Movimiento de los Focolares

Se va a Dios a través del hombre

Las inseguridades derivadas de los desafíos mundiales como la globalización, el cambio climático y la pandemia del coronavirus parecen despertar en muchas personas una nueva necesidad de vida espiritual. Pero una espiritualidad para hoy -dice Chiara Lubich en el siguiente texto- se caracteriza por una fuerte dimensión comunitaria.    Una de las características más originales de la espiritualidad de la unidad reside en su dimensión comunitaria. Sabemos que, en estos dos mil años desde la venida de Jesús, la Iglesia ha visto florecer en su seno, una tras otra y a veces simultáneamente, las más bellas y ricas espiritualidades, de modo que la Esposa de Cristo se ha visto adornada con las perlas más preciosas, con los brillantes más singulares, que han forjado y seguirán forjando muchos santos. En medio de este esplendor, siempre ha habido una nota constante: es sobre todo la persona, individualmente, la que va a Dios. […] Pero hoy los tiempos han cambiado. En esta época el Espíritu Santo llama con fuerza a los hombres a caminar junto a otros hombres, e incluso a ser un solo corazón y una sola alma con todos los que lo deseen. Y el Espíritu Santo impulsó a nuestro Movimiento, desde sus inicios, a dar un decidido viraje hacia los hombres. Según nuestra espiritualidad, vamos a Dios pasando precisamente por el hermano. «Yo-el hermano-Dios», decimos. Vamos a Dios junto con el hombre, junto con los hermanos; es más, vamos a Dios a través del hombre […] Así pues, estamos en una época en la que la realidad de la comunión sale a la luz, en la que se busca, además del Reino de Dios en cada persona, también el Reino de Dios en medio de las personas. Además, las espiritualidades más propiamente individuales manifiestan en general exigencias precisas a los que se comprometen más con ellas: la soledad y la fuga de las criaturas para alcanzar la unión mística con la Trinidad dentro de sí. Para proteger la soledad se exige el silencio. Para mantenerse separados de las personas se emplean el velo y la clausura, además de un hábito determinado. Para imitar la pasión de Cristo se hacen penitencias de todo tipo, a veces durísimas, ayunos, vigilias. También en el camino de la unidad buscamos la soledad y el silencio, por ejemplo, para realizar la invitación de Jesús a encerrarnos en nuestra habitación a rezar y huir de los demás cuando nos inducen al pecado. Pero en general acogemos a los hermanos, amamos a Cristo en el hermano, en cada hermano: a Cristo, que puede estar vivo en él o que puede renacer con la ayuda que le damos. Queremos unirnos a los hermanos en el nombre de Jesús para tener garantizada su presencia en medio de nosotros (Cf. Mt 18,20). En las espiritualidades individuales es como si uno estuviera en un magnífico jardín (la Iglesia) observando y admirando sobre todo una flor: la presencia de Dios dentro de sí. En una espiritualidad colectiva se aman y admiran todas las flores del jardín, cada presencia de Cristo en las personas, y se la ama como a la propia. […]

Chiara Lubich

De: Una espiritualidad de comunión. Cf. Chiara Lubich, La doctrina espiritual, Buenos Aires 2005, pp. 62-65.

