Movimiento de los Focolares
50 años del Movimiento Diocesano: una estela de luz

50 años del Movimiento Diocesano: una estela de luz

Hace 50 años, en la ciudad de Ascoli Piceno, ubicada en Italia central, dos sacerdotes focolarinos, el Padre Pino y el Padre Mario, decidieron empezar juntos una actividad normal de apostolado proponiendo algunos encuentros para los jóvenes. Tras algunas semanas, para su sorpresa, vieron que a su alrededor había cientos de jóvenes que querían vivir el Evangelio en el día a día. Estaba naciendo el Movimiento Diocesano, expresión del Movimiento de los Focolares, que tenía y tiene la tarea de vivificar las articulaciones de la Iglesia local a través de la espiritualidad de los Focolares. Un Movimiento que en estos 50 años ha visto realizarse obras de Dios en la diócesis y muchas vocaciones a la vida sacerdotal, laical y religiosa.

El 13 y 14 de diciembre de 2025 en la ciudad de Ascoli Piceno se ha llevado a cabo una ceremonia conmemorativa, con la presencia de Margaret Karram y Jesús Morán –Presidente y Copresidente de los Focolares–, del Cardenal Giuseppe Petrocchi, cofundador del Movimiento Diocesano junto con Chiara Lubich, varios obispos, sacerdotes focolarinos y focolarinas originarios del lugar.

“La relación que tengo con el Movimiento Diocesano es positivo porque aquí en Ascoli Piceno está muy enraizado –afirmó Monseñor Gianpiero Palmieri, obispo de la diócesis, durante el encuentro con Margaret y Jesús–. Los sacerdotes, los laicos y los diáconos del Movimiento diocesano ofrecen a la vida de nuestra diócesis un aporte misionero y evangelizador. Lo que el Movimiento Diocesano puede brindar y brindará como un algo más, en el presente y en el futuro, es justamente esa contribución según su Carisma –que es el de la unidad– a la evangelización misma, con la capacidad de dialogar con todos”.

Por la tarde del 13 de diciembre se han reunido las comunidades de los Focolares de las ciudades de Ascoli Piceno, Téramo, Fermo, Pésaro, Macerata y Cúneo –diócesis, esta última, del Norte de Italia, en donde recientemente ha nacido el Movimiento Diocesano–. “Me sorprende siempre la vitalidad y la alegría de las comunidades que ustedes forman –afirmó Margaret Karram– porque ustedes han sabido atravesar las puertas de las iglesias, de las parroquias y ponerse en red con personas y organizaciones laicas de sus ciudades, demostrando coherencia en la opción evangélica, multiplicando iniciativas de proximidad para con los últimos, los inmigrantes y los marginados. Gracias a la fidelidad de muchísimos de ustedes, hoy podemos decir que el Movimiento Diocesano es una gracia para la Iglesia y para la Obra de María”. Por su parte, Jesús Morán añadió: “El Movimiento Diocesano es fruto del genio eclesial de Chiara Lubich. Es la capacidad de hacer que la Iglesia nazca en un grupo de almas en la comunidad. Aquí en Ascoli Piceno lo hemos experimentado. Chiara con su genio eclesial hizo nacer una comunidad, que es completamente Iglesia al servicio de la Iglesia”.

El el cardenal Giuseppe Petrocchi , que para todos es simplemente el Padre Pino, recorrió algunas de las etapas de los comienzos, resaltando los signos del Espíritu Santo. Luego agregó: “La espiritualidad de la unidad que el Señor le dio a Chiara Lubich y su testimonio ofrecen una intensa luz carismática para explorar también horizontes inéditos, teológicos, pastorales y sociales, teniendo a nuestro lado la humilde Virgen de Nazaret, como madre, maestra y modelo. Para ella y con ella elevamos nuestro Magnificat de alabanza y de reconocimiento. Ustedes hoy aquí son ese Magnificat”.

En los varios testimonios narrados por algunos miembros de las varias comunidades locales se percibía la experiencia de una Iglesia-comunión, pues sabían crear vínculos de caridad entre estructuras y miembros de la Iglesia local, entre carismas y ministerios, y con todos.

El 14 de diciembre, en el prestigioso Teatro Municipal, tuvo lugar una mesa redonda que llevaba como título: “El carisma del Movimiento diocesano de la Obra de María en la Iglesia y en la sociedad actual”. En ese evento han participado instituciones laicas y religiosas, con el alcalde y el obispo, pero también con la presencia de algunos representantes de movimientos y asociaciones católicas y de otras Iglesias, y varios ciudadanos deseosos de conocer algo más.

