COVID-19: Fraternidad, ternura y creatividad

 
Fraternidad, ternura y creatividad: los ingredientes adecuados para afrontar la emergencia del Coronavirus a través de miles de experiencias de amor por los demás.

Movida en modo particularmente fuerte por la pandemia del Coronavirus, Italia está viviendo las pruebas más grandes después de la segunda guerra mundial. Pero los italianos la enfrentan con innumerables gestos de solidaridad, fraternidad y ternura.

Desde la provincia de Nápoles nos escribe I.V., enfermera en la sala de pacientes positivos al  Covid-19: “Al principio tenía miedo al contagio y por ello era muy veloz en las prácticas de enfermería. Un paciente me pidió un café de la maquinita. Primero le dije que no podía ir. Pero involucrando luego a un colega, encontramos dos maquinitas de café para todos los pacientes.”

La obligación de permanecer en la casa ha cambiado la vida de la familia de Salvo y Enza con sus hijos Emanuele y Marco en Viareggio. Nos cuenta Enza: “Hasta hace pocos días, los hijos, tomados por tantos compromisos, apenas lograban dar un saludo veloz a la abuela enferma y obligada a estar en la cama. Ahora se quedan más tiempo y buscan ayudarme aunque sea acercándole un vaso de agua. Durante el almuerzo y la cena tenemos más tiempo para conversar y también para reír.” En Lucca Paolo y Daniela se ofrecieron para hacer las compras de todos los vecinos, compartiendo también algunos barbijos. También en Lucca, una joven pareja de maestros con dos hijos, todos en casa en este momento, han prestado su auto a una familia en una grave situación económica. En Siena Giada y Francesca se pusieron a disposición como babysitter de los hijos de los enfermeros que viven cerca de su casa. En Pisa Carla y Giacomo han preparado la comida para algunas familias que viven cerca de su casa, mientras que en Arezzo hubo una carrera de solidaridad entre Rosanna, Rita y Mario para ayudar a dos personas que no pueden salir, realizando las compras y preparando la comida.

Para ayudar a sus jóvenes colegas lejos de la oficina y obligados al aislamiento, Barbara de Latina, comenzó a realizar videos en los que comparte sus recetas. Ellos le agradecieron mucho, porque de esta manera los hace sentir como una familia.

Emanuele y Simonetta de Cerdeña se encuentran en cuarentena con sus tres hijos desde hace dos semanas. Nos escriben: “Inmediatamente nos pareció una ocasión para construir relaciones profundas como familia. Desde que entramos en contacto con el virus hemos comenzado a compartir nuestras experiencias en un grupo de chat con otras personas que viven el mismo sufrimiento. Un día algunos de ellos tenían necesidad de víveres. Al no poder hacer nosotros las compras, encontramos una pareja que se ofreció con ese fin. Comprendimos que no debemos frenarnos nunca frente a la exigencia de un hermano.” Desde Sicilia Orsolina, enfermera, nos cuenta: “en mi trabajo de terapia intensiva cardiológica, me encontré con una paciente joven con un infarto complicado. En su mirada veía miedo y desasosiego también porque no podía contar con la compañía de sus familiares ni de los hijos pequeños. Sentí que podía ser yo su familia. Entonces la ayudé con la higiene personal pensando qué habría deseado yo si hubiera estado en su lugar, haciendo su cama con mucho cuidado, peinándola,… Su mirada cambió y juntas experimentamos una gran alegría. En ese momento fuimos una familia.”

En Roma, Masha y Mario con su hijo Samuel están descubriendo que “este virus, además de recordarnos que estamos todos interconectados, nos está dando la ocasión de apreciar las pequeñas cosas, de poner en el centro la familia y los afectos, de dar cauce libre a la creatividad contra los programas y ritmos frenéticos a los que estamos habituados”.  Como representante de su curso, Masha busca el modo de mejorar para amar las familias y las maestras, manteniendo siempre la relación a través del chat o las llamadas.

Como decía JesúsMorán, Co-presidente de los Focolares, hace unos días: “Este es de verdad el momento de la sabiduría (…) que lleva a una inteligencia de la realidad iluminada por el amor y que (…) dispara un formidable movimiento de fraternidad. En realidad Dios puede hacer cosas prodigiosas, también en medio del mal. El lo derrota con su designio de amor.”

 

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