Por una cultura del cuidado

 
El bienestar y la protección de los menores en el ámbito del Movimiento de los Focolares. Se actualizaron las líneas guía.

Dejen que los niños se acerquen a mí […], porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos” (Lc 18, 16). En una sociedad adultocéntrica y machista como la del tiempo de Jesús, esta frase era revolucionaria. ¡Lo sigue siendo hoy! El primer paso que deseamos dar es crecer en nuestro amor a los niños, niñas y adolescentes (NNA) con los que estamos en contacto. Queremos tener la mirada de Jesús. Chiara Lubich nos invitaba a establecer un trato horizontal con ellos (“de Jesús a Jesús”), por eso nuestras acciones por su bienestar integral deben colocarlos como protagonistas.

En los últimos años han salido a la luz muchísimos casos de abusos contra niños, niñas y adolescentes (sexuales, de poder, de conciencia) sucedidos en ámbitos eclesiales, perpetrados por personas consagradas y laicos o laicas que rompieron el deber más sagrado que tenían y, en lugar de protegerlos, abusaron de ellos.

“Con profundo dolor debemos reconocer que también dentro de nuestra gran familia han ocurrido casos de abuso a menores por parte de personas del Movimiento, o de personas que asistían a manifestaciones organizadas por nosotros. Se trata en general de hechos sucedidos hace tiempo (algunos hace más de 20 años), pero otros, lamentablemente, son hechos recientes y en ellos han estado involucrados miembros consagrados”. Con esta frase, María Voce (Emmaús) y Jesús Morán (presidenta y copresidente del Movimiento de los Focolares) reconocen esta dura realidad en una carta del 26 de marzo pasado, dirigida a todos los miembros del Movimiento en el mundo.

Siguiendo las directivas de la Iglesia a nivel mundial y queriendo crecer en el amor a todos –en especial a los más vulnerables– desde 2011 se comenzaron a desarrollar estructuras, reglamentos y procedimientos que nos ayuden a mejorar en la promoción del bienestar integral y en la protección de los menores de edad dentro del Movimiento. En 2015 se constituyó en el Centro del Movimiento la Comisión para la Promoción del Bienestar y Protección de los Menores (COBETU) y se han creado comisiones equivalentes en casi todos los países donde se encuentran presentes los focolares.

En marzo pasado se realizó el primer encuentro mundial de dichas comisiones para evaluar las líneas guías y el manual práctico que se utiliza desde 2014, a fin de actualizarlos y revisar nuestras prácticas hasta el momento.

A pesar de las enormes diferencias que tiene el tema según los diversos países, constatamos que es una realidad de la que no escapa ninguna cultura. Todos hemos coincidido en que la prevención es la actitud imprescindible y en que es necesario apuntar a un bienestar integral que incluya todos los aspectos: los lugares donde desarrollamos nuestras actividades, las personas que las llevan adelante, su programación con tiempo, la interacción con los padres, etcétera.

A tal efecto, se requiere que todos los que trabajan junto a NNA participen de un curso de formación de al menos 6 horas de duración en el que se profundiza el tema de su protección integral según las líneas dadas por las autoridades eclesiásticas y también desde el punto de vista jurídico, psicológico, familiar. Dichos cursos ya se han comenzado a dictar, pero es necesario extenderlos.

Las Líneas Guías (actualizadas recientemente) también establecen los procedimientos que se deben llevar a cabo en caso de recibirse una denuncia o de tomar conocimiento de algún caso de abuso. En ellas se establecen procedimientos más precisos en cuanto a los tiempos previstos para cada instancia e indicaciones para realizar denuncias ante las autoridades competentes (judiciales o de protección de los derechos de NNA) de acuerdo con las legislaciones de cada país. Además, se intenta comprender cómo reparar los daños producidos a las víctimas, cómo acompañarlas, a ellas y a sus familias, y qué acciones internas tomar en relación con los autores de los abusos, más allá de las acciones judiciales previstas por la legislación local.

“Custodiar la infancia”, Editorial Ciudad Nueva: un libro imprescindible para ahondar en la temática.

Continúa la carta de Emmaús y Jesús: “Es una tentación real el pensar no denunciar casos por el bien de nuestro Movimiento, para evitar un escándalo o para proteger el buen nombre de alguien. Por este motivo, invitamos calurosamente, aún a quien hasta ahora no hubiera tenido el coraje, a denunciar casos de violencia, abusos o situaciones que consideran que pueden constituir un riesgo para el bienestar de las personas y la protección de los menores”.

En Argentina se ha establecido un correo electrónico (cuidarlainfancia@focolares.org.ar) para poder hacer denuncias o consultas respecto de la protección y bienestar integral de los NNA dentro del Movimiento de los Focolares.

Reconocemos con el papa Francisco que los escándalos por los abusos están produciendo una “gran purificación” en la Iglesia. También es así para nosotros. “Aceptémosla con humildad y con profunda compasión hacia quien –quizá por nuestra falta de atención– sufrió traumas indescriptibles. Comprometámonos a orientar y reorientar nuestra conducta, como individuos y como Movimiento, para un compromiso cada vez más consciente y maduro en relación a la protección y al bienestar, en especial de los menores de edad”.

Hemos avanzado, se han tomado medidas y realizado acciones. En este proceso se han cometido errores y omisiones, todavía hay mucho por hacer, mucho por aprender, en especial del indescriptible e imprescriptible dolor de las víctimas. También debemos establecer metodologías para que los acusados sean tratados con imparcialidad y para que los abusadores sean acompañados en un posible camino de misericordia que no excluye la justicia.

Este camino precisa de todos y de cada uno: no hay “cultura del cuidado” sin una comunidad que cuida, educa y protege.

Alejandro Frére (Revista Ciudad Nueva – Julio 2019)

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