Movimiento de los Focolares
Un viaje que enriqueció mi vida

Un viaje que enriqueció mi vida

Paola Iaccarino Idelson es bióloga nutricional, experta en alimentación. Vive en Nápoles, al sur de Italia. Por un comentario de una querida amiga supe que ella había hecho un viaje a Brasil durante este verano europeo. Intrigado, intenté buscarla en las redes sociales. Me sorprendieron las hermosas fotografías tomadas durante la estadía en Brasil y las intensas historias que revelan una experiencia profunda. Por eso, decidí contactarla para una entrevista.

Paola, de Nápoles a Brasil: ¿por qué decidiste hacer este viaje?

Es una historia muy larga. Estuve en Brasil por primera vez hace catorce años en Florianópolis. Y fui allí porque tengo pasión por la lengua brasileña. No quería ir allí como turista así que a través de una amiga doctora, fui a ayudar a una colega suya como voluntaria. Apoyamos a un sacerdote en su misión diaria. Había abierto una escuela para ayudar a los niños a luchar contra el crimen y había abierto un taller de reparación de tablas de surf para ofrecer trabajo decente a los jóvenes del lugar. Durante tres semanas pesé y medí la altura de los niños de esa escuela: fue una experiencia tan fuerte, intensa y hermosa que cuando regresé a Italia tuve que sacarla de mi mente para poder seguir viviendo mi vida como antes.

¿Y luego? ¿Qué pasó?

El año pasado rompí con mi novio a quien no le gustaba Brasil. Entonces me dije: aquí ha llegado el momento de retomar este sueño. Pero esta vez también quería vivir una experiencia no como turista, sino ayudando de alguna manera a la comunidad local. Lo hablé con una amiga de los Focolares, ella me puso en contacto con la comunidad de los Focolares en la Amazonia.

Me hubiera gustado ser voluntaria como nutricionista, mi profesión, pero estaba abierta a cualquier cosa. Una focolarina de Brasil, Leda, me habló del barco hospital “Papa Francisco” en el que podría trabajar. Finalmente me fui en agosto de 2024. Leda fue un ángel, organizó todo mi itinerario poniéndome en contacto con la comunidad de los Focolares y se ocupó de mí durante todo el período que estuve en Brasil.

El barco hospital Papa Francisco: ¿qué hiciste allí?

No había una tarea muy específica para mí ya que soy experta en nutrición. Había unos diez médicos, cada uno con su propio consultorio. Ayudé en lo que pude. El despertador sonaba a las seis de la mañana porque desde las seis y media llegaban personas de los pueblos cercanos para recibir tratamiento. Era necesario recibir, registrar las llegadas y gestionar la afluencia. Hice consultas nutricionales y entendí que había un problema de sobrepeso y obesidad, especialmente en las mujeres. Me preguntaba mucho sobre las razones de esas condiciones de obesidad, era un problema bastante común en ese lugar. Hablando con alguien me di cuenta de que existe el problema del sedentarismo y el consumo generalizado de bebidas azucaradas, dulces y carne.

También pudiste tocar de cerca tanta pobreza…

He visto gente realmente pobre pero muy digna que logra que sus hijos estudien. Me llamó mucho la atención una familia. Eran 10 hijos, se veía que vivían en muy malas condiciones. El padre también tenía algunos problemas de salud. Pese a ello, los padres han conseguido que sus hijos estudien y una de sus hijas está a punto de convertirse en fotógrafa. Una gran dignidad a pesar de esas condiciones de vida.

Has visto la abundancia de diversidad, desde la naturaleza hasta los colores de la piel de las personas, desde los alimentos hasta los olores y los sabores…

Fue una de las cosas que más me llamó la atención de este viaje y que llevo conmigo. Una enorme diversidad en las formas de vida, especialmente en la increíble variedad de frutas, verduras, cereales, flores, plantas, los colores de los ríos, los animales, las personas. Cuando registraba las llegadas para las consultas, en el software tenía que escribir el color de piel y tenía cuatro opciones relacionadas con la diversidad de etnias, orígenes, color de piel… Vivir esta diversidad fue una experiencia fuerte y estoy convencida de que es solo una gran riqueza.

