Movimiento de los Focolares
De la comunidad «tri-nacional» un futuro de fraternidad para Latinoamérica

De la comunidad «tri-nacional» un futuro de fraternidad para Latinoamérica

En esta encrucijada de pueblos donde confluyen los ríos Iguazú y Paraná, se encuentra la frontera más transitada de Latinoamérica; la zona se caracteriza por una gran diversidad cultural y por la presencia secular de pueblos indígenas, como el gran pueblo guaraní. El turismo es el mayor recurso económico de esta región a la que la gente llega sobre todo para visitar las Cataratas del Iguazú que son las más extensas del mundo, con una anchura de 7.65 Km y son consideradas una de las siete maravillas naturales del planeta.

En su mensaje de bienvenida, Tamara Cardoso André, Presidenta del Centro para los Derechos Humanos y la Memoria Popular de Foz de Iguazú (CDHMP-FI) explica que en este lugar se quiere dar un significado diferente a las fronteras nacionales: “Queremos que nuestra triple frontera se convierta cada vez más en un lugar de integración, una tierra que todos sientan como propia, como la entienden los pueblos originarios que no conocen barreras”.

Aquí concluye el viaje de Margaret Karram y Jesús Morán – presidente y copresidente del Movimiento de los Focolares – a Brasil. Lo han recorrido de norte a sur: desde la Amazonia brasileña, pasando por Fortaleza, Aparecida, la Mariápolis Ginetta en Vargem Grande Paulista, la Fazenda da Esperança en Pedrinhas y Guaratinguetà (SP), hasta Foz de Iguazú. Aquí la familia «ampliada» de la comunidad tri-nacional de los Focolares celebra su joven historia y cuenta la contribución de unidad que ofrece a este lugar: el abrazo de tres pueblos que la espiritualidad de la unidad reúne en uno, superando las fronteras nacionales, aun manteniendo cada uno su propia identidad cultural. Para la ocasión también están presentes el Card. Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción (Paraguay), el obispo del lugar Mons. Sergio de Deus Borges, Mons. Mario Spaki, obispo de Paranavaí y Mons. Anuar Battisti, obispo emérito de Maringá. También está presente un grupo de la comunidad islámica de Foz con el que desde hace tiempo existen relaciones de amistad fraterna.

Arami Ojeda Aveiro, estudiante de Mediación Cultural en la Universidad Federal de Integración Latinoamericana (UNILA) ilustra el camino histórico de estos pueblos y las graves heridas que se han acumulado a lo largo de los siglos. El conflicto entre Paraguay por un lado, y Argentina, Brasil y Uruguay por el otro (1864-1870) fue uno de los más sangrientos de Sudamérica en términos de vidas humanas, con consecuencias sociales y políticas para toda la región. Por otro lado, también son muchos los factores culturales en común, como la música, la gastronomía, las tradiciones populares derivadas de la misma raíz cultural indígena, como la Yerba Mate Guaraní, bebida típica de los tres pueblos.

La cultura guaraní es una de las más ricas y representativas de América del Sur; es un testimonio vivo de la resiliencia y de la capacidad de adaptación de un pueblo que ha sabido conservar su identidad a lo largo de los siglos con una cosmogonía única, donde la conexión con la naturaleza y el respeto por las tradiciones son fundamentales y pueden ser una gran riqueza para toda la humanidad.

“Por eso –concluye Arami Ojeda Aveiro– la región de la triple frontera no solo representa un confín geográfico, sino un espacio multicultural y de cooperación que fortalece toda la zona”.

Entre todas las comunidades de los Focolares del mundo, esta presenta un carácter único: «Sería imposible –cuenta una joven argentina– sentirnos una sola familia si mirásemos solo nuestras historias nacionales». Mónica, paraguaya, una de las pioneras de la comunidad junto a Fátima Langbeck, brasileña, cuenta que todo comenzó con una oración suya cotidiana: “‘Señor, ábrenos el camino para que podamos establecer una presencia más sólida del Focolar y que tu carisma de la unidad florezca entre nosotros’. Desde 2013 somos una única comunidad y queremos escribir otra historia para esta tierra, que atestigüe que la fraternidad es más fuerte que los prejuicios y las heridas seculares. Nos une la palabra de la unidad de Chiara Lubich, cuando dijo que la verdadera socialidad supera a la integración, porque es amor recíproco en acto, como anuncia el Evangelio. Nuestras peculiaridades y diferencias nos hacen más atentos los unos a los otros y las heridas de nuestras historias nacionales nos han enseñado a perdonarnos”.

Los aportes artísticos expresan la vitalidad y la actualidad de las raíces culturales de los pueblos que habitan esta zona. Están los cantos de la comunidad argentina llegada del «litoral«, de la costa; luego «El Sapukai», la rítmica danza paraguaya que se baila con (hasta) tres botellas en la cabeza; la representación del pueblo guaraní entona un canto en su propia lengua que alaba a la «gran madre», la selva, que debe ser protegida, produce buenos frutos y da vida a todas las criaturas.