Monseñor Piero Coda, Secretario General de la Comisión Teológica internacional de la Santa Sede, en su discurso inicial afirmó: “El Movimiento Diocesano se presenta como una original y propicia versión, y como una oportuna “concreción”, de la renovación que ha impulsado y orientado el Concilio. Me refiero al reconocimiento y la valorización de la Iglesia local –la diócesis– como lugar concreto e insustituible de experiencia comunitaria del Evangelio en el ejercicio de su profética encarnación a nivel cultural y social. Y con el corazón y la mente abiertos a todos. En sintonía con el espíritu del Vaticano II y del carisma de la unidad, pueden formar parte del Movimiento Diocesano cristianos de otras Iglesias o Comunidades eclesiales y pueden participar en él personas de otras religiones o personas de convicciones no religiosas. ¿No es acaso todo ello apasionante?”

Por lo tanto, el Movimiento Diocesano puede ser un puente entre el Evangelio y la ciudad y entre sus varios componentes sociales. “Pues bien –agregó Margaret Karram– su alcance hoy es custodiar y encender vínculos, abrir caminos de misión en nuestras Iglesias y en los tantos contextos civiles y ciudadanos. Todo comienza con el amor recíproco, porque si se lo vive genera más comunión en la Iglesia, más fraternidad en nuestros ambientes y más esperanza para el mundo”.

Una experiencia nacida hace 50 años no por casualidad, sino gracias a un recorrido que ha alimentado el alma de la comunidad local en Cristo. “Chiara Lubich no ha fundado el Movimiento Diocesano sentada frente a un escritorio –remarcó Jesús Morán–. En todo caso, ella vio en la experiencia que se estaba llevando a cabo en la Iglesia de esta ciudad (Ascoli Piceno) en los años 70, el sello indeleble de su alma eclesial, de su carisma. Chiara la pudo reconocer que aquí, sobre todo gracias a ese grupo de sacerdotes y jóvenes, la Iglesia de Ascoli Piceno estaba experimentando a Cristo en sí misma. Así ha sido y así deberá ser siempre”.

El Movimiento Diocesano, ya en la década de 1970, estaba encaminando un proceso de sinodalidad en la Iglesia local. Y hoy puede ser, y debe serlo, un instrumento para que el camino sinodal que la Iglesia está atravesando se vuelva vida en las Iglesias locales. Pero “la sinodalidad de la Iglesia necesita –más allá de las equipadas aulas doctrinales– también palestras existenciales. Así lo afirmó el Cardenal Giuseppe Petrocchi en su discurso. El Movimiento Diocesano en este sentido puede ser un laboratorio en donde se aprenda a vivir esa comunión tal cual el Espíritu Santo la va diseñando delante de nosotros en la Iglesia de hoy”.

“Yo soy uno de esos jóvenes que conoció el ideal de la unidad de los Focoalres en Ascoli Piceno a través del Movimiento Diocesano –dijo Luigino Bruni, economista y docente universitario–. Fui a la parroquia porque buscaba a Dios. La experiencia de esos años – éramos unos 200 jóvenes – era muy intensa y rica de idealidad. No entrábamos a un Movimiento, sino al futuro de la Iglesia y del mundo. Estando en Ascoli Picino sentíamos que estábamos cambiando la Iglesia, el mundo y la economía. Tanto fue así que luego opté por todo ello en los años siguientes”.

“Impresiona ver, en la cotidianeidad del Movimiento Diocesano, generaciones distintas vivir y trabajar juntas para sostener y ser un aporte a la vida en las parroquias –subrayó Marie Therése Henderson, del focolar de Ancona–. Además, en la relación entre laicos y sacerdotes, se ve entonces esa realidad simple y profética que la Iglesia espera. Que es la dimensión de la sinodalidad y de la unidad propias de la Iglesia misma”.

Las charlas de los relatores se vieron intercaladas por momentos artísticos con Alessandro Cappella, Enrico Mazzuca, Silvia Capponi, Elena Piermarini y Laura Ubaldi.

