“Una comunidad de la que nos hicieron sentir parte”

 
De Buenos Aires al paraje Km 25, en Santiago del Estero. Diferencias culturales y económicas enormes. Pero no se trata de "ir a ayudar", sino compartir, crear comunidad, donde todos dan y todos reciben. El diario de viaje de los Chicos por un mundo unido.

Aprovechando una de las semanas de vacaciones de invierno, un grupo de 21 adolescentes de Chicos por un mundo unido de la ciudad de Buenos Aires y cono urbano norte, acompañados por 6 adultos fueron a visitar a la comunidad de “Km 25” (así se llama el paraje que se articula alrededor de la escuela) en Santiago del Estero durante una semana.

1Los adultos que los acompañaron nos cuentan del proceso de cómo decidieron continuar con esta experiencia que ya se había realizado en los dos años anteriores. Teniendo en cuenta el costo de los traslados, las limitaciones como número de participantes, se preguntaban si no sería más conveniente dedicar ese dinero y ese esfuerzo a una comunidad más cercana. Todos juntos, chicos y adultos, escuchándose profundamente, tratando de interpretar la voz del Espíritu Santo, finalmente decidieron embarcarse en esta experiencia. Como un signo del Cielo la providencia no se hizo esperar y se logró reunir todo el dinero necesario, en pocos días, hasta para adquirir los juegos para armar la plaza que tanto añoraban.

“El contraste cultural hace que los chicos y no solo, también nosotros los adultos -dicen Vicky y José- nos planteemos con profundidad importantes cuestiones, como la cultura consumista, la diferencia entre pobreza y humildad, el uso de los recursos cómo el agua y la electricidad. De hecho de la comunión que hacíamos diariamente se podía percibir como ellos iban a través de la vida llenando de contenido nuestras palabras ideales, como gratuidad, comunidad, reciprocidad, etc.
Por lo que nos animamos a alentar la realización de actividades como esta

Una experiencia de “salir”, acotamos. “Sí… este en salida juntos fue posible gracias a la experiencia del laboratorio Hombre Mundo del año pasado. Había un importante grupo de adultos y un circuito de ayuda y colaboración que hizo posible afrontar todas las tareas organizativas necesarias. En salida porque esta comunidad que visitamos está muy aislada e ir a su encuentro fue una oportunidad de riqueza recíproca”.

Escriben los chicos:

Diario del Viaje a Santiago Del Estero, Km 25 – Año 2015

Día lunes

2Después de 14 horas de viaje desde Retiro, llegamos a la localidad de Garza, Santiago del Estero, a 1 hora de la capital de la provincia. Desde ahí, con ansiedad de sobra, nos dividimos en dos camionetas para viajar 45 minutos hacia el Km 25, el destino final. El polvo ya empezaba a ensuciarnos desde el minuto uno. Al llegar a la escuela, se nos recibió con el sonido de la campana de la escuela y aplausos de las familias que se encontraban allí, y las actividades comenzaron. Con un grupo que ordenaba las aulas, y otro que juagaba con los nenes empezó el día allá en la escuela.

Pasado el mediodía cerramos las puertas de la escuela y despedimos a los chicos, que estaban invitados a venir mas tarde. A la tarde volvieron los chicos y los empezamos a conocer mejor, se los vio menos tímidos que otros años. Saltamos la soga, jugamos a la mancha, al futbol entre otras cosas, también los chicos nos enseñaron juegos. Ya al final del día los despedimos y leímos una meditación. A la noche jugamos a las cartas, tocamos la guitarra y miramos las estrellas.

Día martes

3Nuestra primera noche ya pasó, por más que algunos no dormimos bien por el frío o por la incomodidad, nos pusimos las pilas para arrancar el día con la mejor cara. Tomamos el desayuno y leímos una meditación, ya lo chicos empezaban a llegar. Mientras un par jugaba con los chicos o lavaban el desayuno o limpiaban la escuela, otros empezaron hacerse “rastas” en el pelo con hilo encerado. Con unos buenos mates empezamos la primera actividad que era hacer pulseras con los chicos y “ojos de Dios” o “ojos wichis”. Tuvo mucha convocatoria la actividad que ¡casi ni alcanzaban los hilos! También los nenes con sogas empezaron a jugar el juego de enlazar a personas.

