Movimiento de los Focolares
“Si contemplo Roma…”

“Si contemplo Roma…”

Una exposición dedicada a Chiara Lubich (1920-2008), testigo e inspiradora del valor universal de la fraternidad. Una etapa para quienes estén en Roma en este año jubilar. En el centro de la exposición está el tema de la ciudad, como lugar privilegiado para construir relaciones fraternas, abiertas al mundo. La exposición multimedia ha sido realizada por el Centro Chiara Lubich con la Fundación Museo histórico del Trentino.

El sábado 15 de marzo de 2025, a partir de las 18:30 horas, tendrá lugar la inauguración de la exposición con un momento artístico inspirado en la ficción “Chiara Lubich – El amor lo vence todo” (dirigida por Giacomo Campiotti). Participará el maestro Carmine Padula e interpretará en el piano las piezas que compuso para la banda sonora de la película. Seguirán lecturas teatrales de algunos textos de Chiara Lubich, así como un diálogo sobre algunas secuencias de la ficción, con Saverio d’Ercole, productor creativo de Eliseo Entertainment.

El domingo 16 de marzo de 2025, por la tarde, tendrá lugar un momento dedicado a los jóvenes a partir del texto de Chiara Lubich de octubre de 1949 “Resurrección de Roma”. A continuación, un concierto de piano ofrecido por el maestro Paolo Vergari.

Del 15 de marzo de 2025 al 31 de enero de 2026, la exposición estará abierta de martes a domingo, de 10:00 a 17:00, previa reservas hasta las 20:00 en el Focolare Meeting Point (Via del Carmine, 3 – Roma).

Habrá jóvenes guías disponibles previa solicitud para acompañar a los visitantes.

Información

La cercanía, el estilo de Dios

La cercanía, el estilo de Dios

Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, en sus discursos habló varias veces de la cercanía como el camino de Dios para ser prójimo de la humanidad. Como se lee ya a partir del título de este libro, “La cercanía” es el estilo de Dios, que Jesús nos ha mostrado con su vida. Es también el camino por excelencia para comunicar a los hombres y mujeres de hoy la presencia de Dios. Para conocer mejor los contenidos del volumen hemos entrevistado a las autoras: Judith Povilus y Lida Ciccarelli.

Lida, Judith: ¿de qué habla el libro?

Lida: “Se trata de una recopilación de pensamientos de Chiara Lubich sobre el tema del amor para con los hermanos según la perspectiva de la proximidad. Es un tema muy amado por el Papa Francisco que más de una vez ha pedido que cuidemos el mundo que nos circunda, que seamos prójimos de nuestros hermanos y hermanas según el estilo de Dios: la cercanía, justamente.

Judith “Para la edición en inglés, nos pedían cómo traducir el título. Y la solución responde de algún modo a tu pregunta: Learning closeness from God: aprender de Dios la cercanía, ver y relacionarnos entre nosotros como lo hace Dios que se hizo nuestro prójimo, y así aprender a ser prójimos nosotros de la persona que nos está cerca”.

Judith Povilus, doctora en teología fundamental, es docente emérita de lógica y fundamentos de la matemática en el Instituto Universitario Sophia (Loppiano, Italia). Es autora de: La Presenza di Gesù tra i suoi nella teologia di oggi (1977); Jesús en medio en el pensamiento de Chiara Lubich (1981); Numeri e luce. Sul significato sapienziale della matematica (2013); co-editora de La unidad. Una mirada desde el Paraíso ’49 de Chiara Lubich (2021). La unidad. Una mirada desde el Paraíso ’49 de Chiara Lubich (2021). (2021).

¿Cómo se transmite la presencia de Dios hoy en día, un tiempo en el que hay mucha soledad, indiferencia, guerras y divisiones?

Lida: “Si miramos a nuestro alrededor hay razones para ser pesimistas, y sin embargo como cristianos estamos llamados a dar testimonio del amor de Dios siempre. Para mí, el camino que hay que seguir es el de Jesús: la sociedad de ese entonces no era mejor que la actual; a pesar de ello Jesús donó siempre la vida del cielo. Por lo tanto, nosotros también pongamos amor donde no hay amor, donde hay soledad hagámonos compañeros de vida, donde hay división hagámonos instrumentos de reconciliación y unidad”.

¿Quién es “el que está cerca” al que debemos dar la presencia de Dios?

