20110905-14

«Encontré la solución para mi vida». «Es un privilegio ver como el carisma de la unidad transforma a las personas». «Cada uno era verdaderamente feliz». Una jornada así no se olvida fácilmente en la historia de los Focolares de Gran Bretaña. Los quinientos provenientes de Inglaterra, Escocia, Galles y una representación de Irlanda se reunieron alrededor de la presidente María Voce y del co-presidente Giancarlo Faletti en el marco de la Friend’s Meeting House de los Cuáqueros de Londres en el sector de Euston. Hay quien necesitó hasta diez horas de viaje con tal de no faltar a la cita.

Lesley, una focolarina anglicana, en su introducción a un documental que ilustró las visitas de Chiara Lubich al Reino Unido, recordó el shock vivido por la reciente revuelta en los barrios londinenses, enmarcándola en la época de una cultura secularizada, de “exaltación del yo”, que a menudo conduce a consecuencias desastrosas. Y subrayó como Gran Bretaña contiene las semillas de una cultura diferente sembrada hace más de 40 años, y cuyas raíces han penetrado profundamente a través del mensaje de Chiara Lubich quien vino a Liverpool en 1965, en la primera de sus ocho visitas que dejaron una huella en la historia de todo el Movimiento de los Focolares, cuando a través del Reverendo Canónico Bernard Pawley fue invitada a hablar de la espiritualidad de la unidad en la catedral anglicana para empezar a remover la montaña de incomprensiones y encaminar el diálogo ecuménico.

Siguieron los testimonios de Eddie de Escocia, de Lucy y David de Gales, de Ann de Inglaterra. Aun siendo historias de ámbitos muy diferentes –diálogo ecuménico, diálogo interreligioso, cuidado espiritual de los ancianos- incidieron por la profundidad y concreción. Una pareja del Congo, que ahora vive en Inglaterra, en cambio, recorrió su propia aventura hecha de fugas por la guerra, dificultades para integrarse y de su relación de pareja superada y vivida en el descubrimiento siempre nuevo del amor recíproco propuesto por el Evangelio vivido. En la tarde el momento clou con la intervención de María Voce y Giancarlo Faletti, quienes respondieron a las numerosas preguntas de los participantes, tocando muchos puntos neurálgicos del país. Sobre todo se refirieron a cómo dar un nuevo impulso al ecumenismo. «Quizás – dijo – María Voce – se necesita un impulso» e invitó a cada uno a despertar en su propia iglesia de pertenencia «el deseo de experimentar el don que Dios nos ha hecho y suscitar el deseo, la sed de fraternidad».

En sus viajes por todo el mundo María Voce y Giancarlo Faletti han encontrado que por lo general el Movimiento ecuménico avanza aun en medio de las diferencias. En Budapest, Chicago, incluso en Tanzania, se pueden citar episodios de experiencias positivas de ecumenismo y la gratitud por parte de los representantes de las varias iglesias hacia los Focolares por su apoyo y compromiso.

El otro gran tema fue el de los desórdenes, los saqueos, la revuelta iniciada en la periferia de Londres y extendida a todo el país. Después de años de trabajo para construir la unidad a algunos les parecía haber perdido todo, como si la violencia hubiese borrado todo avance positivo. ¿Cómo mantener esperanza en esta situación? «A pesar de todo – subrayó con confianza María Voce – yo sigo teniendo esperanza. Me parece que la violencia lo que manifiesta es un gran vacío, una necesidad de amor, es una necesidad extrema que ha de ser considerada, a pesar de que han recurrido a medios equivocados». En suma, se trata de un desafío, «y si respondemos con nuestro amor podremos crear un bien más grande», tal y como ha sido para «tantas personas que hay reaccionado y que se han unido para transmitir señales positivas. «La sociedad – prosiguió Giancarlo Faletti – se debe cuestionar acerca de cuáles valores y modelos culturales está proponiendo y nosotros podemos aportar nuestros valores. Es una invitación a dar más».

20110905-15Parecía que las preguntas no se agotaban nunca: se habló del rechazo de Dios por parte de la sociedad y María Voce: «Nunca he encontrado a nadie que diga que no quiera ser amado. Se puede dar a Dios sólo a través del amor». «Estamos llamados a dar juntos este testimonio, para todos los hombres, todas las religiones, también para los no creyentes. Los valores que consideramos válidos los ponemos a disposición de los demás para construir la fraternidad».

Otra cuestión muy importante se refiere al tema del sacrificio: la idea del “saber perder”, presente en la espiritualidad de la unidad, puede asumir para la cultura anglosajona connotaciones negativas. En la espiritualidad focolarina «se habla del saber perder- explicó María Voce- , pero también de plenitud. Si donas algo, pierdes, pero como hiciste un acto de amor te enriqueces. Quien da gana. La matemática de Dios no se deja vencer en generosidad».

La alegría en la sala era tangible y María Voce habría querido que «de todo el mundo vinieran a ver esta célula viva de los Focolares para saborear los frutos, la fidelidad, la preciosidad que ha sostenido en más de 40 años a todo el Movimiento. La familia del focolar está viva en el amor y con la presencia de Jesús entre nosotros, podemos llevar el Amor de Dios al mundo».

Muchos se acercaron a María Voce y Giancarlo Faletti para un saludo, un beso, un abrazo, una foto de recuerdo. «Es una nueva fase, hay un futuro», «la explicación del significado del sacrificio personal me iluminó acerca de un accidente que tuve siendo joven y que nunca comprendí», «a veces me siento pesimista, pero el optimismo de María Voce y de Giancarlo Faletti me contagiaron», «será una nueva primavera». Son algunas de las impresiones de los participantes.

del enviado Aurelio Molè

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