Movimiento de los Focolares
María Voce ha regresado a la casa del Padre

María Voce ha regresado a la casa del Padre

María Voce, la primera presidenta que sucedió en el Movimiento de los Focolares (Obra de María) a su fundadora, Chiara Lubich, nos dejó ayer, a los 87 años en su casa de Rocca di Papa (Italia), rodeada por el afecto y las oraciones de muchos.

Lo anunció ayer tarde Margaret Karram –su actual presidenta– a todos los que forman parte de los Focolares en el mundo.

En una nota, también expresó el inmenso dolor que ha suscitado su partida y el vínculo fraterno y filial que la unía a María Voce. “Como primera presidenta del Movimiento de los Focolares, después de nuestra fundadora, supo gestionar con inteligencia, visión de futuro y la necesaria determinación, el difícil paso de nuestra Obra de la fase fundacional a la pos-fundacional. Logró conjugar su luminosa fidelidad al Carisma de la Unidad con la valentía de afrontar los numerosos retos de una asociación mundial como la nuestra, que actúa en tantos niveles de la vida humana, social e institucional.

El nombre ‘Emmaus’, que Chiara Lubich le había dado como programa de vida, se convirtió también en el programa de su gobierno: caminar juntos, de modo sinodal, confiando ─a pesar de los interrogantes y perplejidades que pueden surgir a lo largo del camino─ en la presencia de Dios en medio de los suyos.

Cuando después, en 2021, la sucedí en la presidencia de los Focolares, me acompañó siempre con una cercanía discreta pero presente y con sus consejos llenos de Sabiduría. Además de su preparación espiritual, teológica y jurídica, estaba dotada también de una profunda y acogedora humanidad y de un sentido del humor envolvente y siempre respetuoso. Su estatura humana y sapiencial fue reconocida por las más diversas personalidades religiosas y civiles: el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco; líderes de las distintas Iglesias, e incluso representantes de otras religiones y culturas.

Pocas horas antes de su paso a la otra vida, Jesús Morán y yo pudimos visitarla por última vez. Estaba serena. Me consuela el pensamiento de que, esperándola en el Cielo está la Virgen María, a la que estaba unida por una relación muy profunda, diría existencial”.

Jesús Morán, que estuvo junto a María Voce los primeros seis años de su servicio como copresidente de los Focolares, reconoce que, con su elección, comenzó una nueva etapa para los Focolares. Escribe: «Emmaus pasará a la historia del Movimiento, no solo como la primera presidenta de la fase pos-Chiara Lubich, sino también como quien dio el primer paso innovador-organizativo del Movimiento en la era de la pos-fundación, en perfecta fidelidad creativa al carisma. Durante su primer mandato, cuando la ausencia de Chiara se hacía sentir y podía provocar desaliento, recorrió el mundo para confirmar a los miembros y adherentes de las comunidades de los Focolares en su compromiso por un mundo más fraterno y unido, según el carisma de la fundadora. En el segundo mandato, comenzó a preparar al Movimiento para la fase de inevitable ‘crisis’ que se perfilaba en el horizonte y que el papa Francisco identificó como una gran oportunidad. Y, a propósito, la gran estima que el papa argentino le ha tributado, haciéndoselo notar en cada ocasión, demuestra otra de sus características: su espíritu eclesial.

Siempre he admirado en Emmaus su sobriedad, su libertad interior, su determinación y su capacidad de discernimiento, ayudada por una formación jurídica que hacía su parte.

Gracias, Emmaus, por haber dicho un “sí” solemne en el momento más difícil de nuestra aún breve historia. María te habrá acogido en sus brazos, te habrá presentado a su Hijo y juntos te habrán llevado al seno del Padre, que fue la fuente perenne de tu inspiración».

