Soy Letícia Alves y vivo en Pará en el norte de Brasil.
En 2019 participé en el Proyecto Amazonia, y durante 15 días con un grupo de voluntarios dedicamos nuestras vacaciones a convivir con la gente de la baja Amazonia, en la ciudad de Óbidos, Brasil.
Antes de embarcarme en esta aventura, me preguntaba si sería capaz de entregarme por completo a esta experiencia, ambientada en una realidad tan diferente a la mía. Durante el proyecto visitamos algunas comunidades ribereñas que viven a orillas del río Amazonas, y todos nos acogieron con un cariño sin igual.
Prestábamos servicios sanitarios, jurídicos y de apoyo familiar, pero lo más importante era escuchar profundamente y participar de las vidas, de las historias y de las dificultades de quienes encontrábamos. Las historias eran de lo más diversas: la falta de agua potable, la del niño que tenía un cepillo de dientes para toda la familia, o incluso el hijo que quería matar a su madre… Cuanto más escuchábamos, más comprendíamos el sentido de nuestra presencia allí.
“El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye el esfuerzo de unir a TODA la familia humana”
LS, 13
Y entre tantas historias, pude comprobar hasta qué punto podemos marcar la diferencia en la vida de las personas: hasta qué punto una simple escucha marca la diferencia, hasta qué punto una botella de agua potable marca la diferencia.
El proyecto fue más que especial. Pudimos plantar una semilla de amor en medio de tanto dolor y “construir juntos” nos hizo crecer. Cuando Jesús está presente entre nosotros, todo se hace inspirador, lleno de luz y de alegría.
No fue algo que viví durante 15 días y se acabó, sino que fue una experiencia que realmente transformó mi vida, sentí una fuerte presencia de Dios y eso me dio las fuerzas para abrazar el dolor de la humanidad que tengo a mi alrededor y en esta construcción diaria de un mundo unido.
Me llamo Francisco. Nací en Juruti, en el Amazonas, en un pueblo cerca de Óbidos. Me quedé sorprendido cuando supe que personas de varias partes de Brasil atravesaban todo el país para donarse, para cuidar de mi pueblo y quise unirme a ellos.
Lo que más me impresionó fue la felicidad de todos, de los voluntarios y de la población local, que aun viviendo con tan pocos bienes materiales experimentaban la grandeza del amor de Dios.
Después de vivir el proyecto Amazonia en Óbidos, volví a Juruti con una nueva perspectiva y el deseo de continuar esta misión, pero en mi propia ciudad. Allí vi las mismas necesidades que había encontrado en Óbidos. Este deseo se convirtió no sólo en el mío, sino en el de toda nuestra comunidad, que abrazó la causa. Juntos pensamos y dimos vida al proyecto Amazonia en la comunidad de São Pedro con el objetivo de escuchar y responder al “grito” de los que más lo necesitan, que a menudo no son escuchados. Elegimos una comunidad del continente, empezamos a hacer un seguimiento de sus necesidades y después fuimos en busca de profesionales voluntarios.
Con la colaboración de varias personas, llevamos a toda la comunidad la vida del Evangelio, asistencia médica, asesoramiento psicológico, medicamentos y atención odontológica. Sobre todo, tratamos de detenernos para escuchar las dificultades y las alegrías de aquellos con los que nos encontrábamos.
Tengo una certeza: para construir un mundo más fraterno y unido, estamos llamados a escuchar el grito de los que sufren a nuestro alrededor y a actuar, con la seguridad que ¡nada es pequeño de lo que hacemos con amor y puede cambiar el mundo!
Europa sigue dando que hablar de sí misma, en el centro de tensiones internacionales y de encendidos debates cuyo resultado incide en la vida de sus ciudadanos: casi 500 millones son los de la Unión Europea. Paz versus defensa, guerra o paz comercial, las opciones sobre la energía, las políticas de desarrollo y la justicia social, identidad y diversidad, apertura y fronteras: los temas que están en la agenda son numerosos y, frente a los cambios de escenario interno –ante todo la guerra en Ucrania–, la relectura y la puesta al día de la profecía de Robert Schuman y de los padres fundadores no es sólo actual, sino que también necesaria.
