales/4, Ciudad Nueva, Madrid 1997, pp. 206-207.

Producción de armas. Un problema de conciencia

Producción de armas. Un problema de conciencia

«A los 19 años dejé mi región – l’Abruzzo (Italia)- para estudiar ingeniería aeroespacial en Pisa. Fue un estudio difícil pero lleno de satisfacciones: en 5 años logré terminar la especialización con la nota más alta, incluida una pasantía en Alemania que enriqueció más mi currículum. Todo esto lo pude realizar con el apoyo y los sacrificios de mi familia. Cuando me gradué esperaba con ansia poder encontrar mi lugar en el mundo laboral. Pero tuve que afrontar la desocupación juvenil, que en nuestro país es del 40% y con empresas que cuando va bien ofrecen solamente contratos por poco tiempo o consultorías con pagos trimestrales o semestrales. Después de algunos meses empleados en enviar en vano mi currículum, comencé a pensar que tal vez debía dedicarme a otras áreas de la industria, o de lo contrario, emigrar. Sin embargo, inesperadamente, recibo una propuesta de una empresa que en Italia representa el principal Consorcio Europeo constructor de misiles y tecnología de defensa. La idea de un verdadero trabajo en una empresa tan importante como ésta, era muy tentadora. Después de una llamada telefónica muy positiva, fui invitado a la entrevista en la casa central con el personal técnico. El ambiente era juvenil y estimulante. La empresa era seria y de elevada profesionalidad. La elaboración de misiles no reflejaba los principios en los que creo pero dentro de mí existía la esperanza de que me ofrecieran un empleo que no me involucrara en la producción de armas. La entrevista salió bien; después de una semana, entre los numerosos candidatos, fui llamado para firmar el contrato de trabajo. En el contrato existía la cláusula de que se trataba de una tarea directamente vinculada a la producción de misiles. Me sentí acorralado. Por un lado era tentador pues se trataba de un trabajo estable, con un contrato por tiempo indeterminado, un sueldo excelente y una posibilidad segura de hacer carrera. Por otro lado estaba mi convicción de ciudadano, pero antes que nada de hombre, comprometido en la construcción de una sociedad no violenta, basada en el respeto de los derechos humanos, en la justicia social, en el justo equilibrio entre las necesidades humanas, el ambiente y la buena utilización de los recursos. Siempre creí en una sociedad en la cual la ambición de algunos no hiera la dignidad del otro y el éxito económico no llevara a olvidar al ser humano. Para complicar esta evaluación se agregaban mis compañeros de estudio que me empujaban a aceptar sin frenarme en estos moralismos. Ellos sostenían la innegable teoría de que un joven de 25 años recién graduado no puede permitirse en estos tiempos, rechazar un trabajo tan ventajoso. Y con miles de argumentos trataban de ponerme frente a la realidad recordándome que yo era una persona privilegiada pero también… ¡inconsciente! Por último, con este trabajo habría podido liberar a mi familia del compromiso de seguir manteniéndome. Además de mi conciencia, un papel decisivo lo jugaron las personas que me rodean más cercanamente: mi familia, mi novia y los Jóvenes por un mundo unido con quienes me he formado. Y que hicieron madurar la idea – que era cada vez más clara- que para construir una sociedad solidaria y no violenta es necesario trabajar concretamente, testimoniando y pagando con la propia persona. Era mi momento de poderlo hacer. Respondí a la empresa que no podía aceptar ese trabajo, expresando con transparencia los motivos. Indudablemente no fue una elección fácil, en especial porque no tenía otro ofrecimiento de trabajo pendiente. Pero no me detuve en esto. Seguí con mi búsqueda y después de algunas semanas, me llegaron otras propuestas de trabajo que me ubicaron donde estoy hoy trabajando, feliz y satisfecho del trabajo que desempeño en Turín como ingeniero aeronáutico en el sector civil». Fuente: Città Nuova Lee también: “Armas, no gracias”

