Movimiento de los Focolares
Amor, unidad, misionariedad: caminando con el papa León XIV

Amor, unidad, misionariedad: caminando con el papa León XIV

Más de 150 delegaciones de todo el mundo, líderes políticos, jefes de varias Iglesias cristianas, representantes de distintas religiones y más de 200.000 fieles de todas partes del planeta han participado en el Vaticano, hoy, 18 de mayo de 2025, de la celebración en ocasión del comienzo del ministerio del papa León XIV. El Pontífice ha querido empezar su camino justamente con el encuentro con los peregrinos, recorriendo en coche la plaza San Pedro y la via della Conciliazione, en un saludo largo, alegre y conmovedor. Luego se detuvo ante la tumba de Pedro, de quien es sucesor, y dio comienzo a la celebración eucarística.

También estaba presente un grupo del centro internacional de los Focolares, en representación de la Presidente del Movimiento, Margaret Karram, y del Copresidente Jesús Morán, que en estos días están de viaje en los Estados Unidos.

“Una experiencia de universalidad de la Iglesia –así define ese momento vivido en la plaza San Pedro Silvia Escandell (Argentina), delegada central de los Focolares–. “Una experiencia de universalidad de la Iglesia –así define ese momento vivido en la plaza San Pedro Silvia Escandell (Argentina), delegada central de los Focolares–. Sentí que el papa León XIV, sin duda también por su carisma, recogía esa profunda diversidad en la unidad. Me impresionó el hecho de que él hubiera destacado dos palabras, ‘amor y unidad’, y que todo su discurso lo desarrollara en ese sentido ”. “También me impactó cuando –sigue diciendo Silvia– se refirió a Pedro a quien Jesús le decía que echara las redes y nos llamó a hacerlo una vez más. Pero sabiendo que son las redes del Evangelio, que va al encuentro de todos los hombres. Me pareció un signo de mucha esperanza, para la Iglesia y la humanidad ”.

En las fotos: plaza San Pedro repleta de fieles, un momento de celebración y el grupo del Centro internacional de los Focolares.

“Para mí hoy ha sido una fuerte experiencia en el camino hacia el mundo unido –dice Ray Asprer (Filipinas) delegado central del Movimiento de los Focolares–. Fue impresionante ver toda esa plaza llena y, sobre todo, escuchar el llamado del papa que expresaba su visión de una Iglesia como instrumento de unidad. Me parecía que era justamente lo que se estaba viviendo allí, en toda su solemnidad, era lo que justamente estábamos experimentando. Estábamos juntos de todo el mundo, alrededor del papa que proclamaba que la misión de la Iglesia es amor y unidad. Sentí una invitación a la unidad como un signo de los tiempos ”.

De esperanza habla igualmente Chiara Cuneo (Italia), consejera del centro internacional de los Focolares y co-responsable del diálogo entre Movimientos y nuevas Comunidades en el ámbito de la Iglesia Católica. “En este tiempo tan oscuro –nos cuenta– la esperanza es una luz que nos guía. Durante la Misa pensé que, a veces, es necesario experimentar el desierto para que se vean brotes de esperanza. Hoy hemos visto uno de esos brotes: hay algo que crece ”.

Las palabras del papa, cuando nos invitaba a caminar juntos –observa– son muy inclusivas también, pues mencionó realmente a todos, estábamos dentro todos, todos, todos”.

Pude saludar –concluye– junto a muchos otros, a algunos fundadores y presidentes de varios Movimientos de la Iglesia. Fue un momento de fiesta, de alegría y de esperanza renovada para cada uno de nosotros. Con el deseo de continuar este camino juntos, y con el propósito de querernos cada vez más, como dijo el papa ”.

Enno Dijkema (Países Bajos) es consejero del centro internacional de los Focolares y co-director del Centro Uno para la unidad de los cristianos. “Había también muchísimos jefes de otras Iglesias cristianas –observa– y el papa dijo justamente que quiere estar en diálogo con todos y quiere ser un servidor de la unidad de la Iglesia de Cristo”. “Me impactó mucho también –nos sigue diciendo– cuando habló de su ministerio y lo describió no como por encima de todos, sino por debajo, como amor, como servicio que es alegría y fe para todos los cristianos y para todo el mundo. Delante de tantos jefes de Estado me pareció un hermoso testimonio, una definición del ‘poder’ entendido como amor y como servicio ”.

