Chile, país con vocación a la fraternidad

 
Ante los hechos que está viviendo Chile, las focolarinas y focolarinos han expresado su solidaridad e invitan a superar las fracturas que se han evidenciado.

Queremos expresar una profunda solidaridad con nuestro pueblo chileno en esta hora que es de dolor, de desconcierto, pero también de esperanza.

Creemos que cada ciudadano de nuestra tierra tiene el derecho de manifestarse de manera pacífica a favor de la justicia y pensamos que nuestro actuar debe mostrar primero nuestra opción por los más pobres y excluidos, a las cuales el Papa Francisco nos llama a preferir.

Los hechos que han precipitado en actos de destrucción y que han producido un estallido social sin precedentes en Chile, nos han remecido y cuestionado como hijos del carisma de la unidad. Estamos plenamente convencidos de que la paz debe ser defendida a toda costa y mientras repudiamos la violencia como vía de solución a cualquier conflicto, también escuchamos el grito de desesperación de muchos hermanos y hermanas que ya no pueden soportar más las condiciones de vida que el sistema económico les impone. Reconocemos que la desigualdad en Chile ha llegado a un punto insostenible y ha generado un terreno propicio para la manifestación de un descontento ciudadano profundo y generalizado.

Hoy más que nunca nos sentimos llamados a amar el rostro de Jesús Crucificado y Abandonado en nuestros hermanos más vulnerados, en nuestros jóvenes indignados, en nuestros estudiantes abatidos, en nuestras familias angustiadas y segregadas, en quienes arriesgan su vida por restablecer la paz y por todos y todas los que sufren de mil maneras la desesperación.

En esta sociedad tan hondamente fragmentada, creemos que nuestra espiritualidad nos invita a ser más que nunca instrumentos de unidad y diálogo. Tenemos la responsabilidad de involucrarnos más activamente como ciudadanos comprometidos en el pensar y realizar el Chile fraterno que tanto anhelamos donde nuestra herramienta debe ser siempre el amor.

Ratificamos la reciente declaración de la Conferencia Episcopal Chilena “Es hora de mirar con verdad, a rostro descubierto, nuestras riquezas y éxitos, y nuestros conflictos y fracasos (…) a dialogar sobre el país que queremos, basado en la amistad cívica (…) fundada en el bien común (…) donde los actores políticos, sociales y económicos puedan prescindir de sus intereses particulares para trabajar por proyectos consensuados en que la mayoría nos reconozcamos”.

Con inmenso amor por nuestro pueblo, confiamos a María, Madre de la Unidad, esta hermosa tierra chilena.

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