
Stancio
Estamos casados desde hace 28 años y tenemos tres hijos: Giorgio de 27 años Ioana de 20 y Katerina de 16 años. Vivimos en un pequeño pueblo a 10 km de una pequeña ciudad al sudeste de Bulgaria.
Venimos de un país que en otro tiempo formaba parte del bloque comunista. Después de algunos años de vida familiar, Irina comenzó a frecuentar la iglesia, donde conoció el Movimiento de de los Focolares. No me gustó nada, y debo decir que estaba un poco preocupado porque no quería que interfiriera con nuestra vida familiar. Mi querida mujer a quién amaba mucho, me hablaba con gran amor y entusiasmo, pero yo no quería sentir nada de organizaciones, movimientos o cosas similares. Había vivido, -he sido educado y he trabajado en otra época (sistema totalitario), con una escala de valores distinta. Igualmente he sido un líder en la organización juvenil comunista y he educado personas en este modo. Entonces yo también he vivido con ideas de unidad, igualdad y fraternidad de las que ella hablaba, pero enfocadas a través de otro prisma. Las mías, -las de Lenín- y las suyas, las de Dios, que no conocía y no entendía, pero al mismo tiempo apreciaba el cambio positivo en Irina. Este ha sido un período difícil para todos nosotros.
Irina:Yo crecí en una familia sin fe, a excepción de mi abuela gracias a quién fui bautizada en la Iglesia greco-católica.Cuando nos casamos con Stancio, nos prometimos que cada uno tendría la libertad de realizarse personalmente, actuando de modo independiente y haciendo las propias elecciones,  claro que evitando poner en riesgo la unidad de nuesra familia. Por lo tanto después de muchos años empecé a frecuentar la iglesia sin pensar que hacía algo impropio.Regresando de la Mariápolis, mis familiares me contaron acerca de la atmósfera que habían experimentado, las personas que habían conocido y me dieron un libro sobre Chiara. Y así conocí el movimiento y este nuevo modo de vivir según el evangelio. Empecé a ir a los encuentros, tratando de aplicar en mi vida cotidiana lo que sentía y experimentaba. Comencé con pequeños “actos de amor” tratando de ver a Jesús en los otros y construir la unidad con cada uno. Obviamente más difícil me resultó en mi famiia, porque la manera de pensar de Stancio era contraria a mis nuevas ideas y a mis amigos. En un encuentro, comprendí que debía aceptar a mi marido así como era sin pretender cambiarlo.  He puesto todo “en las manos de Dios” y nunca dejé de rezar por la unidad de nuestra familia. La respuesta no tardó en llegar.
Stancio:Un viaje a la Mariápolis Vacaciones en Eslovenia me cambió para siempre. Me he redescubierto a mí mismo y he encontrado a Dios a través del amor de los otros. Me ha tocado particularmente el hecho que en el Movimiento, ninguno trata de enseñar al otro, de cambiarlo para ser como ellos, de poseerlo o de quitarle la libertad.Lo que me ayudó a “trabajarme” a mí mismo en los años siguientes y a confrontar en la medida de lo posible un ideal con el otro, he descubierto el ideal del Movimiento estaba “fundado” sobre las bases del cristianismo y ésta era su belleza e indestructibilidad. Dentro mío nació el deseo de saber más sobre Cristo. La palabra de vida me ha ayudado a entender cuánto el Evangelio es “vivo” y la posibilidad de vivirlo también hoy. Con el tiempo, llegué a desear ser bautizado. En 2006, decidí ser bautizado en un monasterio ortodoxo donde viven los monjes de San Giovanni di Rila, a quien consideraba mi patrono aún antes del bautiso. Aunque fui bautizado en la Iglesia ortodoxa, no puedo dividir a Cristo y los cristianos entre católicos, ortodoxos y protestantes, y sufro tremendamente por esta división.
Irina:Como ambos conocíamos el movimiento, comenzamos a ayudar más activamente al Focolar y participar de varias iniciativas. Casi simultáneamente, ambos quisimos donarnos completamente a Dios e iniciar nuestra formación como focolarinos casados. Actualmente nos ocupamos de las Familias Nuevas y estamos tratando de vivir en unidad junto al Focolar por todo aquello que sucede en Bulgaria.Durante varios años tuvimos el deseo de ir a Loppiano pero no teníamos la posibilidad. Ahora estamos aquí por un período de cuatro años para conocer mejor la Obra y sus realidades y hacer una experiencia de unidad en esta ciudad de María. También quisiéramos aprender italiano.
 

