Movimiento de los Focolares

Dios ama la vida

Muchos, en estos días de pandemia que aflige a la humanidad, se preguntan dónde está Dios.  El siguiente escrito de Chiara Lubich nos invita a creer que no hay nada de todo lo que vivimos, aunque sea muy doloroso, que pase desapercibido a su amor y que cada cosa esconde una finalidad positiva, aunque por el momento no la veamos. Nosotros hablamos de Santo Viaje,   nos animamos a recorrer la vida como un Santo Viaje (…). En muchas ocasiones nos lo imaginamos así: una serie de días en los que nos proponemos vivirlos cada vez más perfectamente, realizando bien nuestro trabajo, nuestro estudio, el descanso, con las horas pasadas en familia, las reuniones, los congresos, el deporte, con los momentos de ocio…  todo llevado a cabo en orden y en paz. Nos lo imaginamos así. Humanamente, instintivamente estamos orientados a esperárnoslo así, porque la vida es una aspiración continua al orden, a la armonía, a la salud y a la paz. Y hacemos de este modo porque lo demás sin duda es imprevisible, pero también porque siempre en el corazón humano existe la esperanza de que las cosas vayan así y solo así. En realidad, nuestro Santo Viaje después se manifiesta diferente, porque Dios lo quiere diferente. Él mismo introduce en nuestro programa otros elementos –que Él quiere o permite– para que nuestra existencia adquiera su verdadero significado y alcance el fin por el que ha sido creada. He aquí que llegan dolores físicos y espirituales, enfermedades, mil sufrimientos que hablan más de muerte que de vida. ¿Por qué? ¿Acaso Dios quiere la muerte? No, todo lo contrario, Dios ama la vida; pero una vida tan plena, tan fecunda que nosotros –con toda nuestra aspiración al bien, a lo positivo, a la paz–, nunca hubiésemos sabido imaginar. Nos lo aclara la Palabra de Vida: “[…] Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12, 24). Si no muere, el grano se queda bonito, sano, pero solo; si muere se multiplica. Dios quiere que durante la vida experimentemos una cierta muerte – o, a veces, muchos tipos de muerte – pero, porque para Él, este es el Santo Viaje: dar fruto, hacer obras dignas de Él y no de nosotros simples criaturas. Este es el sentido de nuestra vida: una vida rica, plena, sobreabundante, una vida que sea un reflejo de la suya. Entonces hay que prever estas muertes y disponerse a aceptarlas de la mejor manera. Es sabia, pues, e indispensable –y no es más que genuino cristianismo– la elección de Jesús Abandonado que renovamos cada día, ese amor a Él que queremos que sea preferente. Esto nos predispone (…) a aceptar las pequeñas o grandes muertes, pero también a ver superado ampliamente, potenciado y fecundado, todo aquello que nosotros habíamos programado. Son purificaciones pasivas (…): enfermedades, la muerte de seres queridos, pérdida de bienes, de fama, dificultades de todo tipo… Son noches de los sentidos y noches del espíritu donde cuerpo y alma son purificados de mil maneras con tentaciones, arideces espirituales, dudas, sentido de abandono por parte de Dios; con las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad que se tambalean. Son verdaderos purgatorios anticipados, cuando no son casi infiernos. ¿Qué hacer? ¿Abandonar el Santo Viaje pensando que con una vida más normal, según el proceder del mundo, quizá muchas o algunas de estas pruebas podrían evitarse? No: no podemos volver atrás. Además hasta aquí he enumerado solo las purificaciones, pero hace falta ver cuáles son las consolaciones, las “bienaventuranzas” (Cf. Mt 5, 3-11) que una vida vivida como Santo Viaje trae ya a esta tierra. La muerte de Jesús, de hecho, reclama la resurrección; la muerte del grano de trigo el “fruto abundante”. Y “resurrección” y “fruto abundante” significan, en cierto modo, paraíso anticipado, plenitud de alegría, de esa alegría que el mundo no conoce. Así pues ¡adelante! Miremos más allá de cada dolor. No nos detengamos solo en esa inquietud, en esa angustia, en esa enfermedad, en esa prueba… Pensemos en la cosecha que se recogerá previendo y pregustando el fruto abundante que está a las puertas.