¿Cómo te acogió y ayudó la comunidad de los Focolares en esta experiencia?

Fue fundamental en toda mi experiencia en Brasil. Me sentí acogida en cada lugar donde estuve. He experimentado el arte de amar. Siempre he sentido amor hacia mí, una apertura muy grande y desinteresada. Me hizo mucho bien, una acogida realmente conmovedora.

Fuiste allí para donar tiempo y profesionalismo, pero recibiste mucho más. ¿Este viaje ha cambiado un poco tu vida?

Mira, tengo cincuenta, no veinte. ¿Pero por qué digo esto? Porque cuando tenía veinte años, o incluso quizás treinta, todavía tenía la idea de ir a un lugar a donar. Ahora tengo muy, muy claro que la posibilidad de darme me devuelve algo. Sabía muy bien que la palabra “voluntariado” incluía muchas cosas. Donar tu tiempo es bueno. En primer lugar, a quienes lo dan. Ciertamente tuve una experiencia muy fuerte al compartir con la comunidad de los Focolares. Aunque no lo conozco como espiritualidad, aprecio mucho todas sus otras formas de expresión del amor concreto. Creo que fue una experiencia verdaderamente muy, muy, muy hermosa. Esta idea de poder vivir juntos, compartiendo todo lo que tenemos, es precisamente la idea de comunidad. Poder hacer el bien a los demás y vivir con los demás es algo que me gusta mucho.

Este viaje me enriqueció mucho. Ha tenido y tendrá un gran impacto en mi vida. Me llevó a conocer personas maravillosas, realidades completamente diferentes a la mía. Entendí que compartir es realmente posible.

Luego regresaste a Nápoles y tuviste una bienvenida inesperada.

Sí, de hecho, muchas personas que conocí a mi regreso y que sigo conociendo hoy me dicen que han leído mis diarios de viaje en las redes sociales, agradeciéndome por compartir esta experiencia. Estoy recibiendo muchos agradecimientos y varias solicitudes para saber más sobre este viaje. Por eso se me ocurrió la idea de organizar una reproducción de fotografías y mostrarlas en un evento, donde también pueda contar algo más. Esto me llamó mucho la atención: vivimos en una sociedad donde nunca hay tiempo para las relaciones. Que me pidan que pasemos tiempo juntos para aprender más sobre mi experiencia es algo hermoso.

Para terminar, retrocedamos la cinta y miremos el primer y el segundo viaje a Brasil: ¿Cómo vives tu vida hoy?

Mi primera experiencia brasileña hace muchos años, como decía, me la tuve que quitar. Ahora estoy haciendo un gran esfuerzo para no eliminar este último viaje, para no olvidar, para mantener esta experiencia también en mi vida en Nápoles y en Italia. Quiero mantener vivo este recuerdo. ¿Por qué? Porque tiene un sentido de vida que me da mucha fuerza y me gratifica mucho.

Lo primero que hice, cuando regresé a Nápoles, fue contactar a mi profesora de portugués, que es brasileña, para aprender mejor el idioma. Pero otra cosa que me gustaría hacer es un hermanamiento entre una guardería napolitana y una brasileña que está en construcción. Sería bueno ayudar a esos niños enviándoles mochilas y todo el material necesario. Pero sobre todo me gustaría intentar compartir experiencias entre niños brasileños y niños napolitanos.

Lorenzo Russo
(foto: © Paola Iaccarino Idelson)

7 de octubre de 2024: jornada de oración y ayuno para implorar la paz en el mundo

7 de octubre de 2024: jornada de oración y ayuno para implorar la paz en el mundo

En medio de las crecientes tensiones en el polvorín de Oriente Medio, en medio de las bombas y misiles que siguen cayendo sobre la «martirizada» Ucrania, en medio de los numerosos pequeños y grandes conflictos que laceran y matan de hambre a los pueblos de África, mientras en definitiva «los vientos de guerra y los fuegos de la violencia siguen trastornando pueblos y naciones enteras», el Papa Francisco llama a las «armas» del ayuno y la oración -las que la Iglesia señala como poderosas- a millones de creyentes de todos los continentes para implorar a Dios el don de la paz en un mundo al borde del abismo.

