El empuje de vivir la Palabra de vida

 
Un grupo de jóvenes de la ciudad de Villa Las Rosas, en el Valle de Traslasierra, Córdoba, nos comparte el testimonio que vivieron tratando de poner en práctica la Palabra de vida de agosto. En otro caso, un sobre con dinero guardado para un regalo que no se pudo concretar.

Nada nos puede detener

Con motivo del “Día del Niño”, en el mes de la solidaridad -escriben entusiasmados desde Córdoba-, como desde hace algunos años venimos haciendo, los jóvenes del grupo “Escándalo de la Cruz” de la parroquia de Villa de las Rosas en Córdoba, queríamos encontrar la forma de donarnos, dar alegría y hacer sentir el amor personal de Jesús a niños especialmente carenciados.

Aunque en ese momento estábamos en zona blanca, había todo un protocolo para tener en cuenta en esta realidad que todos nos encontramos transitando. Podía frenarnos, pero la Palabra de vida de agosto, “¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo?” nos ayudó a lanzamos a “amar concretamente”.

Junto con Cáritas parroquial, identificamos el pequeño barrio “La Vecindad”. Quince familias que viven del trabajo en los hornos ladrilleros, en la cercana localidad de Las Tapias. Era la primera vez que iríamos allí.

Entre los jóvenes, nos dividimos para ir a los comercios y logramos recolectar una muy buena cantidad de golosinas y juguetes, sumada también la ayuda y servicio de personas de la pequeña comunidad parroquial.

El sábado armamos con mucho amor y alegría las bolsas para los 16 niños, 11 niñas y 5 bebés.

El domingo, tuvimos la enorme bendición de que el municipio de dicha localidad nos permitiera que cuatro de nosotros y una persona de Cáritas, pudiéramos ir a llevar la alegría a estos niños. ¡Nos recibieron felices!

En el rostro de cada niño se dibujaba una gran sonrisa al recibirnos las bolsitas con golosinas. Pudimos palpar algo de la precaria situación social de estas familias. Uno de los jóvenes cuenta que se emocionó cuando estábamos retirándonos del lugar, ya que las familias nos despidieron con aplausos.

Ahora, a estos niños y sus familias los tenemos en nuestro corazón, para continuar ayudándolos según sus necesidades. Y una vez más, todos hemos experimentado la alegría de ser don para los demás.

El sobre

Había puesto dinero en un sobre para regalar a un sobrino nieto por su cumpleaños en marzo. Cómo no podía verlo por la cuarentena, al tiempo decidí resolverlo con una transferencia bancaria. Hace pocos días encontré el sobre entre mis papeles y no babía sacado el dinero

Justo una familia con tres chicos y sin trabajo, a quien estoy ayudando, necesitaba alimentos y había pasado el día en que Cáritas lo entregaba. Al ver el dinero sentí que no me pertenecía más, era para ayudar a esa familia.

Ese día encargaba mis compras al súper. Aproveché que vendrían y pedí para ellos, armándoles un bolso de alimentos. Al rato la señora pasó a buscarlo. Era muy clara la Providencia que se hizo presente en el momento justo.

J.M.

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