Don Valdir Antônio Riboldi, sacerdote de la diócesis de Foz, que conoció a los Focolares en 1976 continúa la historia por escrito: «Los focolares de Curitiba en Brasil y de Asunción en Paraguay comenzaron a promover eventos que involucraban a personas de las tres naciones vecinas, una experiencia que llamábamos ‘Focolar tri-nacional’. También la vida eclesial aquí se mueve en la línea de la comunión, promoviendo iniciativas conjuntas entre las diferentes diócesis”.

Está claro que la vida de esta región y de la comunidad de los Focolares locales no habla solo a América Latina, sino al mundo entero. Y dice que es posible caminar juntos, siendo diferentes: es la espiritualidad de la unidad que entra en contacto con la parte más profunda de la identidad de las personas y los pueblos, haciendo florecer la común humanidad y la fraternidad.

«Me he sentido abrazada no por uno, sino por tres pueblos –dijo Margaret Karram–. Toda mi vida he soñado vivir en un mundo sin fronteras. Aquí me ha parecido ver realizado este profundo deseo mío, por eso me siento parte de ustedes. Son la confirmación de que solo el amor aleja cualquier obstáculo y elimina las fronteras».

“Viví en América Latina 27 años –continuó Jesús Morán– pero nunca había venido a esta zona. Ustedes han sufrido mucho: el pueblo guaraní fue despojado de sus tierras y dispersado. Lo que están haciendo hoy es importante aunque sea pequeño: no podemos reescribir la historia, pero podemos seguir adelante y sanar las heridas, acogiendo el grito de Jesús Abandonado. Las heridas se curan creando relaciones interregionales también con los pueblos originarios porque, de hecho, son los únicos realmente «tri-nacionales». También ellos recibieron la luz de Cristo; no olvidemos la obra de evangelización y promoción humana que los jesuitas hicieron en esta región con «las Reducciones» del siglo XVII al XVIII. Hoy estamos conectados a esta historia, a todo lo que hace la Iglesia y sabemos que la unidad es la respuesta en este mundo que necesita un alma y brazos para hacer una verdadera globalización a la altura de la dignidad humana”.

Al final, volviendo a tomar la palabra, Margaret comparte lo vivido en este mes: «Este viaje ha aumentado en mí la fe, la esperanza y la caridad. En la Amazonia, en los confines del mundo, la ‘fe’ emergió poderosa: conocí a personas que creen firmemente que todo es posible, incluso las cosas más difíciles. ¡Sueñan y realizan! Me gustaría tener al menos una pizca de su fe, como dice el Evangelio: “Si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: ‘Muévete de aquí allá’, y se moverá, y nada les será imposible” (Mt 17,20). De allí me llevo esta fe que mueve montañas y el valor de soñar cosas grandes. Después, la palabra del Genfest no puede ser otra que «esperanza»: hemos vivido esta experiencia juntos: todo el Movimiento estaba comprometido con los jóvenes y por los jóvenes. Fue también un evento ecuménico e interreligioso que dio mucha esperanza.

Y por último la ‘caridad’, que hoy he visto aquí entre ustedes y que hemos palpado en las numerosas organizaciones sociales con las que hemos tenido contacto en este mes: la Fazenda da Esperança; los varios Movimientos y nuevas comunidades eclesiales con las que nos hemos encontrado en Fortaleza; el encuentro de UniRedes que reúne a todas las organizaciones sociales y agencias culturales de América Latina que se inspiran en el carisma de la unidad [del que escribiremos aparte]. Todo esto dice «caridad», porque toda realidad social nace del amor al prójimo, del querer dar la vida por la propia gente.

Desde esta frontera parte una esperanza para todas las comunidades de los Focolares en el mundo y más allá. En diciembre pasado sugerí el proyecto «Mediterráneo de la fraternidad», donde reunir todas las acciones ya en curso y las que surgirán, para construir la paz en esa región que tanto sufre por la guerra. También desde aquí podría comenzar un proyecto de «fraternidad para América Latina» que puede extenderse a todos sus países, ¡se lo encomendamos a María!».

Stefania Tanesini

Mariápolis Ginetta y Polo Spartaco: el coraje del cambio

Mariápolis Ginetta y Polo Spartaco: el coraje del cambio

“El carisma de la unidad de Chiara Lubich es una de esas gracias para nuestro tiempo, que experimenta un cambio de alcance epocal e invoca una reforma espiritual”.[1]



En la página web de la “Mariápolis Ginetta”, la más desarrollada de las tres ciudadelas de los Focolares en Brasil, la narración de su historia comienza con la siguiente frase del Papa Francisco que pone en luz muy claramente lo que ha caracterizado los últimos años de este lugar: un camino hacia un cambio organizativo para dar un mejor testimonio de la fraternidad vivida en la cotidianeidad y para responder a las necesidades y a las exigencias de las personas que visitan la ciudadela y los requerimientos del ambiente en el que se encuentra integrada.

