De la mano del Padre Hurtado y Chiara Lubich

 

Después de dos años de pandemia y justo en el día en que en Chile comenzó el tiempo de Apertura Total que nos permite andar sin mascarilla en lugares abiertos y reunirnos sin restricciones de aforo, la comunidad de Santiago de Chile (con algunos miembros de la comunidad de la VI Región) nos reunimos de manera presencial en el Santuario del Padre Alberto Hurtado, bajo el lema “El valor del Reencuentro… Nosotros somos la Esperanza” y acompañados por un radiante sol primaveral que lo sentimos como un regalo especial de Dios, después de varios días fríos y nublados.

Este momento tan esperado por todos y todas comenzó con una misa profunda y sencillamente solemne en la Parroquia Jesús Obrero, ubicada al lado del Santuario. La comunidad de la Parroquia y su párroco nos acogieron con mucha alegría y generosidad, permitiéndonos cantar nuestros cantos y otros conocidos por todos y todas. Ya desde este momento se sintió la emoción del reencuentro, puesto que nuestra última misa juntos había sido en marzo de 2020 para el Aniversario de la llegada al Paraíso de Chiara.

Luego continuamos con un pic-nic que nos sirvió para ponernos al día y disfrutar la alegría de reencontrarnos y también de conocer a aquellos que venían por primera vez o cuyo primer encuentro con el Movimiento había sido en modo on-line.

Siguió un momento de profundo recogimiento recorriendo los rincones del Santuario cargados del legado del Santo chileno Padre Alberto Hurtado, quien dedicó su vida al cuidado de los más pobres entre los pobres, creando un Hogar de acogida, el Hogar del Cristo, obra que ha perdurado hasta hoy en día. Él, abogado de profesión, también fue un defensor de los derechos de los trabajadores y fue un referente para jóvenes y adultos de todas las clases sociales. Frases como: “La vida nos ha sido dada para buscar a Dios, la muerte para encontrarlo, la vida eterna para poseerlo”; “¿Qué haría Cristo si estuviera en mi lugar?”; “Cristo tuvo esperanza y esa esperanza somos nosotros”, acompañaron nuestro recorrido, que terminó en un momento de reflexión, tomados de las manos de este Santo y de Chiara, dos contemplativos en la acción, que con su vida nos enseñan a volcarnos hacia el prójimo con actos concretos y con una vida anclada en la vida del Evangelio y la profunda unión con Dios. Dentro de este marco y el de los tiempos particulares que se han vivido y se están viviendo en la sociedad chilena, escuchar a Chiara y su meditación del Atractivo de Nuestro Tiempo resonó más fuerte que nunca en cada uno y cada una, lo que se hizo sentir en el momento de comunión en grupo.

Este momento central también tuvo un espacio especial para los más pequeños, en el que pudieron reflexionar sobre qué podemos hacer para ir en ayuda de algún compañerito(a) de clase, algún hemano(a) o amigo(a) que vemos que no lo está pasando tan bien, o que está aislado o triste.

A continuación, realizamos unos juegos en equipo en la explanada del Santuario, gozados por grandes y chicos en un clima de familia que caracterizó todo el encuentro. Y Por último, terminamos en un profundo momento de oración y canto junto a la tumba de San Alberto Hurtado, en el que cada uno y cada una pudo escribir su compromiso de amor concreto para transformar la realidad que nos rodea y depositarlo sobre nuestra bandera chilena que se encontraba sobre la tumba.
Nos despedimos con el corazón lleno de alegría.

Comunidad de Santiago

 

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