Gennadios Zervos: por la unidad de dos Iglesias hermanas

Una larga y profunda amistad unió al Metropolita recientemente fallecido al Movimiento de los Focolares. El recuerdo de Gabriella Fallacara, focolarina, especialista en ecumenismo, quien por muchos años fue la responsable del Centro “Uno” por la unidad de los cristianos del Movimiento de los Focolares. “Cuando por primera vez entré en la sencilla casa de Gennadios Zervos,[1] – fui acogida con particular cordialidad: su madre hablaba poco italiano y muy bien el griego, me ofreció un extraño dulce, un pequeño nudo cremoso y blanco, que estaba pegado a una larga cuchara sumergida en un vaso de agua límpida. Su delicado sabor parecía contener todos los matices orientales”. Así empecé mi artículo entrevista a Gennadios Zervos escrito para la revista Città Nuova. Ese primer encuentro se remonta a noviembre de 1970. No sabía que después de pocos meses habría sido elegido por el Patriarca Atenágoras de Constantinopla  y por su Sínodo como nuevo obispo de Krateia. Con ello, después de 275 años, por primera vez en la historia se ordenaba en Italia un nuevo Obispo ortodoxo. Esa atmósfera de “casa” acompañó la amistad con la que desde entonces, el obispo Gennadios nos honró por muchísimos años. Zervos llegó siendo muy jovencito entre los napolitanos, en 1961, cuando tenía veinticuatro años. Ya entonces fue profesor de liceo, docente de patrología griega en Bari, en el Instituto Superior de Teología, escritor de la publicación más importante del mundo griego, la revista Stakis. Se graduó en teología ortodoxa en Constantinopla y en teología católica en la Pontificia Facultad de Teología de Nápoles. La suya fue una carrera prestigiosa, pero ¿cómo fue madurando? En realidad pensaba desarrollar su misión en Grecia, pero el Patriarca Atenágoras le cambió de destino, a Italia, porque –dijo- “era el centro del catolicismo. Y allí tenemos que tener jóvenes teólogos (…), para la unidad de las dos Iglesias hermanas”. Una profecía que se realizó. En el último intercambio de correspondencia de hace algunos meses, así expresaba nuestra común alegría: “No olvidaré nunca nuestros encuentros[2]  en Rocca di Papa, me han permitido tener la gran alegría de conocer a Chiara Lubich, a quien he admirado durante muchos años, en nuestros encuentros con los Ortodoxos, pero también en nuestros encuentros con los Obispos Amigos del Movimiento. La última vez que la vi en el Hospital Gemelli; en mi alma vive su espléndida figura, su espléndida personalidad. Para nosotros ella es una columna de amor y de unidad que nos ha hecho conocer el supremo testamento de nuestro Salvador, la Voluntad de Dios: “que todos sean una sola cosa”. Gennadios ha sido un protagonista humilde y tenaz de los “nuevos tiempos” abiertos con el Concilio Vaticano II y traducidos en historia mediante el carisma de la unidad de Chiara Lubich, que él compartió y vivió. Ha traído la riqueza de Su Iglesia de Oriente con sencillez e integridad creando nuevos puentes de respeto, colaboración y comprensión. Ha escrito una parte de la historia de la Iglesia que nos llena de gratitud.

Gabri Fallacara

[1] G. Fallacara, “Atenágoras lo eligió para los nuevos tiempos”, Città Nuova, febrero 1971, pp.32-34. [2] Se trata de los encuentros ecuménicos promovidos por el Centro “Uno”, la secretaría para la unidad de los cristianos del Movimiento de los Focolares. Foto: El Metropolita Gennadios Zervos y Gabriella Fallacara en la 59° Semana ecuménica promovida por el Centro “Uno”, Castel Gandolfo (Italia), 13 de mayo de 2017.

Gennadios Zervos: místico apóstol de la unidad

Gennadios Zervos: místico apóstol de la unidad

Después de algunos días del fallecimiento del Metropolita, publicamos el recuerdo que de él escribió Mons. Piero Coda, docente de Ontología Trinitaria en el Instituto Universitario Sophia de Loppiano (Italia), del que fue Rector de 2008 a 2020. “Tuve una visión: una puerta estaba abierta en el cielo…”. Con estas palabras, extraídas del libro del Apocalipsis, el Metropolita Gennadios Zervos, Arzobispo Ortodoxo de Italia y Malta, amaba describir con mirada sapiencial el encuentro entre el Patriarca Atenágoras y Chiara Lubich. Porque –decía ya Atenágoras– si la puerta está abierta, estamos llamados a atravesarla juntos, y así compartir el estupor y la alegría del don divino de la Unidad. No encuentro palabras más apropiadas para describir la llama que había encendido el corazón e iluminaba la acción del Metropolita Gennadios. Así era este extraordinario e infatigable apóstol de la Unidad entre la Iglesia de Oriente y la Iglesia de Occidente, que hemos conocido en el Concilio Vaticano II y con quien hemos seguido vinculados hasta hoy. Había llegado a Italia en aquel lejano año 1960, desde su Grecia natal, enviado por el Patriarca Atenágoras.  Fue discípulo humilde y fervoroso de la bimilenaria tradición de la Iglesia de Oriente, personificada en la profética figura del Patriarca Atenágoras y en la cual se había formado desde la época de sus estudios en la histórica Escuela teológica de Chalki. Había compartido esa experiencia con quien sería luego el Patriarca Bartolomé; y había abrazado el carisma de la unidad donado por el Espíritu Santo a Chiara Lubich para la Iglesia entera de nuestro tiempo, más allá de las distinciones confesionales. De esa forma vivió, como protagonista activo y discreto, la entusiástica estación inaugurada por la reconciliación entre Roma y Constantinopla, en la conclusión del Vaticano II, sellada con el histórico abrazo entre el Papa Paulo VI y el Patriarca Atenágoras en Jerusalén.  Proseguiría luego por ese camino, con paciencia y sin titubeos, y llegaría a ser un aporte único, en Italia, para fomentar el recíproco conocimiento de las dos Iglesias hermanas.  Nutriéndose siempre, a manos llenas y con íntima alegría, de la luz del carisma de la unidad. Con ese espíritu el Metropolita Gennadios animó su ministerio en la Diócesis Ortodoxa de Italia y Malta, conduciéndola con amplitud de mirada como Arzobispo –el primero después de cuatro siglos– hacia un magnífico florecimiento en la constante búsqueda de la comunión con la Iglesia católica y en diálogo sincero con todos.  Por último, como si fuese la preciosa herencia que quiso dejarnos, promovió intensamente la Cátedra ecuménica Patriarca Atenágoras-Chiara Lubich en el Instituto Universitario Sophia, en sinergia con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla:  “signo –remarcó el día de la inauguración– de nuestro infinito amor por estos dos extraordinarios protagonistas del diálogo del amor”. Soy testigo, y no dejo de sorprenderme siempre, con inmensa gratitud, del amor que profesaba por esa última criatura.  Veía en esa Cátedra el instrumento indispensable para que el ‘milagro’ llovido del Cielo –así se expresaba sobre ese evento–, el encuentro entre Atenágoras y Chiara  –en donde Chiara se había construido un puente vivo entre el Patriarca de Constantinopla y el Papa de Roma, Paulo VI– pudiera dar un nuevo impulso, que él consideraba incluso imprescindible, al camino hacia la plena y visible unidad. Solía repetir: «el amor entre Atenágoras, Chiara y Paulo VI es una realidad tan potente que nadie puede borrarla ya, porque se trata de la presencia de Jesús en medio de ellos”. Con inmensa gratitud recogemos este pensamiento que él, como testigo que fue, nos transmite.  Lo recordamos emocionados con las palabras del Patriarca Bartolomé, quien ha querido celebrar los muchos y luminosos carismas que el Metropolita tenía y de los que hemos gozado y que ahora con plena luminosidad contemplamos: “entre ellos los más grandes fueron la humildad y la dulzura, la paz y la sabiduría, y los mayores de todos el amor por la Madre Iglesia y la fe en ella”.