I funerali si terranno lunedì prossimo, 23 giugno 2025, alle ore 15.00 presso il Centro internazionale dei Focolari a Rocca di Papa (Roma), via di Frascati, 306 – Rocca di Papa (Roma).(*)

Stefania Tanesini

Nota biografica

María Voce nace en Ajello Cálabro (Cosenza – Italia), el 16 de julio de 1937, la primera de siete hijos. Su padre era médico; su madre, ama de casa. Durante su último año de Jurisprudencia en Roma (1959), conoce en la universidad a un grupo de jóvenes focolarinos y comienza a seguir la espiritualidad (de la unidad). Tras finalizar sus estudios, ejerce su profesión en Cosenza, convirtiéndose en la primera mujer abogada en el tribunal de la ciudad. Posteriormente, estudia teología y derecho canónico.

En 1963, siente el llamado de Dios a seguir el camino de Chiara Lubich, al que responde de inmediato. En el Movimiento de los Focolares, a Maria Voce se la conoce como “Emmaus”, nombre que hace referencia al conocido episodio de los dos discípulos que caminan con Jesús después de la resurrección. Ella misma relata cómo Chiara se lo propuso: «Chiara confirmó una intuición que en mi interior yo sentía con fuerza: tenía que dedicar mi vida para que, cuantos tuvieran la oportunidad de encontrarme, hicieran la experiencia de Jesús en medio». Desde ese momento su compromiso es el de construir puentes de unidad, hasta merecer la presencia de Dios entre las personas.

De 1964 a 1972, está en las comunidades de los Focolares en Sicilia (Italia), Siracusa y Catania, y de 1972 a 1978 forma parte de la secretaría personal de Chiara Lubich.

En 1977, Chiara Lubich realiza un importante viaje a Estambul (Turquía), donde desde hacía años cultiva una profunda relación con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Durante esos años María Voce vive precisamente en el focolar de esa ciudad y narra: «Fue una experiencia intensa, no solo por los importantes contactos con las diversas Iglesias y con el islam, sino también porque sentíamos que únicamente Jesús en medio de nosotras nos fortalecía ante los numerosos problemas de esa tierra».

En Estambul, Emmaus establece relaciones ecuménicas con el entonces Patriarca de Constantinopla, Demetrio I, y con numerosos Metropolitas: entre ellos el actual Patriarca Bartolomé I, y con representantes de diversas Iglesias.

En 1988 Chiara le pide a Emmaus que regrese a Italia para trabajar en el Centro Internacional en Rocca di Papa y formar parte de la escuela Abba: Centro de Estudios interdisciplinario de los Focolares, incorporándose en 1995 como experta en Derecho. Desde el año 2000, también es corresponsable de la Comisión Internacional de «Comunión y Derecho», una red de profesionales y académicos involucrados en el ámbito de la justicia. De 2002 a 2007, colabora ​​directamente con Chiara en la actualización de los Estatutos Generales del Movimiento.

El 7 de julio de 2008, pocos meses después del fallecimiento de Chiara Lubich, es elegida presidenta del Movimiento de los Focolares; y el 12 de septiembre de 2014 es reelegida para un segundo mandato. Indicó siempre, como estilo de su presidencia, el compromiso de “privilegiar las relaciones” y tender con todas sus fuerzas al objetivo por el que nació el Movimiento: buscar la unidad a todos los niveles, en todos los ámbitos, siguiendo los caminos del diálogo. Ella misma reiteraba repetidamente la importancia del diálogo. «Si existe el extremismo de la violencia ─afirmó en 2015 en las Naciones Unidas, en Nueva York─, tenemos que responder con igual radicalidad, pero de una forma estructuralmente diferente, es decir, con el extremismo del diálogo».

Han sido numerosos los viajes a todos los continentes para reunirse con las comunidades del Movimiento repartidas por todo el mundo; y para mantener contactos con personalidades del mundo civil y eclesial, de los ámbitos cultural y político, ecuménico e interreligioso: etapas importantes para fortalecer los vínculos de amistad y colaboración emprendidos por el Movimiento de los Focolares y para favorecer el desarrollo del camino de fraternidad entre los pueblos.

