Dejando Montreal, la Presidente de los Focolares llegó a “Luminosa”, la ciudadela de los Focolares de Norteamérica, su primera etapa en el “descubrimiento” de los Estados Unidos. Es la primera vez que la presidente y el co-presidente van a los Estados Unidos. Con un tripudio de alegría fue acogida a su llegada a la ciudadela, que se encuentra en la zona de Hyde Park –famosa por ser la cuna del presidente Roosvelt –, a dos horas de distancia en carro de Nueva York. Una pancarta colorida de bienvenida adornada con globos la recibió, al inicio de la calle que conduce a la ciudadela, era la fiesta tributada por sus habitantes que hondean la bandera de estrellas y barras de los Estados Unidos y el estandarte de los Focolares, con la gran estrella dorada sobre un fondo azul, diseñada precisamente aquí por Chiara Lubich en 1990.

La fundadora de los Focolares visitó la ciudadela en 1990 y en 1997. Fueron signos de su cercanía y participación en un proyecto que tenía en su corazón para esta inmensa e influyente nación. La primera idea la tuvo Chiara en octubre de 1984. Desde entonces se empezó a buscar la localidad apropiada y se empezó a recoger el dinero, gracias a la generosidad de tantos y a la intervención de la Providencia.

Se inauguró el 14 de septiembre del ’86, a pesar de que Chiara, a último momento, no pudo participar por motivos de salud. Pero su ausencia marcó el valor profético del contenido del mensaje que dirigió para la solemne ocasión: “Tendrá su belleza y su vocación”, indicaba, y se preguntaba: “¿Será ecuménica o participarán personas de otras religiones?”. Y decía confidencialmente: “Todo hace entender que sí, porque antes que nada tiene que ser la expresión de un pueblo, y como el pueblo americano ha sabido componer en uno a personas, grupos étnicos, proveniente se estados y continentes distintos, así será la ciudadela de los Estados Unidos, un boceto ejemplar de la unidad de los pueblos, aspecto social de la oración de Jesús “que todos sean uno”.

Veinticinco años después, en esas 33 hectáreas han surgido 22 edificios, una piscina al aire libre y una cancha. Los habitantes son unos cincuenta, de varios países del mundo, y durante el verano es numerosa la presencia de quienes quieren compartir por un período prolongado la experiencia de una fraternidad cosmopolita. Casas para familias y para jóvenes, para sacerdotes y religiosas se alternan con las sedes de los Focolares. En el centro de la ciudadela surge la Iglesia dedicada a la Virgen de la Luz. Las distintas salas albergan encuentros hasta para 500 personas, desde muchachos hasta obispos, a familias. Un laguito y un pequeño torrente completan el paisaje, frecuentado por una simpática variedad de animales, entre los cuales amigables ardillas.

En este marco, María Voce y Giancarlo Faletti se encontraron durante dos días con los responsables del Movimiento de Canadá, EEUU, el Caribe y Oceanía. A partir del martes 29 empezó un retiro espiritual para 260 focolarinos y focolarinas de Norteamérica.

Del enviado Paolo Lòriga

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