Piero Coda

 

Evangelio vivido: compañeros de viaje

Como Jesús, nosotros también podemos ir al encuentro de nuestro prójimo sin miedo, ponernos a su lado para caminar juntos en los momentos difíciles o alegres, valorar sus cualidades, compartir bienes materiales y espirituales, alentar, dar esperanza, perdonar.   El arte de enseñar Durante la pandemia yo también como mis colegas, impartí mis clases a través de los medios digitales.  Al comienzo todo era novedad y por ende había participación por parte de los chicos, pero con el tiempo algunos listillos encontraron el modo de hacer alguna otra cosa, desinteresándose lentamente de las clases. En esta variedad de respuestas a mi esfuerzo por ellos, traté de no mostrar preferencias o aprobaciones, sino en cambio poner siempre el acento en la responsabilidad personal, algo que en ese tiempo de crisis resultaba claramente más difícil.  El verdadero dilema, sin embargo, fue cuando hubo que evaluarlos, entre otras cosas porque veía claramente que las tareas escritas que me mandaban carecían de originalidad, por no decir que las habían copiado. Un día les pregunté a los mismos alumnos qué habrían hecho en mi lugar.  Fue la ocasión para examinar a fondo si habían participado o no.  Y –ello me conmovió– ellos mismos se juzgaron. Tal vez una lección de vida así nunca la había vivido. (G.P. – Eslovenia) Superar las crisis juntos No pudimos tener hijos y esa “derrota” nos llevó a ambos a concentrarnos en nuestra carrera. Después de 24 años, nuestro matrimonio estaba en crisis. Él parecía esquivarme.  Me di cuenta de que estábamos pasando de un amor de jóvenes a uno de adultos, y decidí que me correspondía a mí dar un primer paso.  Por ello, le pedí que me acompañara a ver a un especialista. Cuando volvimos a casa, él, visiblemente entristecido, confesó que nunca habría imaginado que yo sufriese tanto y me pidió perdón. Le pedí ayuda a Dios, recé. Me pareció oportuno dejar ese trabajo que me llevaba a sobresalir y traté de estar más presente en casa, más afectuosa y comprensiva.  Fue necesaria mucha dulzura y paciencia, pero ahora nuestra relación ha madurado, ya no está vinculada a expresiones que cuando éramos jóvenes nos parecían esenciales. Hoy oigo de él frases impensables años atrás, como: “No podría vivir sin ti”. Somos como dos compañeros de viaje conscientemente caminando en la tensión hacia la realización el plan de Dios en nosotros dos unidos. (S.T – Italia) Un nieto adolescente Durante el período en que los colegios estuvieron cerrados por la pandemia, mi nieto adolescente se volvió más agresivo que nunca. Vivimos en la misma casa y puedo decir que, como abuela, lo crié, poniéndome en el lugar de los padres; lo acompañé también en momentos difíciles con sus compañeros de colegio y profesores. Un día su reacción a una comida que no le había gustado fue incluso ofensiva. Los primeros pensamientos que tuve fueron juzgarlo duramente, pero enseguida el instinto a amar tomando la iniciativa me hizo ir a la cocina a prepararle rápidamente un postre que a él le gusta. Cuando percibió el aroma que venía del horno, se me acercó, me abrazó y me pidió perdón. No le dije nada, como si no hubiese pasado nada. Entonces él empezó a abrir su corazón y nació un diálogo que no teníamos desde hacía tiempo. Cuando volvieron los padres, para mi sorpresa, les dijo que, respecto de sus compañeros de clase, se sentía un privilegiado por tener una abuela en su misma casa. (P.B. – Eslovaquia) No más quejas A menudo, en lugar de estar agradecidos a Dios por lo que tenemos y de compartirlo con los que no tienen, nos quejamos por la comida que no nos gusta, por la estrechez de nuestra casa, por carecer de cierta ropa, etc. Nos olvidamos de que Jesús considera como si se lo hubieran hecho a él mismo cualquier cosa que hagamos en favor de un hermano nuestro.  Lo que nos hizo cambiar de actitud a mí y a algunos amigos, dándonos un fuerte impulso a fijarnos en las necesidades de los demás, fue el huracán María, que causó víctimas y destrucción en nuestro país. De entre los muchos que quedaron sin techo, también estaba la familia de un compañero de clase: padres y seis hijos que vivían en una especie de sótano, y que habían quedado sin nada. Junto con otros compañeros compuse una lista de las cosas que necesitábamos y organizamos una recolección de fondos con la válida ayuda de los monaguillos de mi parroquia. Cuando fuimos a entregar la “providencia” recogida, era conmovedor ver con qué alegría nuestro compañero y su familia recibieron todo. (Némesis – Puerto Rico)

