“Busquemos a Jesús en quien sufre”

 
Propuesta de Chiara Lubich en 1997 a los miembros de los Focolares para prepararse a la llegada de la Navidad.

Navidad 8_Lois IrsaraDesde 1980 los miembros de los focolares mantienen conexiones periódica y mundiales para, en palabras de Chiara Lubich, compartir “alegrías, dolores, esperanzas, proyectos”, experimentando “el amor que va y que vuelve”. Todo ello dirigido también a viajar juntos,… realizando juntos el santo viaje de la vida. Comenzó siendo una conexión telefónica y en la actualidad es audiovisual y a través de internet. Además de compartir noticias, se ofrece un pensamiento espiritual para vivir juntos. A continuación, el que escribió la propia Chiara Lubich en diciembre de 1997. Una propuesta muy actual:

La Navidad está ya cerca, y por ello el pensamiento de hoy debe contribuir a preparar esta fiesta que –sobre todo para los cristianos, aunque no sólo para ellos- es la más sentida del año.

El Verbo se hizo hombre, se hizo niño. ¿Por qué? Sin lugar a dudas, para traernos el Cielo a la tierra, para hacernos partícipes de su Vida celestial.

Y toda esta Vida se concentrada en un don: el amor. Pero no el amor como se concibe aquí abajo, ni siquiera ese que es bueno, que se concreta en limosnas, sino el amor de allá arriba: el amor sobrenatural, el amor-caridad, el amor que está en Dios, el amor que es Dios, el amor que también nosotros tenemos que ser. (…)

Jesús nos trajo este amor porque con él podemos amar adecuadamente a Dios con todo el corazón, el alma y las fuerzas, y amar a nuestro prójimo. Y, sin duda, a cualquier prójimo. Y sin duda a cualquier prójimo nuestro, pues el “arte de amar” nos enseña a amar a todos.

Pero la Navidad revela (y hay una percepción que se siente en estos días en los corazones, incluso de los más alejados de Dios) que, en ese amar a todos los prójimos,  Jesús tuvo, sin lugar a dudas, una predilección: prefería a los pobres, a los desamparados, a los  que sufrían de cualquier forma, es decir, a los enfermos, a los desesperados, a los pecadores…

En nuestros Estatutos que, como sabéis, fotografían nuestra Obra y la presentan proféticamente totalmente proyectada y encaminada a realizar el Testamento de Jesús: “Padre, que todos sean uno” (cf. Jn 17, 21) encontramos (y quizá no nos hayamos fijado en ello como se debe) un artículo que nos recuerda el deber de tener en el corazón la preferencia que tuvo Jesús por los que sufre.

Es el artículo 8, donde se habla de Jesús abandonado. Dice: “[El amor a Él] empuja a estas personas [a nosotros] a prodigarse a favor cualquiera que recuerde, por su situación personal, su doloroso abandono, como las personas desencantadas, traicionadas, equivocadas, pecadoras, alejadas de Dios, huérfanas, separadas”; en definitiva, afligidas.

Es un artículo que, sin duda, encuentra respuesta en nuestro Movimiento y en sus distintas ramas, en las más de mil  obras de  caridad y sociales, grandes y pequeñas, permanentes o temporales a las que muchos nos dedicamos, comenzando por las que son sólidas, estructuradas y llenas de iniciativas como Magnificat, Santa Teresinha, Bukas Palad[1] y otras, hasta la llamada “acción en favor de los 5.000”[2], o las de Jóvenes por un Mundo Unido, conocidas como “el Jesús abandonado cotidiano”[3], etc.

Sí, lo hacemos con gusto porque, entre otras cosas, esperamos que Jesús nos diga un día el definitivo: “A mí me lo hiciste” (cf. Mt 25, 40).

Ahora, al acercarse la Navidad, los que ya trabajan en ello, que se comprometan a realizar todas las cosas con más amor, más dedicación y más tiempo.

Pero como no todos los del Movimiento se dedican a ello, que cada uno trate de vivir mejor el artículo número 8 y ofrezca su amor por lo menos a alguna persona que sufre –con el fin de hacerle un regalo al niño Jesús- y que se haga también con el propósito de seguir atendiéndola después, como a un racimo[4] sui generis, convencidos de que la Providencia de Dios vendrá en su ayuda, como ocurría en los inicios.

Gregorio Nacianceno nos recuerda aquellos inicios: “Antes de que sea demasiado tarde -dice- [y el final de la vida llega pronto) asistid a Cristo, socorred a Cristo, nutrid a Cristo, vestid a Cristo, honrad a Cristo invitándolo a vuestra mesa”.

Así pues, abramos los ojos y busquémoslo a Él. No hay ciudad en la tierra sin una cárcel, o residencias de ancianos, u hospitales para enfermos o toxicómanos, o familias que viven en la miseria o incluso sin techo, como las víctimas de los terremotos, o niños abandonados…

Texto extraído de: Chiara Lubich: Construir el “castillo exterior”. Madrid: Ciudad Nueva, 2004. Pp 41-44


[1] Las dos primeras están en Brasil y la tercera en Manila (Filipinas).

[2] Se refiere al número de personas del Movimiento, esparcidas por el mundo, a las que éste ayuda porque están necesitadas (cf. 2 Co 8, 13 para un ejemplo de la época apostólica).

[3] Por el Jesús Abandonado cotidiano se entiende aquí los desastres provocados en general por catástrofes naturales (terremotos, inundaciones, etc.), que se suceden en el mundo y provocan daños y ruina. Según la espiritualidad del Movimiento, en ellos se reconoce un aspecto de Jesús en la cruz, y los jóvenes ofrecen una respuesta de amor concreto (si están en el lugar, interviniendo directamente, y en el resto del mundo, con recogidas de ayuda para los afectados).

[4] Se refiere al grupo de personas por las que cada uno del Movimiento se interesa directamente para comunicarles la espiritualidad de la unidad.

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