¡Volar alto!

 
María Cecilia Perrín, Sierva de Dios, nos propone recorrer los caminos del Señor que a veces nos parecen una locura.
Cecilia e hijarecorte
Cecilia con su hija Agustina

“Hace días atrás sentía de darle todo a Jesús pero con la voluntad y el pensamiento, no con el sentimiento, no podía de esta forma decirle SI, porque me invadía un gran temor que me lo impedía. El otro día en el quirófano estando sola antes de que me durmieran pude decirle sintiéndolo: Sí Jesús, te doy todo. Cuando desperté sentía una gran tranquilidad pese a que lo que me dijeron era bastante desalentador”.
“Señor quiero ser como Vos quieras que sea; tener la personalidad que desees, ser ante el que está a mi lado como Vos quieras que sea. Tener la belleza que Vos quieras que tenga.”

En una carta que escribe a sus alumnos de 5º año resalta como descubre en la experiencia que vive, detrás del dolor, el Amor de Dios.

“Ahora que se van quiero darles algo de lo que estoy viviendo. Muchas veces hemos hablado de que Dios es Amor. Ahora les puedo decir que es la experiencia más profunda que vivo. La situación es difícil, pero no saben lo que es abandonarse a El y decirle Vos actuá. Esta es tu voluntad, manifestate como Tú lo quieras. El cubre todo, todo. Su amor se hace sentir, pero sentir de veras. Es como que el corazón estalla.
Parece una locura porque no se puede entender: sufrir el dolor físico y experimentar que más allá de ese gran dolor te invade una felicidad que no se te va.
Yo siento que en el dolor uno se desprende de todo y se queda con lo íntimo de uno mismo y en esta intimidad está Dios y El es Amor.
Entonces, si lo descubres y lo aceptas, El te invade, te toma.
Saben que el cáncer es una enfermedad mortal, Yo les puedo asegurar que para mí es algo que me da la vida, que me hizo ver, cómo es espléndido vivirla como Dios la va mostrando. Vieron cómo es Jesús, se sirve de caminos tan raros para llegar a uno…”

Algunos pensamientos que escribió y entregó a su hermano pidiéndole que componga una canción:

“Estuviste en mí desde siempre.
No te busqué. Tu viniste a mi encuentro
Estuviste pero eras desapercibido en mi vida.
Te creía importante pero vivía como si no lo fueras y Tú que eres Amor te quedabas.
No te importó mi indiferencia, no te importó que te cubriera; no te importó que te cambiara el rostro y Vos que sos el Amor Eterno, quisiste que te amara para compartirte.
Irrumpiste en mí para que despertara… qué fuerte despertar, te fuiste abriendo paso.
Ahora solamente tengo existencia en Tu ser.
Quiero vivir para darte gloria
Que mi presencia sea un canto a Ti.
He demorado mucho en desprenderme del mundo pero Tú me has acogido, me has permitido amarte, en el dolor has penetrado en lo más hondo de mi alma”.
Y ahora que he experimentado tenerte dentro mío, todo mi ser te reclama.
Cada momento, cada dolor, cada alegría son tuyos.
Hay momentos en donde el pensamiento pareciera se volviera absurdo, pareciera que la alegría sobrepasa la realidad.
La luz se hace grande y mi corazón rebosa de cantarte Gloria.

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