Durante su presidencia, tanto con el Papa Benedicto XVI como con el Papa Francisco, María Voce mantiene encuentros y audiencias en las que, por ambas partes, emergen expresiones de estima y afecto fraterno. El 23 de abril de 2010, el Papa Benedicto XVI la recibe en audiencia privada. Respecto a la espiritualidad de los Focolares, el Papa habla de un «carisma que construye puentes, que crea unidad» e invita a proseguir el trabajo con un amor cada vez más profundo y tendiendo a la santidad. En octubre de 2008, participa e interviene en el Sínodo de los Obispos sobre “La Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia”. El 24 de noviembre de 2009, el Papa Benedicto la nombra Consultora del Consejo Pontificio para los Laicos y el 7 de diciembre de 2011, Consultora del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.

El 13 de septiembre de 2013, el Papa Francisco la recibe en audiencia junto con el copresidente, que era entonces Giancarlo Faletti. Emmaus recuerda ese momento: «Nos recibió de inmediato con una cálida bienvenida. Me hizo sentir como en casa. Probé una gran alegría: la de sentirme ante un padre, pero sobre todo ante un hermano. Me sentí hermana suya y este sentimiento permaneció siempre».

Y en otra ocasión, dijo: «El Papa Francisco siempre nos ha animado a avanzar, a acoger los signos de los tiempos para actualizar el carisma –decía él–, recibido para el bien de muchos, dando un testimonio gozoso del mismo ». Una de esas ocasiones fue la visita del Santo Padre a la ciudadela internacional de Loppiano (Florencia, Italia) en 2018. María Voce está allí para darle la bienvenida: «Santo Padre, tenemos un meta elevada, queremos “aspirar a lo alto”. Quisiéramos hacer del amor mutuo la ley de la convivencia, que significa experimentar la alegría del Evangelio y sentirnos protagonistas de una nueva página de la historia».

¡Gracias Emmaús!

¡Gracias Emmaús!

Queridas y queridos todos:

Les escribo con gran dolor y profunda emoción para anunciarles que hoy, a las 17:22, Dios ha llamado a Sí a nuestra Emmaus, María Voce, la primera presidenta del Movimiento de los Focolares después de Chiara Lubich.

Su Santo Viaje se ha cumplido en Rocca di Papa, en su casa, rodeada del cuidado y del amor de las focolarinas de su focolar y de la oración de todos nosotros. Hoy, a primera hora de la tarde, Jesús y yo pudimos visitarla por última vez. Estaba serena.

Me une a ella un gran afecto y una estima inmensa por su entrega a Dios en la Obra de María hasta el final.

Desde mi elección como presidenta, su cercanía, tan discreta pero viva, me ha acompañado siempre, sosteniéndome con sus consejos muy llenos de Sabiduría. Estaba presente en las más diversas ocasiones: fiestas, aniversarios, viajes; me aseguraba sus oraciones, la ofrenda de su vida y a menudo me hacía encontrar un regalo, una flor, un poema suyo.

El nombre “Emmaus” que Chiara le había dado, que evoca la experiencia del Resucitado en camino con nosotros, ha marcado toda su vida. De hecho afirmaba: “¿Cómo se construye la Obra de Dios? ¡Con Jesús en medio!”.

En nuestros corazones quedan grabados su luminosa fidelidad al Carisma de Chiara, el coraje para afrontar los numerosos retos y su fe en la unidad, en la comunión.

Son innumerables los reconocimientos por su estatura humana, espiritual y sapiencial de las más diversas personalidades religiosas y civiles: del Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco; de los líderes de las distintas Iglesias, hasta los representantes de otras religiones y culturas.

El funeral será el próximo lunes, 23 de junio a las 15.00 (hora italiana) en el Centro Internacional de Rocca di Papa.

¡Permanecemos unidos en el amor que une el Cielo y la tierra!

Margaret Karram
Rocca di Papa, 20 de junio de 2025

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A che serve la guerra?

A che serve la guerra?

