Con profundo pesar he recibido la noticia del regreso a la casa del Padre de nuestro querido Papa Francisco. Junto con toda la Iglesia, lo entregamos a Dios, llenos de gratitud por el extraordinario ejemplo y el don de amor que ha representado para cada persona y para todos los pueblos.
A lo largo de su pontificado, el Santo Padre ha sido en numerosas ocasiones un pastor cercano y afectuoso también para el Movimiento de los Focolares. Siempre nos ha acogido y orientado para testimoniar el Evangelio con valentía y radicalidad.
De los muchos momentos compartidos con él, no olvidaremos sus palabras dirigidas a la Asamblea General de los Focolares, pronunciadas durante la audiencia que nos concedió en 2021:
“…Permanezcan siempre a la escucha del grito de abandono de Cristo en la cruz, que manifiesta la máxima medida del amor. La gracia que produce es capaz de suscitar en nosotros, débiles y pecadores, respuestas generosas y a veces heroicas; es capaz de transformar los sufrimientos e incluso las tragedias en fuente de luz y esperanza para la humanidad”.
Por último, no puedo dejar de testimoniar el amor y la atención personal que el Papa me brindó, especialmente ante los sufrimientos de mi pueblo en Tierra Santa, así como mi profunda gratitud por haberme invitado a participar en el Sínodo sobre la Sinodalidad, donde él mismo nos abrió las puertas hacia una Iglesia sinodal que ahora comienza a dar sus primeros pasos en todo el mundo.
Junto a todo el Movimiento de los Focolares a nivel mundial, me uno a la oración de la Iglesia universal y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, segura de que Nuestra Señora «Salus Populi Romani», de la que él era tan devoto, lo acogerá en el Cielo con los brazos abiertos.
Este año 2025 la fiesta de Pascua se celebra el mismo día en todas las Iglesias cristianas. La felicitación de la presidenta de los Focolares, Margaret Karram, para esta fiesta con algunos representantes de varias Iglesias.
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Una Pascua de esperanza, pero sobre todo para vivirla juntos. A los 1700 años del Concilio de Nicea, en este 2025, las varias Iglesias cristianas celebran la Pascua el mismo día, el domingo 20 de abril.
Una coincidencia maravillosa que representa una invitación a todos los cristianos para que demos un paso decisivo hacia la unidad; es un llamado a reconocer que podemos estar unidos en la pluralidad.
En una época marcada por continuas divisiones en todos los frentes, pero más aún en esta ocasión en la que nos acercamos al misterio de la Resurrección, compartimos algunas palabras que Chiara pronunció en Palermo (Italia) en 1998 acerca de “Una espiritualidad para el diálogo”, y específicamente, una “espiritualidad ecuménica”.
Es una invitación directa a responder al llamado del amor recíproco, pero no cada uno individualmente sino de una manera colectiva. Es la posibilidad de mirar a ese Jesús Abandonado en la cruz como una luz que –aun en el extremo sacrificio– no sólo nos guía sino que también se vuelve el camino por el cual ir moviendo nuestros pasos.
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Del 30 de mayo al 1 de junio, según el calendario de grandes acontecimientos del Jubileo de la Esperanza 2025, está previsto el Jubileo de las familias, de los niños, de los abuelos y de los ancianos; y del 28 de julio al 3 de agosto el Jubileo de la Juventud. Serán dos grandes eventos que reunirán a miles de personas de todo el mundo en Roma.
Para esta ocasión, el Movimiento de los Focolares propone algunos itinerarios para profundizar en la espiritualidad de la unidad y en la vida de algunos testigos de la esperanza. En particular, para los jóvenes se ha creado un recorrido por etapas a través de Italia titulado Jóvenes y Santidad. Para conocer más detalles entrevistamos a Paola Torelli y Lais Alexandre Pessoa de los Centros Juveniles del Movimiento.
Empecemos por el Jubileo de los jóvenes: ¿cómo surgió la idea del camino “Jóvenes y Santidad”?
