Una misión inolvidable

 
También los jóvenes de los Focolares han acogido el desafío del Papa de comprometerse concretamente en la construcción de una nueva sociedad a partir de la fe.

En México es todavía muy sentido el deseo de ir en Misión. Muchos grupos, vinculados a parroquias o a Movimientos y Asociaciones, hacen esta experiencia en el periodo de Semana Santa. Esto refleja lo que dice el Documento Final del Sínodo sobre los jóvenes, que “ha propuesto una intuición muy valiosa, la de ofrecer formas de convivencia de varios días que prevean una ausencia prolongada de los ambientes y de las relaciones habituales (…) una experiencia de vida fraterna, (…) apostólica, sobria con el ambiente, con una oferta di espiritualidad radicada en la oración y en los sacramentos”. También nosotros, jóvenes del Movimiento de los Focolares, hemos hecho esta experiencia en -semana Santa, por tercer año consecutivo, y por segunda vez en algunos pueblitos de cultura indígena: Buena Vista, Torrecillas, Lindero, en las cercanías de la ciudad de Lagos de Moreno, a tres horas de Guadalajara.

Los sacerdotes de esta gran parroquia, que comprende 24 pueblos y aldeas, son sólo dos y solo de vez en cuando llega el padre para celebrar Misa.  En Buena Vista hemos podido organizarlo todo con las personas que habíamos conocido el año pasado. Durante las micro misiones que se han realizado después durante el año, hemos podido cultivar la relación con un grupito de los más comprometidos. Ahora ya hay un clima de familia entre nosotros, se abren más, nos cuentan los muchos desafíos y dolores que viven cada día. En Torrecillas y Lindero se ha empezado de cero.

Entre los misioneros había varios adolescentes, jóvenes y adultos que se han acoplado de forma estupenda, poniendo cada uno su propio talento al servicio de los demás.

Además de tener confiadas todas las celebraciones del triduo pascual en los 3 lugares, hemos llevado a cabo actividades formativas y lúdicas para niños, adolescentes y familias. Hemos visitado a los enfermos y a las familias más pobres, llevándoles alimentos, fruto de la comunión de bienes de nuestra comunidad de Guadalajara. También ésta es una pequeña, pero importante acción del “sendero rojo” y de “hambre cero” (proyectos impulsados por los focolares n.d.r.) en el que todos nos sentimos involucrados.  Se han hecho además coloquios profundísimos y también algunos encuentros de acompañamiento a familias muy jóvenes (todavía adolescentes) y de prevención de las dependencias.

Muy hermoso el Vía Crucis ecológico (muy participado) en el cual, meditando y contemplando la pasión de Jesús, hemos podido reflexionar sobre la enorme crisis ecológica que vive nuestro planeta, haciendo conciencia para un compromiso mayor. En estos territorios se vive en primera persona el desastre ecológico, sobre todo por la contaminación de las aguas, a causa de la zona industrial que se ha desarrollado justamente allí hace unos años, sin una planificación. La ecología es también una preocupación presente en el Plan Pastoral de los Obispos en México.

A la base de nuestras actividades nos hemos comprometido a tener siempre a Jesús entre nosotros: momentos de oración, de meditación y de comunión, a los que hemos tratado de ser fieles cada día, eran siempre muy importantes, hermosos, profundos.

Gracias a esta total y continua donación, ¡todos hemos vuelto llenos de la alegría del Resucitado entre nosotros!

Nos parece que éste es un camino que tenemos que seguir transitando, pues les gusta a todos, nos da la posibilidad de vivir  “en salida”    donando a muchos el gran tesoro de la espiritualidad de la unidad, de la iglesia comunión, tan necesaria en todas partes. Y además nos da la posibilidad de llevar nuestro amor a las periferias existenciales. Y nos ofrece la posibilidad de responder con hechos concretos a otro llamamiento del Plan pastoral de la Iglesia mexicana: “que los  laicos y los Movimientos vayan allí donde la iglesia local  (a través de los sacerdotes y agentes de pastoral) no llega”.

Las personas del lugar se han quedado muy contentas y por eso queremos seguir visitándolos porque, además de los momentos sacramentales, hay necesidades para atender. Nos vemos reflejados en el n° 168 de la Christus Vivit:” la vocación laical es antes que nada la caridad en la familia y la caridad social y política: es un compromiso concreto a partir de la fe, para la construcción de una sociedad nueva”.

Elisabeth Gómez, Guadalajara

Normas(500)