                                                                                  Chiara Lubich

(en una conferencia telefónica, Rocca di Papa, 25 de febrero de 1988) Extraído de “Prever los frutos”, en: Chiara Lubich, Buscando las cosas de arriba, pág. 85. Editorial Ciudad Nueva, Madrid, 1993.  

El desafío diario de convertirse en familia

La historia de dos cónyuges de Croacia y su experiencia en el ámbito del proyecto “Caminos de luz” promovido por el Movimiento de los Focolares “Como niños pequeños que aprenden de la nada, también nosotros aprendimos a entendernos a nosotros mismos primero, entender los sentimientos, reconocerlos, entender al otro, aprender que el pensamiento diferente no tiene que acabar siempre y necesariamente en un conflicto. Entendimos que las parejas que nos rodean enriquecen nuestras relaciones y que debemos evitar aislarnos”. Melita y Slavko llevan casados unos veinte años, son padres y viven en Croacia. Su experiencia como pareja la cuentan con franqueza, sin lecturas brillantes, sin omitir esos momentos de prueba que marcan su camino como un desafío, una “casa” que se construye cada día, a menudo sin saber con qué herramientas. No es un camino recto que se atraviesa con un automóvil potente, sino un camino de tierra para recorrer en bicicleta con el motor de las piernas, los pulmones y el corazón, con ascensos agotadores y descensos regeneradores. Una historia, la suya, que quizás se asemeja a la de muchas parejas, pero que ofrece una clave sobre la familia que no se da por descontado. La ocasión de esta narración es su participación en Italia en una reunión dentro del proyecto Caminos de luz, que el Movimiento de los Focolares dedica a las parejas, con especial atención a quienes viven momentos de división. En uno de los pasajes más oscuros de su relación, explican, es gracias a reuniones como esta que han encontrado las herramientas para “usar todos los días, para que nuestra familia sea feliz y nuestra relación crezca”. Herramientas “que facilitan la salida que nos espera en la vida de pareja para llevar a cabo los planes de Dios para nuestra familia”. En sus palabras, emerge claramente que la imagen de la pareja “perfecta” es una ilusión dolorosa. La expectativa de un itinerario lineal y soleado, alimentado por el entusiasmo que sigue al encuentro con la persona “correcta”, choca con la realidad de un “partido” a jugar y cuyo resultado es desconocido, donde el compañero de equipo a veces se convierte en el adversario y donde se gana solo si ambos ganan. Un partido que no tiene reglas escritas, sino que se debe jugar con el objetivo claro, o encontrarlo si se desvanece. Un juego donde todos están llamados a dar su propia contribución y a enfrentar las variables adversas, sin atajos: “Desde la perspectiva de hoy, dicen, podemos testificar que el matrimonio no es una cosa fija y estática, que un curso como este no es una varita mágica que resuelve todos nuestros problemas para siempre”. Más bien, aquí “hemos aprendido que nuestro primer hijo – el matrimonio – necesita el mayor cuidado e importancia, porque solo cuando estamos en paz y armonía podemos ser capaces de dar amor a los hijos y a las personas que nos rodean. Solo así nos realizamos como personas”. Todo se mueve, en efecto, desde sentirse ya realizados “en el punto de partida”. Melita cuenta el comienzo: “Fue un período muy hermoso, finalmente había realizado el sueño de tener un chico que sabía escucharme, consolarme, comprenderme. La persona con quien compartir miradas similares sobre la vida, la fe, el amor. Enseguida nos dimos cuenta de que queríamos casarnos coronando nuestro amor con el matrimonio”. Sin embargo, la primera prueba se presenta en breve: la pérdida de un hijo que obliga a Melita y a Slavko a revisar sus planes, a centrarse en la organización práctica de la vida, el trabajo y el hogar. De hecho, es un momento provechoso, donde experimentan una creciente unidad entre ellos y con sus respectivas familias, comparten todo – dice Slavko – y encuentran “la fuerza, la voluntad y el deseo de cosas comunes”. “Hemos idealizado nuestra vida – agrega ella – completando los piedritas de nuestro mosaico y esperando que la familia crezca”. Después de tres años llega la alegría del primer hijo, pero con ella también la necesidad de encontrar un trabajo menos exigente y más rentable. El empleo para Slavko llega, pero el nuevo contexto produce tensiones, malentendidos, heridas profundas en la pareja. “La seguridad que habíamos construido y la confianza mutua desaparecieron – dice Melita – comenzó un período de insatisfacción en nuestras relaciones, de reproches por los errores cometidos. Slavko no se daba cuenta de mi insatisfacción y yo no sabía cómo hacer para que se diera cuenta de las cosas que me molestaban”. Y él: “Me había contentado con la vida, pensando: ¿qué más quieres? Nos amamos, nos hemos casado, la vida sigue su camino, ¿por qué debería mostrar mi fidelidad y afecto? Es ella quien no entiende que la amo y que estoy a su lado. En cambio, estaba sordo a sus gritos y creía que ella era la que tenía que cambiar y aceptar las nuevas circunstancias. En nosotros creció el sentimiento de incapacidad, de desesperación, caímos en el abismo del que no veíamos la salida”. Se les cruza también la idea de separarse. Habían tocado fondo. Pero en ese desierto, la vida comienza a florecer nuevamente. “En ese momento, el Señor nos pone en el camino a nuestros padrinos y amigos, quienes, como los otros habíamos borrado de la vida, y nos envía las indicaciones para seguir”, señala Slavko. Es en el intercambio con las otras parejas que participaban de los Senderos de la luz que finalmente logran vislumbrar una salida. “Solos uno frente al otro y solos ante Dios, comenzamos a entendernos y conocernos de nuevo, aprendimos que una opinión diferente no significa que el otro no me ama, sino que aprendimos nuevamente que esa diversidad enriquece, nos completa como pareja”. Aprender, descubrir, crecer y consolidarse como personas y como pareja. Quizás esta sea la conquista inesperada de un camino auténtico y valiente, impredecible y lleno de pruebas, pero también de objetivos y satisfacciones. Melita y Slavko han descubierto que los planes de Dios para su pareja y su familia no son nada obvios, sino que requieren su determinación en el amor recíproco. Y aprendieron que es a través de este compromiso que el hombre y la mujer se realizan como personas.