Todo ello se ha concretado con el inicio de un proceso de actualización y de una gestión más participada y menos centralizada de las diferentes realidades que la componen. Al día de hoy cada una de esas entidades tiene un consejo o comité de gestión, compuesto por personas de la Mariápolis y por profesionales del sector y que trabajan en sinergia también con el consejo de la ciudadela. “Corresponsabilidad” es una palabra clave de la Mariápolis Ginetta, junto a una mirada hacia el futuro y hacia la búsqueda continua de un ‘aggiornamento’ de la misión (mission: función, encargo, o propósito que una persona o institución debe de cumplir) de la ciudadela: “atender, formar, dar testimonio e irradiar”.

En el año 2022, la ciudadela festejó sus 50 años de vida y partiendo de aquel grupo de focolarinas, que empezó en una humilde choza sin luz ni gas, hoy cuenta con un total de 454 habitantes que viven en su terreno y en los alrededores.

En los años han pasado decenas de miles de personas: muchísimos jóvenes que han transcurrido un período o algunos años para aprender a vivir la fraternidad en la cotidianeidad, o para encaminarse hacia una consagración a Dios en el Movimiento de los Focolares; luego también familias, sacerdotes, religiosos y visitantes ocasionales.

La Mariápolis Ginetta es parte del Municipio de Vargem Grande Paulista, que dista apenas una hora de la hiperactiva megalópolis de San Pablo; pero el cambio de escenario cuando se llega es total: muy verde, casas, ningún rascacielos, parques y áreas de juegos para niños. Un pequeño centro habitado muy vivible (si lo comparamos con una metrópoli) es el valor agregado de este sitio. “Nos mudamos aquí hace seis años, desde San Pablo” –nos cuenta una pareja muy joven con tres hijos–. Es una de las catorce familias que en los últimos años se han trasladado aquí desde varias ciudades para criar a sus hijos “en un sitio en el que aprenden a tratar a los demás con amor, en donde hay un espacio para vivir una vida de dimensiones humanas”. Todo ello, junto con la escuela de los jóvenes que está por empezar en su octava edición, es el signo de una renovada vitalidad social de la ciudadela.

“Hoy en la ciudadela hay muchos elementos que componen una convivencia urbana” –explican Iris Perguer y Ronaldo Marques, corresponsables de la Mariápolis Ginetta–. “Hay casas, un centro urbano representado por la estructura del Centro Mariápolis y por la iglesia de Jesús Eucaristía, la Editorial Cidade Nova, un centro de audiovisuales, consultorios médicos, talleres varios, la famosa panadería y cafetería “Espiga Dourada”, los proyectos sociales al servicio de la población más desfavorecida, el “Polo Spartaco”, un área comercial y productiva en donde las empresas actúan según los principios de la Economía de Comunión y la sección brasileña del Instituto Universitario “Sophia ALC” (Latinoamérica y Caribe)”.

“Esta nueva modalidad de gestión participada que ustedes están llevando a cabo –comentó Margaret Karram– es una oportunidad extraordinaria de apertura de la ciudadela a otros que quieren dar su aporte para construirla, quieren formarse y hacer una experiencia de unidad. Tengo que decir que tras haber participado en el Genfest ha nacido en mi corazón una gran esperanza; he tenido la fuerte impresión de que en estos días Dios ha llamado una vez más a la puerta de Brasil y pide una respuesta, pide que sostengamos lo que ha nacido en los jóvenes. Esta ciudadela también, junto con la Mariápolis Gloria y la Mariápolis Santa María, ahora tiene una nueva posibilidad y responsabilidad de comprender cómo responder; de ofrecer un testimonio de vida evangélica vivida en una comunidad social”. ”.

Mariza Preto cuenta que también el Polo empresarial ha iniciado un valiente camino de desarrollo y apertura.

“En 2016 una deuda acumulada a lo largo de los años por la falta de pagos indicaba claramente que la sustentabilidad económica del Polo estaba en riesgo. Los empresarios estaban desmotivados y preocupados porque en el horizonte no se veía a ningún interesado que quisiera empezar una nueva actividad en el Polo. Fueron años difíciles, durante los cuales se han intentado muchos caminos, incluyendo el de construir relaciones con los empresarios de la región que llevó al nacimiento de eventos comunes y momentos de diálogo y encuentro. Pero el gran vuelco se dio en 2019 cuando durante una feria- exposición que organizamos en el Polo, la mayoría de los expositores eran externos a nuestra realidad. En ese período “Espri”, la sociedad de gestión del polo tenía muchos galpones vacíos y una creciente fragilidad financiera. Fue entonces cuando el consejo del Polo deliberó y decidió la admisión de empresas y empresarios que no conocían la Economía de Comunión pero que querían actuar según sus principios. Así se dio un “renacimiento” del Polo: toda empresa que quiera hoy entrar en el Polo se somete a un proceso de conocimiento de la vida empresarial que aquí vivimos y adhiere a las líneas de gestión de una empresa de Economía de Comunión”. ”.