Como ya había hecho por los conflictos de Siria, República Democrática del Congo y Sudán del Sur, Líbano, Afganistán, Ucrania y Tierra Santa desde 2013 hasta 2023, el Papa Francisco convocó una nueva jornada de oración y abstención de alimentos para invocar el don de la paz para el lunes 7 de octubre de 2024, anunciando también una visita suya el domingo 6 de octubre de 2024 a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma para rezar el Rosario y orar a la Virgen, pidiendo la participación de todos los miembros del Sínodo.

«No podemos dejar de hacer un nuevo llamamiento a los gobernantes y a quienes tienen la grave responsabilidad de las decisiones», escribió el Card. Pierbattista Pizzaballa, Patriarca de Jerusalén de los Latinos, en una carta a su diócesis en la que se adhiere al llamamiento del Papa: «al compromiso por la justicia y el respeto del derecho de todos a la libertad, la dignidad y la paz». El Patriarca reiteró la importancia del compromiso de todos para construir la paz en el propio corazón y en los contextos comunitarios, apoyando «a los necesitados, ayudando a quienes trabajan para aliviar el sufrimiento de los afectados por esta guerra y promoviendo toda acción de paz, reconciliación y encuentro. Pero también necesitamos rezar, llevar a Dios nuestro dolor y nuestro deseo de paz. Necesitamos convertirnos, hacer penitencia, implorar perdón».

Eitado por Carlos Mana
Fuente: vaticannews.va

Foto: © Pixabay

Tiempo de la creación, tiempo de esperanza

Tiempo de la creación, tiempo de esperanza

El 4 de octubre, día de San Francisco de Asís, finaliza el período del Tempo de la Creación, un período en el que se propone profundizar el diálogo con Dios a través de la oración, asociado a acciones concretas para el cuidado del planeta. El Movimiento de los Focolares siempre ha apoyado la iniciativa participando y organizando eventos en diversas partes del mundo. He aquí algunas iniciativas del Tiempo de la Creación 2024.

En Leonessa, en el centro de Italia, se realizó un paseo en medio de la naturaleza. El evento, titulado Respiri di Natura: insieme per il nostro pianeta, contó con la participación de adultos y niños. El grupo de participantes partió del convento de los frailes capuchinos, encabezados por los frailes junto con los Carabinieri forestales, el Club Alpino Italiano y el profesor Andrea Conte, astrofísico y coordinador italiano de EcoOne, la red Ecología del Movimiento de los Focolares. La excursión culminó en una fuente, donde el profesor Conte dirigió una sugerente meditación sobre el viaje de un átomo de carbono en el medio ambiente. Luego, Conte mostró cómo transformar los desechos comunes en herramientas para experimentos científicos, demostrando cómo la ciencia puede ser divertida y accesible para todos.

Posteriormente, en el Auditorio de la localidad se profundizaron temas como la conciencia ambiental, los efectos del cambio climático y la importancia de la educación en sostenibilidad. El profesor Luca Fiorani, de la comisión internacional de EcoOne, ofreció un análisis en profundidad de la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, el concepto de ecología integral y sostenibilidad relacional. La amplia participación y la atención mostrada por los presentes demuestra un creciente interés por las cuestiones medioambientales y una mayor conciencia sobre la importancia de actuar para proteger nuestro planeta.

En Oceanía es el cuarto año que la comunidad de los Focolares contribuye a la oración ecuménica por el Tiempo de la Creación. “Oramos y testimoniamos con diversas acciones de cuidado de nuestra casa común – dicen -. Este servicio de oración es nuestro esfuerzo por llevar esperanza a nuestra vasta área que se extiende por 7.000 kilómetros desde Perth, Australia Occidental, hasta Suva, Fiji, la nación insular más grande en el corazón del Pacífico”. A esto siguió una reflexión de Jacqui Remond, cofundadora del Movimiento Laudato Si’, profesora de la Universidad Católica Australiana, que habló sobre la necesidad de cambiar los corazones para una conversión ecológica.