Claudia Di Lorenzi

El Padre Silio Naduva: pionero de los Focolares en las islas Fiyi

Falleció hace pocos meses, a la edad de 53 años; su pasión era construir puentes entre pueblos y culturas y formar a las nuevas generaciones Los jóvenes eran la “idea fija” del padre Silio Naduva, sacerdote de las islas Fiyi, en el Pacífico Meridional, fallecido hace pocos meses a la edad de 53 años. Asegurarles una formación y una educación humana y espiritual era su pasión más profunda, en una de las islas más remotas del archipiélago, en donde la globalización que lleva el mundo a las casas no es suficiente para dotar a las jóvenes de los conocimientos y los instrumentos para afrontar la vida en un modo consciente, libre y fructuoso. Lo que lo había fascinado del Carisma de la Unidad de Chiara Lubich, que había conocido hacia fines de la década de 1990, era “esa capacidad que tiene el Ideal de crear el clima de familia, de consolidar la unión entre las personas y en particular con la grey que el Señor le había encomendado”, cuenta Roberto Paoloni, voluntario de los Focolares, que junto al padre Silio trabajó en unas semanas de formación justamente en su parroquia, Santa Ana, en Napuka, durante el verano pasado. “En la espiritualidad de la unidad –explica Paoloni– había descubierto una fuerza propulsora increíble” que lo había ayudado a afrontar incluso momentos de gran dolor y dificultad. Había nacido el 28 de febrero de 1967 en Namuamua, en la provincia de Serua, una pequeña aldea en la parte interior de la isla principal de Fiyi. Silo era el séptimo de nueve hermanos y desde muy joven demostraba una gran generosidad, tenacidad, audacia y capacidad de cuidado respecto de sus familiares y de todos. Estudió en el colegio de los padres Marianistas, y luego, a los 17 años, le llegó el enrolamiento en las fuerzas militares de Fiyi. Silio partecipará en dos misiones viviendo experiencias traumáticas, pero sin perder jamás su profunda humanidad. Sólo después de la muerte de su padre, en 1996, entra al seminario regional del Pacífico para iniciar su formación y al año siguiente conoce el Movimiento de los Focolares. Es ordenado sacerdote el 1 de enero de 2005 a la edad de 37 años, y empieza su ministerio en la parroquia de Vudibasoga, en Nabala. En 2013 le anuncian el diagnóstico de la una enfermedad grave, que no le impide, sin embargo, seguir sirviendo y ocupándose de la parroquia con todas sus energías. En 2018 el padre Silio acompaña a algunos jóvenes al Genfest de Manila, Filipinas, y vuelve a casa con el deseo ardiente de alentar a sus muchachos a que siguieran por ese camino. Los guía, los educa y con ellos se dedica a construir puentes hacia jóvenes de otras comunidades, distintos por cultura y lengua, pero siempre hermanos. Uno de sus últimos compromisos fue la promoción de un encuentro para los jóvenes de su parroquia y de las parroquias cercanas, organizado en agosto en colaboración con los Focolares y con la Cáritas local. En una comunidad fragmentada y un tejido social desgarrado por la pobreza y la violencia, el padre Silio trabajó para ofrecerles a los jóvenes un horizonte más amplio, en donde la convivencia se nutre de solidaridad recíproca y en donde pueblos separados por grandes distancias y con tradiciones, culturas y lenguas distintas se encuentran en el respeto recíproco y en el deseo de construir relaciones de fraternidad.