A los 30 años de su fundación, hoy en día el Polo Spartaco se compone de nueve edificios, tienen allí su sede unas diez empresas, con un total de 90 dependientes.

Aquí la economía de comunión está viva –dijo Jésus Morán–. Más allá del aspecto carismático, aquí se ve el aspecto productivo que funciona y está activo un recambio generacional de los empresarios. Todo ello nos dice que hemos entrado a una nueva fase en la que la profecía de Chiara Lubich se mantiene viva. Agradecemos a todos los pioneros, a los que han empezado y han creído en este proyecto y han permitido que llegásemos hasta aquí ”.

A traves de la SMF, “Sociedade Movimento dos Focolari” la ciudadela se compromete en distintas obras sociales en el territorio. La SMF promueve la consolidación de la comunidad y el acceso a los derechos y las garantías de protección, sobre todo para los niños, los jóvenes y las mujeres en situación de vulnerabilidad social. Las tres Obras Sociales en las que trabajan los habitantes de la Mariápolis Ginetta actúan en el campo de la prevención para los jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, realizan itinerarios de acompañamiento para sus familias y reciben a personas sin una morada fija. Ésta es una gota en el mar de la necesidad de dignidad, trabajo y justicia de tanta gente, y como lo ha explicado Sérgio Previdi, vicepresidente de SMF: “Es sólo una de las tantas piezas en el proyecto cultural basado en la fraternidad que queremos desarrollar en el territorio y en nuestra ciudad”.

Stefania Tanesini


[1] Mensaje del Santo Padre Francisco para la apertura del Congreso Internacional “Un carisma al servicio de la Iglesia y de la humanidad” con ocasión del centenario del nacimiento de la sierva de Dios Chiara Lubich

Genfest: el camino adquiere forma

Genfest: el camino adquiere forma

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Toda la experiencia del Genfest – desde la “Fase 1” hasta la “Fase 3 – es el testimonio tangible de que ustedes los jóvenes creen, más aún, ya están trabajando para construir un mundo unido.
Estos han sido días de gracias extraordinarias para todos nosotros: hemos puesto en práctica el “cuidado” de distintas maneras:
En la fase 1, a través del servicio a los pobres, a los marginados, a los que más sufren, y lo hicimos viviendo la reciprocidad, esa comunión típica del Carisma del Movimiento de los Focolares; en la fase 2, compartiendo la vida, las experiencias, las riquezas culturales; y después, en la fase 3 experimentamos la extraordinaria generatividad de las communities que son también un espacio intergeneracional de formación y de proyectos.

Alguien me contó de la creatividad que cada «community» ha desarrollado y de los interesantes talleres de los que han hablado antes.

“Del Genfest me llevo a casa mi community, –dijo uno de ustedes– es algo concreto que continúa. Una posibilidad para vivir la experiencia del Genfest en la vida cotidiana”.

Se han sentido protagonistas en la construcción de estas community y quieren seguir “generando” ideas y proyectos. Me ha dado alegría saber que alguno de ustedes ha dicho que ha redescubierto el sentido de su profesión y que ahora quiere vivirla en aras de un mundo unido.

Estos días hemos caminado juntos, con un estilo que el Papa Francisco definiría ‘sinodal’ y no solo entre ustedes los jóvenes, sino también con los adultos; con personas de otros Movimientos y comunidades; con personas de diferentes Iglesias y Religiones y con personas que no se identifican con un credo religioso. ¡Esta red ha enriquecido enormemente el Genfest!

También fue muy grata la presencia aquí de algunos obispos que han vivido el Genfest con nosotros.

¡Ahora el Genfest no termina! Continúa precisamente en las Community por un Mundo Unido, en las que nos mantendremos conectados tanto mundial como localmente.

Estoy segura de que cuando lleguen a sus países y a sus ciudades comprenderán en qué quieren comprometerse, de acuerdo con sus intereses y sus estudios o profesiones: en la economía, en el diálogo intercultural, en la paz, en la salud, en la política, etc.

En estos días han hecho la experiencia de vivir “community” en “unity”, en unidad; una realidad que continuará: esta será su palestra en la que aprenderán y se entrenarán para vivir la fraternidad.

Cuando yo tenía la edad de ustedes, me impactó mucho una invitación que Chiara nos hizo a todos. Ella dijo:

“Si somos uno, muchos serán uno y el mundo un día podrá vivir la unidad. ¿Y entonces? Constituir en todas partes células de unidad”(1) – tal vez Chiara si hoy estuviese viva habría llamado a estas células de unidad United world communities (Comunidades del mundo unido)–. Ella nos invitaba a concentrar todos nuestros esfuerzos en esto.