Anna Lisa Innocenti

Foto: Vatican Media Live e © A.L.I.-CSC Audiovisivi

Como hermanos

Como hermanos

Es un camino de diálogo y acogida arraigado en el Evangelio el que compartió el Papa Francisco con el Movimiento de los Focolares. Lo cuenta María Voce Emmaus, que fue presidenta del Movimiento durante los primeros ocho años de su pontificado.

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Foto © Vatican Media

Papa Francisco: Todo en Cristo

Papa Francisco: Todo en Cristo

Con profunda conmoción escribo estas líneas sobre el Papa Francisco después de su “vuelo” hacia el Padre. Vuelven a mi mente, solícitos y llenos de significado, los numerosos momentos en los que pude estrechar su mano y sentir la calidez de su sonrisa, la ternura de su mirada, la fuerza de sus palabras, el latido de su corazón predispuesto a una acogida paternal. Y me cuesta creer que estos encuentros ya no tendrán un «mañana» o un «de nuevo» en mi historia.

No pretendo hacer un resumen temático del pontificado de Francisco. Para ello, bastará con revisar los numerosos artículos que se han publicado en estos días, sobre todo, el número especial de L’Osservatore Romano –apenas unas horas después de su muerte– y las evaluaciones más o menos exhaustivas que seguramente se publicarán en breve.

Lo que me mueve interiormente es encontrar ese hilo de oro que teje su misión al frente de la Iglesia, tratar de sintonizarme con el centro de su corazón y de su alma. Y, desde ahí, revivir la relación que mantuvo con la Obra de María a lo largo de estos doce años.

Para hacerlo, he meditado profundamente en sus últimos discursos, porque siento que es ahí donde el Papa Francisco dio lo mejor de sí mismo y donde está la clave de todo su pensamiento y de todas sus acciones.

En el texto que preparó para la Misa de Pascua, hay una cita del gran teólogo Henri de Lubac –francés y jesuita también él– que no puede ser simplemente retórica: «debe bastarnos con comprender esto: el cristianismo es Cristo. No es, en verdad, otra cosa».

Me parece que, si queremos comprender a Francisco, tenemos que referirnos a este absoluto: Cristo, y solo Cristo, todo Cristo. A partir de ahí podemos visualizar el contenido profundo de sus encíclicas y exhortaciones apostólicas, la elección de sus viajes, sus opciones preferenciales, el sentido de las reformas que emprendió, sus gestos, sus palabras, sus homilías, sus encuentros, y sobre todo su amor por los excluidos, los descartados, las mujeres, los ancianos, los niños y la creación.

«No es, en verdad, otra cosa». Por eso se puede decir –utilizando una redundancia– que el catolicismo del Papa Francisco es simplemente un «catolicismo cristiano». El impulso de novedad que ha querido dar a la Iglesia, se apoya en esta orientación: la transparencia de Cristo. En virtud de ello, en muchas ocasiones fue mucho más allá de lo políticamente correcto, o mejor dicho, de lo eclesialmente correcto, sin miedo a ser malinterpretado, y sin miedo a equivocarse, incluso consciente de sus propias “contradicciones”. De hecho, en una entrevista concedida a un periódico español, dijo que deseaba a su sucesor que no cometiera sus mismos errores.

A causa de esta centralidad cristológica, podemos reconocer que hemos vivido –casi sin darnos cuenta– con un Papa profundamente místico. De hecho, así es como el Papa Francisco pensó y vivió la Iglesia: no como organización religiosa, ni como distribuidora de sacramentos; mucho menos como centro de poder económico, social o político, sino como pueblo de Dios, cuerpo de Cristo, que brinda hospitalidad a la humanidad en Su humanidad. La Iglesia, por tanto, abierta a la humanidad, al servicio, porque Jesús es «el corazón del mundo».

A Francisco, reducirlo a un reformador social o a un Papa de ruptura demuestra una tremenda ceguera. A menudo me he fijado en su rostro cuando intercalaba comentarios en sus mensajes, por ejemplo, en el Ángelus dominical. Allí, con la sencillez de un pastor que ama apasionadamente a su rebaño, aparecía su sintonía con lo divino, su sabiduría, su fe cristalina e inmediata, su profunda humildad.

De la centralidad de Cristo derivan, en mi humilde opinión, los dos pilares fundamentales de su magisterio: la misericordia y la esperanza. La misericordia es la expresión de sabernos, como creyentes, enraizados en la historia, personal y colectiva, con todos sus dramas. La esperanza manifiesta la tensión escatológica y salvífica que la determina. Según el pensamiento del Papa, hay misericordia porque hay esperanza; y es la esperanza la que nos da un corazón misericordioso. De hecho, en su homilía preparada para la Vigilia Pascual de este año, Francisco afirma que «Cristo resucitado es el punto de inflexión definitivo de la historia humana». Los importantes mensajes sociales y ecológicos del Papa Francisco se malinterpretan si no se tiene en cuenta esta tensión escatológica centrada en el Resucitado.

