La “Escuela Aurora” cumple 50 años

 
El Centro Privado de Formación Técnica en Artesanías “Aurora de un Mundo Nuevo” de Santa María de Catamarca cumple 50 años.

Festejar las bodas de oro de Aurora de un Mundo Nuevo es continuar celebrando la vida de Chiara Lubich, a 100 años de su nacimiento. Esa luz eterna que en un momento de profundo dolor y necesidad como el de hoy supo llevar alivio dando vida a las palabras del Evangelio, llegando a los más recónditos lugares del mundo, encendiendo las culturas propias de cada lugar, llegó también a nuestras tierras y sembró en nuestros corazones el amor por nuestra América profunda y su espiritualidad andina. Son 50 años de vida de esta obra de Chiara en los Valles Calchaquies.

Los orígenes

El Centro Aurora se encuentra ubicado en la ciudad de Santa María, en el departamento homónimo, al noreste de la provincia de Catamarca. Desde sus inicios y hasta la fecha, alberga a estudiantes no solo de la zona, sino también provenientes del área conocida como los Valles Calchaquíes, principalmente, y del resto del país.

El 7 de octubre de 1970 nacía la entonces Escuelita Obra de María gracias al trabajo incansable de un grupo de santamarianos inspirados en la espiritualidad del Movimiento de los Focolares. Las primeras clases se dictaron en un local prestado por la familia Vilca. El profundo conocimiento del contexto sobre el cual se asentaba permitió que el centro poseyera el claro objetivo de brindar capacitación y contención a los sectores más carenciados, razón por la cual esta escuela de artes y oficios ofreció cursos prácticos importantes para ciertas necesidades: Primeros auxilios, Carpintería, Tejido, Bordado, Alfabetización y Técnicas artesanales. Las edades de las alumnas eran heterogéneas, oscilaban entre los 7 y los 80 años.

En 1985, los fundadores tuvieron que entregar el local e iniciaron las acciones pertinentes para la adquisición del nuevo sitio educativo con el apoyo de los movimientos “Juventud Nueva” y “Humanidad Nueva”. La donación de un terreno y la financiación de la organización AMU (Azione per un Mondo Unito), permitieron la construcción de las instalaciones.

A partir de la década del ochenta comenzaron a esbozarse las líneas de la oferta educativa que al día de hoy tiene el Centro Aurora: recuperar las raíces en extinción de la cultura calchaquí, considerada Patrimonio Nacional y de la Humanidad; aportar al mejoramiento de las condiciones de vida de la población a través de un proyecto de formación integral de la persona y promoción cultural; contribuir, por medio de la recuperación de técnicas artesanales, al desarrollo socioeconómico de Santa María; promover y expandir en las mujeres una amplia y veraz toma de conciencia sobre su dignidad y la necesidad de un rol participativo, activo, en la familia y en la sociedad; favorecer la integración social de los jóvenes, brindándoles la posibilidad de obtener formación y trabajo a los fines de evitar el éxodo continuo hacia las grandes ciudades.

¿Qué es Aurora?

Para nosotros es un árbol. Pero no cualquier árbol. Es un algarrobo, un árbol místico que hoy cumple 50 años. Es aquel que hundió sus raíces en la ancestral cultura vallista a la luz del carisma de Chiara.

El árbol es uno de los símbolos esenciales de la tradición de la mayoría de los pueblos del mundo. Representa, en el sentido más amplio, la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Como vida inagotable equivale a inmortalidad. Según el filósofo Mircea Eliade, ese concepto de “vida sin muerte” se traduce cronológicamente por “realidad absoluta”. El simbolismo derivado de su forma vertical transforma acto seguido ese centro en eje. El árbol recto conduce una vida subterránea hasta el cielo, es un símbolo de la relación más generalizada entre los tres mundos: inferior, central y celeste.

En la mayoría de las culturas del mundo los árboles fueron admirados porque de ellos provenía la materia prima para el fuego, las herramientas, las armas, los receptáculos, los instrumentos musicales, el alimento, la medicina, las bebidas, las tinturas, las curaciones, los adornos y la reparadora sombra cuando el sol quema.