La guerra è un omicidio in grande, rivestito di una specie di culto sacro, come lo era il sacrificio dei primogeniti al dio Baal : e ciò a motivo del terrore che incute, della retorica onde si veste e degli interessi che implica. Quando l’umanità sarà progredita spiritualmente, la guerra verrà catalogata accanto ai riti cruenti, alle superstizioni della stregoneria e ai fenomeni di barbarie.

Essa sta all’umanità, come la malattia alla salute, come il peccato all’anima : è distruzione e scempio e investe anima e corpo, i singoli e la collettività.

[…]

«Tutte le cose appetiscono la pace», secondo san Tommaso. Difatti tutte appetiscono la vita. Solo i matti e gl’incurabili possono desiderar la morte. E morte è la guerra. Essa non è voluta dal popolo; è voluta da minoranze alle quali la violenza fisica serve per assicurarsi vantaggi economici o, anche, per soddisfare passioni deteriori. Soprattutto oggi, con il costo, i morti e le rovine, la guerra si manifesta una «inutile strage». Strage, e per di più inutile. Una vittoria sulla vita, e che sta divenendo un suicidio dell’umanità.

[…] Dicendo che la guerra è una « inutile strage », Benedetto XV diede la definizione più precisa. Il Card. Schuster la definì « un macello di uomini ». Significa regioni intere distrutte, migliaia e migliaia di povera gente senza più nè casa nè averi, ridotti ad errare per la campagna desolata, fintanto che non venga a falciarli di fame o di freddo la morte.

[…] I vantaggi materiali che si possono trarre da una guerra vittoriosa, non riescono mai a compensare i danni che essa importa ; tanto, che si richiedono parecchie generazioni successive per ricostruire stentatamente tutta quella somma di valori spirituali e morali che erano andati distrutti durante un eccesso di frenesie belliche » [1]. […]

L’ingegno umano, destinato a ben altri scopi, ha escogitato e introdotto oggi strumenti di guerra di tale potenza da destare orrore nell’animo di qualunque persona onesta, soprattutto perché non colpiscono soltanto gli eserciti, ma spesso travolgono ancora i privati cittadini, i fanciulli, le donne, i vecchi, i malati, e insieme, gli edifici sacri e i più insigni monumenti di arte ! Chi non inorridisce al pensiero che nuovi cimiteri si aggiungeranno a quelli tanto numerosi del recente conflitto e nuove fumanti rovine di borghi e città accumuleranno altri tristissimi ruderi ? » [2]. […]

A cura di Elena Merli

Igino Giordani, L’inutilità della Guerra, Città Nuova, Roma, 2003, (terza edizione), p. 3
Foto: Copertina: © RS via Fotos Públicas, Igino Giordani © CSC-Audiovisivi


[1] Card. Schuster, messaggio natalizio 1950.
[2] Pio XII, «Mirabile illud», 1950.

A che serve la guerra?

¿Para qué sirve la guerra?

La guerra es un homicidio en gran escala, disfrazado de una suerte de culto sagrado, como el sacrificio al dios Baal. Y la razón de ella es el terror que inspira, la retórica tras la que se esconde y los intereses que implica. Cuando la humanidad haya progresado espiritualmente, la guerra será incluida entre los ritos cruentos, las supersticiones de los hechiceros y los fenómenos de barbarie.

La guerra es para la humanidad lo que la enfermedad para la salud, o el pecado para el alma. Es destrucción y vergüenza; ataca al alma y al cuerpo, a los individuos y a la colectividad.

[…]

«Todas las cosas apetecen la paz», según Tomas de Aquino. En efecto, todas apetecen la vida. Solo los locos o los enfermos terminales pueden desear la muerte. Y la guerra es muerte. El pueblo no la quiere; la quieren algunas minorías que con la violencia se aseguran provechos económicos o, también, la satisfacción de las peores pasiones. Más que nunca hoy, los costos, las muertes y la destrucción definen a la guerra como una «masacre inútil». Masacre y, además, inútil. Una victoria de la muerte sobre la vida, verdadero suicidio de la humanidad.