El arzobispo Peter Loy Chong, de la arquidiócesis de Suva, Fiji, no pudo unirse a ellos porque estaba dando la bienvenida al papa Francisco en Papua Nueva Guinea. Pero envió un mensaje subrayando en particular la importancia de la palabra “Tagi”, que significa “el grito de los pueblos de Oceanía”. Es el grito de las pequeñas islas del Pacífico ante el cambio climático, que aún no ha afectado al mundo. Mejor dicho: el mundo aún no ha escuchado profundamente las voces y en particular los tiempos del clamor de los pueblos de Oceanía.

Siguieron varias experiencias, como la creación de un jardín de reconciliación aborigen en el Centro Mariápolis de St Paul. Aquí fueron invitados los estudiantes de horticultura y sus profesores que utilizan el centro para sus clases. Todos son inmigrantes y estaban muy interesados en conocer sobre las importantes plantas alimenticias autóctonas.

En cambio, jóvenes de Sydney, Canberra y Melbourne se unieron a un anciano aborigen para dar un paseo por el campo, donde aprendieron a relacionarse con la creación y a cuidarla.

En México se realizó un curso sobre conversión ecológica y espiritualidad, un diálogo abierto para el cuidado de la Casa Común. Fue una iniciativa del Centro Evangelii Gaudium México, de la Universidad Sophia ALC junto con el Movimiento de los Focolares. Cinco sesiones en línea, una por semana durante el Tiempo de la Creación, coordinadas por el profesor Lucas Cerviño, focolarino, teólogo y misionólogo. Participaron 87 personas de varios países de América Latina, desde México hasta Argentina. Se abordaron algunos temas: la crisis y la conversión ecológica; metamorfosis de lo sagrado y la espiritualidad; Dios es amor como tejido de vida en el amor; escuchar el grito de la tierra y de los pobres como amor a Jesús abandonado y crucificado; la unidad vista como fraternidad cósmica para cuidar la Casa Común; María como Reina de la creación y la presencia del cuerpo místico de María.

Finalmente, en Italia, en la ciudad de Padua, se inauguró el “Sendero de las 5C de Laudato Sì” gracias a la red Nuevos Estilos de Vida formada por asociaciones civiles, religiosas y laicas – entre ellas el Movimiento de los Focolares – que tienen como misión la promoción de estilos de vida sobrios que respeten la naturaleza, una economía sostenible y que estimulen a las comunidades con iniciativas y propuestas para lograr juntos el bien común.

El sendero 5C se instaló en un jardín donde en 2011 las cinco Iglesias Ecuménicas (católica, ortodoxa, luterana, metodista y evangélica) celebraron el Día de la Custodia de la Creación, plantando juntas cinco hayas. Fue precedido por un breve concierto de un joven cantautor vicentino que nos comunicó la sensibilidad y el sueño de los jóvenes de hoy hacia un futuro de esperanza.

Las 5C destacan cinco términos tomados de la encíclica del Papa Francisco: custodiar, conversión, comunidad, cuidado, cambio. El evento se vivió con intensidad y representó un estímulo para un compromiso concreto por la realización de un mundo mejor, más justo y equitativo, en armonía con la Tierra que habitamos.

Lorenzo Russo
Foto: © Pexels y Focolari Padova

Líbano: Centro Mariápolis “El Manantial”, puertas abiertas a los desplazados.

Líbano: Centro Mariápolis “El Manantial”, puertas abiertas a los desplazados.

El Centro Mariápolis “La Sorgente” (El Manantial) se encuentra en Ain Aar, en un lugar en la montaña, a 20 kilómetros al norte de Beirut. Como sucedió en 2006, el año del conflicto militar que duró 34 días entre Israel y Hezbollah, en estos días también la gente que se ve obligada a escapar por las bombas que están devastando el sur del país, llegan hasta aquí, a esta región cuya población es mayoritariamente cristiana, y nos piden hospitalidad. “Es normal golpear a las puertas del Centro Mariápolis y encontrarlas abiertas de par en par”, cuenta R. de la comunidad de los Focolares. “¿Podíamos no recibirlos? ¿Qué habría pasado con el ideal de fraternidad del que nos nutrimos y que tendría que ser nuestra característica?”. Una experiencia similar se había vivido en el año 2006. En ese momento también el Líbano se vio atravesado por los grandes desplazamientos de familias y también en ese entonces el Focolar había recibido en su Centro Mariápolis a más de un centenar de amigos, familias con marido y mujer, abuelos, jóvenes y niños. “Nos conocimos así, y entre nosotros nació un vínculo de hermanos que nos hacía compartir alegrías y dolores, esperanzas y dificultades, necesidades y oración. En una relación simple y franca, construida en la cotidianeidad nació y creció una verdadera experiencia de hermandad, sin filtros ni prejuicios”.