Han pasado ya 75 años desde cuando el que era en ese entonces ministro de asuntos exteriores de Francia, el 9 de mayo de 1950, pronunció su revolucionario discurso en París, colocando las las bases para el proceso de integracióneuropea. El 15 de mayo de 2025, en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas, un panel de expertos, exponentes de varios Movimientos cristianos y jóvenes activistas, han expresado la visión de la unidad europea como instrumento de paz.
Iglesias y Movimientos distintos de varios países de Europa
El evento se llevó a cabo por iniciativa de Juntos por Europa (JpE) en coordinación con algunos europarlamentarios, por invitación de la parlamentaria eslovaca Miriam Lexmann –ausente por motivos familiares– y reunió, en la mañana del 15 de mayo, a un centenar de personas de Bélgica, Italia, Alemania, Países Bajos, Eslovaquia, Austria, Francia, Grecia y Rumania. Estuvieron presentes cristianos católicos, ortodoxos y de las Iglesias de la Reforma; representantes de la Comunidad Immanuel, YMCA, Focolares, Schoenstatt, San Egidio, Quinta Dimensione, Comunidad Papa Juan XXIII: se trata de la variedad típica de la red JpE. Gerhard Pross, el moderador de Juntos por Europa, un testigo de los comienzos, toma la palabra: “Para nosotros es importante expresar la fuerza de la fe cuando hay que plasmar una sociedad. Sin embargo, no nos interesa el poder o el dominio, sino que, por el contrario, queremos ser portadores de esperanza, de amor, de la fuerza de la reconciliación y del estar juntos; todos valores que están ínsitos en el Evangelio”.
Estudiantes secundarios y universitarios viven una experiencia europea de diálogo, instituciones y espiritualidad.
En medio del público –y entre los mismos relatores– se destaca el fuerte componente juvenil: son 20 los alumnos del Liceo Spojená škola Svätá Rodina de Bratislava. Estudian ciudadanía activa y derecho europeo. Están en Bruselas con sus profesores, para hacer una experiencia que puede marcar su itinerario profesional y de vida. Entre ellos está Maria Kovaleva: “Yo vengo de Rusia y para mí Europa significa poder estar aquí independientemente de mi proveniencia o de la situación política en mi país o en Eslovaquia, y hablar libremente justamente aquí, en el corazón de Europa. Para mí Europa siempre ha sido un lugar en donde no importa qué religión o qué nacionalidad uno tenga. Todos tienen el derecho de hablar, y de hablar sin censuras. Es éste el tipo de Europa que Robert Schuman soñaba”.
Peter, de 16 años, confiesa que se encuentra sinceramente sorprendido, al verse por primera vez en un lugar institucional en donde se toman decisiones importantes. Es el representante de los estudiantes y lo que vivió en Bruselas es para él una inspiración para el futuro, en el cual a través del management o del compromiso en política pueda desarrollar un rol de liderazgo.
Samuel tiene 17 años. Definió estos días como “una experiencia extraordinaria para descubrir algo más sobre el resto de Europa, cómo funciona la política, como trabaja el Parlamento; creo poder hablar en nombre de todo mi curso y digo que ¡ha sido extraordinario!”.
Otra experiencia estudiantil llega de Italia. Son 10 los estudiantes de ciencias políticas y relaciones internacionales de la Universidad LUMSA, de Roma. Daniele, primer año de ciencias políticas, ha quedado impactado particularmente por el momento de la tarde: la oración ecuménica en la “Chapel for Europe”. “Me gusta el trabajo de Chiara Lubich, crear puentes para reunir a todos, y se veía el compromiso por ello en cada uno de los presentes. No es un encuentro entre soñadores, sino una búsqueda concreta que conduce a algo sólido”. Para Diego es un momento en el que la memoria se renueva y favorece la continuidad. Está inspirado en la universalidad que se respira en Bruselas, “un punto de partida para desarrollos futuros” y apreció en especial los discursos de los europarlamentarios.
