Ago 18, 2018 | Sin categorizar
A pocos días del comienzo de la IX edición, que se desarrollará en Dublín (Irlanda) en los días 25-26 de agosto con el título “El Evangelio de la familia: alegría para el mundo”, miles de familias de 196 Países se están preparando al encuentro con el Papa Francisco. Se espera medio millón de personas que participarán a la misa conclusiva. Promovido por el nuevo Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el evento será precedido por un congreso pastoral de tres días, al cual participarán 37.000 familias.
Ago 17, 2018 | Sin categorizar

Foto © CSC Audiovisivi
«Os agradezco por este encuentro extraordinario. He podido visitar vuestro Centro, la Mariápolis, que abraza a todos los Focolares del mundo; he podido hablar con Chiara y con sus colaboradoras y colaboradores, y ver rápidamente cómo se vive y se desarrolla el Movimiento, cómo cumple su misión, su apostolado en todos los continentes. Después de ese coloquio pude participar en la segunda parte del encuentro, durante la cual me presentaron tres testimonios muy conmovedores, que nos llevaron al centro, diría, de lo que es el Movimiento de los Focolares. Hubo luego un testimonio artístico, donde se vio cómo ese amor que pulsa dentro de vuestro Movimiento sabe animar todos los valores humanos, los valores de la belleza, los valores del arte, que perennemente están destinados a expresar lo más profundo del hombre, que es humano y divino también, porque el hombre está hecho a semejanza de Dios. Durante las distintas fases de nuestro encuentro, hice muchas reflexiones. Ahora trato de resumir todo en una constatación y un deseo. La constatación toca el núcleo central de vuestro Movimiento: el amor. Ciertamente, el amor es el inicio de muchas instituciones y estructuras de todo el apostolado, de todas las familias religiosas. El amor es rico, lleva consigo muchas potencialidades y difunde en los corazones humanos los distintos carismas. Con este encuentro he podido acercarme un poco más a lo que forma el carisma propio de vuestro Movimiento o, dicho de otra manera, comprender mejor cómo el amor – que es un don del Espíritu Santo, difundido por él en nuestros corazones, su mayor virtud – constituye el camino más excelente, la animación principal de vuestro Movimiento. Está bien que hayáis encontrado ese camino, esa vocación al amor. Escuchando los testimonios me convencí aún más de lo que hace tantos años y cada día constato, que en el mundo de hoy, en la vida de las naciones, de las sociedades, de los distintos ambientes, de las personas, el odio y la lucha son muy fuertes. Son programáticos. Entonces es necesario el amor. Se puede decir que el amor no tiene programas, pero los crea, y son bellísimos y riquísimos, como el vuestro. Es necesaria la presencia del amor en el mundo para afrontar el gran peligro que asecha a la humanidad, que amenaza al hombre, el peligro de encontrarse sin amor, con el odio, con la lucha, con guerras, con opresiones, con torturas, como hemos escuchado. El amor es más fuerte que todo y ésa es vuestra fe, la chispa inspiradora de todo lo que se hace con el nombre de Focolares, de todo lo que vosotros sois, de todo lo que hacéis en el mundo. El amor es más fuerte. Es una revolución. En este mundo tan atormentado por revoluciones, cuyo principio lo constituyen el odio y la lucha, se requiere la revolución del amor; es necesario que esa revolución se demuestre más fuerte. Esto es el radicalismo del amor. Ha habido en la historia de la Iglesia muchos radicalismos del amor, casi todos contenidos en el supremo radicalismo de Cristo Jesús. Existió la radicalidad de San Francisco, de San Ignacio de Loyola, de Charles de Foucauld y muchas otras hasta nuestros días. Hay también un radicalismo del amor, de Chiara, de los Focolarinos: un radicalismo que descubre la profundidad del amor y su simplicidad, todas las exigencias del amor en las diversas situaciones y que trata de hacer vencer siempre este amor en toda circunstancia, en toda dificultad donde el hombre – humanamente hablando – podría quedar superado por el odio. En esas situaciones hace que el amor venza». […] «Os deseo por lo tanto que continuéis en este camino. Ya tenéis una dirección muy clara, una característica profundamente marcada, un carisma en la riqueza del amor que tiene su fuente en Dios, en el Espíritu Santo. Ya habéis encontrado vuestra morada. Deseo que esta realidad, propia de vuestra vocación, se desarrolle cada vez más, y que llevéis al mundo de hoy, que tiene tanta necesidad de él, el amor y, a través del amor, deis a Dios. Este es mi deseo».
