La gota que no puede faltar

 
Jóvenes por un Mundo Unido de Mendoza se pone en acción para ir hacia quien necesita tiempo compartido y un momento de alegría.

Regalos, medialunas y chocolate, cuerdas y pelotas para jugar, mucha alegría y ganas de donarse: los sencillos ingredientes de una tarde especial, que los Jóvenes por un Mundo Unido de Mendoza han compartido con los niños de un barrio marginal de la capital en el día de su fiesta. Ya hacía algunas semanas que se preparaban para este evento. Inclusive organizaron una noche de juegos para recaudar fondos y comprar regalos. La oprtunidad surgió porqué Candela, una chica del grupo JpMU de Mendoza desde hace mucho tiempo está comprometida en ayudar el merendero que surgió allí.

La cita era en el patio de la casa de Patricia, una mujer muy emprendedora y generosa que ha decidido hacer algo concreto para las decenas de niños que pueblan el barrio y que no siempre tienen la posibilidad de jugar y aliementarse adecuadamente. Unos 60 peques han llenado en pocos minutos todo el espacio a disposicion con sus sonrisas y sus vocecitas Nos han esperado bien sentados y ordenados en filas, atentos, expresando con esta sencilla postura toda su dignidad . La sonrísa de Patricia te desarma: te acoge y en seguida te involucra en las miles de cosas que hay que hacer para que todo salga bien en esta tarde donde los niños, y solo ellos, son los protagonistas.

Cada uno de nosotros se ha sentido “adoptado” por lo menos por uno de ellos: su sonrisa y su curiosidad,  involucran y no dejan indiferente. Van al encuentro de uno sin miedo y requieren solo estar y jugar con ellos y ser sus amigos.

Las tres horas de juegos, merienda y entrega de regalos han volado, literalmente, y llegó la hora de despedirnos. Cierto, la conciencia de ser gota en el oceano es real y obvia, pero también la idea que el oceano necesita de esa gota para estar completo.

Hay muchas ganas de volver. Y volver con mas ideas, mas juegos, mas integrantes. Veremos lo que el futuro nos reserva: cierto es que todos regresamos a nuestras casas cambiados, con el deseo de pelear con esta zona de confort en la que una parte de nosotros quiere vivir y de seguir aportando esas gotas tan necesarias, si bien pequeñas, al inmenso oceano de la humanidad.

Normas(500)