Por eso quisiera pedirles ahora algo importante: por favor, por favor, no pierdan esta oportunidad, esta ocasión única que hemos vivido aquí: Dios ha llamado al corazón de cada uno de nosotros y ahora llama a todos a ser protagonistas y portadores de unidad en los diferentes ámbitos en los que están comprometidos.

Cuando salía ayer alguien me detuvo porque quería decirme algo.
Una de ustedes que está aquí en la sala me dijo: tengo algo importante que decirte, por favor quiero decirte algo importante. Me dijo que era la primera vez que participaba en un Genfest y que no conocía el Movimiento de los Focolares y me dijo: quiero decirte, que tienen que hacer más porque este Movimiento no se conoce tanto, tienen que hacer más pero no como lo han hecho hasta ahora. Deben hacer más porque este Movimiento, esta idea de la fraternidad debe ser conocida por muchos más jóvenes. Por eso le pregunté a ella si podía ayudarnos y se comprometió. Pero ahora espero que todos nos comprometamos a hacer esto.

Por supuesto, como oyeron antes, no será todo fácil y realmente no podemos engañarnos pensando que no llegarán las dificultades… pero en este Genfest ustedes mismos han anunciado: “un Dios diferente, abandonado en la cruz”. Ustedes han dicho: “abandonado en la cruz todo divino y todo humano, que hace preguntas sin respuestas” y por eso, un Dios cercano a todos nosotros. Abrazando cada dolor, nuestro o de los demás, es como encontraremos la fuerza para continuar en este camino.

Entonces, vayamos adelante juntos con una nueva esperanza, convencidos más que nunca de que ya se ha trazado un camino.

El escritor chino Yutang Lin dice algo muy bonito: «La esperanza es como un camino en los campos: no existía un camino, pero cuando mucha gente camina por ahí, el camino adquiere su forma». Creo que este camino en este Genfest ha adquirido forma. Así que caminemos y tendremos este camino ante de nosotros.

Entonces saludos a todos. ¡Les deseo una buena continuación a los que participarán en el posGenfest y buen viaje a los que regresan a casa!

¡Adiós a todos!

Margaret Karram

(1) Chiara Lubich, pensamiento espiritual – Conexión del 15 de octubre de 1981


La fase 3 del Genfest 2024 se ha concluido, pero es sólo el comienzo…

La fase 3 del Genfest 2024 se ha concluido, pero es sólo el comienzo…

La tercera fase del Genfest 2024, que se ha llevado a cabo en Aparecida (Brasil), incluyó talleres organizados por las llamadas United World Communities, lugares de encuentro en los que los jóvenes pueden compartir sus talentos y sus pasiones. Estas comunidades ofrecen la oportunidad de descubrir a personas de talento y formas concretas de compromiso; pueden encaminar acciones y proyectos finalizados a la construcción de un mundo más unido, que apuntan a responder a los retos locales y globales del mundo de hoy. Tienden a activar procesos de cambio personal y colectivo; a hacer crecer la fraternidad y la reciprocidad en todas las dimensiones de la vida humana. Una característica importante de estas comunidades es que son el fruto del trabajo entre personas de diferentes generaciones.

Siguiendo las experiencias de las fases anteriores del Genfest, en esta tercera fase los jóvenes han podido participar en talleres dentro de distintos ámbitos, cuya metodología estaba basada en la fraternidad y el diálogo, como un experimento para proyectos y acciones que en adelante podrán llevarse a cabo en la esfera “local” (proyectos locales con una perspectiva global). Las actividades se desarrollaron en los sectores de la economía y del trabajo, de la interculturalidad y el diálogo, de la espiritualidad y los derechos humanos, de la salud y la ecología, del arte y el compromiso social, de la instrucción y la investigación, de la comunicación y los medios, de la ciudadanía activa y de la política. Los equipos responsables de la gestión de los talleres estaban compuestos por jóvenes y profesionales que han trabajado intensamente durante meses para organizar esas actividades.

De ahora en adelante, las Comunidades tendrán un método de trabajo que consiste en tres fases: Aprender, Actuar y Compartir. La primera (Aprender) es una exploración y un análisis profundizado de los temas y de las cuestiones más actuales en toda community, con el objetivo de identificar problemas y presentar soluciones. La fase sucesiva (Actuar) consiste en la realización de acciones con un impacto principalmente local, pero con una perspectiva global. Por último, en la tercera fase (Compartir), se propone a la comunidad que se promuevan espacios de intercambio y diálogo continuo entre las iniciativas, con el objetivo de reforzar una red de colaboración global. Se ha creado una aplicación –la WebApp United World Communities– que es un instrumento para compartir las ideas, las experiencias y las noticias, además de ser un medio para la promoción de proyectos de colaboración.

“Dios ha visitado el corazón de todos”.