El Jubileo de los jóvenes es una oportunidad única para emprender un camino, tanto físicamente en Roma como en otros lugares jubilares alrededor del mundo. Este viaje no es sólo un viaje a través de lugares, sino sobre todo una experiencia de encuentro con Dios y con tantos testigos de la esperanza, cuya vida puede ayudarnos a crecer en la fe y en la esperanza. De aquí nace la idea de Jóvenes y Santidad, para todos los jóvenes que participarán en el Jubileo de los jóvenes a finales de julio, ofreciendo un camino, acompañados de testigos de esperanza.
¿Cuáles son las propuestas del Movimiento de los Focolares?
Génova paraconocer a los dos amigos Alberto Michelotti y Carlo Grisolia, hoy Siervos de Dios. (info@albertoecarlo.it)
Loppiano (Florencia), en la ciudadela internacional de los Focolares, para conocer testigos de la esperanza hoy. (accoglienza@loppiano.it)
Asís para descubrir el testimonio de vida de San Carlo Acutis, que será canonizado el 27 de abril de 2025 en el contexto del Jubileo de los adolescentes. (Programma ospitalità giovani)
Roma para un recorrido por etapas en torno a cuatro palabras clave del Jubileo: Peregrinación y Profesión de Fe, Puerta Santa, Esperanza, Reconciliación. El recorrido se realizará a lo largo del itinerario de las Siete Iglesias, acompañado de un itinerario espiritual.
4 de agosto, visita al Centro Internacional de los Focolares (Rocca di Papa). Será posible participar en una visita guiada para profundizar en el carisma de la unidad y en la historia de la fundadora Chiara Lubich, cuyo cuerpo está enterrado allí. (accoglienza@focolare.org)
¿Se puede elegir sólo una etapa o es un único camino que incluye todas las etapas mencionadas?
Las etapas propuestas son independientes, cada grupo o persona puede elegir cuales realizar o, si es posible, realizar el recorrido completo. Para cada etapa se encuentran disponibles contactos de referencia para el programa y visitas.
¿Hay otras propuestas para los jóvenes?
En Roma, cada mes en el Focolare Meeting Point se realiza el evento titulado Llamados a una única esperanza – Jóvenes en camino. Con diversos Movimientos y Asociaciones que han aceptado la invitación, ofrecemos la oportunidad de alimentar y fortalecer la “esperanza” con intercambios de testimonios, reflexiones, silencio, oración. Es una experiencia de conocimiento recíproco. Preparar estos eventos junto con otros Movimientos y Asociaciones nos hace crecer y ser cada vez más Iglesia.
Pasamos ahora al Jubileo de las familias, de los niños, de los abuelos y de los ancianos, a finales de mayo: ¿qué propone los Focolares?
Habrá dos eventos programados para el viernes 30 de mayo. Son cursos interactivos para conocer el Jubileo de la Esperanza para familias con niños y adolescentes hasta 12 años, con reflexiones y juegos adecuados a esa edad. La primera tendrá lugar en el Centro Internacional de los Focolares donde también se podrán visitar varios lugares significativos, entre ellos la casa donde vivió Chiara Lubich y la capilla donde está enterrada junto a los cofundadores del Movimiento. El segundo evento tendrá lugar en Roma en varias iglesias y lugares significativos, comenzando desde el Focolare Meeting Point.
Guerras, baños de sangre, masacres y fuertes polarizaciones, en donde el pacifismo puede volverse divisivo: he aquí la actualidad en la estamos sumergidos.
La figura de Igino Giordani (1894-1980), hombre de paz porque hombre justo y coherente, hoy nos brinda algunas ideas inspiradoras para levantar la mirada y seguir teniendo esperanza, intentando un diálogo allí en donde pareciera imposible, para erosionar ideologías cristalizadas y absolutismos, para construir una sociedad inclusiva y fundar una paz basada en la unidad.
Entre los testimonios más vivos de la cultura de la paz del siglo XX, su pacifismo tiene su origen directamente en el Evangelio: matar a otro hombre significa eliminar a ese ser que está hecho a imagen y semejanza de Dios. Por ello, Giordani anhela la paz, se esfuerza de mil maneras, dialoga con quien sea para conseguir la paz, no da marcha atrás ni siquiera cuando hay que sostener la ratificación del Pacto Atlántico y proporcionar la seguridad y la defensa de Europa y de Italia… Podemos decir que su pacifismo es a 360°, sin hacer excepción de ningún tipo.