Después de Grand Bassam: un testimonio de la Costa de Marfil

Después de Grand Bassam: un testimonio de la Costa de Marfil

20160329-01«El 13 de marzo pasado la Costa de Marfil y el mundo entero reciberon con estupor la noticia de que la ciudad balnearia de Grand-Bassam había sido duramente atacada por desconocidos y que era aún difícil contar el número de las víctimas», escriben Jeanne Kabanga y Damase Djato, de los Focolares de Abidjan. «Es posible imaginar el estrago porque durante el fin de semana muchas personas llegan a este lugar desde Abijan, ciudad ubicada a 40 km del lugar y llegan también de otras partes de la región, para descansar en esta playa frente al Hotel llamado «La estrella del SUR». Es un lugar muy visitado sobre todo por los turistas de muchas procedencias. Grand-Bassam –recordamos- fue la primera capital de la Costa de Marfil y está clasificada como patrimonio mundial de la UNESCO» MonsJosephSpiteriEse mismo día, 180 personas se habían reunido en Abijan para reflexionar sobre la actualidad del mensaje de Chiara Lubich, quien recibió el premio UNESCO para la educación a la paz, en el año 1996, y el 14 de marzo se conmemoraba el 8º aniversario de su muerte. Entre ellos estaban el Nuncio apostólico de Costa de Marfil, Mons. Joseph Spiteri y el Imán Diara. Cada año, por invitación suya, la comunidad de los Focolares participa en su mezquita en la celebración del Maouloud (conmemoración del nacimiento del Profeta). «De sus palabras –y partiendo de la invitación de Chiara a los actores políticos de vivir el arte de amar como verdadera terapia para nuestra época- hemos descubierto juntos nuestro deber de amar a todos sin distinción, para no perdernos en los fundamentalismos, sino por el contrario cultivando la esperanza y la misericordia». «Nuestra tendencia, en cambio, subrayó el Nuncio, es la de dar lugar a la misericordia antes que al juicio», pues, «si los musulmanes y los cristianos se amaran», subrayó el Imán, «el mundo se salvaría». Los jóvenes y los chicos que estuvieron presentes hablaron sobre su compromiso en la recolección de firmas por la paz.  Después de haber preparado con esmero fragmentos de mensajes de Gandhi, de la Madre Teresa de Calcuta, de Chiara Lubich, del Dalai Lama, salieron a la calle a distribuirlos entre la gente. «No era fácil acercarse a los adultos para presentarles el proyecto – que continuaremos distribuyendo también durante la Semana del Mundo Unido- pero vencimos nuestro temor». El relato de los más pequeños es lo que más impactó a los presentes, también porque estaba impregnado de muchos episodios concretos que hablaban de su compromiso de ser “mensajeros de paz” en su propio ambiente. «Una vez, en casa – cuenta Marie Lucie- mi hermana más chica no había lavado los platos. En el momento del almuerzo por lo tanto no podíamos comer. Le dije que los lavara, pero no quiso. Me dije a mí misma que – si los lavo yo- realizaré un gesto de paz. Hice así y pudimos comer». «En la escuela – cuenta Prince- algunos compañeros se burlaban de otro, que era más débil; lo insultaban y le pegaban. Con otro muchacho decidimos intervenir, hablamos con ellos, explicándoles los ideales de paz en que creemos y pidiéndoles que lo dejen tranquilo. Dejaron de hacerlo y ahora son todos amigos» 160220_Abidjan_06_ridEn este contexto, también la presentación de la Economía de Comunión, que en Costa de Marfil dio ya algunos pasos, resultó como un posible antídoto para la pobreza y la miseria; acciones, aún pequeñas, como la actividad de Firmin que da clases en uno de los barrios de Abijan. Estas acciones asumen – en el trasfondo de la construcción capilar de la paz- un significado mayor. Y la recolección de firmas por la paz expresó la toma de conciencia personal de cada uno. «Cuando volvimos a casa – continúan Jeanne y Damase- supimos por la televisión la noticia del atentado de Grand Bassam. Después de esta jornada en la cual quisimos hablar y experimentamos la paz, está clara la llamada a ser trabajadores por la paz, practicando todo lo que hemos aprendido y sobre todo tratando antes que nada de conservar la paz dentro nuestro, para poder donarla a nuestro alrededor. Solo así, nos parece, podremos dar nuestra contribución para desarmar el terrorismo y toda clase de rencores».      