Lorenzo Russo
Foto: © Joaquín Masera-CSC Audiovisivi

Recordando los 60 años de la revocación de las excomuniones entre Roma y Constantinopla

Recordando los 60 años de la revocación de las excomuniones entre Roma y Constantinopla

El año 2025, ya todos lo saben, ha sido un año rico de aniversarios y acontecimientos ecuménicos. El encuentro del papa León XIV y del patriarca Bartolomé en Nicea con los líderes de las varias Iglesias y Organismos ecuménicos y a continuación los varios encuentros programados en Estambul han dado testimonio del deseo y compromiso de las Iglesias por continuar el camino hacia la unidad. Otro acontecimientos ecuménico de gran importancia, del que se cumplía el 60° aniversario, es la revocación de las excomuniones entre Roma y Constantinopla que tuvo lugar el 7 de diciembre de 1965 por parte del papa Paulo VI y del patriarca Atenágoras I. Ese fue un evento que dio inicio a una nueva temporada en las relaciones entre católicos y ortodoxos. Paulo VI y el Patriarca Atenágoras, hombres santos, de gran visión y amantes solo de la voluntad de Cristo para su Iglesia, tuvieron la fortaleza de romper la espiral de hostilidad y enemistad encontrándose como hermanos en Jerusalén en enero de 1964. Allí prepararon el terreno para la revocación de esas excomuniones que se habían intercambiado entre los legados del Papa y el entonces patriarca de Constantinopla, allá por el año 1054. El evento marcó el comienzo de un diálogo de la caridad que ha visto a los dos grandes pioneros en un continuo y creciente compromiso para que las dos Iglesias, católica y ortodoxa, se reconocieran nuevamente como Iglesias hermanas.

La Cátedra ecuménica patriarca Atenágoras – Chiara Lubich, del Instituto Universitario Sophia de Loppiano ha promovido un Seminario para destacar la importancia que este evento tiene. Abrieron los trabajos los mensajes del patriarca Bartolomé de Constantinopla, del papa León XIV con la firma del Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, y de Margaret Karram, vice gran canciller del Instituto Sophia y Presidente del Movimiento de los Focolares.

El Papa León XIV puso de relieve la importancia no solo de “reflexionar sobre lo sucedido en el pasado”, sino también de “sugerir nuevos pasos concretos que podemos dar juntos”.

El Patriarca Bartolomé, recordando la centralidad de la Resurrección de Cristo para la fe cristiana celebrada en Pascua, lamentó el hecho de que celebremos esta fiesta aún en casos muy esporádicos en la misma fecha, y remarcó lo que han hecho él y el papa Francisco para resolver la cuestión de la fecha común de la Pascua.

Margaret Karram, en su video-mensaje, al mirar hacia atrás en la historia agradeció a Dios por los milagros realizados, e invitó a mirar hacia adelante y a renovar nuestra esperanza de que la unidad entre las Iglesias será una realidad en el momento y en la forma que solo él conoce, retomando el pensamiento del Patriarca Atenágoras “La unión se realizará. Será un milagro. ¿Cuándo? No lo sabemos. Pero debemos prepararnos. Porque un milagro es como Dios: siempre inminente ”.

Los varios discursos ilustraron los aspectos históricos, espirituales, teológicos y canónicos de este camino. Monseñor Piero Coda, profesor y Secretario General de la Comisión Teológica Internacional, miembro de la Comisión mixta para el diálogo entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa y de la Comisión de los teólogos para el camino sinodal, subrayó que ese gesto profético de la revocación de las excomuniones nos exhorta a vivir, pensar, dialogar, actuar en esa luz y en ese amor en el que podemos preparar y acoger, los unos y los otros, los unos con los otros, el día bendito en el que el Espíritu Santo nos hará trascender –con un milagro de su amor, bajo la mirada tierna y fuerte de María, la llena de gracia y la ‘Theotokos’– todo lo que aún nos separa del momento en el que desbordará la plena compartición entre nosotros de la comunión en Cristo..

Sandra Ferreira Ribeiro, teóloga ecumenista, actual corresponsable del Centro “Uno” del Movimiento de los Focolares, delineó el contexto histórico que precedió y preparó la revocación de las excomuniones y los actos que la concretaron en el año 1965 inaugurando un nuevo clima de diálogo.

Declan O’Byrne, profesor y rector del Instituto Universitario Sophia, cotitular de la cátedra ecuménica del Instituto Sophia, destacó la importancia de que la profesión de fe proclamada en Nicea se vuelva una realidad vivida a través de la caridad entre los cristianos y el compromiso en la búsqueda de una claridad teológica.

El metropolita Maximos Vgenopoulos de Selyvria cotitular de la cátedra ecuménica y miembro de la Comisión mixta internacional para el Diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, ilustró sobre el tema Primado y Sinodalidad en el segundo Milenio y hoy. Es en realidad el tema del último Documento de la Comisión mixta que se encontró en Alejandría, Egipto, en junio de 2023. Concluyó diciendo que mientras las dos Iglesias avanzan «en el amor y en la verdad» hacia la unidad, el Documento abre caminos y perspectivas positivas para el futuro respecto de la auténtica comprensión del Primado y de la Sinodalidad, especialmente en el contexto de las discusiones oficiales que se están llevando a cabo sobre la Sinodalidad dentro de la Iglesia católica romana.