Fotos: H. Brehm / K. Brand / M. Bacher
El llamado de los europarlamentarios a los jóvenes de los Movimientos
De hecho, estaban presentes esa mañana Antonella Sberna (Conservadores y Reformistas europeos), vice-presidente del Parlamento Europeo y responsable de la puesta en práctica del articulo 17 TFUE, Leoluca Orlando y Cristina Guarda (Verdes). “Ustedes son el ejemplo de lo que la Unión Europea puede hacer por nuestros pueblos y nuestras civilizaciones”, afirma la vice-presidente, dirigiéndose a Juntos por Europa. Invitando luego a los jóvenes presentes a “ser críticos, pero apasionados”, a “estudiar bien a Europa”, para estar “juntos al servicio y así corregir lo que no nos gusta y garantizar la paz en nuestras fronteras, como ejemplo de unión de los pueblos en el respeto de las soberanías”.
Leoluca Orlando invita a “recoger el proyecto de futuro que residía en la acción de Schumann, cultivando una memoria inquieta” y recuerda el principio de fraternidad, que hace superar las históricas polarizaciones entre la derecha y la izquierda sobre la libertad y la igualdad. Y como experiencia de fraternidad menciona “la experiencia profética de unidad entre católicos y luteranos, gracias a la intuición de Chiara Lubich, en Ottmaring, (Baviera, Alemania), un lugar en el corazón de la Guerra de los Treinta Años”.
Para Cristina Guarda, paz es la palabra clave: “Como Movimientos cristianos les pido a ustedes que se unan a esta discusión, y que nos exijan nuestra coherencia en la búsqueda de la paz. Por ello, hay que hacer opciones justas y votar correctamente, para respetar la paz”.
Acompañar a Europa a realizar su vocación
Justamente la Declaración de Schuman aspira a un proyecto de paz: Jeff Fountain, del Schuman Centre, ofrece una lectura de los fundamentos espirituales de la Declaración, de su “valiente discurso de tres minutos”: “su proyecto no era sólo político y económico. Si la leemos con mayor nivel de profundidad, la Declaración Schuman manifiesta que el proyecto es profundamente moral, espiritual y arraigado en los valores del corazón”. “Las instituciones que ayudó a inspirar –por más que fueran imperfectas– son una defensa contra el retorno a la política del dominio y de la exclusión, del miedo y del odio”.
Pues bien, ¿quién tiene que darle un alma a Europa? Invita a reflexionar sobre ello Alberto Lo Presti. “No tendríamos que esperar que esa alma sea un fruto de las instituciones políticas europeas y que ellas la transmitan a sus ciudadanos. No quisiera vivir en una sociedad en la que la institución me inculca, en el cerebro, una visión del mundo. Las que hacen así, por lo general, son las organizaciones políticas totalitarias que en Europa también hemos conocido ciertamente. Por ejemplo, el nazi-fascismo y el comunismo. Se verá el alma de la Unión Europea cuando esa alma sea visible en las opciones cotidianas de sus ciudadanos. Con nuestra Juntos por Europa queremos acompañar a Europa en la realización de su vocación”.
Mucho se ha dicho y se seguirá diciendo sobre la importancia ecuménica del año 2025. El 1700º aniversario del Concilio de Nicea es solo uno, aunque fundamental, de los diversos aniversarios importantes para toda la cristiandad que se celebran este año. ¿Por qué es esencial recordar Nicea incluso hoy? ¿Cuál es su relevancia? Para comprenderlo bien, debemos remontarnos al siglo IV.
