Nos escriben desde la Comunidad de los Focolares de Punta Alta:

“Hace un tiempo nos enteramos de que algunas familias que son asistidas por el proyecto Solidaridad a Distancia -a través del Centro Social “Nuevos Horizontes”- estaban necesitando algunos arreglos en sus casas para afrontar el invierno.
Entonces nos reunimos un grupo de la comunidad y decidimos juntos poner a la venta los “sorren-darios” (sorrentinos solidarios).
Así que el viernes 7 por la noche y sábado 8 de agosto (casi todo el día) estuvimos amasando y armando sorrentinos. Fue una hermosa experiencia de comunidad: estaban los chicos, había jóvenes y también los adultos; además nos vino a ayudar una “mamá del barrio” (como le decimos nosotros) que forma parte de estas familias ayudadas y otra madre que no pudo estar porque se enfermó; también recibimos la colaboración de la hija de la familia que puso a disposición su casa y su novio que no nos conocía y se integró como si nos hubiésemos visto desde siempre.
Un clima de trabajo muy lindo; no sólo nos reímos, nos divertímos, sino también que se generó mucha comunión
entre los integrantes de los distintos equipos de trabajo.

La “mamá del barrio” no dejaba de repetir el asombro que tenía por la armonía que tuvimos durante las 2 jornadas y a pesar del cansancio.

Económicamente la venta fue buena, sabemos que con lo recaudado no podremos hacer mucho, ni cambiar la situación económica ni edilicia de las familias, pero nos parece que lo más importante de todo esto fue un ponernos en marcha como comunidad.
Creemos que –sin proponerlo de antemano- hemos vivido lo que nos proponía la Palabra de Vida de agosto: “Podríamos comenzar encontrando la ocasión de volver a expresar entre nosotros -con los amigos, los familiares, los miembros de la misma comunidad cristiana…- la voluntad de caminar juntos”.