Ago 17, 2018 | Sin categorizar
La celebración de la Jornada Mundial Humanitaria, elegida por la Asamblea General de la ONU en 2009, en el aniversario del bombardeo, que ocurrió el 19 de agosto de 2003, en la sede de las Naciones Unidas de Baghdad, es una ocasión para conmemorar a los trabajadores humanitarios que existen en todo el mundo, que cada día, con su espíritu de solidaridad, enfrentan adversidades y graves peligros. La ayuda humanitaria, según el Derecho Internacional, se basa en una serie de principios, entre ellos humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia. A los trabajadores se les garantiza el acceso a los países que sufren crisis humanitarias, conflictos o desastres climáticos, con el fin de proveer una asistencia inmediata, que para muchos marca la diferencia entre vida y muerte, y en el transcurso del tiempo un sostén psico-social dirigido a reconstruir las comunidades y mantener una paz duradera y sostenible en las zonas de conflicto.
Ago 16, 2018 | Sin categorizar
«Nuestra Mariápolis de Calgary –escriben Alizza y Norio desde Canadá– contó con la participación de casi 120 personas, en especial jóvenes y familias, en su mayor parte procedentes de las provincias de Alberta, Saskatchewan, pero también de Manitoba y de la Columbia británica. En el programa se presentó la Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre el llamado a la santidad en el tiempo contemporáneo (“Gaudete et Exsultate”), que continuó con un diálogo abierto. La presentación, que estuvo a cargo del Rev. A. Martens de la diócesis de Calgary, despertó en todos el deseo de leerla personalmente. Otra novedad, fue “la ciudad basada en la fe” como fue definida por una de las asistentes, que consistíó en una velada de oración por la paz». «Estamos en por terminar –escribe la comunidad de Chicago– la Mariápolis que reúne a la comunidad del Midwest. Ya el año pasado advertimos la exigencia de cambiar el lugar y el estilo de nuestra tradicional cita, que hasta ahora se había siempre desarrollado en un campus universitario de la ciudad. La elección del lugar fue un centro ubicado en las amenas orillas de un lago.
El programa, cuyo título fue “María: su experiencia, nuestra experiencia”, nos recordó que ninguno de nosotros está inmunizado ante las pruebas e incertidumbres como las que María de Nazareth vivió, mostrándonos ella misma como enfrentarlas. ¿El resultado? “La atmósfera de la Mariápolis parecía la de un almuerzo en familia: relajada, con mucha flexibilidad, improvisación (que significa también humorismo sano) y una sensación general de paz”. “Los temas desarrollados y la comunión de las experiencias me ayudaron a comprender más en profundidad a María, los tiempos difíciles en que ella vivió y el modo como logró superar las dificultades. Me gustó el grupo de comunión sobre el tema de ‘saber perder’. Un concepto y una propuesta no muy popular en el mundo de hoy»
«Nuestra Mariápolis se realizó en Virginia del Oeste con 160 participantes – escriben de la comunidad de los Focolares de Washington DC–. Los jóvenes, que eran más de la mitad de los participantes, de huéspedes pasaron a ser protagonistas y pusieron a disposición sus numerosos talentos, desde el aspecto técnico a la acogida y a la gestión de los grupos». En el Tennessee, USA, los participantes fueron unos setenta, procedentes de varios Estados del sudeste: Maryland, Georgia, Tennessee, Arkansas, Alabama, Florida, Texas, además estuvieron los de Indiana y de New York. «Dedicamos mucho tiempo a construir relaciones, y también miramos un par de partidos del Mundial de Fútbol… La presencia de los más pequeños fue un regalo, ellos siempre eran los primeros en contar sus actos de amor concreto. Profundizamos el “sí” de María, su “llevar Jesús al mundo”. Cuando transcurría la última tarde, un joven que se alojaba en el mismo centro quiso dar una contribución a la velada. Un papá: “Quedé impresionado por el amor de mi hijo, 7 años. Estaba ocupado preparando la velada final, él fue a cenar y me trajo mi plato con la cena”. Y un niño: “¿Por qué no nos quedamos aquí un mes entero?”» La carta que nos enviaron desde Bulgaria está llena de fotos: «Ya es la segunda vez que la Mariápolis se realiza en los Balcanes centrales, con casi ochenta personas de 1 a 85 años. Antes de comenzar, en el Monasterio ortodoxo que se encuentra al lado, había una fiesta dedicada a la Virgen. El Abad insistió en que nos viéramos el domingo siguiente con todos los mariapolitas. Éramos una única familia: católicos, ortodoxos y protestantes (Bautistas)». En Bolivia la Mariápolis contó con una fuerte presencia juvenil. Y se concluyó con el Genfest de los jóvenes. «Un gran amor recíproco entre los jóvenes y los adultos permitió la realización de estas dos manifestaciones. En la Mariápolis realizamos talleres sobre la Ecología, la Economía de Comunión, el Diálogo, hubo también coreografías y juegos para el Genfest del último día, una gran ocasión para ir más allá de nuestros límites, como se leía en el título y para poder hablar de Dios a muchos jóvenes».