Dimitrios Keramidas, profesor de ecumenismo y teología ortodoxa en el Instituto Angelicum de Roma, recordó que el compartir la bendición común del Papa y del Patriarca ecuménico en el Fanar, el rezo del Padre Nuestro y la oración ecuménica que tuvo lugar en Nicea han sido ulteriores signos del reconocimiento de la eclesialidad de las dos Iglesias: un compartir espiritual, de manera verdadera y visible.

Augustinos Bairachtaris, profesor asociado de estudios ecuménicos en la Academia Eclesiástica patriarcal de Creta enfatizó la necesidad de una teología de la cruz y el espíritu de metanoia que tienen que acompañar siempre el diálogo ecuménico.

El pianista presbítero Carlo Seno, con un trozo musical de original belleza, subrayó la armonía que la unidad buscada entre las Iglesias representa.

La realización del seminario ha puesto en luz el rol irrenunciable que puede tener la Cátedra ecuménica Patriarca Atenágoras – Chiara Lubich en la promoción del ecumenismo y del creciente recíproco conocimiento y aprecio de los cristianos los unos de los otros, considerando la exhortación del papa León XIV y del patriarca Bartolomé en su Declaración conjunta: “Exhortamos vivamente a todos los fieles de nuestras Iglesias, y en particular al clero y a los teólogos, a acoger con alegría los frutos hasta ahora obtenidos y a comprometerse en su continuo incremento”.

Sandra Ferreira Ribeiro
(Centro «Uno» per l’unità dei cristiani)

Foto: @ Mariane Gonçalves de Araújo

Nuevo curso CEG: encarnar la sinodalidad en las realidades en las que vivimos

Nuevo curso CEG: encarnar la sinodalidad en las realidades en las que vivimos

El Centro Evangelii Gaudium (CEG) dentro de poco tiempo empezará un nuevo curso sobre la Sinodalidad. ¿Cuáles son las novedades de este año?

Estamos ante una nueva fase del proceso sinodal. Tras los primeros tres años culminados con la Asamblea de octubre de 2024, hemos entrado ahora a la llamada fase de concreción. De hecho, el 15 de marzo de 2025 el Papa Francisco aprobó el lanzamiento de un proceso de acompañamiento de la fase de concreción por parte de la Secretaría General del Sínodo. Tal proceso incorpora a todos: diócesis, asociaciones laicales, movimientos eclesiales y nuevas comunidades.

Haga clic en la imagen para descargar el cartel.

Por ese motivo hemos decidido iniciar un nuevo curso, cuyo título es Praxis para una Iglesia sinodal como un aporte concreto a la realización del proceso sinodal. Estamos convencidos de que la práctica de la sinodalidad es mucho más que un deseo de hacer que la Iglesia sea más participativa; en realidad, es un nuevo paradigma de la existencia eclesial. Pero no solamente eso; creemos que no se trata simplemente de un hecho religioso. Nuestras sociedades están cambiando radicalmente y –como todos lo notamos– la verdad, los valores fundamentales y el esfuerzo recíproco en el compromiso social están cediendo el paso a la ley de la jungla. Por otro lado, a nivel local y regional están surgiendo nuevas ideas que revelan paralelismos con el proceso sinodal en la sociedad civil. Creemos que el proceso sinodal en el que la Iglesia está involucrada podría ser un válido aporte en este momento histórico, incluso pensando en toda la sociedad.

Este año queremos profundizar en esos aspectos, brindando una mayor comprensión del proceso que se está desarrollando, tratando de descubrir nuevas pistas e instrumentos para encarnar la sinodalidad en las realidades en las que vivimos, como nos invita a hacer el Documento Final del Sínodo y el sucesivo documento de la Secretaría del mes de julio pasado, Pistas para la fase de concreción del Sínodo. Todo ello en la seguridad de que se trata de un camino cuyo protagonista es el Espíritu Santo y sabiendo que ante todo debemos abrirnos a él, y dejar que él guíe la historia, nuestra historia personal, la de la Iglesia y la de la humanidad.

El tema de la “Sinodalidad” ha sido central durante los años del pontificado de Francisco. ¿De qué manera se prosigue ahora en ese camino con el Papa León XIV?