6Ya a la tarde nos dividimos en grupos para hacer actividades, un grupo se fue a preparar pan casero a la casa de Mari , otros tortillas caseras a la casa de Irma y otros se quedaron jugando con los nenes que estaban en la escuela. “Yo fui a preparar tortillas. Era toda una ceremonia, primero fuimos a buscar leña para el horno de barro y luego Irma comenzó a enseñaros como se preparaba en una batijuela. Ella personalmente nos conto que comenzó a cocinarlas a los 9 años y que aproximadamente hace 3 tortillas por día, Irma tiene 59 años”. Luego de la enriquecedora experiencia, volvimos a la escuela para reunirnos y cerrar el día. Hicimos una meditación, cenamos y nos quedamos viendo el cielo estrellado.

Día miércoles

4Tercera mañana en Santiago del Estero. Nuevamente nos dividimos en grupos para hacer las actividades. Un grupo fue con “la zorra” a cargar agua del pozo en lo de Odila, el segundo grupo fue a cocinar tortillas a lo de Mari y el tercer grupo se quedo en la escuela jugando con los nenes. En el grupo que fue con “la zorra”, presenciamos la ceremonia para arriar el burro, de la cual nosotros formamos parte. Cada uno colocaba o ataba un elemento para ensillar el burro que iría cargando una carreta con un bidón para el agua. Fue una experiencia muy divertida y novedosa para nosotros, porque no teníamos mucha idea de cómo hacerlo. Cande se subió al burro, mientras tres chicas mas fueron sobre la carreta con el bidón de agua. Con un poco de dificultad llegamos y cargamos el bidón, sacando el agua del pozo. Ya era casi el 8mediodía cuando llego la plaza! En el predio donde se iba a poner, nos reunimos todos los grupos para ayudar a colocarla. Una vez bien armada la plaza, los nenes empezaron a jugar. Las caras de felicidad y emoción que tenían eran memorables, no paraban de correr y tirarse del tobogán todos los nenes juntos.

Hicimos una pausa para almorzar y fuimos a la misa que se haría en la plaza para bendecirla e inaugurarla y también para la plantación del Lapacho Rosado (especie autóctona y casi extinguida). Después de la misa, la consigna fue que cada uno escribiera un deseo que tenga para la comunidad en un papelito y lo enterraríamos juntos con las raíces del lapacho rosado. Jugamos con los nenes en la plaza hasta que termino el día.

Día jueves

10El jueves fue un día muy lindo, fue el día del bingo y de la cena junto con la comunidad. Nos despertamos, desayunamos y, como siempre, los chicos nos esperaban para jugar con ellos: jugar al futbol, hacer pulseras, jugar en la plaza o tratar de hacer que Santino hablara. Después de almorzar, empezamos a preparar todo para el bingo: ordenamos la escuela, la limpiamos, organizamos los regalos y buscamos el bingo, que no lo podíamos encontrar. Trabajamos todos y al final pudimos dejar todo listo para el momento en el que empezaron a llegar las primeras familias. El Bingo fue un momento realmente lindo en el cual compartimos y nos divertimos con las familias del Km, casi toda la comunidad estaba allí, algunos jugando en el bingo, los chicos afuera jugando al futbol o haciendo pulseritas, y nosotros presentando el 9bingo o ayudándolos a hacerlas, pero siempre todos juntos los de Buenos Aires y los de Santiago, como una gran familia. Esto duró toda la tarde, una vez terminado el bingo, que repartió muchísimos premios, llegaba la hora de la Cena todos juntos; algunas familias se quedaron directamente desde el bingo y otras fueron a sus casas y después volvieron. Cenamos juntos en la escuela, y al terminar de comer empezó la parte emotiva. Empezaron las palabras de agradecimiento tanto de las personas de la comunidad como de cada uno de nosotros, y con estas empezaron las lágrimas. Terminó este momento y empezamos de nuevo a jugar con los chicos afuera, mientras otros estaban adentro hablando y otros en la cocina.

Día viernes

13El viernes fue un día tranquilo en comparación a los dos anteriores. Algunos de nosotros fueron a jugar con los chicos mientras otros iban preparando las cosas para la vuelta. Después del almuerzo empezamos a limpiar y ordenar la escuela para dejarla tan bien como la recibimos. En medio de todo esto, Alan, un chico del Km que tiene alrededor de 8 años, se cayó de una parecita y se rompió la clavícula, le dolía mucho, lo llevaron al hospital en Garza y volvió a las 3 horas aproximadamente, todos lo fuimos a visitar y a despedirnos y por suerte ya no le dolía. Terminamos de ordenar todo y llegó la hora de irnos. Llegó Quelelo con sus camionetas, empezamos a cargar los bolsos y antes de irnos nos pusimos en ronda todos (nosotros y los de Santiago), dijimos unas palabras, nos despedimos y nos fuimos subiendo a la caja de las camionetas, los chicos se subían con nosotros y no pararon de jugar hasta el último segundo. Hicimos el viaje hasta Garza, donde esperamos el micro afuera de un kiosco en unas mesas, comiendo tortilla que nos habían dado las madres del km. Ya empezaba la parte nostálgica. El micro tardó pero llegó, nos subimos y el viaje fue, a diferencia del de ida, muy tranquilo, ¡dormimos casi todo el recorrido!