Recogido por Stefania Tanesini

(extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VI, n.5, septiembre-octubre de 2020)

The economy of Francesco

The economy of Francesco

El encuentro se celebrará online del 19 al 21 de noviembre. Maria Gaglione, del equipo organizativo, ha recogida las historias de los participantes: economistas, investigadores, académicos y profesores universitarios, emprendedores y startupper, estudiantes, activistas y changemakers de 115 países de todo el mundo. “Es fundamental formar y apoyar a las nuevas generaciones de economistas y emprendedores” para adoptar un nuevo modelo de desarrollo que “no excluye sino que incluye” y no genera desigualdades. Hablando a economistas y banqueros, el Papa ha destacado la urgencia de una “reconversión ecológica” de la economía y destacó el papel decisivo de los jóvenes. Sobre estos temas les invitó a debatir en Asís (Italia), donde San Francisco “se despojó de todo para elegir a Dios como protagonista de su vida, se hizo pobre con los pobres (…). De su elección de la pobreza surgió una visión muy actual de la economía”. El encuentro, titulado Economía de Francisco, se realizará on line del 19 al 21 de noviembre. Maria Gaglione, del equipo organizador,  ha recopilado las historias de los participantes: “Los jóvenes que respondieron al llamamiento del Papa son economistas, investigadores, académicos y profesores universitarios, empresarios y startupper y, estudiantes, activistas y agentes de cambio de 115 países de todo el mundo. Ellos mismos son “constructores” de una economía más justa, que apunta a la inclusión. Las universidades, las empresas, las comunidades donde operan son “laboratorios de esperanza”, como las define el Papa, su lema es “Que nadie se quede atrás”, porque quieren una economía que no deje a nadie atrás. En esto se parecen a San Francisco que elige una nueva vida para dedicarse a los últimos”. San Francisco prefirió la lógica del don a la del lucro. ¿Qué significa hacer del trabajo y el estudio un don para los demás? “Estos jóvenes optan por dar su vida, sus capacidades, sus talentos, para darle a todo un sentido más profundo. No pocos, habiendo emprendido una actividad de estudio o laboral, en algún momento optan por cambiar de dirección. Joel Thompson es ingeniero electrónico. Inspirado por la encíclica  Laudato Si, del papa Francisco, decidió comprometerse con la justicia ambiental y social, y ahora vive y trabaja en una aldea indígena en la Guyana amazónica donde se ocupa de formación en 16 aldeas. Diego Wawrzeniak es un emprendedor social brasileño, miembro de la comunidad Inkiri. Trabajó en el sector financiero y después de crear una startup decidió unirse a su comunidad para desarrollar un banco y una moneda local y ahora sigue proyectos que combinan la innovación, el espíritu empresarial y la economía local. Maria Carvalho, de origen indio, creció entre Arabia Saudita y Canadá y trabaja en Londres en políticas energéticas y climáticas. Dice que el mensaje de fraternidad de San Francisco inspira su vida y que ha elegido convertirse en científico social para luchar contra la pobreza y la desigualdad”. Debido a la pandemia, el evento, pensado para marzo, se llevará a cabo on line en noviembre. ¿Cómo será? Se conserva el enfoque original del evento, que fue pensado como una ocasión para dar voz, al pensamiento y las perspectivas de jóvenes economistas y emprendedores. Durante meses, alrededor de 1200 jóvenes de todos los continentes han estado trabajando en los grandes temas de la economía actual, tratando de conciliar dimensiones aparentemente distantes: finanzas y humanidad; agricultura y justicia; energía y pobreza; etc. La cita de noviembre será la etapa fundamental de un proceso ya iniciado para contar la experiencia y el trabajo de estos meses. Las propuestas y reflexiones encontrarán espacio en las distintas sesiones del programa on line, donde los jóvenes dialogarán con economistas y expertos de renombre internacional. Habrá conexiones desde los lugares simbólicos de Asís y momentos en los que los jóvenes contarán sus historias. Y espacios para el arte, la poesía, la meditación, las realidades territoriales. Gran parte del programa estará disponible en streaming conectándose al sitio web www.francescoeconomy.org El Papa nos ha comunicado su presencia.