La relación de Francisco con el Movimiento de los Focolares ha sido intensa durante los doce años de su pontificado. Le dirigió diez discursos oficiales: a los participantes en las Asambleas de 2014 y 2021; a todos los miembros con motivo del 80º aniversario del nacimiento del Movimiento; a la comunidad académica del Instituto Universitario Sophia…; a las familias-focolar; a los participantes en el encuentro de obispos de diferentes Iglesias; a los participantes en el encuentro sobre la «economía de comunión»; a los participantes en el congreso interreligioso “One Human Family”; a los ciudadanos de la ciudadela de Loppiano; a la Mariápolis de Roma-Aldea por la Tierra. Además, en una ocasión, concedió una audiencia privada a Maria Voce –primera presidenta de la Obra de María después de Chiara– y a mí.

Lo que emerge de estos encuentros es un gran amor y una conmovedora sensibilidad pastoral del Papa Francisco hacia el Movimiento. En la virtuosa circularidad eclesial entre dones jerárquicos y carismáticos, podemos afirmar, por un lado, que el Papa supo captar, apreciar y poner de relieve que el carisma de la unidad –con su énfasis en la espiritualidad de comunión y sus realizaciones concretas en ámbitos eclesiales y civiles muy diversos–, representa un don para el proceso sinodal que toda la Iglesia está viviendo en vistas a una nueva evangelización. Por otro lado, identificó con extrema lucidez los retos y los pasos que el Movimento debe dar necesariamente si quiere permanecer fiel al carisma originario, sabiendo atravesar con humildad la inevitable crisis de la posfundación, transformándola en un tiempo de gracia y de nuevas oportunidades.

El papa Francisco fue para el mundo, un mensaje de fraternidad en todo sentido, radicado en Cristo y abierto a todos. La fraternidad es el único futuro posible. Nosotros, pueblo de la unidad, debemos atesorar esta herencia con humildad, energía y responsabilidad.

Jesús Morán

Foto © Vatican Media

GRACIAS PAPA FRANCISCO

GRACIAS PAPA FRANCISCO

Con profundo pesar he recibido la noticia del regreso a la casa del Padre de nuestro querido Papa Francisco. Junto con toda la Iglesia, lo entregamos a Dios, llenos de gratitud por el extraordinario ejemplo y el don de amor que ha representado para cada persona y para todos los pueblos.

A lo largo de su pontificado, el Santo Padre ha sido en numerosas ocasiones un pastor cercano y afectuoso también para el Movimiento de los Focolares. Siempre nos ha acogido y orientado para testimoniar el Evangelio con valentía y radicalidad.

De los muchos momentos compartidos con él, no olvidaremos sus palabras dirigidas a la Asamblea General de los Focolares, pronunciadas durante la audiencia que nos concedió en 2021:

“…Permanezcan siempre a la escucha del grito de abandono de Cristo en la cruz, que manifiesta la máxima medida del amor. La gracia que produce es capaz de suscitar en nosotros, débiles y pecadores, respuestas generosas y a veces heroicas; es capaz de transformar los sufrimientos e incluso las tragedias en fuente de luz y esperanza para la humanidad”.

Por último, no puedo dejar de testimoniar el amor y la atención personal que el Papa me brindó, especialmente ante los sufrimientos de mi pueblo en Tierra Santa, así como mi profunda gratitud por haberme invitado a participar en el Sínodo sobre la Sinodalidad, donde él mismo nos abrió las puertas hacia una Iglesia sinodal que ahora comienza a dar sus primeros pasos en todo el mundo.

Junto a todo el Movimiento de los Focolares a nivel mundial, me uno a la oración de la Iglesia universal y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, segura de que Nuestra Señora «Salus Populi Romani», de la que él era tan devoto, lo acogerá en el Cielo con los brazos abiertos.

Margaret Karram

Descargar aquí la Declaración de la Presidenta

Un signo de unidad

Un signo de unidad

Este año 2025 la fiesta de Pascua
se celebra el mismo día en todas las Iglesias cristianas.
La felicitación de la presidenta de los Focolares,
Margaret Karram, para esta fiesta
con algunos representantes de varias Iglesias.

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Foto @ Pixabay