Nadie esperaba que la situación precipitara de esta forma, de un momento al otro. “Los libaneses se estaban preparando para volver a las clases en los colegios con una mirada de esperanza hacia este nuevo año”, cuenta R. “Y sin embargo una tormenta inesperada se desencadenó, implacable, amenazante, mortal”, con consecuencias terribles sobre una población que tiene sed de paz, justicia y caminos de diálogo”. En pocos días, diría incluso horas, acciones bélicas han impactado en barrios populares y el pueblo se sumergió en “una verdadera pesadilla”. La Unicef hace saber que según el Ministerio de Salud Pública, a la fecha del 25 de septiembre, casi 600 personas han sido las víctimas mortales en el Líbano, entre los cuales más de 50 niños y 94 mujeres, y alrededor de 1.700 han sido los heridos desde el 23 de septiembre. Los desplazamientos de masa continúan, alcanzando la cifra de unos 201.000 evacuados internos (IDP), según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (Oim).

Desde el domingo también el Centro Mariápolis “El Manantial” se ha llenado de huéspedes “que han llegado junto con sus miedos, con el trauma vivido en sus aldeas o barrios alcanzados por el fuego”. Han recorrido en coche 120 kilómetros, empleando entre 5 y 8 horas. Las rutas están repletas de coches que escapan desde el sur. Dejan sus pueblos y antes de llegar a las grandes ciudades de Tiro y Sidón, a su alrededor ven la destrucción de los recientes bombardeos. Actualmente son 128 las personas huéspedes en el Centro Mariápolis de Ain Aar. Algunos provienen del sur, otros de las periferias populares de Beirut impactadas por los últimos atentados. No es fácil: “Nos preguntamos: ¿entre ellos hay miembros de Hezbollah que podrían amenazar la paz en la región? Pero el sentido de la solidaridad es más fuerte que la sospecha”. R. añade: “¿Dónde podrían pedir asilo también esta vez? ¿Adónde podrían ir, sabiendo que serán recibidos sin condiciones?”. Para las comunidades de los Focolares, empieza una nueva aventura. La acogida se hace en coordinación con las autoridades locales, religiosas y civiles.

Nace espontáneamente –como, por otro lado, en estas horas en todo el país– una “carrera” de solidaridad. Párroco, fieles de la parroquia, voluntarios. Algunos se hacen cargo de los niños organizando para ellos actividades y partidos de fútbol. Otros se ocupan de las ayudas necesarias para recibir a la gente. “Las personas llegan en estado de shock, preocupadas por su futuro, llevando en sus ojos el espectáculo apocalíptico de las casas destruidas, de los campos quemados, pero también agobiados por las noticias de conocidos, parientes, vecinos, amigos o alumnos que han sido víctimas fatales en los ataques y que no volverán a ver nunca más. Juntos estrechamos nuestros vínculos, sumergiéndonos en el momento presente, con la fe que nos ha permitido durante siglos poder atravesar las adversidades”.

El Centro “El Manantial” trata de ser, junto con muchos lugares diseminados por el país, verdaderos “oasis de paz”. “La esperanza, el deseo más profundo es que pronto se pueda volver a casa. Mucha sangre derramada tiene que hacer florecer el desierto de los corazones. Esperamos que este calvario que estamos viviendo, abra una brecha en la conciencia de los poderosos y de todos y haga evidente que la guerra es una derrota para todos, como repite el Papa Francisco. Pero sobre todo creemos y esperamos que de este crisol de dolor emerja del Líbano un mensaje de fraternidad posible para toda la Región”.