Claudia Di Lorenzi

Una ecología integral requiere una profunda conversión interior

Una ecología integral requiere una profunda conversión interior

El Papa Francisco envió un mensaje a los participantes de la conferencia de EcoOne, una iniciativa ecológica del Movimiento de los Focolares. El Papa Francisco envió un mensaje a los participantes de la conferencia de EcoOne, una iniciativa ecológica del Movimiento de los Focolares, que tuvo lugar del 23 al 25 de octubre en transmisión en vivo desde el Centro Mariapolis de Castel Gandolfo (Italia). “Saludo a todos los que participan en este Encuentro Internacional que se celebra en el marco del año especial dedicado al quinto aniversario de la Carta encíclica Laudato si’. Expreso mi gratitud a EcoOne, iniciativa ecológica del Movimiento de los Focolares, y a los representantes del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y del Movimiento Católico Mundial para el Clima, que han colaborado para hacer posible este evento. Vuestro encuentro, sobre el tema «Nuevos caminos hacia una ecología integral: cinco años después de la Laudato si’», plantea una visión relacional de la humanidad y el cuidado de nuestro mundo desde diferentes puntos de vista: ético, científico, social y teológico. Recordando la convicción de Chiara Lubich de que el mundo lleva en sí mismo un carisma de unidad, confío en que esta perspectiva suya guíe vuestro trabajo en el reconocimiento de que «todo está conectado» y de que «se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad» (Carta enc. Laudato si’, 91). Entre estos problemas está la urgencia de un nuevo y más inclusivo paradigma socioeconómico, que pueda reflejar la verdad de que somos «una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos» (Carta enc. Fratelli tutti, 8). Esta solidaridad entre nosotros y con el mundo que nos rodea necesita una firme voluntad de elaborar y aplicar medidas concretas que favorezcan la dignidad de todas las personas en sus relaciones humanas, familiares y laborales, combatiendo al mismo tiempo las causas estructurales de la pobreza y trabajando para proteger el medioambiente natural. Lograr una ecología integral requiere una profunda conversión interior, tanto a nivel personal como comunitario. Mientras examinan los grandes desafíos a los que nos enfrentamos en estos momentos, entre ellos el cambio climático, la necesidad de un desarrollo sostenible y la contribución que la religión puede aportar a la crisis ambiental, es esencial romper con la lógica de la explotación y el egoísmo, y promover la práctica de un modo de vida sobrio, sencillo y humilde (cf. Carta enc. Laudato si’, 222-224). Espero que vuestra labor contribuya a cultivar en el corazón de nuestros hermanos y hermanas una responsabilidad compartida de unos con otros, como hijos de Dios, y un compromiso renovado de ser buenos administradores del don de su creación (cf. Gn 2,15). Queridos amigos: Les agradezco una vez más vuestra búsqueda y vuestros esfuerzos de colaboración para hallar nuevos caminos que conduzcan a una ecología integral, por el bien común de la familia humana y del mundo. Mientras manifiesto mis mejores deseos y la oración por vuestras deliberaciones durante este encuentro, invoco cordialmente sobre ustedes, sus familias y colaboradores la bendición divina, fuente de sabiduría, fortaleza y paz. Y les pido, por favor, que se acuerden de mí en sus oraciones”.