Sábado, la llegada

Llegamos a Retiro, nos esperaban nuestros papas. Agarramos los bolsos, hicimos una ronda y nos despedimos, contentos por haber logrado el viaje con tanto éxito y terminando una gran experiencia que yo creo que ninguno de nosotros se va a olvidar.

La plabra a alguno de los protagonistas

5Josefina 17 años: Visitar Km 25 este año me trajo muchos sentimientos, desde alegría, melancolía, esperanza, felicidad. Estando ahí sentí que viví más a pleno mis días, que estuve presente cuando me necesitaron y también cuando no me necesitaron, pero que pude no dejar pasar las horas que podr8a haber pasado en mi casa tirada en la cama, no, ahí: charlé, conocí, jugué, limpié, bailé, me reí. Este fue el segundo año que pude participar y estoy muy contenta de lo que me dejó esta experiencia. Personalmente creo que nos dejó un poco más humildes, reflexivos, contentos. Me tocó desde la carita sonriente de los nenes que te pedían jugar, el silencio comprensivo que nos regalaban las madres, el entusiasmo y expectativas que teníamos nosotros antes y mientras estábamos ahí. Todos dimos de nosotros mismos y estuvimos dispuestos a recibir de los demás.

Conocer su vida cotidiana y su sencillez, el valor que le dan a la familia, a la comunidad, es lo que más admiro y quiero aprender de ellos. Participar, conocer, comprender a esta comunidad es lo que más me enorgullece el corazón, de no quedarme en el escuchar las dificultades y lamentarlas, si no hacerme uno con ellas, pare que juntos salgamos enriquecidos.

11Victoria (19 años) y Mateo (17 años) (Hermanos): Para nosotros este viaje fue muy gratificante. Fortaleció nuestra relación como hermanos y nos permitió conocer otra realidad, otro estilo de vida. Conocimos gente que si bien no tiene muchas de las comodidades que nosotros tenemos, incluso las cosas básicas como agua potable, tienen muchas riquezas y muchos valores. Estas personas, que se volvieron rápidamente muy valiosos para nosotros, nos enseñaron a valorar y cuidar todo lo que tenemos. Nos encantó ver el cuidado que tienen de la escuela, las mesas sin ningún dibujo, etc. Compartimos muchos momentos, y realmente sentimos amor recíproco, no éramos nosotros los que íbamos al encuentro, éramos todos, ellos y nosotros pensando a que jugar, haciéndonos reír, dejando fluir el momento presente. Fue muy lindo ver como todos los habitantes formaban una comunidad, de la cual nos hicieron sentir parte. El día de inauguración de la plaza estaban todos, adultos niños y adolescentes emocionados.

12Igna (17 años): Fue una experiencia distinta a la anterior, yo había ido en 2013. Este año verdaderamente sentí que éramos una comunidad con los chicos del km 25. Concretamente en un momento, el dia que armamos la plaza frené un segundo y me puse a observar la situación de ese momento. Algunos chicos jugaban en la plaza, otros tocaban la guitarra, otros jugaban a la pelota y otros simplemente charlaban. Ya no era una obligación hacer la actividad preparada con los chicos del km. Lo mismo para los chicos, no tenían que estar haciendo lo que nosotros decíamos. Éramos realmente una comunidad, compartiendo el momento con lo que cada uno quisiera hacer.

Euge (13años): Increíble, fue un click en la cabeza que espero poder aplicar a mi día a día. Sinceramente costó al principio, costó amoldarse a la forma de vivir, no encontraba la manera de no sentirme invadiendo. Pero después de replantearme un poco el propósito por el que fuimos, me di cuenta de que primero necesitaba vaciarme. Y ahí fui entendiendo, disfrutando más; pude encontrar en ese silencio que tanto me incomodaba, una mirada que expresaba más que palabras. Simplemente eso, me llevo muchas sonrisitas, canciones que me dieron paz, y lo más lindo; una familia nueva.

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