Fazenda “Monte Carmelo”, en Montevideo

 
Se inauguró una nueva Fazenda en Montevideo que recibirá a jóvenes en situación de adicciones. La recuperación se logra a través de tres pilares: trabajo, convivencia y espiritualidad.

El sábado 8 de agosto quedó inaugurada la nueva Fazenda de Montevideo con una misa solemne presidida por el Cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo acompañado por Mons. Martín Krebs, Nuncio Apostólico en Uruguay,  Mons. Heriberto Bodean, obispo de Melo y el obispo auxiliar de Montevideo, Mons Pablo Jourdan y varios sacerdotes que concelebraron. El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, envió, a través del Card. Sturla un mensaje para ocasión y estuvo presente el Ministro de Desarrollo Social. Acompañó el acto un reducido grupo de personas (debido a los cuidados por la Pandemia) de distintas organizaciones eclesiales y parroquiales entre quienes se contaban algunos miembros de los Focolares que animaron la misa.

Esta casa, que llamaron Fazenda “Monte Carmelo” en homenaje a las hermanas carmelitas que donaron la edificación en desuso surge de la necesidad de más espacio en la de Cerro Chato. Varios jóvenes han solicitado ingresar para logar salir de las drogas, pero por temas de cantidad de personas dentro de la casa, no se había podido: “Teníamos que derivar a los chicos uruguayos a las fazendas de Argentina o Brasil. El Card. Sturla nos ayudó mucho y nos propuso que instaláramos una fazenda en un antiguo monasterio abandonado, que había pertenecido a las Hermanas Carmelitas Descalzas”, señaló uno de los dirigentes.

Hasta el presente, en Uruguay existían una fazenda para 18 varones en la localidad de Cerro Chato desde hace 11 años, y una fazenda para mujeres en la ciudad de Melo desde hace cinco. Se trata de casas de rehabilitación de jóvenes que desean abandonar el consumo de drogas, en donde se vive un clima familiar y de contención. Estas casas están coordinadas y administradas por misioneros de la Familia de la Esperanza, una asociación católica de fieles. La metodología de trabajo de la fazenda es denominada trípode, ya que involucra tres pilares en la formación y el acompañamiento de los jóvenes: trabajo, convivencia y espiritualidad.

Un grupo de voluntarios fue el encargado de reorganizar el edificio y aprontar las instalaciones para el gran día de la inauguración de la nueva casa. La casa de Punta de Rieles cuenta con una panadería industrial, huerta y cancha de fútbol. Con el tiempo se irán anexando más iniciativas.

Esta nueva sede permitirá alojar hasta 30 varones. Comenzará con ocho jóvenes y se irán sumando más a lo largo del año. Además de los coordinadores, irán a vivir a la casa otros dos chicos que pasaron su año en la fazenda de Cerro Chato y ahora colaborarán en este nuevo hogar.

Un gesto de comunión extraordinario fue la colaboración de laicos, sacerdotes, comunidades parroquiales, movimientos que pusieron a disposición mobiliario y todo lo necesario para que esta Fazenda pueda comenzar a funcionar.

En el marco del acto inaugural tres de los chicos que se recuperaron en la fazenda de Cerro Chato recibieron un diploma junto con sus familias.

Colaboración y fotos de Santiago Mampel (Montevideo)

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