Esta oración es organizada cada año por la Comisión Salta por la Paz, conformada por referentes de la Escuela Hebrea Hatikva; Asociación Civil Cultural Yerrahi para la Difusión del Islam, y de las Iglesias Cristianas: Anglicana, Metodista, Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía y Católica Romana. Desde el Movimiento de los Focolares de Salta acompañamos este espacio desde los inicios. Las reuniones fueron ejemplo de unidad, respeto, escucha, madurez, colaboración, servicio y disposición para acercar cada uno lo mejor de sí y la riqueza de su identidad religiosa, donándose con el otro para construir ese momento de encuentro tan especial.
La primera oración se había realizado dos años atrás, en ocasión de la histórica visita a Salta de Fray Michael Perry, sucesor de San Francisco de Asís. Este año, nos convocaron especialmente dos intenciones.
La primera, era celebrar con júbilo los 800 años del encuentro de San Francisco de Asís con el Sultán Melek el Kamel en territorio de dominio musulmán. El encuentro, aunque distante en el tiempo, es un verdadero legado histórico y espiritual. En un contexto de enfrentamiento por las cruzadas, se dio este encuentro entre dos culturas, dos formas de ver la vida y de celebrar la fe… Más allá de sus grandes divergencias, estos dos hombres de fe se encontraron con el propósito de asegurar la paz. Un testimonio con una enseñanza muy actual.
En nuestra sociedad todavía marcada por drogas, hambre, violencia, consumismo, corrupción, hipocresías, injusticias, es más apremiante que nunca la alteridad, iniciativa, apertura, ternura, abrazo, hospitalidad, respeto y diálogo que nos impulsan a un auténtico encuentro con el “otro”. El Sultán y el Santo nos recuerdan eso: nos urge volver a recorrer caminos de encuentro, caminar juntos en verdadera comunión de hermanos y hermanas.
El orador de la jornada fue el Señor Omar Abboud, representante del Islam, co-presidente del IDI, Instituto de Diálogo Interreligioso, surgido en Buenos Aires en el año 2002, con el impulso del entonces Cardenal Bergoglio.
Omar Abboud nos decía, entre otras cosas: “Cultura del encuentro es más que encuentro, es más que el hecho de encontrarse. Es generar en el ámbito del trato diario una mejor perspectiva en términos del otro. ¿Por qué? Porque en definitiva quien se sienta en la mesa del diálogo, de este diálogo interreligioso o de cualquier diálogo, tiene que tener la altura o darse la posibilidad de ver modificada su perspectiva de la realidad. No su identidad. El diálogo interreligioso es sumamente respetuoso de las identidades, fortalece las identidades, pero a su vez genera una identidad que tiene que ver con el interior, con la permeabilidad de comprender las características de diferentes situaciones, con encontrar hechos comunes que sean más beneficiosos y más satisfactorios para todos.
La responsabilidad que tenemos como hombres de fe, es justamente salir a comunicar. Y más que salir a comunicar, salir a construir. Nada de lo que necesitamos, ni el cuidado del medio ambiente, ni el cuidado del hermano, ni el hecho de socorrer al pobre, al necesitado, al huérfano, al migrante, ni el diálogo con nuestra tierra es gratis. Todo hay que construirlo y exige sacrificios. Pero en la medida en que nosotros podamos centrar nuestra voluntad en entender en que ese es el camino recomendado por el Todopoderoso, el camino recomendado para los hombres de buena voluntad, solo en ese sentido nuestra misión va a tener éxito.”
Hacia allí estaba orientado el segundo objetivo del encuentro de oración. Como hombres y mujeres de fe, sabemos que el encuentro con Dios es también una llamada a la responsabilidad ante el dolor de los hermanos más necesitados. No podemos permanecer indiferentes: la dinámica del amor nos exige “salir e ir” al encuentro de los demás, especialmente los que más sufren. Por eso el lema que nos convocaba era “Abrazamos la paz en el rostro del que sufre”.
Decidimos hacer juntos un gesto solidario concreto. Durante las semanas previas a la Oración, cada referente de las Iglesias y religiones que participaron de la organización del encuentro, habíamos puesto en común alguna situación de necesidad de una persona o familia de nuestra comunidad. Luego de orar juntos, decidimos como gesto concreto ayudar a una familia wichí del norte de la provincia, que necesitaban un techo para vivir. Durante la Oración también se hicieron circular unas alcancías y todo lo recaudado fue destinado a la necesidad de esta familia.
El evento fue acompañado por la Orquesta de Cámara de la Universidad Católica de Salta y por la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil.
Participaron también autoridades provinciales y municipales, agentes consulares, autoridades de la Universidad Católica de Salta, fieles de distintas Iglesias cristianas y de diversas religiones, congregaciones religiosas y Movimientos Eclesiales, instituciones educativas, sociales y de la sociedad civil en general. Como cada año, tuvieron un lugar especial las Organizaciones No Gubernamentales que a diario con mucho esfuerzo hacen su aporte a la paz.
Fue un encuentro muy hermoso y emotivo, en donde todos los que participamos nos sentimos llamados a poner en práctica este dinamismo del encuentro, de ponernos en camino hacia el otro, restableciendo el equilibrio de las relaciones con toda la creación con una visión de paz y de justicia.
Desde Salta: Milagros (Mily) Dallacamina – María Celia Mora