El Resucitado

El Resucitado

20160327-a«Una circunstancia providencial me llevó a profundizar en la realidad de Jesús, el cual después del abandono y de la muerte en la cruz,  resucitó. Y no sólo eso, además tuve ocasión de meditar intensamente, con la mente y con el corazón, sobre muchos detalles de la resurrección de Jesús y de su vida después de la resurrección. Y me quedé estupefacta (es la palabra exacta) ante la majestuosidad, la grandiosidad que emanaba de este divino acontecimiento: ante la singularidad del Resucitado, este hecho sobrenatural que, como sabemos, es único en el mundo. Por eso, esta vez no puedo dejar de detenerme para subrayarlo nuevamente. […] La resurrección de Jesús es lo que caracteriza principalmente al cristianismo, lo que distingue a su fundador, Jesús. El hecho de haber resucitado. ¡Resucitó de la muerte! Pero no como resucitaron otros, por ejemplo Lázaro, que más tarde, llegado el momento, murió. Jesús resucitó para no volver a morir nunca, para seguir viviendo, incluso como hombre, en el Paraíso, en el corazón de la Trinidad. ¡Y lo vieron 500 personas! Y está claro que no era un fantasma. Era Él, realmente Él: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado» (Jn 20, 27), le dijo a Tomás. Y comió con los suyos y les habló y se quedó con ellos 40 días… Había renunciado a su infinita grandeza por amor a nosotros y se había hecho pequeño, un hombre entre los hombres, como uno de nosotros.  […] Pero, habiendo resucitado, rompió, superó todas las leyes de la naturaleza, del cosmos entero, y de ese modo se mostró más grande que todo lo que existe, que todo lo que había creado, que todo lo que pueda pensarse. Por eso nosotros, con sólo intuir esta verdad, no podemos dejar de considerarlo Dios, no podemos dejar de hacer como Tomás y, arrodillados ante Él en adoración, confesar y decirle de corazón: «Señor mío y Dios mío». […] Y contemplé con otros ojos lo que Jesús hizo durante aquellos extraordinarios días en la Tierra, después que bajase del Cielo un ángel que desplazó la piedra de su sepulcro y lo anunció, el Resucitado se le apareció en primer lugar a la Magdalena, que era una pecadora, porque Él se había encarnado para los pecadores. Lo vemos por el camino de Emaús, grande e inmenso como era, transformado en el primer exegeta y explicando las Escrituras a los dos discípulos. Lo vemos como fundador de su Iglesia, imponiendo las manos a sus discípulos para darles el Espíritu Santo; lo vemos diciendo esas extraordinarias palabras a Pedro, a quien puso como cabeza de su Iglesia. Lo vemos enviando a sus discípulos a todo el mundo para anunciar el Evangelio, el nuevo Reino fundado por Él, en nombre de la Santísima Trinidad, de la cual había descendido a la Tierra y a la cual, después, alcanzaría plenamente con la Ascensión. […] Y por haber resucitado, he aquí que las palabras que había dicho anteriormente, antes de su muerte, adquirían una luminosidad única, expresando verdades irrefutables. Las primeras de todas, aquellas con las que anuncia también nuestra resurrección. Lo sabía y lo creía porque soy cristiana. Pero ahora estoy doblemente segura: resucitaré, resucitaremos. […]». Chiara Lubich, Unidos hacia el Padre, Editorial Ciudad Nueva , Madrid 2005, p.113-116