Maria do Sameiro Freitas

El 8 de mayo pasado, en su primer mensaje al pueblo de Dios, en el día de su elección, el papa León trazó un programa: A todos vosotros, hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo: queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que siempre busca la paz, que busca siempre la caridad, y que especialmente siempre trata de estar cerca de los que sufren.

Además, en muchas otras ocasiones, particularmente el 26 de junio, hablándoles a los miembros del Consejo ordinario de la Secretaría general del Sínodo, remarcó: Me parece que el legado que nos ha dejado (el Papa Francisco) es sobre todo que la sinodalidad es un estilo, una actitud que nos ayuda a ser Iglesia, promoviendo auténticas experiencias de participación y comunión.

Pareciera claro que la línea es la de su predecesor, convencido de que la sinodalidad es algo intrínseco a la Iglesia. Es significativo también el próximo Jubileo de los equipos sinodales y organismos de participación, que se llevará a cabo del 24 al 26 de octubre en el Vaticano. Se esperan más de 2.000 participantes a los cuales el Papa dirigirá un mensaje el 24 por la tarde. Será un ulterior paso para seguir adelante con decisión, todos unidos en todo el mundo.

¿Cómo estará estructurado el curso? ¿A quiénes está dirigido?

El Curso, una vez más, será online, en italiano y con la traducción en tres idiomas: inglés, portugués y español. Como contenido, se arrancará con el Documento Final del Sínodo y de las Pistas para su realización, tratando de descubrir Nuevos itinerarios para una praxis sinodal y cómo implementarlos en los distintos contextos en los que cada uno se encuentra.

Luego, se darán instrumentos prácticos para llevar a cabo el proceso sinodal, como por ejemplo el método de la facilitación, la rendición de cuentas, la evaluación y la verificación.

Se destacarán las buenas prácticas que ya se están desarrollando, con una puesta en común a nivel internacional. Todo ello con la firme convicción de que el proceso sinodal no es una técnica, sino por el contrario una experiencia de apertura a los hermanos y hermanas, que abre la posibilidad de la presencia de Jesús entre sus discípulos (cfr Mateo 18,20); y luego, iluminados por esa presencia, nos pone en las condiciones de escuchar al Espíritu.

En cada clase o lección tendremos la posibilidad de compartir entre todos los estudiantes tanto las buenas prácticas como reflexiones o sugerencias de todo tipo.

La conclusión será con la realización de un taller en abril, para poner en práctica todo lo que se haya aprendido durante el año.

El curso empezará el 3 de noviembre con una clase especial a cargo de la Secretaría general del Sínodo y con un aporte de Margaret Karram, Presidente del Movimiento de los Focolares, quien ha participado en las dos Asambleas sinodales. Ese momento está abierto a todos.

Se está inscribiendo gente de todas las vocaciones, entre ellos muchos laicos, pero también sacerdotes, religiosos y consagradas, personas comprometidas a nivel eclesial o civil. Varios son estudiantes de los años anteriores, pero también tenemos muchas nuevas inscripciones que nos llegan de los más variados países.

A la luz de los años anteriores, ¿qué se esperan ustedes para este año?

Queremos que sea un aporte que apunte a la implementación del proceso sinodal en los varios ambientes en donde viven los participantes.

En los años anteriores hemos visto que muchos estudiantes se han integrado en sus lugares de origen a nivel diocesano y parroquial, como así también en asociaciones varias, para poner en práctica lo que habían aprendido; otros se han convertido en multiplicadores de ideas en universidades, escuelas, etc.

Tenemos un amplio abanico de participantes de diferentes países, como Filipinas, Canadá, Sudáfrica, Suecia, etc. El intercambio de las buenas prácticas podrá brindarnos ideas nuevas e impulsos decisivos para llevar adelante el proceso sinodal, por el bien de la Iglesia y de la sociedad.

Entrevista realizada por Maria Grazia Berretta

Nostra Aetate: 60 años de camino en el diálogo interreligioso

Nostra Aetate: 60 años de camino en el diálogo interreligioso

“Que las religiones non se usen como armas o muros, sino más bien que se vivan como puentes y profecía, para que sea realizable el sueño del bien común, acompañando la vida, sosteniendo la esperanza y siendo levadura de unidad en un mundo fragmentado”.

Son estas las palabras finales pronunciadas por el Papa León XIV en el vídeo realizado para las intenciones de oración de octubre de 2025, dedicadas en lo específico a la “colaboración entre las distintas tradiciones religiosas”. En el mes en el que se conmemora el 60° aniversario del documento conciliar Nostra Aetate (literalmente En nuestro tiempo), acerca de las relaciones entre la Iglesia y las religiones no cristianas, el Pontífice, al exhortar a que nos reconozcamos “como hermanos y hermanas, llamados a vivir, a rezar y a soñar juntos”, describe a la perfección los que han sido los puntos centrales de esta declaración hija del Vaticano II, manifestando su gran importancia y actualidad.