En el año 313, el emperador Constantino accedió a conceder a los cristianos la libertad de culto, poniendo fin a la persecución religiosa en todo el imperio. Más tarde, en el año 324, Constantino se convirtió en la máxima autoridad de todo el imperio, tanto en Occidente como en Oriente, pero comprendió que una controversia doctrinal podía perturbar la paz territorial. Por lo tanto, decidió convocar un Concilio de toda la Iglesia para resolver el asunto; era consciente de que se trataba de una cuestión religiosa, pero también estaba convencido de que la unidad religiosa era un factor importante para la estabilidad política. Entre 250 y 318 obispos de todo el Imperio llegaron a Nicea. El objetivo principal era defender y confirmar la fe y la doctrina transmitidas por los apóstoles sobre la Persona divina y humana de Jesucristo, frente a otra doctrina que se extendía entre los cristianos: la del presbítero Arrio de Alejandría en Egipto y sus partidarios, quienes afirmaban que Jesucristo no siempre había sido Dios, sino la primera y más sublime criatura de Dios.
Puerta de Constantinopla (antigua ciudad de Nicea)Puerta de Lefke (muralla de Nicea)
Es comprensible que tal misterio, es decir, la persona de Jesucristo, representara un desafío para la inteligencia humana. Pero, al mismo tiempo, el testimonio de los apóstoles y de muchos cristianos capaces de morir — para defender esta fe — fue más fuerte. Incluso entre los obispos que acudieron al Concilio, muchos aún llevaban las marcas de la tortura y el sufrimiento padecidos por esta razón.
Así definió aquel Concilio la fe en la que se funda el cristianismo y que profesan todas las Iglesias cristianas, el Dios revelado por Jesucristo es un Dios único, pero no solitario: Padre, Hijo y Espíritu Santo son un solo Dios en tres Personas distintas que han existido siempre.
Recordar Nicea hoy es, por tanto, de gran importancia y actualidad: un Concilio que sentó las bases de la estructura sinodal de la Iglesia, de la que hoy buscamos mayor concreción; un Concilio que unificó el día de la celebración de la Pascua para toda la Iglesia (siglos después, hasta hoy, con el cambio de calendarios, la fecha se volvió diferente para las Iglesias de Occidente y Oriente) y que sentó los puntos fundamentales de la fe cristiana. En particular, este último punto nos interpela hoy de forma contundente. Quizás la tendencia a no creer en la divinidad de Jesucristo nunca haya desaparecido del todo. Hoy, para muchos, es más fácil y cómodo hablar de Jesús privilegiando sus prerrogativas humanas como hombre sabio, ejemplar y profeta, en lugar de creerlo como el Hijo unigénito de Dios, de la misma sustancia que el Padre.
Iznik, antigua Nicea, hoy es una pequeña ciudad de Turquía
Ante estos desafíos, podemos pensar que Jesucristo también nos dirige hoy la misma pregunta que dirigió a los apóstoles: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” (Mt 16,13-17).
Aceptar el Credo de Nicea y profesarlo juntos es, por tanto, ecuménicamente importante, también porque la reconciliación de los cristianos implica reconciliación no solo con y entre las Iglesias del presente, sino también con la tradición de la Iglesia primitiva y apostólica.
Considerando el mundo de hoy, con todas sus angustias, problemas y expectativas, nos damos cuenta aún más de cómo la unidad cristiana no es sólo una necesidad evangélica, sino también una urgencia histórica.
Si queremos confesar juntos que Jesús es Dios, entonces sus palabras, especialmente lo que él llamó su nuevo mandamiento, el criterio que estableció para que el mundo nos reconociera como sus discípulos, adquirirán gran valor. Vivir este mandamiento “será la única manera, o sin duda la más eficaz, de hablar de Dios hoy a quienes no creen, de hacer que la Resurrección de Cristo sea comprensible para el hombre de hoy”[1].
[1] BENEDICTO XVI, Luz del mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos. Una conversación con Peter Seewald, Herder, Barcelona 2010.
