Las máscaras faciales y el párroco en cuarentena

 
La puesta en práctica de las palabras del Evangelio, nos llevan a encontrar la creatividad para acercarnos a las necesidades de los demás y experimentar la alegría de pertenecer todos a una única familia.

Las máscaras faciales

Tengo una sobrina médica que trabaja en el Hospital de niños más importante de Mendoza y la región. Con sus compañeros de trabajo se organizaron para conseguir elementos de protección. Consiguieron donaciones de tela para hacer delantales y guardapolvos descartables y otras personas donan su tiempo y capacidades para elaborarlos. Un elemento muy importante son los protectores faciales, que son difíciles de conseguir y en el presupuesto del hospital no está ni previsto ni al alcance. Recordó que en mi trabajo tenemos una pequeña impresora 3D para usos de mantenimiento y proyectos. Me sugirió si teníamos la posibilidad de hacerlos, con algunas características para que cumplan con los requerimientos hospitalarios. Mi hija se puso a buscar en internet algún modelo que diera con esas pautas y que nuestra máquina pudiera hacer. Después de algunas pruebas dimos con un modelo que reúne esas condiciones. Con el material que teníamos en stock comenzamos la producción, como cada “vincha plástica” demora  alrededor de 5 hs de impresión empezamos muy temprano para poder tener al menos 3 por día. Por otro lado comenzamos la búsqueda de radiografías usadas para limpiarlas y dejarlas transparentes, cortarlas a la forma y desinfectarlas. Por fin pudimos armar nuestra primera docena que entregamos inmediatamente para que vayan teniendo y mejorar si es necesario algo del diseño. Cuando iba camino al hospital para entregarlas pensé, un hospital tan grande, con tantos médicos que necesitan y yo solo llego con 12 máscaras, me pareció un poco ridículo, pero ya estaba pactada la entrega, me olvidé de mi orgullo y seguí adelante con la entrega. Tengo todavía grabadas las caras de estas médicas que expresaban con su sonrisa el genuino agradecimiento que tenían, una me dijo: “¡con que poco nos hacen felices!  Me volví convencido que no importa la cantidad, ¡vale la pena! Seguimos haciendo, hemos podido conseguir más insumos, además entregamos también a un centro de salud de la zona que se habían hecho unas máscaras con botellas de gaseosa.

Juan Carlos Cerván (Mendoza)

El párroco en cuarentena

Esta pequeña obra nace de una idea pero si esa idea no es correspondida de nada sirve. Se me ocurrió comunicar por whatsapp a los que formamos parte de la pastoral de la parroquia de contribuir con un aporte económico o en alimentos para nuestro sacerdote ya que hace tres semanas que no se celebra en la sede parroquial las misas con fieles y aun así sigue celebrando en soledad por cada uno de nosotros. Y en consecuencia no a habido colectas. Desde los distintos movimientos comenzaron a llegar a nuestra casa donaciones: verduras, frutas de toda variedad, pan casero, roscas, alimentos no perecedero, elementos de limpieza y muchos sobres cerrados con el nombre de las familias con dinero en efectivo para solventar los gastos comunes a cualquier hogar. Lo que importa es que todos, y también el sacerdote, sintamos que somos una gran familia. La secretaria dudaba en llevar las cosas pero Blanca la ayudo a arriesgar y esta chica al ver la alegría del sacerdote, se dio cuenta de lo importante que era hacer circular el amor concreto. La bondad permite ver lo que los demás no ven, creo que permite encontrarnos con el hombre mas allá de su función, allí donde pertenece y se pueda entrar.

Blanca y Jorge (Misiones)

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