Judith: “La encíclica Hermanos todos habla de la parábola del buen samaritano en donde el Escriba le pregunta a Jesús: ¿quién es mi prójimo? Jesús le da la vuelta a la pregunta y nos hace entender que todos son candidatos a ser nuestro prójimo. No hay límites, depende de mí hacerme prójimo de los demás. Hacerse prójimo es un acto ‘performativo’. Es hermosa tu pregunta: encontrar a Dios es lo que todo ser humano mayormente espera, aunque no sea consciente. Entonces, dejemos que Dios viva en nosotros, que él a través de nuestro amor impacte los corazones”.

Sucede a menudo que la diversidad que encontramos en el plano cultural, social, político, se manifiesta en fragmentaciones y polarizaciones. Y aumenta el miedo frente a los demás. Chiara Lubich con el ideal de la unidad va contracorriente frente a ese fenómeno.

Lida: “Sí, es justamente así, Chiara va contracorriente. Dentro de nosotros ha impreso una idea simple pero revolucionaria: todos somos hermanos porque hijos del Padre que está en los cielos. Una idea simple, pero que nos hace libres y que derriba el muro de las divisiones. Si la ponemos en práctica, cambia nuestra vida. El otro, no importa quién sea, joven o anciano, de mi misma idea o no, rico o pobre, extranjero o de mi mismo país, tiene que ser visto con ojos nuevos: son hijos del Padre y todos, pero realmente todos, son amados por el Padre como yo”.

Lida Ceccarelli, licenciada en filosofía y teología moral, es docente de Historia de la Iglesia y Teología Espiritual en el Instituto internacional Mystici Corporis (Loppiano-Italia). Ex-miembro de la Comisión para la Espiritualidad en la Secretaría del Sínodo, es Postuladora en el Dicasterio de las Causas de los Santos.

La proximidad es un concepto central tanto en las Iglesias cristianas como en las distintas tradiciones religiosas. Por lo tanto, ¿es el camino para la fraternidad universal?

Lida: “Es exactamente lo que hemos vivido en estos días con un grupo de jóvenes musulmanes chiitas, alumnos del Dr. Mohammad Ali Sahomali, Director del Instituto Internacional para los Estudios Islámicos de Qum en Irán. Esos estudiantes vinieron a la Universidad Sophia, en la ciudadela de Loppiano, para un breve curso de cristianismo. No hemos hablado tanto de fraternidad sino que la hemos puesto en práctica”.

Judith: “A mí me tocaba impartir algunas clases sobre la espiritualidad de la unidad. Hablando de Dios amor les conté la parábola del Hijo pródigo. Les dije: “¿Alguno de ustedes es padre y entiende la profundidad de este amor “condimentado” de misericordia? Siete de ellos eran jóvenes padres de familia. Durante una pausa, me mostraron, con alegría y emoción, las fotos de sus hijos. En ese clima, sus preguntas espontáneas acerca de la espiritualidad hicieron entrar el carisma de la unidad cada vez más en profundidad. Con la alegría se descubrían los puntos en común o se aclaraban las verdades del cristianismo que antes no se habían captado. Constaté que la cercanía, con todos sus matices humanos y con el interés por compartir la vida del prójimo, es sin duda el camino para compartir el regalo que el carisma es para todos, incluso para los no cristianos, y ser juntos constructores de un mundo más fraterno”.

¿Qué consejos se pueden dar a los lectores? ¿Cómo debemos “mirar” al otro?

Lida: “Quizá si el lector ya conoce los escritos de Chiara, le sugeriría que se acercara a ellos como si fuera la primera vez. Y luego detenerse en el momento en el que uno se siente impactado por algo, para ponerse a la escucha de la Sabiduría que está a la puerta y golpea a nuestro corazón”.

Judith: “Sí, porque de hecho los escritos de Chiara en la parte de la antología tienen un gran espesor, con variados géneros y contenidos. No puede leerse el libro todo de golpe. Personalmente cada vez, meditando un escrito u otro, descubro nuevas intuiciones o nuevos pasos que dar”.

Lida: “Entonces, para concluir, ¿qué mirada hay que tener para con el otro, para con el prójimo? La que tuvo Jesús con el joven rico: “mirándolo lo amó”. ¿Cómo habrá sido su mirada? Una mirada amante y gratuita que entra dentro de ti y te dice: tú eres importante para mí, yo te amo así como eres”.