Más de 150 delegaciones de todo el mundo, líderes políticos, jefes de varias Iglesias cristianas, representantes de distintas religiones y más de 200.000 fieles de todas partes del planeta han participado en el Vaticano, hoy, 18 de mayo de 2025, de la celebración en ocasión del comienzo del ministerio del papa León XIV. El Pontífice ha querido empezar su camino justamente con el encuentro con los peregrinos, recorriendo en coche la plaza San Pedro y la via della Conciliazione, en un saludo largo, alegre y conmovedor. Luego se detuvo ante la tumba de Pedro, de quien es sucesor, y dio comienzo a la celebración eucarística.
También estaba presente un grupo del centro internacional de los Focolares, en representación de la Presidente del Movimiento, Margaret Karram, y del Copresidente Jesús Morán, que en estos días están de viaje en los Estados Unidos.
“Una experiencia de universalidad de la Iglesia –así define ese momento vivido en la plaza San Pedro Silvia Escandell (Argentina), delegada central de los Focolares–. “Una experiencia de universalidad de la Iglesia –así define ese momento vivido en la plaza San Pedro Silvia Escandell (Argentina), delegada central de los Focolares–. Sentí que el papa León XIV, sin duda también por su carisma, recogía esa profunda diversidad en la unidad. Me impresionó el hecho de que él hubiera destacado dos palabras, ‘amor y unidad’, y que todo su discurso lo desarrollara en ese sentido ”. “También me impactó cuando –sigue diciendo Silvia– se refirió a Pedro a quien Jesús le decía que echara las redes y nos llamó a hacerlo una vez más. Pero sabiendo que son las redes del Evangelio, que va al encuentro de todos los hombres. Me pareció un signo de mucha esperanza, para la Iglesia y la humanidad ”.
En las fotos: plaza San Pedro repleta de fieles, un momento de celebración y el grupo del Centro internacional de los Focolares.
“Para mí hoy ha sido una fuerte experiencia en el camino hacia el mundo unido –dice Ray Asprer (Filipinas) delegado central del Movimiento de los Focolares–. Fue impresionante ver toda esa plaza llena y, sobre todo, escuchar el llamado del papa que expresaba su visión de una Iglesia como instrumento de unidad. Me parecía que era justamente lo que se estaba viviendo allí, en toda su solemnidad, era lo que justamente estábamos experimentando. Estábamos juntos de todo el mundo, alrededor del papa que proclamaba que la misión de la Iglesia es amor y unidad. Sentí una invitación a la unidad como un signo de los tiempos ”.
De esperanza habla igualmente Chiara Cuneo (Italia), consejera del centro internacional de los Focolares y co-responsable del diálogo entre Movimientos y nuevas Comunidades en el ámbito de la Iglesia Católica. “En este tiempo tan oscuro –nos cuenta– la esperanza es una luz que nos guía. Durante la Misa pensé que, a veces, es necesario experimentar el desierto para que se vean brotes de esperanza. Hoy hemos visto uno de esos brotes: hay algo que crece ”.
“Las palabras del papa, cuando nos invitaba a caminar juntos –observa– son muy inclusivas también, pues mencionó realmente a todos, estábamos dentro todos, todos, todos”.
“Pude saludar –concluye– junto a muchos otros, a algunos fundadores y presidentes de varios Movimientos de la Iglesia. Fue un momento de fiesta, de alegría y de esperanza renovada para cada uno de nosotros. Con el deseo de continuar este camino juntos, y con el propósito de querernos cada vez más, como dijo el papa ”.
Enno Dijkema (Países Bajos) es consejero del centro internacional de los Focolares y co-director del Centro Uno para la unidad de los cristianos. “Había también muchísimos jefes de otras Iglesias cristianas –observa– y el papa dijo justamente que quiere estar en diálogo con todos y quiere ser un servidor de la unidad de la Iglesia de Cristo”. “Me impactó mucho también –nos sigue diciendo– cuando habló de su ministerio y lo describió no como por encima de todos, sino por debajo, como amor, como servicio que es alegría y fe para todos los cristianos y para todo el mundo. Delante de tantos jefes de Estado me pareció un hermoso testimonio, una definición del ‘poder’ entendido como amor y como servicio ”.
