Soy Anita Martínez, una joven periodista de Córdoba, Argentina, que hace prácticamente 8 meses está trabajando en el Centro Gen, es decir el centro mundial de la rama juvenil del Movimiento de los Focolares en Roma, Italia.
La idea nació, en parte, porque no encontraba trabajo después de terminar la carrera y nació la motivación de dar más de mi tiempo –que era mucho en ese momento- por el Movimiento Gen en mi ciudad y, de ahí, surgió la posibilidad de venir por un año al Centro de la Obra, en Roma, para trabajar por las y los jóvenes de todo el mundo.

La preparación fue intensa, muchos meses de trabajo como profe de tenis, niñera y columnista de tenis en una radio conocida en Argentina: diferentes frentes de donde juntar el dinero del pasaje aéreo. Más adelante la visa, los documentos, las valijas… y a despegar!
¿Qué hago acá ahora? Un poco de todo. Como periodista, doy una mano en la revista bimensual que se difunde para compartir las experiencias de los jóvenes del Movimiento de todo el mundo. Al ser un movimiento que tiene alrededor de 50 años (la rama juvenil) y estar difundido en todas partes, trabajamos con el archivo de cartas, fotos, diapositivas y videos: diferentes canales de comunicación de tantas experiencias vividas y, de ahí, su gran valor.
No me esperaba trabajar en mi profesión, venía dispuesta a lo que fuera y, por lo tanto, para mí es un regalo poder dar una mano en la comunicación de la página web internacional del Movimiento de los Focolares y la Conexión CH (Noticiero televisivo en streaming que se emite cada dos meses a todo el mundo). Gracias a lo cual estoy aprendiendo y creciendo muchísimo profesional y humanamente.

Sin embargo, lo más enriquecedor de todo es sentir que el corazón se agranda cada día hacia el Ideal de Chiara Lubich, ya sea conociendo los diferentes modos sobre como se pone en práctica el “que todos sean Uno” que ella anhelaba y, sobre todo, la cantidad de personas y de ámbitos en los cuales fue y continúa creciendo el Carisma de la Unidad, sin encontrar siquiera un ángulo donde no sea aplicable el modo de vivir que ella descubrió y nos legó, que es el Amor de Dios hacia todos y cada uno.