Claudia Di Lorenzi

Evangelio vivido: la brújula para cada momento

Para comprender mejor qué hacer por los demás, Jesús nos invita a ponernos en su lugar; precisamente hizo Él, quien para amarnos asumió nuestra carne humana. ¿Lo haces por ti o por los demás? Me encontraba en una situación extraña; rezaba todos los días, frecuentaba regularmente la Misa, estaba comprometido en obras de caridad… sin embargo no tenía una fe viva. Era como si un velo me impidiera ver claramente. Un día, acompañando a mi abuela al médico, entramos en discursos profundos; sabiendo cuán creyente era, le conté mi estado de ánimo. Ella, fijándome la mirada, me dijo: “Hijo mío, todo lo que tú haces, ¿lo haces por ti o por los demás?”. Esa simple frase me sacudió. ¡Tenía que cambiar completamente de ruta! Empecé a reflexionar, constatando que también mis actos de caridad estaban llenos de un sistema de deberes. Periódicamente visitaba a un anciano. Yendo a verlo, después de ese momento, más que hablar de trámites por hacer o de medicinas, le pregunté qué tenía en su corazón. Me habló de la guerra, de sus compañeros de batalla que habían muerto, de la enfermedad de su esposa… Al final me agradeció por el gran don que decía que había recibido ese día. (U.R. – Argentina) Fidelidad Al enamorarse de un colega, mi esposa me dejó con cuatro hijos. No podía externar mi desesperación para no aumentar el dolor de mis hijos, pero no lograba dejar de preguntarme en qué me había equivocado con ella. También mi fe se puso a prueba. Ahora el desafío era hacer de que este drama le pesara lo menos posible a mis hijos y que ella no advirtiera juicios de parte de ellos. A veces le llevaba a la más pequeña de cuatro años, otras veces trataba de que ella participara en las reuniones de padres con los profesores de los otros hijos. Lentamente se creó una situación en la que parecía que la mamá, aunque no estaba en casa, de alguna forma seguía estando presente en la familia. Pero cuando ella me pidió el divorcio me pareció que volvimos al punto de partida. Era un nuevo paso que había que afrontar con los hijos. Fue el más grande, quien viéndome un día pensativo y triste, me animó diciéndome: “Papá, quédate tranquilo. Estamos aprendiendo a tomar en mano las riendas de la vida”. (B.d.P. – Croacia) El pequeño ajuar Siendo joven me había acostumbrado a tener dinero, vestidos, lujos, pero después del matrimonio tuve que reducir drásticamente todos los gastos. Días atrás me llegó una cifra extra del trabajo: enseguida pensé en nuestro hijo que estaba por nacer, en el pequeño ajuar que le habría podido comprar. Pero después, recordando cuantos pobres hay en la ciudad, me dije que ese dinero podía servir para ayudar a alguno de ellos. Cuando nació, nuestro bebé recibió como regalo muchos vestiditos usados. Ciertamente, habría deseado que todo su ajuar fuera nuevo, pero esas cosas recibidas por amor me parecía que tenían un valor y una belleza todavía más grandes. (Anita – Venezuela)

A cargo de Stefania Tanesini (tomado de “El Evangelio del Día”, Città Nuova, año VI, n.2, marzo-abril 2020)

“¡Vivimos un tiempo de gracia!”