Maria Chiara Biagioni
Fuente: AgenSir
Foto: Focolari Libano

Congo: experiencia de sinodalidad

Congo: experiencia de sinodalidad

Llegaron en moto, de dos en dos, porque ésta es la forma más común de llegar a la ciudad de Manono, en la provincia de Katanga, en el sureste de la República Democrática del Congo. En esta ciudad se reunieron 92 sacerdotes procedentes de 8 diócesis de la provincia eclesiástica de Lubumbashi para uno de los retiros periódicos organizados por el Movimiento de los Focolares. La invitación para hacerlo allí había sido hecha por el obispo de Manono, monseñor Vincent de Paul Kwanga Njubu, impactado por el testimonio de sus sacerdotes que en el pasado habían participado en este tipo de retiros en Lubumbashi.

También el obispo de Kongolo, monseñor Oscar Ngoy wa Mpanga, diócesis a 300 kilómetros de Manono, involucrada por el mismo acontecimiento – jóvenes sacerdotes que habían participado en retiros similares organizados para seminaristas – pidió a todos los sacerdotes de su diócesis que se unieran a este retiro. Llegaron 43. La prensa local definió al retiro como “inolvidable”. Al final, el Obispo quiso ofrecer a todos un almuerzo que los participantes compartieron después con el hospital de la ciudad, para gran alegría de los enfermos.

Los miembros de la comunidad de los Focolares de Lubumbashi se encargaron de toda la parte organizativa (transportando incluso las ollas para cocinar) y el programa fue confiado a algunos miembros del Centro Internacional del Movimiento.

La ciudad de Manono se encuentra a 800 km de Lubumbashi, es la tercera ciudad más grande del Congo y representa un recurso mineral de importancia mundial debido a la presencia de litio y otros minerales. Lamentablemente, sin embargo, la población no se beneficia de estos recursos. Familias enteras pasan sus días buscando minerales, los niños abandonan la escuela para dedicarse a este trabajo. Hay una gran explotación y los materiales se compran a precios muy bajos. Incluso hay un pueblo en el que las casas se están cayendo porque también se buscan minerales debajo de ellas. La situación en la región es crítica: devastada en el pasado por un conflicto que destruyó infraestructuras civiles y religiosas, tiene instalaciones sanitarias y escuelas en ruinas, con una tasa de asistencia escolar inferior al 30%. La desnutrición y la inseguridad alimentaria afectan gravemente a los niños: el 15% de ellos padece desnutrición. El obispo de Manono quiso realizar este retiro en este mismo lugar: es la primera vez que llegan allí sacerdotes de otras diócesis. Por esta razón, la presencia de un gran número de prelados fue recibida con aire de celebración. Durante la misa dominical, el párroco de la catedral pidió a todos los feligreses que llevaran agua, un bien escaso y precioso aquí, a los participantes del retiro como signo de amor y acogida. Luego comenzaron los días de encuentro: temas espirituales, meditaciones sobre los consejos evangélicos y reflexiones sobre la sinodalidad. Divididos en pequeños grupos, hubo muchos momentos de comunión de vida, de intercambio de testimonios, de conocimiento, de compartir, de fraternidad.

La espiritualidad de comunión, el descubrimiento de Dios Amor, un nuevo estilo de pastoral “sinodal” que “libera de esquemas prefabricados y nos abre al amor recíproco«, como decían algunos, fueron algunos de los puntos que más impactaron a todos.

Al regresar a Lubumbashi, algunos miembros de los Focolares pudieron saludar a algunos obispos de las distintas diócesis, presentes en una reunión de la Conferencia Episcopal, quienes les agradecieron calurosamente la contribución que estos retiros dan a la vida de sus diócesis. En particular, el obispo de Manono agradeció «la contribución dada a la vida espiritual de los sacerdotes y laicos, y a una comunión entre los sacerdotes que desborda la vida de los laicos y les permite vivir el amor mutuo y poner en práctica la palabra de Dios”. También el arzobispo de Lubumbashi, monseñor Fulgence Muteba Mugalu, recién nombrado presidente de la Conferencia Episcopal, agradeció calurosamente estos retiros que se vienen realizando desde hace varios años, esperando que continúe esta formación que da muchos frutos.

