El 15 de Mayo de cada año se festeja el Día Internacional de la Familia, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 1994. El tema de este año es “Madres y Familias: Desafío en un Mundo que Cambia” y se concentra en el importante rol de las madres al interno de las familias y de la comunidad del mundo.
Era a finales de 1945, en Trento (norte de Italia), recién había terminado la guerra. Marco tenía 19 años y atravesaba una profunda crisis espiritual. Un religioso amigo lo invita a un encuentro. Una joven, un poco más grande que él, hablaba de Dios con un fervor y una convicción que no dejaban dudas”, recordará. Esa joven era Chiara Lubich; la rodeaba un grupo de chicas que, como ella, habían elegido a Dios como el ideal de sus vidas. En breve tiempo, Marco se convierte en el primer joven en seguirla: el primer focolarino. La familia Tecilla era una familia sencilla: el papá era panadero, la mamá enfermera, una hermana y tres hermanos. «Recuerdo que en los meses de frío se abrigaba con una capa –cuenta Marco- y yo lo acompañaba de una panadería a otra donde tocaba la puerta pidiendo trabajo o un poco de pan para darnos de comer. Sólo después descubrí que mientras me llevaba mi mano con una, con la otra iba pasando las cuentas del Rosario». A pesar de la pobreza material, la suya fue una infancia serena y vivaz. Habiendo cumplido 14 años y terminado la escuela profesional empezó a trabajar como aprendiz en una empresa comercial. En enero del ’43 fallece el papá. Estalla la guerra y llegan los bombardeos a Trento. La familia Tecilla se refugia en las montañas. Marco evita que lo llamen a las armas haciendo el servicio civil. Y en tanto lo contratan como obrero en el ferrocarril Trento-Malè. Su hermana María empieza a frecuentar a menudo retiros espirituales y busca vestidos para los pobres. La familia y también Marco, considera que este comportamiento es “exagerado”, hasta que le llega una invitación, a través de un amigo religioso y su encuentro con Dios Amor. Desde que conoció a Chiara y al primer grupo de chicas, iba a menudo a la “casita” de la Plaza Cappuccini, donde vivían, para hacer pequeñas reparaciones. Se siente atraído por el clima sobrenatural que allí se respira. «Una noche –recuerda- tuve que hacer una reparación más larga que de costumbre. Chiara estaba cociendo sentada junto a una mesa. Repentinamente se dirigió hacia mí y me dijo: “Si Jesús viniera hoy, sería Jesús 24 horas sobre 24, que trabaja, reza, come, descansa… hoy sería un Jesús electrotécnico, como tu…”». Marco quedó muy impresionado por «esta nueva visión cristiana. Veía abrirse ante mí un horizonte nuevo, lleno de luz. Cuando salí de la “casita” el cielo estaba lleno de estrellas. Empezaba para mí una nueva vida, tenía que cambiar la página y abandonarme entre los brazos de ese Dios que se me había manifestado como AMOR». Marco siente que Jesús lo interpela: «Si quieres ser perfecto ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, después ven y sígueme. Seguir a Jesús, ese era mi camino». La noche el 27 de noviembre de 1948, nace el primer focolar masculino, con Livio quien, mientras tanto se había sumado. Marco entonces no sabía que lo esperaban, en los años que vendrían, ¡treinta mudanzas! De hecho el Movimiento naciente se extiende rápidamente a todo el mundo y Marco se moverá a tantas ciudades de Italia… En el ’53 va a Innsbruck, en el ’58 a Uruguay, Argentina, Brasil y Chile; en el 60’ va a Trieste y después, del otro lado de la Cortina, a Zagreb. El 22 de noviembre de 1964 es ordenado sacerdote y regresa a Brasil hasta el ’67, y nuevamente vuelve hasta el ’71. Después, va al sur de Italia y luego a Milán, Padua y finalmente a su ciudad Trento donde regresa después de 31 años. Es entonces que encuentra el terreno para el naciente Centro Mariápolis de Cádine y participa en el proyecto que Chiara Lubich lanza en el 2001: Trento ardiente. A finales de ese año Chiara lo llama al Centro del Movimiento, a