Oficina Comunicaciones Focolares

El coraje del perdón

Las restricciones causadas por la pandemia, en particular en los momentos de confinamiento, a menudo han causado o aumentado las tensiones en las relaciones personales. Es necesario el perdón. Pero el perdón requiere fuerza, coraje y entrenamiento. Con frecuencia las familias se deshacen porque no sabemos perdonar. Viejos rencores mantienen la división entre familiares, entre grupos sociales, entre pueblos. Hay quien incluso enseña a no olvidar las ofensas sufridas, a cultivar sentimientos de venganza… Y un rencor sordo envenena el alma y corroe el corazón. Hay quien piensa que el perdón sea una debilidad. No, es la expresión de una valentía extrema, es amor verdadero, el más auténtico porque es el más desinteresado. «Si aman a los que les aman, ¿qué mérito tienen? –dice Jesús–. Esto lo saben hacer todos. Ustedes amen a sus enemigos».[1] También a nosotros se nos pide, aprendiendo de Él, que tengamos un amor de padre, un amor de madre, un amor de misericordia con todos aquellos que encontremos durante el día, especialmente con los que se equivocan. Pero además, a los que están llamados a vivir una espiritualidad de comunión, o sea, la espiritualidad cristiana, el Nuevo Testamento les pide aún más: «Perdónense los unos a los otros».[2] El amor recíproco exige casi un pacto entre nosotros: estar siempre dispuestos a perdonarnos unos a otros. Solo así podremos contribuir a crear la fraternidad universal.

                                                                                                                                             Chiara Lubich

Extraído de: Palabra de Vida, Septiembre de 2002, en: Chiara Lubich, Parole di Vita, pag. 666. Città Nuova Ed., 2017. [1] Cf. Mt 5,42-47 [2] Cf. Col 3,13

