70 latinoamericanos se reunieron en San Pablo del 27 al 31 de Octubre para la Escuela Interamericana de Economía de Comunión (EdC). Los jóvenes, principales destinatarios de la escuela, llegaron desde Argentina, México, Colombia, Bolivia, Guatemala, Cuba y Brasil para esta “escuela de vida”, un laboratorio de comunión, como dijo una de las representantes de la Comisión Internacional de la EdC.
La escuela se ha abierto con una reflexión sobre “Los orígenes: la EdC nace de un carisma”. “La EdC nació en esta Mariápolis, en el contexto del Movimiento de los Focolares –recordaba Andréa Cruz, doctora en Ciencias Religiosas y miembro de la Comisión Internacional de la EdC– y por consiguiente es expresión de un carisma. Surgió como respuesta a una demanda histórica y social, para hacer que las empresas contribuyan a superar las desigualdades, no limitándose exclusivamente a la dimensión material”.
El empresario del Paraná (Sur de Brasil) Armando Tortelli puso de relieve la importancia de aliarse con organizaciones civiles que están también comprometidas en la reducción de las desigualdades sociales y la renovación de la sociedad.
Entre los participantes había estudiantes, docentes, empresarios, profesionales, personas abocadas a los proyectos sociales… la propuesta de la EdC es la de un estilo de vida, la de una nueva cultura que puede ser vivida desde cualquier ámbito.
Los workshops y espacios de intercambio evidenciaron la riqueza y diversidad de puntos de vista, que coexisten y se complementan: sueños, talentos y acciones concretas que abren incluso nuevas perspectivas para la EdC.
Fueron múltiples los paneles donde los empresarios e investigadores han dialogado con los jóvenes y respondido preguntas sobre los problemas actuales y las perspectivas futuras de la EdC. Se abordaron temas de naturaleza ética junto con las diversas realizaciones de la EdC en el continente latinoamericano.
Ser…en relación
Una dinámica colectiva, guiada por el músico Nani Barbosa ha llevado a los participantes a armonizarse recíprocamente y con la naturaleza que rodea la Mariápolis Ginetta, “hay muchos cursos de oratoria pero sabemos poco de ‘escuchatoria’ ”, decía.
Vittorio Pelligra, profesor del Instituto Universitario Sophia de Loppiano y de la Universidad de Cagliari, ha planteado tres interrogantes: “¿Qué significa vivir la comunión en economía? ¿Quién está llamado a llevarla a la práctica? ¿Cómo viven la comunión las empresas de la EdC?” “El hombre –afirmó- es un ser en relación y por eso es imposible pensar en él disociándolo de la relación con los otros”. Presentando conclusiones de experimentos e investigaciones, divididos por edades y estadios de desarrollo, puso de manifiesto las motivaciones y los valores de la cultura del dar. “La vocación de las empresas de la EdC –añadió- es sacar lo mejor de cada persona, creando espacios de empatía e igualdad en los que compartir”.
Gratuidad y don, virtudes de la práctica económica que deben ponerse de relieve
En su intervención de apertura del segundo día de la Escuela, Anouk Grevin, miembro de la Comisión Internacional de la EdC y docente de la Universidad de Nantes y del Instituto Universitario Sophia, reveló cuánto el trabajo no es solo una pura ejecución de deberes y observancia de reglas: quién trabaja da también algo de sí mismo, especialmente si trabaja con creatividad.
Para Grevin, la lógica del don se auto-alimenta, porque es dar, recibir y seguir donando. Quien experimenta la alegría del dar, es capaz de dar todavía más. En la EdC esta lógica del don incide sobre el tipo y el estilo de la gestión y de la comunicación al interior y exterior de la empresa. Y, además, puede contribuir a generar una nueva cultura de la confianza que, a su vez, favorece el surgir de aquel don que está presente en cada persona. Esto construye relaciones y une los varios componentes del mundo empresarial.
Y no solo eso. El don suscita la reciprocidad, la gratuidad. El Don y la lógica del mercado son opuestos, pero pueden convivir en el mercado y en el contrato porque hacen parte de la lógica económica, recordó Anouk. Afirmó también que “esta es la fuerza de la cultura del dar” de la EdC, donde la reciprocidad otorga igual dignidad a quien da y quien recibe.
Al encuentro de las iniciativas de comunión
Los participantes tuvieron la oportunidad de acercarse más a la “práctica” de la Economía de Comunión recorriendo las empresas instaladas en el Polo Spartaco, en las inmediaciones de la Mariapolis.
“Ha sido excepcional ver de cerca este nuevo modo de relacionarse en el seno del mundo laboral. He captado la convicción con la que han acogido la economía de comunión y cómo sienten que esta nueva cultura es parte de sí”, dijo el jóven ingeniero brasileño Luciano Muller de Cornélio Procópio, Paraná.
Una 2da generación para la EdC se abre camino
Para apoyar la realización de los sueños y proyectos de estos jóvenes, los empresarios presentes se declararon completamente disponibles para acompañarlos con su experiencia en el camino -nada fácil- que aquellos que quieren emprender o proseguir con nuevo empuje. La propuesta fue acogida con entusiasmo. Nacía así el Operativo UNO POR UNO. Ya a la conclusión de la escuela, cada uno de los estudiantes recibió de su propio “socio” el certificado de participación. Para muchos este hecho simbolizaba el paso de la posta a la nueva generación en la carrera hacia una Economía de Comunión, para “el que todos sean uno”; la primera y la segunda generación correrían ahora juntas.
Una escuela 100% latinoamericana y 100% internacional
Anouk Grevin, en su intervención conclusiva, manifestó que, desde la fase preparatoria, era clara la expectativa de que la Escuela fuera como un laboratorio que pudiera abrir nuevos caminos para la EdC no solo en América Latina sino también en el resto del mundo.
(Colaboración de Florencia Locascio)