[…] Benedicto XV dio la definición más precisa al decir que la guerra es una «matanza inútil». El cardenal Schuster la llamó «una matanza de hombres». Significa regiones enteras destruidas, miles y miles de pobres sin hogar ni bienes, obligados a vagar por la desolada campiña hasta que la muerte los selle de hambre o de frío.

[…] Las ventajas materiales que pueden sacarse de una guerra victoriosa nunca llegan a compensar los daños que ésta ocasiona; tanto es así que se requieren varias generaciones sucesivas para reconstruir laboriosamente toda esa suma de valores espirituales y morales que habían sido destruidos durante un exceso de frenesí bélico»[1]. […] […]

“La inteligencia humana, destinada a otras finalidades, ha inventado y puesto en marcha hoy instrumentos de guerra capaces de despertar el horror en el ánimo de toda persona honesta, sobre todo porque no atacan solo ejércitos, sino que a menudo también a poblaciones civiles, niños, mujeres, ancianos, enfermos, además de destruir construcciones sacras y obras de arte. ¿A quién no espanta la idea de que nuevos cementerios se sumen a los ya numerosos del reciente conflicto y que nuevas ruinas humeantes de barrios y ciudades aumenten las destrucciones anteriores?» [2]. […] […]

Elena Merli

Igino Giordani, La inutilidad de la guerra, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2003, (tercera edición), p. 9.
Foto: Apertura: © RS via Fotos Públicas, Igino Giordani © CSC-Audiovisivi


[1] Card. Schuster, mensaje navideño 1950.
[2] Pio XII, «Mirabile illud», 1950.

El Padre Foresi: los años de su trabajo en la encarnación del carisma

El Padre Foresi: los años de su trabajo en la encarnación del carisma

Tras la publicación de la primera parte de la biografía del Padre Foresi dedicada al período inicial de su vida, salió también la segunda parte, que lleva como título: “La regola e l’eccesso” (La regla y el exceso) de la Editorial Città Nuova, de las tres previstas, que afronta los años que van de 1954 a 1962. ¿Qué surge, para Usted, en este volumen como nota característica de ese período de la vida de Foresi?

Una nota que caracteriza profundamente la vida y la experiencia de Pasquale Foresi en los años indicados se puede expresar de la siguiente manera: era un espíritu libre, de una persona animada por una tensión creativa entre carisma y cultura, movida por la exigencia de traducir espiritual y operativamente la inspiración de Chiara Lubich (el carisma de la unidad) y la necesidad, de alguna manera, de darle espesor teológico, filosófica e institucional, en un contexto eclesial ampliamente preconciliar. El libro lo describe muy bien, como una persona comprometida, junto a Chiara Lubich, en “encarnar” el carisma en formas comprensibles para la Iglesia del tiempo y para el mundo cultural y laico en general. En ese sentido se puede llegar a definirlo, más allá de un cofundador, también como un intérprete eclesial del carisma; como la persona que trataba de hacerlo “explicable” en los códigos de la Iglesia y que quiso ser constructor de puentes entre la dimensión mística de Chiara Lubich y la teología clásica, haciéndola accesible a muchos sin aguarla.

Al mismo tiempo Foresi era un intelectual atípico y un pensador original. A pesar de no haber dejado grandes obras sistemáticas (tampoco se lo había propuesto como tarea específica), ejerció un fuerte impacto en la Obra de María (Movimiento de los Focolares), justamente en el lapso de tiempo descrito en este volumen. Este segundo libro documenta una existencia dinámica, atravesada por un sentimiento de urgencia, como si las palabras del Evangelio relacionadas con el desarrollo del Movimiento de los Focolares tuvieran que encarnarse “enseguida”, sin postergaciones.

“Don Foresi, un espíritu libre, una persona animada por una tensión creativa entre carisma y cultura”.

Nuestro entrevistado, el profesor Marco Luppi, investigador de Historia Contemporánea en el Instituto Universitario Sophia de Loppiano (Italia).