Rocca di Papa (Roma), donde permanecerá los últimos años de su vida. «Era incontenible su alegría cuando venía a Loppiano a dar clases de Espiritualidad a los miembros de todas las escuelas –recuerda Redi Maghenzani, quien vivió con el 20 años-, dedicaba una atención especial a las nuevas generaciones de focolarinos y focolarinas. Nos deja una estela de luz que no se puede apagar». «Marco, sembró amor en muchas partes del mundo –recuerda Armando Droghetti, focolarino que lo acompaño en los últimos años-; ese amor que hizo nacer la unidad entre gente de todas las condiciones sociales y culturales, como testimonian las innumerables personas que pasaron a visitarlo en estos últimos meses, especialmente desde hace un año pequeños ictus dejaron consecuencias en distintos niveles. Pero, mientras todo decae en Marco (sus cuerdas vocales están cada vez más débiles y las piernas paralizadas) esta situación nos impulsa a todos, Marco a la cabeza, a acrecentar el amor recíproco. Sobre la base de una vida espiritual y de unidad cada vez más intensa en el focolar, también la inesperada crisis del 8 de mayo nos encuentra a Marco y a nosotros preparados. En un breve momento en el que parecía recuperarse dijo con seguridad: “Yo sólo debo ser purificado”. Recibe al médico, con ojos luminosísimos que envuelven con su amor. Y es ésta también la impresión de tantos que vinieron a darle un último saludo. Decían que, más allá de la sensación de orfandad que experimentaban con su partida, era más fuerte la realidad a la que Marco los había preparado diciendo siempre que él era nada y que Dios es todo y que nosotros vivimos sólo en Él».María Voce, presidente de los Focolares, pone en evidencia entre otras cosas que «Marco deja en nosotros la huella de la radicalidad de los primeros tiempos del Movimiento con su fortaleza y fe en el carisma de la unidad, con la pureza de su vida evangélica».En una entrevista que concedió el 31 de marzo de 208, pocos días después de la muerte de Chiara Lubich, Marco dijo con fuerza: «Mientras tenga un poco de aliento, un poco de respiro, mi deseo es poder donar todo de mí mismo a las nuevas generaciones. Estoy seguro que quien vendrá después de nosotros hará cosas más grandes que las nuestras, precisamente por la riqueza que transmite el carisma de la unidad, que no morirá nunca».
«Como madre María fue una madre ejemplar; y por lo tanto llegó a ser y sigue siendo nuestro modelo de maternidad. No sólo fue digna de la divinidad del Hijo, por la cual transformó su corazón en templo, sino que fue digna también de la humanidad de él, de tal suerte que si él no sólo fue hombre, sino el Hombre perfecto, ella no sólo fue una mujer, sino la Mujer, que vivió en sí misma en forma unitaria vivió en sí ambas vidas, es decir enteramente humana y divina: toda para Dios y toda para el Hijo, y a través de Él, para la humanidad. Así nos enseñó y nos sigue enseñando cómo vivir armoniosamente la vida del espíritu y de la carne, en santidad y castidad, haciendo de ésta una custodia de aquella. Esta vida humano-divina incluyó sobre todo las alegrías de la divinidad –el amor del Esposo, el Espíritu Santo-, y los sufrimientos de la humanidad, -privaciones, maledicencias, persecuciones y finalmente el asesinato en la cruz. De María las madres en especial, y las mujeres en general, o mejor todos los seres racionales, han de aprender esta integralidad, que hace que la existencia sea plena: pues si se desatiende el elemento espiritual o se descuida el elemento material, se cae en el defecto o hacia la humanidad o hacia la divinidad. María asumió y armonizó, en la justa medida jerárquica, según el modelo del hombre-Dios, esta doble realidad: fue virgen y fue madre; y resolvió siempre el dolor con el amor. Fue a mujer fuerte: porque Dios estaba con ella. Divinamente fuerte. Según este modelo se forjaron millones de criaturas, sobre todo las madres, las cuales, al igual que María se revigorizan en Dios, volviéndose siervas