No estamos solos, Juntos por un Plato Más

 
Una iniciativa en la Ciudad de Buenos Aires para ir al encuentro, durante esta cuarentena, de las personas en situación de calle o que concurren a los comedores comunitarios.

En julio del 2019 leíamos con desazón la noticia: una persona se murió del frío. Vivía en la calle. Y su cuerpo sin alimentación y sin protección no resistió. No podíamos concebir cómo nuestras alacenas estaban llenas y alguien en nuestra misma ciudad no tenía un plato caliente para no morirse.

Así, en la Comunidad judía Bet El iniciamos una campaña: “No seas frío frente al frío”. Improvisadamente apelamos a los buenos corazones de tanta buena gente que estaba dispuesta a no ser indiferente. Y allí hicimos un descubrimiento conmovedor. Nuestros amigos cristianos, especialmente nuestros hermanos focolares, con quienes compartimos estudios y celebraciones se sintieron convocados. Lo nuestro no es diálogo, es vida compartida- nos decían. Desde entonces, todas las semanas, judíos y cristianos cocinamos y salimos a compartir la comida con un grupo cada vez más grande de personas que duermen en la calle o que deambulan buscando alimento y conversación.

Con el tiempo los empezamos a conocer. Sabemos los talles de la ropa, los que necesitan trapos para limpiar vidrios, los pañales, los bebés nuevos, los remedios… así pasamos Navidad con ellos y cada semana. En vacaciones de verano sentimos que el hambre y el dolor no se toma vacaciones así que redoblamos esfuerzos y más familias se sumaron asumiendo la sagrada responsabilidad del amor al prójimo. De pronto una focolarina, una rabina, un padre del colegio Bet El, una profesora de educación física y una mujer que trabaja en la maestranza éramos el equipo que salía a entregar la comida que otros tantos habían preparado. Y allí la comprobación que los actos de misericordia convocan a los corazones generosos de aquellos para los que la fe es una experiencia de santidad cotidiana.

Pero el coronavirus nos sorprendió no sólo por nosotros, que tenemos la bendición de una casa, sino que nos angustiaba el no poder salir a la calle y estar con todos aquellos a los que no se les puede decir “que se queden en casa” porque no la tienen. Rápidamente, quizás antes de llenar nuestras heladeras para intentar no salir, nos organizamos junto a organismos oficiales que se encargarían de dar alimento y refugio a todos ellos, para ponernos a su servicio. Y allí surgió la campaña “Un plato + para – cuarentenas con hambre”; voluntarios, publicistas, diseñadores, sociólogos, rabinos, actores, conductores; todos en una convocatoria de urgencia armamos un plan: proveer a los distribuidores de comida para que sean ellos los que lleguen a quienes más los necesitan.

 

Y nuevamente estamos juntos, judíos y cristianos embarcados en la sagrada tarea de amar a nuestro prójimo y no desentendernos de él. Juntos, la Comunidad Bet El y el Movimiento de los Focolares así como tantas otras organizaciones que decidieron ser parte, nos unimos para intentar paliar la injusticia social y abrazar a nuestro hermano.

El Talmud enseña: “No estás obligado a concluir con la tarea, pero tampoco eres libre de desentenderte de ella”. Nosotros nos estamos ocupando. Y eso nos llena el corazón de esperanza.

Colaboración de la Rabina Silvina Chemen

Participan de la iniciativa: Comunidad Bet El, Instituto Bet El, Instituto de Diálogo Interreligioso, Asociación Yabrudense,, Club Náutico Hacoaj, Sitio Oficial Club Atlético Huracán, Fundación Ana Frank, Movimiento de los focolares, Servicio de Pastoral Universitaria
Las donaciones recibidas hasta el momento ya están llegando a destino (como lo atestiguan las fotos que ilustran esta nota), han ido al Barrio Mugica y a Lomas de Zamora Barrio Olympo y a varias pensiones en CABA. Agradecemos a todos los que están contribuyendo a que realidades durísimas puedan recibir el calor, la cercanía y la esperanza que solo la justicia social bien ejercida por el ser humano puede paliar. Gracias a todos. Se puede colaborar haciendo clik aquí

 

 

 

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