Lorenzo Russo

7 de diciembre: donación y luz

7 de diciembre: donación y luz

(…) Hoy, mirando hacia atrás, podemos comprender qué podía decirnos, hace varios decenios, ese 7 de diciembre de 1943, año del nacimiento de nuestro Movimiento; afirma que un carisma del Espíritu Santo, una nueva luz, descendió esos días a la tierra; una luz que en la mente de Dios tenía que saciar la sed abrasadora de este mundo con el agua de la Sabiduría, calentarlo con el amor divino y hacer nacer así este pueblo nuevo, alimentado por el Evangelio. Esto, ante todo.

Pero como Dios es concreto en su manera de obrar, proveyó inmediatamente a asegurase el primer ladrillo para el edificio, esta Obra que le iba a ser útil para realizar sus planes. Y pensó en llamarme a mí, una chica como cualquiera. Y de allí nació mi consagración a El, mi “sí” a Dios que muy pronto fue seguido por muchos otros “sí” de jóvenes, mujeres y hombres.

Por eso aquel día nos habla de luz y de entrega a Dios de algunas criaturas, como instrumentos en sus manos para sus fines.

Luz y entrega de sí a Dios, dos palabras extremamente útiles en aquel tiempo de desorientación general, de odio recíproco, de guerra. Tiempo de tinieblas, en el que Dios parecía estar ausente del mundo con su amor, con su paz y guía, y parecía que nadie se interesara por Él.

Pero luz y entrega a Dios son dos palabras que también hoy el Cielo quiere repetirnos, cuando en nuestro planeta se prolongan tantas guerras. (…)

Luz que significa Verbo, Palabra, Evangelio, aún tan poco conocido y, sobre todo, demasiado poco vivido.

Chiara Lubich
(Conversazioni, Città Nuova, Roma 2019, p. 665)
Foto: © Archivio CSC Audiovisivi

“Tengo un solo esposo en la tierra”

“Tengo un solo esposo en la tierra”

Han pasado 75 años desde el día en que Chiara Lubich escribió el texto “Tengo un solo esposo en la tierra”, que volvemos a proponer aquí. Un escrito destinado a convertirse desde el principio en un verdadero Manifiesto programático para Chiara y para quienes la seguirían haciendo suya la espiritualidad de la unidad.

El manuscrito autógrafo, conservado en el Archivo Chiara Lubich (en AGMF) y plasmado en una sola hoja a doble cara, registra la fecha de composición: 20-9-49. Publicado por primera vez en 1957 de forma no integral y con algunas variantes en la revista “Città Nuova”, se siguió proponiendo en otras publicaciones de escritos de Chiara, hasta que se retomó, finalmente de forma integral y correspondiente al manuscrito original, en Il grido (Città Nuova, Roma 2000 – Edición en español: “El Grito”, Ciudad Nueva, Madrid, Buenos Aires, 2002), libro que Chiara Lubich quiso escribir personalmente “como un canto de amor” dedicado precisamente a Jesús Abandonado.

El poema nace como una especie de página de diario escrita espontáneamente. Teniendo en cuenta la particular intensidad lírica que lo impregna, podría definirse como un “himno sagrado”. Esta definición parece oportuna si se tiene en cuenta que el término «himno» tiene su origen en el griego hymnos. La palabra, a pesar de ser de etimología discutida, tiene una estrecha relación con el antiguo Hymēn, el dios griego del matrimonio en cuyo honor se cantaba. Por otro lado, la dimensión esponsal en esta composición está más presente que nunca, aunque ─y precisamente porque─ nos movemos en un contexto fuertemente místico. Es precisamente un “canto” de amor a Jesús Abandonado.

El contexto de esta composición nos remonta al verano de 1949, cuando Chiara, con sus primeras compañeras y los dos primeros focolarinos, se encuentra en las montañas –en el valle del Primiero, en Trentino-Alto Adige–, durante un período de vacaciones. Se une a la comitiva, durante unos días, Igino Giordani (Foco), que había tenido la oportunidad de conocer a Chiara en el Parlamento poco antes, en septiembre de 1948, y estaba fascinado por su carisma.

Se trata de un verano “luminoso”, definido así por Chiara misma ya que, recorriendo sus etapas, no dudará en afirmar que precisamente en ese período comprende mejor “muchas verdades de la fe, y en particular quién era para los hombres y para la creación, Jesús Abandonado que todo lo había recapitulado en sí”. “La experiencia fue tan fuerte –señala– que nos hizo pensar que la vida siempre sería así: luz y cielo” (El grito, p. 60). Pero llega el momento –solicitado por Foco mismo– de “bajar de las montañas” para ir al encuentro de la humanidad que sufre, y abrazar a Jesús Abandonado en cada expresión de dolor, en cada “abandono”. Como Él. Solo por amor.