Ago 14, 2018 | Sin categorizar
«María no es fácilmente comprendida por los hombres, aunque es muy amada. En un corazón alejado de Dios es más fácil encontrar la devoción a Ella que la devoción a Jesús Es amada universalmente. Y el motivo es éste: María es Madre. Las madres, en general, no son «comprendidas», son amadas, sobre todo tratándose de sus hijos pequeños; y no es raro el caso, es más bien muy frecuente, que incluso un hombre de ochenta años muera pronunciando, como última palabra: «madre». La madre es más objeto de intuición del corazón que de especulación del entendimiento; es más poesía que filosofía, porque es demasiado real y profunda, y está cercana al corazón humano. Lo mismo sucede con María, la Madre de las madres, a la que todos los afectos, las bondades, las misericordias de las madres del mundo, juntos, no son capaces de igualar. Jesús, en cierto sentido, está frente a nosotros: Sus palabras divinas y espléndidas son demasiado distintas de las nuestras como para confundirse con ellas; incluso son signo de contradicción. María es pacífica como la naturaleza, pura, serena, tersa, templada, bella; esa naturaleza alejada del trajín del mundo en la montaña, en el campo, en el mar, en el cielo azul o estrellado. Y es fuerte, vigorosa, ordenada, continua, inflexible, rica de esperanza, porque en la naturaleza está la vida que aflora perennemente beneficiosa, engalanada por la etérea belleza de las flores, caritativa en la rica abundancia de los frutos. María es demasiado sencilla y está demasiado cerca de nosotros como para ser «contemplada». Ella es «cantada» por corazones puros y enamorados que expresan así lo mejor que hay en ellos Trae lo divino a la tierra, suavemente, como un celestial plano inclinado, que desde la inmensa altura de los Cielos desciende a la infinita pequeñez de las criaturas. Es la Madre de todos y de cada uno, la única que sabe balbucear y sonreír a su niño, de una manera tal que cualquiera, por pequeño que sea, puede gozar de esas caricias y responder con su amor a ese amor. No se comprende a María porque está demasiado cerca de nosotros. Destinada por el Padre eterno a traer a los hombres las gracias, divinas joyas del Hijo, está junto a nosotros y espera, siempre paciente, que advirtamos su mirada y aceptemos su don. Y si alguno, para su dicha, la comprende, ella lo transporta a su Reino de paz, donde Jesús es rey y el Espíritu Santo es el aliento de ese Cielo. Desde allí, purificados de nuestras escorias e iluminados en nuestra oscuridad, la contemplaremos y la gozaremos, como un paraíso añadido, como un paraíso aparte. Desde aquí merezcamos que nos llame por «su camino », no para continuar siendo pequeños en el espíritu, con un amor que es sólo súplica, imploración, petición, interés, sino para que, conociéndola un poco, podamos glorificarla. Sacado de: Centro Chiara Lubich
Ago 10, 2018 | Sin categorizar
«María Santísima es la “Sede de la Sabiduría” en cuanto acogió a Jesús. Sabiduría encarnada, en su corazón y en su vientre. Con el “fiat” de la Anunciación, ella aceptó ponerse al servicio de la voluntad divina, y la Sabiduría puso su morada en su vientre, haciendo de ella una discípula ejemplar. La Virgen fue bienaventurada no tanto por haber amamantado al Hijo de Dios, sino por haberse nutrido ella misma con la leche saludable de la Palabra de Dios». (Sn. Juan Pablo II, Ángelus, 4 de septiembre de 1983) «Para comprender bien este santo canto de alabanza (El Magníficat), es necesario precisar que la bienaventurada Virgen María habla con base en su experiencia, habiendo sido iluminada e instruida por el Espíritu Santo; de hecho nadie puede comprender correctamente a Dios y Su Palabra, si no se lo concede directamente el Espíritu Santo. Pero recibir ese don del Espíritu Santo, significa hacer la experiencia, probarlo, sentirlo; el Espíritu Santo enseña mediante la experiencia como en una escuela, fuera de ella no se aprende nada más que palabras y palabrerío. Por lo tanto la santa Virgen, habiendo experimentado en sí misma que Dios había obrado grandes cosas en ella, por más humilde, pobre y despreciada que fuera, el Espíritu Santo le enseña este gran arte de comunicar la sabiduría…» (Martin Lutero, Comentario al Magníficat, introducción) «La Virgen es la Sede de la Sabiduría, no porque haya hablado, no porque haya sido doctora de la Iglesia, no porque se haya sentado en una cátedra, ni porque haya fundado una universidad; es la sede de la sabiduría porque dio a Cristo al mundo, la Sabiduría encarnada. Realizó un hecho. Así también nosotros: tendremos la sabiduría si vivimos de modo que Jesús esté en nosotros, que esté entre nosotros, que esté de hecho». (Chiara Lubich, Una via nuova, Città Nuova, 2002, p.145) «María no vive solamente desde sí misma, sino desde una profundidad más profunda. El Espíritu Santo en ella: de Él promana no sólo su Hijo, contenido y fruto de su ser; de Él promanan el cumplimiento y la forma de la misma vida». (Klaus Hemmerle, Brücken zum credo, p. 265)