Escriben los hermanos Silvio y Andrés Torti, pintores de talento, desde Sastre, localidad de la provincia de Santa Fe: “Estamos absolutamente felices. El encuentro fue profundísimo. En ningún otro (de ningún tipo) probamos tanto el amor recíproco y la comunión desde la apertura más esencial del alma, la más pura y sin prejuicios de ningún tipo. Nos sentimos muy amados en todo momento. Algo que nos llegó mucho fue sentir la valoración y el cariño de los jóvenes, y haber podido comunicarnos con ellos de igual a igual, nosotros que a veces nos sentimos “poco interesantes” para los jóvenes, y mucho más para los artistas jóvenes”. Para Licy, de Mendoza, escritora, “escuchar a mi cultura en ese clima tan profundo, me permitió descubrir mis propias raíces y darme cuenta de que no necesito buscarlas, están ahí, me constituyen y sostienen. Fue muy fuerte y sanador”. Son sólo algunos de los mensajes que circularon por la red que los une, luego de finalizado el encuentro de artistas que tuvo como escenario el maravilloso paisaje de Chacras de Coria en Mendoza.

Con viajes de hasta 1000 km. llegaron 50 artistas de distintas disciplinas para vivir juntos, durante la última semana de enero, esta entusiasmante experiencia de comunión y creación.
“El programa fue variado, cuentan. Salimos al encuentro del paisaje. Recibimos la visita de la Profesora Silvina Carbonari, que nos situó en el contexto histórico de la Ciudad de Mendoza levantada en medio del desierto por el pueblo huarpe y posteriormente por los españoles”. También los visitaron Marcelino Azaguate, huarpe, músico; Pocho Sosa, importante referente del folclore cuyano (acompañado por el maestro Fredy Vidal) y Ernesto Suárez, actor, autor y director de teatro con un importante compromiso social a través del arte, además de formador de varias generaciones de actores mendocinos, quien compartió momentos de su historia personal.

El tema del encuentro, se desarrolló desde tres ejes, en días diferentes: Perfil del artista: sus cumbres y abismos, por Josefina Trebucq, De qué viven los artistas. Cumbres y abismos en el intento de parar la olla, por Edgar Ferrer. La obra de arte. Cumbres y abismos, por Lidia Artesi.
Fueron disparadores de diálogos profundos y enriquecedores entre los participantes, ya “que nos ayudaron a profundizar en estos temas que siempre nos planteamos al realizar nuestra tarea como artistas”.

“Uno de los momentos primordiales de estos encuentros -dice Cecilia Barrera de Río Cuarto, Córdoba-, se da cuando compartimos la obra de cada uno, porque nos enriquece, nos construye y renueva la alegría del camino que recorremos juntos. Es una forma de “comunión” tan profunda que nos permite darnos a conocer (y de algún modo conocernos) desde la propia expresión artística”.
“Fue tanto el amor que circuló -afirma Licy Miranda, que desde el primer momento estuvo en la organización del encuentro- y que nos llegó también desde la comunidad mendocina de los Focolares que ayudó, acompañó, estuvo al servicio silenciosa y amorosamente, que nos contuvo desde antes de comenzar. También tuvimos la oportunidad de vivir la reciprocidad -agrega-, porque en la Fiesta con la que cerramos el encuentro y a la que asistieron varias personas de la comunidad, les regalamos vino, y algunas acuarelas donadas por dos pintoras de Rosario”.

Tal vez esta experiencia que ya cuenta con varias ediciones, siempre distintas, y que este año contó con la Declaración de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura de la Provincia de Mendoza, pueda resumirse en las palabras de Josefina, escritora de Buenos Aires: “Me pareció un encuentro de frutos extra-ordinarios (…) Aprendí que cuando hay un amor profundo entre los participantes, y somos capaces de asumir dolores e incomprensiones en aras de la fraternidad, no importa el ‘nombre’ del encuentro”.

(Con la colaboración de Licy Miranda y Cecilia Barrera. Fotos: Claudio Villarreal)