Las palabras de Jesús Morán, Copresidente del Movimiento de los Focolares, en la Homilía de la Misa celebrada en privado y transmitida a través de streaming el 14 de marzo 2020. Homilía del 14 de marzo de 2020 (…) En estas últimas semanas -entre otras cosas, de Cuaresma bien entrada- en mi alma predominaba un pensamiento: la vanidad de todas las cosas, la precariedad de nuestra inteligencia para comprender profundamente la realidad, la vida, el curso de la historia. De hecho, ha sido suficiente un virus, un microorganismo acelular para poner en peligro todos nuestros grandes razonamientos y nuestras seguridades, nuestros planes económicos, nuestras estrategias políticas; para desatar el pánico en todo el mundo y poner de relieve las miserias de la así llamada globalización. Como tituló un periódico hace unos días, usando la jerga del fútbol: Coronavirus 1 – Globalización 0. Esa es la triste verdad. Cuando pensaba en las cosas que en los últimos años se han escrito sobre el fenómeno de la cultura en nuestros tiempos, los innumerables análisis y contraanálisis acerca del futuro de la historia, etc. etc., me invadía un sentimiento de desolación y de tristeza casi paralizante. Pero fue entonces cuando llegué a un redescubrimiento formidable: la Revelación, la Palabra de Dios dirigida al hombre en palabras y en la inteligencia del hombre; el pensamiento de Dios con palabras humanas sobre las profundidades de la vida y de la historia; una bocanada de sentido. De hecho, creo que solo la Palabra de Dios nos da respuestas para este momento que vivimos, porque solo ella conserva una sabiduría eterna que va más allá de los tiempos sin perder el significado. A la luz de la Revelación nos damos cuenta de un hecho que es tanto más desconcertante cuanto paradójico: que vivimos un tiempo de gracia. ¡Sabiduría! Esta es la clave exacta. Este es verdaderamente el momento de la sabiduría, un tiempo para la sabiduría; una visión de la realidad que viaja en otros parámetros, hoy extremadamente obligatoria e indispensable. (…)  Sabiduría que conduce a una inteligencia de la realidad iluminada por el amor y que, precisamente por esta razón, desencadena un formidable movimiento de fraternidad. Verdaderamente Dios puede hacer cosas prodigiosas, incluso en medio del mal. Lo derrota con su designio de amor. Chiara recorrió con su vida casi un siglo, y lo hizo como un río de sabiduría que ha irrigado la tierra. Atenta a los acontecimientos de la historia, no se detuvo en la superficie de las cosas, sino que se adentró en profundidad y altura para acceder al pensamiento y a la visión de Dios y desde Dios. Por eso no prestó atención a nada más que a Su Palabra. La unidad, en efecto, es el proyecto de Dios sobre la humanidad, el testamento de Jesús, el Verbo encarnado. Ahora podemos ver cómo esta palabra, unidad, puesto que está anclada en la Revelación, va más allá de los episodios pasajeros, los tiempos y las épocas. Ella representa una perspectiva de significado que involucra el pasado, el presente y el futuro. Una perspectiva profética capaz de desencadenar las mejores energías de los hombres y de las mujeres de todas las latitudes, culturas, razas y condiciones sociales. Fuertes en la unidad, podemos transformar la “globalización de la indiferencia” en “globalización de la fraternidad” La competición no ha terminado. Estamos seguros de una cosa: el triunfo será de la misericordia Dios.