Emiratos Árabes Unidos: cuando el trabajo se convierte en desarrollo

Emiratos Árabes Unidos: cuando el trabajo se convierte en desarrollo

En este año especial destinado a profundizar en los principios de la encíclica Laudato si’, nos encontramos con Abdullah Al Atrash, un joven empresario italo-sirio de los Emiratos Árabes Unidos. Como no creyente, se unió a la Economía de la Comunión del Movimiento de los Focolares. En la empresa que dirige, emplea principalmente a migrantes asiáticos y africanos, garantizando un salario y medidas de apoyo social, así como la máxima seguridad para los empleados y el medio ambiente, incluso en este momento de pandemia. Son paquistaníes, indios, nepalíes, filipinos e incluso nigerianos, cameruneses, senegaleses. Tienen en común un pasado de gran pobreza, que les ha obligado a abandonar su patria y su familia y a emigrar, y un presente que trata de mantenerlos alejados de la explotación y de nuevas dificultades. Son muchos de los 212 empleados de Mas Paints, una fábrica de madera y pintura mural fundada en 1989 en Italia y presente desde 2000 en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, país en el que -en comparación con unos 10 millones de habitantes- 9 de cada 10 personas son de origen extranjero. Abdullah Al Atrash, gerente general de la compañía relata a Vatican News acerca de estos “colegas y amigos de la compañía” que fue fundada por su padre y su tío. Escuchar a este joven empresario italo-siropeo de 42 años, licenciado en economía y comercio por la Universidad de Ancona y con un máster en el Instituto Adriano Olivetti de la capital de las Marcas, nos hace pensar en la reflexión sobre la obra contenida en la Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, que lleva al Pontífice a poner de relieve que es “una necesidad”, “una parte del sentido de la vida en esta tierra, un camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal”. La otra persona “Cualquier forma de trabajo -sigue destacando el Papa- presupone una idea de la relación que el ser humano puede o debe establecer con el otro”. Al llegar a Dubai en 2005, Abdullah observó, estudió y, en cierto sentido, hizo suyo el mundo de los trabajadores migrantes. “Fue un trauma para mí ver cómo vive esta gente. Todos los que van de países pobres a trabajar en otros Estados, sean cuales sean, tienen que enviar mucho dinero a casa para mantener a un gran número de parientes, porque todos tienen un sistema de familia extendida, en el sentido de que también ayudan a los padres, hermanos, primos. Entonces hice un cálculo según el cual -explica- en promedio cada uno de ellos tiene que mantener a 10 personas y esto no sólo desde el punto de vista del dinero necesario para hacer las compras, sino también desde el punto de vista del dinero que realmente hace la diferencia entre la vida y la muerte, porque en muchos de esos países no existe un estado de bienestar, por diferentes razones: mucha pobreza, guerra, inestabilidad política, tensiones étnicas o religiosas. Estas personas generalmente trabajan largas horas, con trabajo duro, con salarios muy bajos. He visto casos de personas que trabajan en la construcción y ganan hasta 130-150 euros al mes, privándose de todo para enviar dinero a casa”. Una cultura de la reciprocidad En su Carta Encíclica de 2015 el Pontífice señala cómo “ayudar a los pobres con dinero” puede ser un “remedio temporal para las emergencias”: el “verdadero objetivo” – aclara – debe ser siempre permitirles “una vida digna a través del trabajo”. Ateo, casado con una mujer católica y padre de dos hijos, Abdullah comparte con su esposa Manuela la experiencia del Movimiento de los Focolares y las iniciativas de la Economía de Comunión, lanzada en 1991 por Chiara Lubich para promover una cultura económica basada en la reciprocidad, proponiendo y viviendo un estilo de vida alternativo al dominante en el sistema capitalista. Un camino de vida, el del empresario italo-siropeo, que le llevó a “tener en cuenta los costes de la vida y el mundo en el que viven estos inmigrantes”, adoptando medidas concretas para los trabajadores de su empresa. No fue fácil, confiesa, pero “multipliqué por 5 el salario básico para que pudieran tener una vida absolutamente digna. Y decidí pagarles, no sólo al empleado sino a toda la familia ‘extendida’, los gastos médicos de cualquier tipo y los de la educación de sus hijos – porque sin educación difícilmente encontrarían trabajo – apoyándolos en sus estudios hasta la universidad”. Un bien común El valor predominante parece ser, por lo tanto, ese capital social que es el conjunto de relaciones de confianza, de fiabilidad, de respeto de las reglas indispensables para toda convivencia civil, como señala Francisco en la Encíclica, citando la Caritas in Veritate de Benedicto XVI. Abdullah dice que ha “creado un fondo, que se toma de las ganancias”, para ir más allá en la ayuda a los trabajadores. “El beneficio de la empresa – quiere subrayar – debe servir, en mi opinión, tanto para invertir en la empresa para que pueda crecer, como obviamente para las necesidades de los propietarios, pero también debe ir en igual medida a los empleados de la empresa. De hecho, es un bien común: una empresa es de todos, porque todos trabajan allí y deben servir a todos”. “En cierto momento – continúa – me di cuenta de que, entre los empleados, además de estas necesidades, estaba también el problema de la casa en casa. Lo entendí hablando con la gente, quería establecer una relación humana con ellos y no sólo de trabajo, hablando de mí y de ellos, de nuestras vidas. Esta es la comunidad. Y eso me hizo comprender que, para construir una casa en sus países de origen, tenían dos maneras: intentar sacar dinero de los bancos, pero los bancos no prestan dinero a los pobres, o – y para mí fue doloroso saberlo – recurrir a los usureros, porque la usura está muy extendida en esos países, haciendo luego enormes sacrificios para devolver el dinero y tardando años. Así que traté de entender de cuántas personas estaba compuesta la familia, dónde querían construir la casa y, calculando la cantidad necesaria, les dimos un préstamo, para ser devuelto libremente con el tiempo y de acuerdo con las posibilidades. La suma prestada tiene un tipo cero, aunque el tipo cero no existe porque siempre hay inflación, especialmente en ciertos países”. Una producción que respeta el medio ambiente Durante el año especial convocado por el Papa Francisco hasta el 24 de mayo de 2021 para reflexionar sobre la Encíclica Laudato sí, le preguntamos a Abdullah cómo puede responder su compañía al urgente desafío de proteger el “hogar común”. “Producimos algunas pinturas que no son absolutamente tóxicas, por lo tanto, no son dañinas ni contaminantes. Además, hay otras gamas de productos necesariamente tóxicos, por ejemplo, los disolventes, que también se utilizan ampliamente en el ámbito farmacéutico. Lo importante es que no dañen el medio ambiente, porque el medio ambiente somos nosotros: el Papa nos lo recuerda todo el tiempo. Yo, como ateo, entiendo que el medio ambiente es todo lo que vive”. “Así que en la empresa -continúa- nos proponemos proteger a los trabajadores, para que su salud esté protegida al 100%, invirtiendo mucho en seguridad, en máscaras, sistemas de ventilación y maquinaria que no libere sustancias como los disolventes. En lo que respecta a los residuos, hemos invertido mucho en maquinaria que separa los residuos sólidos, líquidos y gaseosos. Posteriormente, las empresas públicas, del gobierno, vienen a tomarlos y trasladarlos a lugares apropiados y adecuados para su eliminación, para evitar que contaminen el medio ambiente. Porque debajo de nosotros está el mar: ¡cuando cavamos un poco debajo de la fábrica encontramos el mar!”. La pandemia En la emergencia mundial de coronavirus, la preocupación por las condiciones de los trabajadores ha aumentado. “La ola que vino aquí – recuerda Abdullah – fue muy fuerte, golpeó a Irán, Kuwait, Arabia Saudita, todos los países de nuestro alrededor. El período más duro, con cierre total, fue entre marzo y abril. Cuando salieron las primeras noticias del virus, preparamos medidas como la adopción de barreras de vidrio para los empleados, en un espacio similar al mostrador de un banco, el uso de máscaras quirúrgicas, la medición de la temperatura corporal, el respeto de la distancia de seguridad de dos metros, hisopos para todos los empleados, la coordinación diaria con el Ministerio de Salud local. Además, he alquilado unos treinta estudios para observar la cuarentena con seguridad”. Una reunión de convivencia Lo que llama la atención es la palabra “coexistencia” que aparece varias veces en la conversación con Abdullah, incluso cuando recuerda haber participado, a principios de 2019, en la misa del Papa en Abu Dhabi, con motivo del viaje de Francis a los Emiratos Árabes Unidos. “Una magnífica experiencia, fui con algunos de mis colegas y amigos del Movimiento de los Focolares. Había tanta gente, tanto que yo estaba fuera del estadio, en el césped, desde donde se podía seguir el evento a través de pantallas gigantes. Noté que la gran mayoría de los presentes eran católicos, pero también había 5.000 musulmanes, así como algunos grupos de budistas, hindúes y sijs. Transmitieron imágenes del sincero abrazo con el Gran Imán de Al-Azhar Ahamad al-Tayyib. Fue un momento liberador, de encuentro entre el mundo islámico y el mundo occidental, con el Papa que vino aquí con gran humildad: agradeció al país, a las autoridades, al pueblo, en el espíritu de coexistencia, de paz, de tolerancia. Quería decirnos que estar todos juntos es posible”.