El espíritu de renovación conciliar ha abierto caminos desconocidos, ha proporcionado nuevas miradas sobre muchas cosas y en estas seis décadas la Nostra Aetate ciertamente ha guiado e inspirado los pasos para avanzar en el camino del diálogo, suscitando primero el conocimiento y luego la acogida entre las varias religiones.

Por esa razón el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso invita a una Celebración conmemorativa para reflexionar sobre el legado de «Nostra Aetate» el 28 de octubre, desde las 18.30 hasta las 20.30 horas en el Aula Paulo VI (Ciudad del Vaticano), con la presencia del Santo Padre. El evento se podrá seguir a través de los canales de Vatican Media.

La Iglesia, como se lee en el documento, “en su deber de promover la unidad y la caridad entres los hombres, y más aún entre los pueblos, en primer lugar examina aquí todo lo que los hombres tienen en común y que los lleva a vivir juntos su común destino. De hecho, los varios pueblos contituyen una sola comunidad”.

Esta revelación, que es vivir como “una única familia humana”, es algo que Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, había captado profundamente. En efecto, el Movimiento, fundado en una profunda espiritualidad cuyo centro es la unidad entre todos los seres humanos, está comprometido en varias formas de diálogo, entre los cuales también el interreligioso. Desde hace ya más de cinco décadas, y a través de su Centro para el Diálogo Interreligioso (CDI) y sus centros presentes en muchos países, el Movimiento establece intensas y fraternas relaciones de diálogo con miles de fieles y numerosas instituciones, asociaciones, movimientos y organizaciones de las más variadas religiones, convencido de que la amistad entre las personas de diferentes credos es un potencial vital para la construcción de la fraternidad universal.

Compartimos a continuación un breve vídeo que cuenta la intuición de Chiara Lubich y los pasos que se han dado en el camino del diálogo.

Maria Grazia Berretta
Foto: Una sesión del Concilio Vaticano II

La libertad que nace al afrontar la propia historia

La libertad que nace al afrontar la propia historia

Durante la segunda mitad del mes de septiembre de 2025 se realizó en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo (Italia) el encuentro del Consejo General del Movimiento de los Focolares con los Delegados y Delegadas de las 15 áreas geográficas del mundo. “Una mirada a nuestra historia”, era el título de una sesión que fue muy significativa. Entre otros aportes y momentos de comunión, se contó la experiencia, profunda y muy dolorosa, que vivió el Movimiento Regnum Christi a través del testimonio de Eugenia Álvarez, una de sus consagradas, miembro del actual Consejo General. Eugenia transmitió a los participantes una lectura –a la luz del Evangelio– de algunas fases atribuladas del camino de su movimiento y, a continuación, el subsiguiente recorrido de sanación que llevó a un claro impulso de recuperación y de nuevas vocaciones.

“Para poder descubrir de qué manera estamos llamados a vivir el presente, necesitamos conectarnos con nuestros deseos profundos, leer la historia a través de la cual Dios nos ha constituido; luego, hay que entender la realidad concreta en la que nos encontramos, quiénes somos, las circunstancias en las que vivimos”, dijo a propósito del discernimiento sobre la realidad que deben vivir, que es fruto del equilibrio entre deseo e historia.

Tras habernos contado su experiencia, pudimos entrevistarla. He aquí lo que nos dijo:

Original en castellano – Para otros idiomas activar los subtítulos correspondientes

Eugenia Álvarez es venezolana, consagrada del Regnun Christi desde el año 1999. Se ha graduado en Educación y Desarrollo en la Universidad Anáhuac de México y en Ciencias Religiosas en la Universidad Pontificia Regina Apostolorum de Roma. Además estudió teología espiritual en el “Centre Sèvres”, en París. Realizó cursos de formación en España orientados a hacerla “Especialista en Ejercicios Espirituales” y un curso de “Teología de la vida consagrada”. Actualmente es Consejera General de la sociedad de Vida Apostólica “Consagradas del Regnum Christi”