Leamos el siguiente texto escrito por él.
«… estalló la Primera Guerra mundial. […] Y explotaron comicios belicistas en las plazas, a los que yo iba para protestar en contra de la guerra; tanto que una vez un personaje que yo estimaba, escuchando mis gritos me advirtió: – ¡Pero usted quiere dejarse matar!…
[…] En el «mayo radiante» de 1915, fui llamado a las armas. […]
¡La trinchera! En ella, de la escuela pasé a la vida, entre los brazos de la muerte con las salvas de los cañones. Lodo, frío y suciedad amortiguaron un amargo descubrimiento: que los soldados eran todos contrarios al homicidio llamado guerra, porque el homicidio era matar al hombre. Todos detestaban la guerra… […] Estábamos en Oslavia, cerca de las ruinas llamadas Pri-Fabrisu: el recuerdo de esa agonía (de “agón” o “agone”) sufrida en esos sitios lo dejé escrito, más tarde, durante los tres años de hospital, en un poema que llevaba como título I volti dei morti (Los rostros de los muertos). Me acuerdo del último verso que decía: “Esta maldición de la guerra” [2]».
Giordani fue herido gravemente, y al volver de la trinchera estuvo tres años en el hospital militar de Milán, con daños irreversibles en una pierna. Por lo tanto, su pacifismo se funda en la experiencia vivida. Actuando luego en la vida política, su objetivo fue siempre el diálogo con todos, incluso con el que tenía un pensamiento opuesto al suyo, pues estaba convencido de que el hombre siempre debe ser bien recibido y comprendido. Nunca se refugió en posiciones absolutas. Así nos cuenta de su discurso en el Parlamento italiano en favor del Pacto Atlántico:
«En la Cámara de Diputados, recuerdo el discurso que pronuncié el 16 de marzo de 1949, […] acerca del Pacto Atlántico, que muchos presentaban solamente en su aspecto de anticomunismo, o sea de equipamiento bélico contra Rusia. […] Dije que toda guerra es un fracaso de los cristianos. “Si el mundo fuera cristiano, no debería haber guerras… […] La guerra –agregué– es un homicidio, un deicidio (asesinato de Dios en su efigie: o sea en el hombre que es su imagen) y un suicidio” [3]».
El discurso de Giordani fue aplaudido por la derecha y por la izquierda. Paciente tejedor de relaciones, puso en claro el valor, muy positivo, de una opción por parte de Italia que podía ser interpretada en favor de la guerra. Giordani estaba bien convencido de que para la paz hay que intentarlo todo, más allá de la posición estratégica de los bandos, y deseaba que la política cristiana estuviera en condiciones de actuar entre las polarizaciones existentes en ese momento, para erigirse en una fuerza de paz.
Escribe en 1953:
«La guerra es un homicidio a la grande, revestido de una especie de culto sagrado […]. La guerra es para la humanidad lo que la enfermedad para la salud, o el pecado para el alma. Es destrucción y vergüenza; ataca al alma y al cuerpo, a los individuos y a la colectividad.
[…] La finalidad puede ser la justicia, la libertad, el honor o el pan; pero los medios producen una tal destrucción de pan, de honor, de libertad y de justicia, más allá de las vidas humanas, entre las cuales mujeres, niños, ancianos, inocentes de todo tipo, que anulan trágicamente la finalidad misma que se había propuesto.
En sustancia, la guerra no sirve para nada, salvo la destrucción de vidas y riquezas[4]».
Pues bien, Giordani nos recuerda que la paz es el resultado de un proyecto de fraternidad entre los pueblos, de solidaridad con los más débiles y de respeto recíproco. Así se construye, hoy también, un mundo más justo.
[1] Igino Giordani, La inutilidad de la guerra, Ciudad Nueva, Buenos Aires. [2] Igino Giordani, Memorias de un cristiano ingenuo, Ciudad Nueva, Buenos Aires. [3]Idem [4] Igino Giordani, La inutilidad de la guerra, Ciudad Nueva, Buenos Aires.