Las más de 600 páginas del texto afrontan no sólo los episodios que se refieren a la vida de Foresi en el período en examen, sino que también trazan la vida y la historia de Chiara Lubich y del Movimiento de los Focolares de esos años, detallando también situaciones y acontecimientos en los cuales él no estuvo presente, como el mismo autor afirma. ¿Por qué piensa Usted que se hizo esa opción editorial?

Zanzucchi incluye eventos y episodios de vida incluso que Foresi no vivió directamente porque su figura no puede separarse de la historia del Movimiento de los Focolares. Contar el contexto, los protagonistas y las dinámicas colectivas permite captar el significado del aporte de Foresi, insertándolo en la trama viva de una experiencia comunitaria. Como afirma claramente en su introducción, Zanzucchi ve en Foresi no sólo un protagonista, sino también un cofundador, o sea uno de los elementos estructurales y constitutivos del Movimiento de los Focolares. Por consiguiente la biografía de Foresi es inseparable de la biografía de la biografía del Movimiento. En otros términos, el autor adopta una perspectiva que podríamos definir “biografía inmersa”: no una simple reconstrucción individual, sino una narración relacional y contextual, en donde el sentido de la figura de Foresi surge del diálogo vivo con otros actores (Chiara Lubich, Igino Giordani, personalidades del ámbito eclesial, etc.) y con la historia colectiva del Movimiento.

El trabajo de Michele Zanzucchi es la primera biografía sobre Foresi. ¿Cuáles cree Usted que son los aspectos de la vida de Foresi que merecerían ulteriores profundizaciones e investigaciones históricas?

A Zanzucchi le gusta decir, a menudo, que él no es un historiador puro, sino más bien un narrador y divulgador atento y escrupuloso y que por lo tanto en varios momentos se tomó esa licencia, con la finalidad de aclarar algún pasaje no demasiado explícito. Pero, sin duda, ése es un trabajo muy importante y un primer esfuerzo por devolvernos la personalidad y la vivencia de Foresi con una mirada completa. Es una mirada, y muchas otras podrá haber, a través de ese mismo espíritu crítico, abierto a múltiples interpretaciones, que debe animar la reconstrucción de la historia de todo el Movimiento de los Focolares y de sus figuras de referencia. Entre las muchas profundizaciones que tienen que ver con posibles futuras investigaciones sobre Foresi, indicaría tres. Una primera sobre el pensamiento teológico y filosófico de Foresi. Zanzucchi destaca que Foresi no fue un teólogo académico, sino más bien un “visionario cultural”, con una producción desperdigada en artículos, discursos y apuntes. Por ello se nota la falta de una exposición orgánica de su pensamiento sobre temas clave como Iglesia, sacramentos, relación fe-razón, etc. Además habría que estudiar la originalidad de su pensamiento eclesiológico, que anticipa algunas intuiciones conciliares. Una segunda investigación podría ser la del rol “político” de Foresi y las relaciones con el mundo eclesiástico romano. El autor menciona repetidamente los vínculos de Foresi con la curia vaticana y con algunas personalidades eclesiásticas. Sin embargo, no queda del todo claro el peso que tuvo Foresi en las mediaciones políticas o eclesiales de la segunda posguerra y por lo tanto sería útil explorarlo, especialmente en los momentos de tensión con la jerarquía. Finalmente, un tercero y estimulante frente podría ser la iniciativa editoral y el “laboratorio cultural” de Città Nuova (Ciudad Nueva). Zanzucchi destaca el rol de Foresi como fundador, director e inspirador de la revista “Città Nuova”. ¿Qué tipo de “cultura” trataba de proponer Foresi? ¿Cómo se posicionaba respecto de otras revistas católicas (Civiltà Cattolica, L’Osservatore Romano, Il Regno)? Tarde o temprano será necesaria una monografía también sobre lo que hizo Foresi como editor y periodista, en el contexto de la prensa católica del siglo XX.

a cargo di Anna Lisa Innocenti
Foto: © Archivio CSC audiovisivi