A las raíces de la fraternidad en política

Una cita dedicada a uno de los “padres” de la Constitución italiana, escritor, periodista, político, que fue también co-fundador de los Focolares, Igino Giordani. El evento fue promovido por el Archivo General del Movimiento y el Centro Igino Giordani y es el primero de una serie de encuentros programados para ir “a las raíces” de la fraternidad como categoría política. En un momento en el que valores como el respeto, la coherencia, la lealtad se ven envueltos en relatos engañosos, que a menudo son el resultado de un sistema de comunicación manipulado, la idea nacida entre el Archivo General del Movimiento de los Focolares y el Centro Igino Giordani tiene como objetivo extraer del patrimonio custodiado algunas “perlas” que han constituido la vida de figuras comprometidas en el mundo de la política guiadas por los valores de la fraternidad propios del carisma de la unidad. “Si todos fuéramos como Giordani, no habría guerras, no habría discriminaciones, no habría odio. Este gran hombre debe ser un punto de referencia para la humanidad. Ahora nos toca a nosotros llevar adelante sus ideas”. Estas palabras pronunciadas por Gaia, estudiante de secundaria, son las que mejor dan la idea de la actualidad del mensaje y de la inspiración que hoy Giordani representa para las nuevas generaciones. En el Auditorio del Centro Internacional de los Focolares de Rocca di Papa, el 15 de febrero de 2020, se reunieron más de 300 personas entre las cuales algunos políticos, alcaldes, funcionarios locales. El evento fue seguido en streaming desde varios puntos de Italia y Europa, y se injerta dentro del año del Centenario del nacimiento de Chiara Lubich. Durante la velada el encanto de una figura como la de Giordani emergió también a través de las palabras de algunos relatores que tuvieron la fortuna de encontrarlo personalmente. Como Argia Valeria Albanese quien recuerda: “De esos encuentros, también personales en el jardín del Centro Mariápolis de Rocca di Papa, surgió en mí un fuerte impulso a comprometerme durante muchos años en un partido político y en las Instituciones. Pero fue en otra fase de la vida en la que advertí una fuerte relación con Igino Giordani, no tanto como maestro o ejemplo, sino como hermano mayor a quien abrirle el corazón. En el momento del fracaso –prosigue- de las incomprensiones, a menudo del rencor, la denigración pero también al no lograr alcanzar los objetivos previstos, por ser altos y desinteresados, la derrota electoral, la pérdida de los amigos”. Pietro Rossellini, asesor, quien estuvo al servicio de la colectividad de Montecatini afirma que fue guiado por la: “mutación radical de este hombre, ya maduro, considerado el más aguerrido defensor de la fe cristiana por excelencia, que se dejó transformar por Chiara Lubich y cambió su gran controversia en Fuego de Amor. No fue una desnaturalización, sino una sublimación una elevación de su ser”. Para Patrizia Mazzorla, en su trabajo apasionado de maestra en los barrios de Ballarò y Brancaccio en Palermo “algunos escritos de Giordani cambiaron mi perspectiva del compromiso político y social dándome valor en algunas batallas a favor de los más pequeños de la ciudad”.

Chiara Zanzucchi y Lucia Zurlo del Archivo General y Alberto Lo Presti del Centro Igino Giordani observaron que la voluntad de realizar esta serie de eventos reside en la creciente constatación de que el Archivo está vivo y vivifica. Estos encuentros dedicados a los “testigos de la política” también permiten valorar la influencia del carisma de la unidad, de su compromiso político, su coherencia moral y su pasión política, y su aporte a la fraternidad y a la paz.