El viernes 9 de mayo, en el punto de encuentro de los Focolares, en el corazón de Roma (Italia), y mediante transmisión on line, se celebró la ceremonia de entrega de premios del concurso para escuelas titulado “Una ciudad no basta. Chiara Lubich, ciudadana del mundo ”. El concurso está dedicado a la figura de la fundadora del Movimiento de los Focolares, una mujer que supo unir la educación, la política y el diálogo por la paz.
El tema propuesto para la quinta edición fue: «Explorando el concepto de paz en relación con el pensamiento de Chiara Lubich». Se recibieron 118 trabajos (individuales y grupales), presentados por 35 escuelas de 15 regiones italianas.
El concurso, promovido por New Humanity, el Centro Chiara Lubich y la Fundación Museo Histórico del Trentino, se lleva a cabo en colaboración con el Ministerio de Educación y Mérito de Italia. Se consolida como una oportunidad para que docentes y estudiantes reflexionen sobre los valores de la fraternidad, la aceptación y el diálogo intercultural, temas centrales en el pensamiento y la acción de Chiara Lubich.
Trabajos premiados
Educación secundaria
1.er puesto: Construyendo el infinito, de 5º A Lingüístico, Liceo A. Maffei – Riva del Garda (Trento). Con imágenes relevantes, las alumnas presentaron creativamente su reflexión sobre el tema de la paz, combinándolo con elementos característicos del pensamiento de Chiara Lubich, que concedía tanta importancia a las relaciones de proximidad: donde hay amor hay unidad y donde hay unidad hay paz.
2° puesto ex aequo: Vivir la paz, de la clase 2º H, Liceo clásico Quinto Orazio Flacco – Bari. En el ensayo escrito, se aprecia el especial énfasis que la reflexión pone en la paz, como una tarea para vivir a diario. Son significativas las referencias escogidas del pensamiento de Chiara Lubich, quien deja un legado de fraternidad y un compromiso concreto por un mundo más unido.
2° puesto ex aequo: Mirada, de Elena Scandarelli, 3° AU, Liceo Maria Auxiliadora – Riviera San Benedetto (Padua). De forma sencilla y eficaz, la imagen comunica explícitamente la importancia que Chiara Lubich concede a saber mirar el mundo más allá de los desafíos humanos, viviéndolos con esperanza.
Escuela Secundaria
1.er puesto: 1920-2011, por Alessia Tombacco 3° C, IC Elisabetta “Betty” Pierazzo – Noale (Venecia). El texto presentado ofrece una reflexión original que resalta la actualidad del pensamiento de Chiara Lubich y la posibilidad de un encuentro vital con ella, incluso en una época diferente a la que vivió Chiara. Rico de confianza en el presente y esperanza en el futuro, es la imagen del hombre célula: portador de nuevas relaciones para un mundo sin fronteras.
2° puesto: Voces de fraternidad, de 3º D, IC Giovanni XXIII – Villa San Giovanni (Reggio Calabria). En el trabajo multimedia, se valora especialmente la participación activa de los estudiantes, como primeros testigos de un fragmento de un mundo más unido y fraterno. La referencia a la posibilidad de ser “constructores de paz” a partir de las relaciones más estrechas es especialmente significativa.
Escuela Primaria
1.er puesto: Una semilla de unidad, Aurora Pellegrino 5° A, IC Radice-Alighieri – Catona (Reggio Calabria). La composición poética expresa una reflexión original sobre el tema de la paz a la luz de la contribución específica de Chiara Lubich, mujer del diálogo.
2do. puesto: Una ciudad no basta, 4º grado A, IC Antonio Gramsci – Tissi (Sassari). La obra multimedia presenta, de forma original y eficaz, los espacios y valores de un mundo ideal donde, con amor, se puede superar cualquier forma de discriminación.
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