Giada Aquilino – Vatican News

El dolor de los Focolares por un caso de abusos en Francia

María Voce: “Inmenso dolor e incondicional cooperación del Movimiento para que se pueda esclarecer la verdad; institución de un organismo de investigación independiente después de una reunión con algunas víctimas de un ex miembro consagrado del Movimiento de los Focolares”.  “Frente a este inmenso dolor estamos convencidos de que el único camino a seguir es ofrecer a las víctimas una escucha total y el reconocimiento de los daños sufridos. Por esta razón quiero reiterar la plena e incondicional cooperación del Movimiento, para que se pueda conocer la verdad sobre los hechos y se haga justicia a las víctimas.” Son las palabras de María Voce, Presidenta del Movimiento de los Focolares, en un comunicado de prensa del 22 de octubre de 2020 sobre el caso de violencia contra menores por parte de J.M.M., ex-miembro consagrado de los Focolares, residente en Francia. Una víctima ha hecho público su caso que se remonta a 1981 y 1982 cuando – entonces tenía quince años – sufrió acoso sexual. Se está constituyendo un organismo independiente a través del cual el Movimiento de los Focolares ha decidido iniciar una investigación extraordinaria tras la reunión con algunas víctimas el 18 de septiembre de 2020. En esa ocasión el Copresidente del Movimiento de los Focolares, Jesús Morán, expresó su dolor y vergüenza por los abusos cometidos por JMM, “así como por el silencio o la falta de iniciativa mantenida durante años por parte de los responsables”. En breve se anunciará la composición de este organismo independiente, que tendrá la tarea de escuchar a las presuntas víctimas, recopilar ulteriores testimonios e indagar sobre eventuales omisiones, encubrimientos o silencios por parte de los responsables del Movimiento. Al final de las investigaciones, el organismo independiente hará público su informe final. A fin de permitir que las investigaciones se lleven a cabo en su totalidad y garantizar su total transparencia, los dos corresponsables de los Focolares en Francia y el corresponsable del Movimiento para Europa Occidental han presentado la dimisión de sus respectivos cargos el 21 de octubre de 2020. Dimisiones aceptadas por la Presidenta de los Focolares.

Joachim Schwind

Comunicado de prensa

¡Ánimo! Los 100 años de Danilo Zanzucchi

El pasado 11 de agosto festejamos los 100 años de Danilo Zanzucchi. Con la esposa Anna María fueron durante más de 40 años los responsables del Movimiento Familias Nuevas. Su historia es una historia muy rica, una historia de amor dado, recibido, generado. Fuimos a visitarlos a su casa, en Grottaferrata… https://vimeo.com/465833781