Gianna Sibelli

Si la empresa pone en el centro a la persona

“Regreso al futuro, para una economía más humana” es el título del encuentro que tuvo lugar el 4 de marzo en la Embajada de Italia ante la Santa Sede. Empresarios, académicos y economistas juntos por una economía más justa, más inclusiva y sostenible. En línea con el gran evento “The Economy of Francesco”. “En el 2000 abrimos una pequeña empresa de cosméticos, en un local de 60 metros cuadrados con un solo empleado. Hoy trabajamos en un edificio de 7500 metros cuadrados donde trabajan 43 personas y producimos alrededor de 100 mil piezas por día. Nuestro beneficio y nuestra fortaleza son las personas”. Estas son las palabras de Marco Piccolo, un empresario de Turín (Italia), 45 años, 4 hijos, que también tiene tiempo para enseñar a los jóvenes en la parroquia. Con su empresa se adhiere a la Aipec, la Asociación italiana de empresarios para una Economía de Comunión, vinculada a la intuición que tuvo Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, basada en el modelo económico que coloca en el centro de la empresa al hombre como persona y la “cultura de dar”. La Reynaldi de Marco es una empresa que ha apostado por los jóvenes y las mujeres (70% entre empleados y gerentes) pero también por la sostenibilidad medioambiental: la empresa de hecho no emite CO2, no desperdicia agua y no es perjudicial para el medio ambiente. Estas características empujan a muchas grandes empresas del norte de Europa y Estados Unidos a comprar sus productos. “Con esta visión empresarial, es posible transformar un sistema económico, hacer las cosas bien y centrarse en el cuidado de las personas que están en la empresa”, dijo en la reunión organizada en Roma, en la Embajada de Italia ante la Santa Sede, titulada “Regreso al futuro, por una economía más humana”. El evento, promovido por la Universidad Católica del Sagrado Corazón, el Movimiento de los Focolares y por la Embajada de Italia ante la Santa Sede, nació del deseo de ofrecer una oportunidad para reflexionar sobre el sistema económico actual y la necesidad de iniciar un proceso global de renovación para que la economía del futuro sea más justa, inclusiva y sostenible, en línea con el gran evento “La economía de Francisco” que el Santo Padre desea que se celebre en Asís el próximo noviembre. La empresa de Marco es un ejemplo virtuoso de una economía más humana. Una economía que, usando las palabras del papa Francisco “hace vivir y no mata, incluye y no excluye, cuida la creación y evita saquearla”. La Reynaldi fue una de las primeras empresas en Italia en transformar su forma jurídica y paso de una compañía con fines de lucro a una ‘Compañía de Beneficios’, es decir, integra en su objeto social, además de los objetivos de beneficios, el de provocar un impacto positivo en la sociedad y en la biosfera. “Cuidamos a las personas que trabajan con nosotros y es por eso que queremos que el tiempo de trabajo no sea abrumador”, continúa Marco. “Queremos que haya tiempo de vida para la familia y para que las personas estén bien”. Muchas son las empresas o cooperativas virtuosas, siguiendo el ejemplo de la de Marco. Al igual que Conad, sociedad cooperativa de la gran distribuidora italiana que involucra a las oficinas de Caritas para no desperdiciar la comida de sus supermercados, destinándola a quienes la necesitan. O bien, cuando tiene que comprar productos de otras empresas, verifica si explotan el trabajo infantil o utilizan contratación ilícita de mano de obra. Así lo afirmó Francesco Pugliese, CEO de Conad que habló en la reunión: “Si cada uno de nosotros hace su parte, tanto en el comportamiento, como en brindar a la comunidad una parte de tu bienestar, esto puede contribuir a una mejora general de la sociedad”. Si queremos redefinir el progreso económico para el futuro, debemos involucrar sobre todo a los jóvenes que saben cómo hacerse preguntas, cómo dialogar y encontrar respuestas importantes. Y el Papa quería que fueran los creadores del evento La economía de Francesco. “Sabemos que san Francisco de Asís es fuente de inspiración para entender la economía y las finanzas. Esperamos que el evento de noviembre nos ayude a redescubrir esto”, dice la hermana Alessandra Smerilli, consejera de Estado de la Ciudad del Vaticano. “Y en Asís, los jóvenes intentarán hacer propuestas y trabajar en 12 ámbitos temáticos donde trataremos de cubrir todos los temas importantes para presentar una propuesta para cada ámbito, como un compromiso personal, pero también como un compromiso con las instituciones, las empresas y la política”, concluye la hermana Alessandra. Pero es necesario hacer redes, dialogar entre instituciones, empresas y universidades para encontrar soluciones que ayuden a los jóvenes a encontrar trabajo. El embajador Pietro Sebastiani lo ha recordado: “El mundo de hoy es más complejo de lo que era antes y muchas sociedades han experimentado el flagelo del desempleo juvenil durante mucho tiempo”. Pero existen oportunidades y todos deben perseguir su propio talento”.

Lorenzo Russo

Coronavirus: medidas preventivas en el Centro internacional de los Focolares

Debido a la emergencia sanitaria que involucra a varios países del mundo, el Centro internacional de los Focolares en Rocca di Papa, Italia, ha lanzado una serie de medidas para prevenir la propagación del coronavirus. De conformidad con las decisiones del Gobierno italiano y con las indicaciones de los obispos italianos, el Centro Internacional del Movimiento de los Focolares, con sede en Rocca di Papa (Roma – Italia), ya había adoptado ayer, 9 de marzo, algunas medidas preventivas para limitar y detener la propagación de la epidemia de coronavirus lo antes posible. Medidas en línea con lo que fue establecido por el primer ministro italiano que desde hoy, 10 de marzo y hasta el 3 de abril, ha declarado a toda Italia como “área protegida”. Por esto:

  1. Se posponen todas las iniciativas organizadas por el Centro Internacional en la sede de Rocca di Papa o en otros lugares del territorio italiano en los meses de marzo, abril y mayo de 2020. Esta medida se refiere a las iniciativas previstas para el centenario de Chiara Lubich (1920 -2020) y a otros tipos de iniciativas.
  2. Se suspenden las visitas grupales al Centro Internacional programadas hasta finales de mayo de 2020.
  3. Se cancelan los viajes (en Italia y al extranjero) de colaboradores del Centro Internacional programados hasta finales de mayo de 2020.
  4. Hasta el 3 de abril, se suspenden todas las celebraciones eucarísticas entre semana y festivas en el Centro.
  5. Se garantiza el funcionamiento del Centro para los servicios esenciales, mientras que el trabajo ordinario de los colaboradores será llevado a cabo de forma remota.

Oficina de Comunicación Focolares

Evangelio vivido: la Regla de oro

La invitación de Jesús “Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas” (Mateo 7,12) es la llamada “Regla de oro”, una enseñanza universal contenida en las distintas culturas, religiones y tradiciones . Es la base de todos los valores auténticamente humanos, que construyen una convivencia pacífica, con relaciones personales y sociales justas y solidarias. El céntuplo Vivo en una ciudad pequeña con pocos negocios, en donde no siempre se encuentra todo lo necesario. Una mañana golpea a mi puerta una vecina pobre y enferma. Con una gran sonrisa me pide un poco de aceite. En la cocina ha quedado muy poco, y lo necesitaría. Pero advierto un impulso a dárselo todo. A la hora de preparar la comida me doy cuenta de que tengo que arreglármelas sin aceite, pero me siento feliz de lo que he hecho. En el momento de tomar la olla, golpean a la puerta. Es una religiosa que no veo desde hace tiempo porque vive bastante lejos. Me invita: “Ven, en el coche tengo algo para ti”. Me entrega tres cajas con botellas de aceite: en total 54 litros. (G.V. – Burundi) Si uno da amor … No era fácil volverme a integrar tras 20 años de ausencia de nuestro país. Al comienzo mi esposa y yo nos sentíamos un poco raros: había que empezar en todo sentido. Pero en el Evangelio encontramos la fuerza para abrirnos a los demás, para reconstruir relaciones de hacía tiempo y establecer nuevas amistades. Como nos habíamos casado no muy jóvenes, habíamos decidido que si los hijos no llegaban, estaríamos dispuestos a ser una familia para el que no la tenía. Con esa idea iniciamos un recorrido de adopción. Cuando algunos meses atrás recibimos la noticia de la llegada de Verónica y Carlos, dos hermanitos brasileños, mostramos sus fotos a todos esos nuevos conocidos. Después fuimos a buscarlos a Rio de Janeiro. Cuando regresamos vimos un enorme cartel en la calle con un saludo de bienvenida a Verónica y Carlos y, en la reja de nuestra casa, muchos globos y mensajes. No podemos olvidar las ayudas concretas en ropa y otras cosas necesarias. Una comprobación para nosotros de que, si se da amor, se recibe amor. (M.S.F. – España) Conjura de amor Una vez que se quedó sola, mi suegra, a pesar de que tenía hijas que podían recibirla, vino a vivir con nosotros. Su presencia, muy aceptada por mis hijos, era para mí, sin embargo, una exigencia más, que se sumaba a la familia que atender. Además, ella, por una forma de arterioesclerosis, hablaba sola, sin darse cuenta de que la estaban escuchando; y sucedía que a menudo protestaba contra mí. Mis hijos se reían de esa situación, mientras que para mí era una doble herida. ¿Ése era el agradecimiento por lo que estaba haciendo por ella? Un día ella estaba en cama por una gripe y durante la comida salió el tema de la abuela que hablaba sin sentido. Mi esposo quedó muy apenado; pero luego todos juntos decidimos realizar una hermosa “conjura de amor” para amar más y mejor a la abuela. Pienso que fue uno de los momentos más educativos y fecundos de nuestra familia. Los parientes, que son muchos, cuando vienen a verla, se quedan sorprendidos por el bien que la abuela “produce” en nuestra familia. (C.S. – Italia)

Recogido por Stefania Tanesini (extraído de “El Evangelio del día”, Città Nuova, año VI, n.2, marzo-abril 2020)