Al terminar la tercera fase del Genfest, las Communities presentaron de una forma creativa sus impresiones y algunos de los resultados de las actividades desarrolladas en los días anteriores. De ese trabajo nació el documento “The United World Community: One Family, One Common Home”(La Comunidad por un Mundo Unido, una familia, una casa común), que será el aporte de los participantes del Genfest 2024 al “Summit of the Future” de las Naciones Unidas del próximo septiembre. Según los jóvenes que presentaron el texto, éste no es un documento conclusivo, sino que quiere ser un “programa de vida y de trabajo” para las varias United World Communities, además de ser un testimonio para presentar al “Summit of the Future”.

“Con nuestras comunidades no queremos hacer pedidos, formular eslóganes o quejarnos frente a los líderes políticos”, dijeron los jóvenes. “En cambio, tratamos de dar un nombre a nuestros sueños comunes de un mundo unido. Sueños personales y comunitarios, que nos guiarán en las actividades que desarrollaremos en los próximos años”. Y concluyeron: “Esperemos que viviéndolas ‘juntos’ y paso a paso, se vuelvan signos de esperanza para otros”.

Concluyendo el Genfest 2024 intervinieron también Margaret Karram y Jesús
Morán, Presidente y Copresidente del Movimiento de los Focolares. Jesús Morán afirmó que la experiencia del cuidado, a pesar de haber sido la más vivida en la historia de la humanidad, no es la que más ha sido objeto de reflexión.

Esa situación ha comenzado a cambiar, como lo ha demostrado el Genfest, en el que surgió el cuidado como una respuesta a la necesidad de dignidad humana. En este sentido, concluyó, es importante que los jóvenes sigan conectados a esta red global de comunidades generadoras. Margaret Karram, por su parte, dijo que había visto durante la experiencia del Genfest, que los jóvenes han dado un testimonio tangible de su fe y que ya están actuando para construir un mundo unido. Por lo que se refiere en particular a la Fase 3, hizo hincapié en la riqueza de esta experiencia para la creatividad, la impronta intergeneracional e intercultural y el hecho de que, a través de las communities, haya una posibilidad concreta de vivir la misma experiencia del Genfest en la propia vida cotidiana. Margaret Karram invitó a los jóvenes a sentirse protagonistas de estas comunidades, cuyo fundamento es la unidad: “Os ruego que no perdáis esta oportunidad única que estamos viviendo aquí: Dios nos ha visitado a cada uno de nosotros en su corazón y ahora nos llama a todos a ser protagonistas y portadores de unidad en los varios ámbitos en donde estamos involucrados”, concluyó.

Luís Henrique Marques

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Montet (Suiza): se cierra la ciudadela de los Focolares

Montet (Suiza): se cierra la ciudadela de los Focolares

Un día soleado de junio de 2024, más de 400 invitados de todo el mundo fueron a Montet (Suiza) para saludar a la multicolor e internacional comunidad de los Focolares. De hecho, el centro de formación del Movimiento será cerrado y la comunidad centrará sus esfuerzos en otros centros de formación. Durante la segunda mitad del año 2024, la mayoría de los residentes abandonarán el pequeño pueblo de Suiza francófona para unirse a otras comunidades.

Los responsables del “Mariápolis Foco”, como se llama esta ciudadela, Maria Regina Piazza y Markus Näf ilustraron el camino que ha llevado a dar este paso: “Para comprender esta decisión, debemos mirar el camino que ha recorrido el Movimiento de los Focolares, considerando la disminución de las vocaciones a la vida consagrada y los desafíos de la sociedad actual en todo el mundo”. Se trata de “redistribuir fuerzas y reducir estructuras para favorecer la cercanía a las personas donde más se necesita”.

Los invitados presentes, procedentes del mundo de la política, la sociedad y las Iglesias, subrayaron cuánto la ciudadela ha moldeado e influido positivamente en el entorno: se ha difundido la paz, el sentido de comunidad, el espíritu de unidad y de fraternidad y un testimonio de amor recíproco. En total, cerca de 3.800 personas vivieron aquí a lo largo de 43 años, la mayoría adolescentes y adultos jóvenes.

En un mensaje de saludo, el Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias de Ginebra, reverendo profesor, Dr. Jerry Pillay, agradeció las ricas experiencias ecuménicas compartidas y disfrutadas juntos durante las visitas anuales de los estudiantes a Ginebra y subrayó que “la verdadera herencia del Centro de Montet no es su estructura física, sino la comunión, las relaciones y los valores evangélicos promovidos”.

Cédric Péclard, alcalde de larga data de Les Montets, a cuyo municipio pertenece el pueblo de Montet, lamentó mucho este cierre. Sin embargo, se congratuló de que el “dado de la paz” del parque del Centro de los Focolares haya sido donado al Municipio. Esta escultura interactiva encarna y transmite valores importantes para el Movimiento de los Focolares y tiene su origen en el pueblo: un grupo de focolarinas la había creado para trabajar con los niños durante su estancia en Montet, luego “el dado” se extendió por todo el mundo. Una maqueta móvil de gran tamaño se encuentra hoy en un parque infantil del centro de Les Montets.