Escribe entonces: “Tengo un solo esposo en la tierra: Jesús Abandonado”.

Maria Caterina Atzori

20-9-49

Tengo un solo Esposo en la tierra: Jesús Abandonado. No tengo otro Dios fuera de Él. En Él está todo el Paraíso con la Trinidad y toda la tierra con la Humanidad.

Por eso lo suyo es mío y nada más.

Y suyo es el Dolor universal, y, por tanto, mío.

Iré por el mundo buscándolo en cada instante de mi vida.

Lo que me hace daño es mío.

Mío el dolor que me acaricia en el presente. Mío el dolor de las almas que están a mi lado (ese es mi Jesús). Mío todo lo que no es paz, gozo, bello, amable, sereno…, en una palabra: lo que no es Paraíso. Porque yo también tengo mi Paraíso, pero es el que está en el corazón de mi Esposo. No conozco otros. Así será por los años que me quedan: sedienta de dolores, de angustias, de desesperaciones, de melancolías, de separaciones, de exilio, de abandonos, de desgarros, de… todo lo que es Él, y Él es el Pecado, el Infierno.

Así enjugaré el agua de la tribulación en muchos corazones cercanos y – por la comunión con mi Esposo omnipotente – lejanos.

Pasaré como Fuego que consume lo que ha de caer y deja en pie solo la Verdad.

Pero hay que ser como Él: ser Él en el momento presente de la vida.

Chiara Lubich
El grito (Ciudad Nueva, Madrid – Buenos Aires 2000, pp. 60-61)

Fuente: https://chiaralubich.org/

Chiara Lubich: la base de la fraternidad universal

Chiara Lubich: la base de la fraternidad universal

Chiara Lubich Chiara Lubich lo intuyó en 1977, cuando recibió en Londres (Gran Bretaña) el Premio Templeton por el progreso de la Religión. Desde entonces, la difusión mundial del espíritu de los Focolares ha contribuido a abrir un diálogo con todas las principales religiones del mundo. Un camino que ni siquiera Chiara había imaginado pero que Dios le mostró, le reveló con el tiempo, a través de acontecimientos y circunstancias como un camino a seguir para alcanzar la unidad.
En este breve extracto, Chiara, respondiendo a una pregunta sobre la relación con otras religiones, revela el secreto para construir la verdadera fraternidad universal: buscar lo que nos une en la diversidad.
La pregunta formulada a Chiara la leyó Giuseppe Maria Zanghì, uno de los primeros focolarinos.
(De una respuesta de Chiara Lubich en el encuentro de los amigos musulmanes, Castel Gandolfo, 3 de noviembre de 2002)

Giuseppe Maria Zanghì: La pregunta es esta: “Quisiera preguntar –o quisiéramos preguntar–: cómo se ha encontrado – ¿cómo te has encontrado tú, Chiara–, en la
relación con las otras religiones, y qué sientes dentro de ti?”.


Chiara Lubich: En la relación con los fieles de otras religiones ¡yo siempre me he encontrado muy bien! Porque aunque sean diferentes hay mucho en común, tenemos mucho en común y esto nos une; en cambio la diversidad nos atrae, nos produce curiosidad.
Por tanto, estoy contenta por dos motivos: porque así conozco otras cosas, me inculturo en la cultura del otro, y también porque encuentro a hermanos iguales, porque creemos en muchas cosas iguales.
La más importante – ya lo dije la otra vez – es la famosa “regla de oro”, es esta frase: “No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti” Esta frase está presente en todas las religiones más importantes, en sus Escrituras, en sus libros sagrados. Y también en el Evangelio para los cristianos.
Esta frase quiere decir – no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti–: trata bien a tus hermanos, estima mucho a tus hermanos, ama a tus hermanos. Y
entonces, cuando ellos descubren esta frase en su Escritura, yo descubro la misma frase en mi Escritura, yo amo, ellos aman, he aquí que nos amamos, y esta es la base para iniciar la fraternidad universal, lo primero, la “regla de oro”.
La segunda pregunta: “¿Qué sientes dentro de ti cuando te encuentras con un hermano de otra religión, o con una hermana?” Siento un gran deseo enseguida de fraternizar, de hacer unidad, de encontrarme en una relación fraterna. […]