El árbol, algarrobo en árabe o tacu en lengua inca, fue sagrado tanto para las culturas de oriente como para los Calchaquíes.

En la Biblia el algarrobo es considerado un árbol sabio y fiel, capaz de dar alimento y abrigo a las tierras de Israel. Es el árbol que Dios deja nacer incluso en el desierto, para que de él se pueda nutrir quien lo atraviese. En el evangelio de Mateo dice que san Juan el bautista sobrevive en el desierto comiendo miel y algarrobas.

En Calchaquí, bajo su sombra se realizaban innumerables ritos que incluían el colgado de cintas, plumas, cabezas de animales, masas y huahuas entre sus ramas. Por otro lado, columpiándose también en un añejo algarrobo los vallistos rescataban las almas del purgatorio.

La Pacha Mama elige su sombra cuando, en la fiesta del Chiqui, toma forma de anciana para prodigar milagros. Porque la sombra del algarrobo es La Sombra: redonda y generosa, de hasta veinte metros de diámetro, cobija a hombres y animales y a su abrigo crecen los mejores pastos, tapizados de semillas.

En el valle de Santa María, el origen de muchas escuelas fue humilde y generalmente bajo la sombra de una ramada o un árbol.

El algarrobo de Aurora de un Mundo Nuevo, vida inagotable, es el eje simbólico de una institución que mira y se interesa por la realidad y el contexto donde está inserta, se afianza fuertemente en las raíces donde descansan los ancestros y las semillas de la vida, y pretende que cada persona que busca alimento y cobijo pueda nutrirse, abrigarse y considerarse parte digna e importante del todo.

Aquel árbol, noble y poderoso anfitrión, fue testigo de la primera clase sin sillas ni pupitres un 7 de octubre de 1970, solo un tablón sobre la tierra y la señora Vila arrodillada con sus estudiantes alrededor. Árbol bendecido en tierra mariana.

Más información: www.centroauroranoa.com/

Una comunidad educativa

El Centro de Formación Técnica en Artesanías “Aurora de un Mundo Nuevo” es una comunidad educativa que ofrece carreras con títulos oficiales reconocidos a nivel provincial y nacional. En estos días fue aprobada su nueva oferta educativa FAPIC (Formación Artística para la Industria Cultural): Arte Textil, Diseño y Producción de Indumentaria y Accesorios, Producción de Cerámica, Producción en Metales, Diseño Gráfico, Promoción y Gestión Cultural.

La formación que ofrece se sustenta en la espiritualidad de la unidad de Chiara Lubich y en la reciprocidad de la cultura andina propia del lugar, lo que lleva a proponer: una pedagogía de la reciprocidad; relaciones interpersonales basadas en la cooperación y en valores que procuren crear un clima institucional caracterizado por el diálogo constructivo, el reconocimiento del rol y la fluida comunicación.
Un paradigma pedagógico renovado en el que las relaciones interpersonales se dan en continua donación, que buscan la reciprocidad, pero también con la intención de suscitarla. De esta manera, el proceso de enseñanza-aprendizaje es un perpetuo dar y recibir. Quien entra dentro de este proceso de educar-educarse en vinculación con el eje hombre-relación se descubre responsable del otro, el otro no es un extraño. Este respeto genera un compromiso con cada persona, con la comunidad y que trasciende el plano meramente institucional.

Los festejos

El día central de la celebración será el 7 de octubre a las 16, a través de Youtube (Focolares Cono Sur). Además se puede formar parte de los festejos enviando al Facebook Escuela Aurora un mensaje, una foto guardada, una poesía, una canción o los que les nazca del corazón. Y si desean colaborar o hacer un regalo por las “Bodas de Oro” puede hacerlo mediante una transferencia o depósito en la siguiente cuenta:

Titular de la cuenta: PRO.AR.VA.
CUIT: 30-69714018-9.
Caja de Ahorro en pesos N° 3343-4931217322.
CBU: 0110493040049312173226.
Banco Nación Argentina, Sucursal Santa María (Catamarca)

(Extractado de “Ciudad Nueva”, octubre 2020.
Por Dami Adanto – Elizabeth Guzmán – María V. Acosta. Fotos: Juan R. Cáceres)

 

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