Después del retiro, algunos miembros del Centro internacional se dirigieron a Goma, en el noreste del Congo, donde los focolarinos organizaron dos escuelas de formación en las que participaron 12 jóvenes seminaristas y 12 sacerdotes, y estuvo presente en una celebración litúrgica también el obispo de Goma, monseñor Willy Ngumbi Ngengele. Varios de los invitados no pudieron asistir debido a la intensificación de los enfrentamientos cerca de la ciudad. Hay 7 millones de refugiados en el Congo, incluidos 1,7 millones en la provincia de Kivu del Norte, donde se encuentra Goma. Durante el encuentro se profundizó en el conocimiento de la espiritualidad de la unidad y la sinodalidad. El programa incluyó una visita a una parroquia rodeada de miles de refugiados donde el párroco da un testimonio muy fuerte del Evangelio vivido. También la visita al “Centro Père Quintard”, llevado adelante por el Movimiento y situado en medio de dos grandes campos de refugiados, donde se presta un servicio de promoción, educación y desarrollo social, fue un fuerte testimonio para todos los presentes. Varios lo vieron como un rayo de esperanza y pidieron que se llevaran a cabo actividades similares también en sus parroquias.

Anna Lisa Innocenti

Tiempo de la Creación

Tiempo de la Creación

La familia ecuménica de todo el mundo se une para escuchar y cuidar a nuestra casa común. Como ya es costumbre, el 1 de septiembre empieza el Tiempo de la Creación, un período de oración y reflexión asociado a acciones concretas para el cuidado del Planeta Tierra. El evento concluirá el 4 de octubre con la fiesta de San Francisco de Asís, patrono de la ecología, amado por muchas confesiones cristianas. El Movimiento de los Focolares adhiere a la iniciativa. Desde la Semana de oración para la unidad de los cristianos del último mes de enero hasta hoy hemos vivido la fase de “Preparación” para el Tiempo de la Creación, fundamental para crear vínculos y relaciones, renovando la alegría de encontrarse y cultivando los dones de la comunión y de la paz como Pueblo de Dios, junto con nuestra casa común.

Tema del año 2024

El tema de este año es Tener esperanza y actuar con la Creación. ¿De dónde nace este tema? En la carta del apóstol Pablo a los Romanos, la imagen bíblica presenta a la Tierra como una Madre, que gime y siente dolores como durante el parto (Romanos 8:22). San Francisco de Asís lo había entendido cuando en su Cántico de las Criaturas se refería a la Tierra como a nuestra hermana y nuestra madre.

Lastimosamente los tiempos en que vivimos demuestran que no nos relacionamos con la Tierra como con un regalo de nuestro Creador, sino más bien como un recurso para ser utilizado.

¿Puede haber una esperanza?

Sin duda, tiene que haberla, junto con una expectativa por un futuro mejor. Tener esperanza, en el contexto bíblico, no significa quedarnos inmóviles y silenciosos, sino por el contrario gemir, llorar y luchar activamente por una nueva vida en el medio de las dificultades. Justamente como durante el parto –retomando la imagen del apóstol Pablo–, se atraviesa por un período de dolor intenso pero, simultáneamente, está naciendo una vida nueva.

La esperanza es un regalo de Dios. Sólo a través de la esperanza podemos desarrollar plenamente el regalo de la libertad, que junto con la responsabilidad nos permiten hacer del mundo un lugar mejor. Solamente cuando colaboramos con la Creación pueden nacer las primicias de la esperanza.

Tener esperanza y actuar

La esperanza es confianza en que nuestra acción tiene un sentido, por más de que los resultados de esa acción no se vean inmediatamente. Sabemos cuán urgente es una acción valiente para contener la crisis climática y ecológica y también sabemos que la conversión ecológica es un proceso lento ya que los seres humanos a veces somos reacios a cambiar nuestra mente, nuestro corazón y la forma de vivir. O a veces no sabemos cómo tendrían que ser nuestras acciones. Hay mucho por aprender de otras culturas y países acerca de cómo tener esperanza y actuar junto con la Creación.

Este año el 1 de septiembre cae en domingo; estamos todos invitados a celebrar el comienzo del Tiempo de la Creación en nuestros respectivos países y comunidades.

Lorenzo Russo