En su discurso, la presidente de los Focolares, Margaret Karram, presente en Montet junto con el copresidente Jesús Morán, no ocultó el dolor que supone para la comunidad internacional el cierre de este sitio. “Sentimos muy claramente que debemos mirar a la humanidad que espera el don de la paz, de la unidad y que debemos ser capaces de captar, incluso a través de las circunstancias, el deseo de Dios para nosotros y para nuestras actividades y estructuras”. La decisión de cerrar la ciudadela de los Focolares en Montet no se tomó a la ligera. “Es como presenciar la poda de un árbol que durante muchos años ha dado tantos frutos hermosos”. “Pero sabemos que nada sucede por casualidad, sino que la Divina Providencia está siempre detrás de todo”. Y animó a todos – invitados y residentes – a llevar al mundo la experiencia adquirida en Montet: “Muchos de ustedes serán destinados a otras ciudades, a otros países, a otras comunidades o volverán a sus países y llevarán dondequiera que vayan la preciosa experiencia que han vivido aquí y que, por tanto, no sólo continuará, sino que les dará una dimensión aún mayor de amor que los asombrará, porque será nueva”.

El futuro prevé la venta de la finca de 5 hectáreas. Un comité encabezado por Hugo Fasel, ex director de Cáritas suiza, supervisará la venta y garantizará que el uso futuro del inmueble esté en consonancia con los valores del Movimiento de los Focolares.

Andrea Fleming

Fuente: Fokolar-Bewegung
https://fokolar-bewegung.de/nachrichten/fokolar-zentrum-der-franzoesischen-schweiz-schliesst

Amazonia, tierra del cuidado y del futuro

Amazonia, tierra del cuidado y del futuro

Desde Santarém, tras siete horas de lancha (el medio de transporte más rápido), se llega a Juruti, en el Estado de Pará. Con orgullo, sus habitantes dicen que esta zona es el corazón de la baja Amazonia brasileña, en donde la única vía de contacto es el río Amazonas, el “río-mar”, como lo llaman los nativos del lugar. De hecho, es el primer río en el mundo por su caudal de agua y el segundo por su longitud. Este río es el que marca los tiempos, la vida social, el comercio y las relaciones entre los alrededor de 23 millones de habitantes de esa vastísima región, en donde vive el 55,9% de la población indígena brasileña. Además de ser uno de los ecosistemas más preciosos del planeta, los intereses políticos y económicos son la causa de conflictos y violencias que siguen multiplicándose día a día. Aquí, la exuberante belleza de la naturaleza es directamente proporcional a los problemas de la calidad de vida y de la supervivencia.

“Observar y escuchar es lo primero que podemos aprender en la Amazonia”, les explica Monseñor Bernardo Bahlmann O.F.M., Obispo de Óbidos, a Margaret Karram y a Jesús Morán, Presidente y Copresidente de los Focolares, quienes han llegado hasta aquí para conocer y vivir algunos días con las comunidades de los Focolares de la región. Los acompañan Marvia Vieira y Aurélio Martins de Oliveira Júnior, responsables nacionales del Movimiento, junto a Bernadette Ngabo y Ángel Bartol del Centro Internacional del Movimiento.

El Obispo habla de la cultura diferenciada de esta tierra, en donde características nativas conviven con aspectos del mundo occidental. La convivencia social presenta muchos retos, como la pobreza, la falta de respeto a los derechos humanos, la explotación de la mujer o la destrucción del patrimonio forestal. “Todo ello exige volver a pensar qué significa cuidar las riquezas de esta tierra, de sus tradiciones originarias, de la creación y de la unicidad de la persona, para encontrar, juntos, un camino nuevo hacia una cultura más integrada”.

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Es una tarea imposible si no se involucran los laicos, agrega Monseñor Ireneu Roman, Obispo de la Arquidiócesis de Santarém: “ellos son la verdadera fuerza de la Iglesia amazónica”. En sus comunidades parroquiales los catequistas son alrededor de mil y tienen en sus manos la formación cristiana, la liturgia de la Palabra y los proyectos sociales. Monseñor Roman le pide a la comunidad de los Focolares en la Amazonia que dé su aporte específico, que es “la unidad en las estructuras eclesiales y en la sociedad, porque lo que se necesita más en esta tierra es volver a aprender la comunión”.

La primera comunidad masculina del Focolar llegó de manera estable a Óbidos en 2020, a pedido de Monseñor Bahlmann y hace seis meses se abrió la comunidad femenina en Juruti. Hoy en Amazonia hay siete focolarinos, entre los cuales un médico, dos sacerdotes, una psicóloga y un economista.

“Estamos en Amazonia para sostener el gran trabajo misionera que la Iglesia lleva a cabo con los pueblos indígenas”, explican Marvia Vieira y Aurélio Martins de Oliveira Júnior. “En 2003, una de las líneas guía de la Conferencia Episcopal Brasileña era incrementar la presencia de la Iglesia en esta región amazónica, porque la vastedad del territorio y la falta de sacerdotes hacían que fuera difícil una adecuada asistencia espiritual y humana”.