Foto © https://regnumchristi.org/

Dilexi te: el amor a los pobres, fundamento de la Revelación

Dilexi te: el amor a los pobres, fundamento de la Revelación

Dilexi te , “te he amado” (Apocalipsis 3,9) es la exhortación de amor que el Señor hace a una comunidad cristiana que –a diferencia de otras– no tenía ningún recurso y se encontraba despreciada y expuesta a la violencia. Al mismo tiempo, la cita que da el título a la primera Exhortación apostólica del Papa León XIV, ha sido firmada el 4 de octubre, fiesta del Santo de Asís. El documento nos recuerda el tema profundizado por el Papa Francisco en la Encíclica Dilexit nos sobre el amor humano del Corazón de Cristo y es un proyecto que el actual Pontífice considera propio, compartiendo con el Predecesor el deseo de hacer comprender y conocer el vínculo entre la que es nuestra fe y el servicio a los vulnerables; el ligamen indisoluble entre el amor de Cristo y su llamado a estar cerca de los pobres.

En la rueda de prensa de presentación de «Dilexi te» participaron (de izquierda a derecha): Fr. Frédéric-Marie Le Méhauté, provincial de los Frailes Menores de Francia/Bélgica, doctor en teología; Em.mo Card. Konrad Krajewski, Prefecto del Dicasterio para el Servicio de la Caridad; Em.mo Card. Michael Czerny S.J., Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; p.s. Clémence, Pequeña Hermana de Jesús de la Fraternidad de las Tres Fuentes de Roma (Italia).

Consta de 121 puntos en los que “hacer la experiencia” de la pobreza va mucho más allá de la filantropía. “No estamos en el horizonte de la beneficencia –afirma el Papa agustino– sino de la Revelación: el contacto con los que no tienen ni poder ni grandeza es una manera fundamental de encuentro con el Señor de la historia. En los pobres él tiene aún algo para decirnos” (5).

León XIV invita a reflexionar acerca de los varios rostros de la pobreza: la de “los que no tienen medios de sustento material”, de “los que están marginados socialmente”; la pobreza “moral”, “espiritual” y “cultural”; la pobreza “de los que no tienen derechos, no tienen lugar y no tienen libertad” (9). Pero ningún pobre – prosigue– se encuentra “allí por casualidad ni por un destino ciego y amargo” (14). “Los pobres son una garantía evangélica de una Iglesia fiel al corazón de Dios” (103).

“Digamos enseguida que no es fácil para la Iglesia, y para los papas, hablar de pobreza. En primer lugar, porque la forma y la sustancia de la Iglesia no son las de la ONU ni las de los Estados. La palabra pobreza –nos explica el Profesor Luigino Bruni, economista e historiador del pensamiento económico, Profesor titular de Economía Política en la Universidad Lumsa (Roma) y director científico de Economy of Francesco– tiene en el cristianismo un espectro muy amplio, que va desde la pobreza mala porque no es elegida y es padecida, hasta la pobreza evangélica, la de esos pobres que Jesús llamó “bienaventurados”. La Iglesia debería moverse dentro de ese espectro amplio pues si deja de lado una de las dos formas de pobreza, se sale del Evangelio”.

El documento denuncia particularmente la falta equidad definiéndola como la raíz de los males sociales (94), así como el accionar de sistemas político-económicos injustos. La dignidad de toda persona humana debe respetarse ahora y no mañana (92) y, no por casualidad, durante la conferencia de prensa de presentación, realizada en el Vaticano el 9 de octubre de 2025, el Cardenal Michael Czerny S.J., Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, con referencias específicas al texto, reflexionó mucho sobre las llamadas ‘estructuras de pecado’: “el egoísmo y la indiferencia se consolidan en los sistemas económicos y culturales. La economía que mata (3) mide el valor humano en términos de productividad, consumo y beneficio. Esta ‘mentalidad dominante’ vuelve aceptable el descarte de los débiles y de los improductivos, y por lo tanto merece la etiqueta de ‘pecado social’”.

“Este es un tema antiguo de la doctrina social de la Iglesia –agrega a tal propósito el Profesor Bruni– e, incluso antes, de los Padres y de muchos carismas sociales, por no hablar de los franciscanos. En esos pasajes se percibe la mano del Papa Francisco y el espíritu de San Francisco (64); pero asimismo de los carismas más recientes –fue el Padre Orestes Benzi el primero en hablar de las “estructuras de pecado”– y también de la Economía de Comunión y la Economy of Francesco. Además es importante la referencia –una vez más en plena continuidad con el Papa Francisco– a la meritocracia, definida como una “falsa visión” (14). La meritocracia es una falsa visión, porque atribuye la existencia de muchas pobrezas a la falta de mérito de los pobres. Luego, a los pobres demeritorios se los define también como culpables. La ideología meritocrática es una de las principales “estructuras de pecado” (número 90 y subsiguientes) que generan exclusión y luego intentan legitimarla éticamente. Las estructuras de pecado son materiales (instituciones, leyes…) e inmateriales, como las ideas y las ideologías”.

Lógicamente el documento dirige la mirada al tema de las migraciones –Robert Prevost hace suyos los famosos “cuatro verbos” del Papa Francisco: recibir, proteger, promover e integrar– sin olvidar a las mujeres, que están entre las primeras víctimas de la violencia y la exclusión; subraya la importancia de la educación para la promoción del desarrollo humano integral, el testimonio y el vínculo con la “pobreza” de muchos santos, beatos y órdenes religiosas y propone un retorno a la limosna como un camino para poder realmente “tocar la carne sufriente de los pobres” (119).

En Dilexi te el Papa León nos “exhorta” a cambiar el rumbo, pensar en los pobres no como un problema de la sociedad ni, mucho menos, únicamente como “objeto de nuestra compasión” (79) sino como actores reales a los que hay que darles voz y como “maestros del Evangelio”. Es necesario que “todos nos dejemos evangelizar por los pobres. Ellos –escribe el Papa– son una cuestión familiar. Son de los nuestros”. Por lo tanto “la relación con ellos no puede reducirse a una actividad o a una oficina de la Iglesia” (104).

“Tomar en serio la pobreza evangélica significa –agrega Luigino Bruni– cambiar el punto de vista, hacer una metanoia, decían los primeros cristianos. Y luego, hoy, intentar responder a algunas preguntas radicales: ¿cómo llamar “bienaventurados” a los pobres cuando los vemos en la miseria, morir en el mar, buscar su alimento entre nuestros desechos? ¿Qué bienaventuranza conocen? Por ello, muchas veces los primeros y más severos críticos de esta primera bienaventuranza han sido justamente los que han dedicado su vida a estar junto a los pobres, sentados a su lado, para liberarlos de su miseria. Los amigos más cercanos a los pobres terminan siendo, paradójicamente, los mayores enemigos de la primera bienaventuranza. Y nosotros tenemos que entenderlos y agradecerles por haberse escandalizado de ello. Y luego intentar llevar el discurso a terrenos nuevos y osados, siempre paradójicos. ¡Cuántos “ricos epulones” encontraron en la bienaventuranza de los pobres una coartada para dejarlo a Lázaro (con referencia a Lucas 16,19-31) feliz en su condición de privación y miseria, y acaso autodefiniéndose como “pobres de espíritu” porque daban las migajas a los pobres! Ha de haber algo estupendo en ese “bienaventurados los pobres”. Nosotros ya no lo entendemos, pero por lo menos tratemos de no empequeñecer su profecía paradojal y misteriosa. El Papa León ha tratado de indicarnos algunas dimensiones de esa belleza paradojal de la pobreza, sobre todo en los largos párrafos dedicados a la fundamentación bíblica y evangélica. Pero aún hay mucho que descubrir y decir. Desearía que los futuros documentos pontificios también incluyeran el magisterio laico sobre la pobreza, que por lo menos desde hace 50 años nos dan personajes como Amartya Kumar Sen o Esther Duflo, galardonados con el Premio Nobel de Economía, o Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz. Estos estudiosos, como muchos otros, nos han enseñado que las pobrezas no son falta de dinero e de réditos (flujos) sino falta de capitales (stock) –sanitarios, educativos, sociales, familiares, capabilities (capacidades, habilidades)…– que luego se manifiesta en una carencia de rédito; pero sólo trabajando en los capitales hoy es como mañana podremos hacer salir a los pobres de las trampas de la pobreza. Como ha explicado Sen, la pobreza es encontrarse en la imposibilidad objetiva de “poder realizar la vida que quisiéramos vivir”, y por lo tanto es una falta de libertad. Los carismas siempre lo han intuido, ya que en las misiones o incluso antes en Europa y en todo el mundo han llenado el mundo de escuelas y hospitales, para mejorar los ‘capitales’ de los pobres. Incluso la limosna, de la que habla al final del documento el Papa León (número 76 y subsiguientes), tiene que orientarse hacia la ‘cuenta capital’, y no debe dispersarse en ayudas monetarias que a menudo terminan por aumentar esas pobrezas que quisieran reducir. La Dilexi te es un punto de partida, para un camino que es todavía es muy largo para los cristianos en un terreno, en parte desconocido aún, de las pobrezas (de las feas que hay que disminuir y de las bellas que hay que aumentar).

Maria Grazia Berretta