Así nació el “Proyecto Amazonia” veinte años atrás, en el que miembros del Movimiento de los Focolares provenientes de todo Brasil van allí por un período, a sitios elegidos de común acuerdo con las Diócesis, con el fin de realizar acciones de evangelización, cursos de formación para familias, jóvenes, adolescentes y niños, consultas médicas y psicológicas, tratamientos odontológicos, entre otras actividades.

“Seguramente no lograremos solucionar todos los innumerables problemas de esta gente –dice Edson Gallego, focolarino sacerdote del focolar de Óbidos y párroco– pero podemos estar cerca de ellos, compartir sus alegrías y dolores. Tratamos de hacerlo desde que llegamos, en comunión con las diferentes realidades eclesiales de la ciudad”.

Las focolarinas explican que no siempre es fácil perder las propias categorías mentales: “A veces nos ilusionamos pensando que damos respuestas, pero sin embargo nosotras salimos enriquecidas de cada encuentro, por la fuerte presencia de Dios que se manifiesta en todos lados; en la naturaleza, pero sobre todo en las personas”.

En Juruti las focolarinas colaboran con las realidades de la Iglesia que desempeñan acciones de promoción humana y social. El “casulo” (capullo) Bom Pastor es una de los 24 jardines de infancia de la ciudad, con una específica línea pedagógica que forma a los niños en la consolidación de su propia cultura y tradiciones, en el sentido comunitario, en la conciencia de sí mismos y del otro. Una opción importante para una formación integral e integrada. Por otro lado, el Hospital “9 de Abril na Providência de Deus” se encuentra gestionado por la Fraternidad “São Francisco de Assis na Província de Deus”. Atiende a la población de la ciudad (alrededor de 51.000 habitantes), las localidades cercanas y las comunidades fluviales, con una particular atención al que no puede permitirse pagar los tratamientos médicos. Las Discípulas del Sagrado Corazón de Jesús, en cambio, son las animadoras del Centro de convivencia “Madre Clelia” en donde reciben a unos cien jóvenes por año, creando alternativas de formación profesional y contribuyendo al desarrollo personal, en particular de los jóvenes en situación de riesgo.

La comunidad del Focolar también actúa en sinergia con las parroquias y las organizaciones eclesiales. Encontrándose con ella, junto a otras comunidades que han llegado desde lejos, Margaret Karram agradece por la generosidad, la concreción evangélica y la acogida. Les dice: “Habéis reforzado en todos nosotros el sentimiento de ser una única familia mundial y por más que vivamos lejos los unos de los otros estamos unidos por el mismo don y misión: llevar la fraternidad allí donde vivimos y a todo el mundo”.

A través de una red de canales que se diversifican dentro de la selva amazónica, a una hora de embarcación de Óbidos, se llega al Mocambo Quilombo Pauxi, una comunidad indígena de unos mil afro-descendientes. Pertenece a la parroquia de Edson, que trata de ir por lo menos una vez al mes para celebrar la Misa y, junto con los focolarinos, compartir, escuchar y jugar con los niños. La comunidad está compuesta por unas mil personas que, por más que vivan sumergidas en una naturaleza paradisíaca, viven en condiciones especialmente desventajosas. Aislamiento, lucha por la supervivencia, violencia, falta de igualdad de derechos, de acceso a la instrucción y a los tratamientos médicos básicos, son los retos cotidianos que estas comunidades fluviales afrontan. Allí también, desde hace dos años, la diócesis de Óbidos ha puesto en marcha el proyecto «Força para as mulheres e crianças da Amazônia”. Está dirigido a las mujeres y a la infancia y promueve una formación integral de la persona en ámbito espiritual, sanitario, educacional, psicológico y de sostén económico. Una joven madre cuenta con orgullo sus progresos en la economía doméstica: “He aprendido mucho y me he dado cuenta de que tengo capacidades e ideas”.

Sin duda es sólo una gota en el gran mar de las necesidades de estos pueblos, “y es cierto –reflexiona Jesús Morán– que, solos, nosotros no solucionaremos nunca los grandes problemas sociales. Nuestra misión, aquí también en la Amazonia, es cambiar los corazones y construir la unidad en la Iglesia y en la sociedad. Tiene sentido lo que hacemos si las personas orientan su vida al bien. Ése es el cambio”.

Acoger, compartir, aprender: ésta es la “dinámica evangélica” que surge, escuchando a los focolarinos en la Amazonia, en donde cada uno y cada una se siente llamado personalmente por Dios a ser un instrumento suyo para “escuchar el grito de la Amazonia” (47-52) –como escribe el Papa Francisco en la extraordinaria exhortación post-sinodal Querida Amazonia– y para hacer crecer una “cultura del encuentro hacia una ‘multiforme armonía’”. (61).

Stefania Tanesini