de Su voluntad, y no dan cabida a cualquier rumor, como las mujeres vacías: vacías del Espíritu Santo. «Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?». Un lema que le gustaba mucho a Santa Cabrini, que se formó según el modelo de María Virgen y Madre, como le gustó a miles de ilustres mártires y a millones de víctimas desconocidas de la miseria, de la persecución, de la guerra, de la desgracia: mujeres y hombres humildes que conservaron y conservan vigorosamente en su corazón todo tipo de pena, mirando a María. Quien fuera y sigue siendo la fuente de la energía: madre de un amor más fuerte que la muerte.Madre de Jesús y madre de todos: maestra. San Bernardo nos enseña que Dios quiso que nosotros obtuviéramos todas las cosas a través de las manos de María, madre de gracia y de misericordia. Se dice: pero el mediador de las gracias es Jesús. Cierto, pero Jesús es nuestro hermano, nuestra carne, hecho así por María, y dirigirse a Él a través de María es interponer entre él, el ofendido, y nosotros, los ofensores, a la madre. Inicia así una cadena mediante la cual María escucha al pecador. Jesús escucha a María, el Padre escucha a Jesús, y el Espíritu Santo circula entre ellos. Jesús vino a nosotros por medio de María: nosotros vamos a Jesús por el mismo trámite; como un cauce por el cual transita la vida de Dios a los hombres y regresa de los hombres a Dios. El cristiano hace valer, mediante los labios de la Madre, su fraternidad con Cristo: su parentesco con Dios. – Mater Dei et mater mei – invocaba ingenuamente la piedad medieval, es decir: -¡Madre de Dios y madre mía!- Un pensamiento que Silvio Pellico (1) tradujo en estos versos: Virgen Consoladora, esperanza de los atribulados, eres nuestra madre y al mismo tiempo ¡eres la madre del Salvador! Por lo tanto gracias a María la convivencia se vuelve un circuito familiar, donde circula la vida de Dios». De Igino Giordani, Maria modello perfetto, Città Nuova, Roma, (1967) 2012, pág. 81-85, 108-109. (1) Escritor, poeta y patriota italiano, nacido en 1789 y fallecido en 1854, conocido sobre todo por ser el autor de “Le mie prigioni” (“Mis prisiones”).
“Saludo a los participantes de la semana ecuménica promovida por el Movimiento de los Focolares y los exhorto a continuar el camino común de la unidad, del diálogo y de la amistad entre las religiones y los pueblos”. Con estas palabras el Papa Francisco, a conclusión de la audiencia general del miércoles 8 de mayo, ha saludado a los miembros del movimento fundado por Chiara Lubich participantes de la Semana Ecuménica que se concluyó el 13 de mayo en Castel Gandolfo (Roma).
Mientras el Santo Padre va a rezar por la paz a Fátima, publicamos fragmentos de un artículo de Chiara Lubich publicado en el Osservatore Romano, en 1984, con motivo del Jubileo de las Familias. El evento de Fátima, afirma Chiara, llama también a la familia a la conversión y a la fidelidad al Evangelio. «[…] Cuando el Papa (Juan Pablo II, ndr) dio lectura al acto de consagración de la humanidad a María, comenzó con estas palabras: «La familia es el corazón de la Iglesia. Desde este corazón se eleve hoy un acto de particular entrega al Corazón de la Madre de Jesús». Y así, de corazón a Corazón, en esta intensa comunión que se había creado con la celebración de la Eucaristía, surgió del corazón del Padre universal, inundado de preocupación por las necesidades de la Humanidad, la oración de consagración a la Virgen María, para que cuide muy especialmente a la familia humana. El Papa estaba allí, arrodillado ante la blanca imagen de la Virgen de Fátima. En aquel momento, para muchos de los que estábamos allí presentes, era imposible no recordar el 13 de mayo de 1981, día del atentado […] Ahora en la Plaza de San Pedro, abarrotada hasta lo inverosímil, ante la Virgen de Fátima, estaban reunidas simbólicamente junto al Papa – como flor surgida de su dolor y de su sangre- todas las familias de la Iglesia, signo de todas las familias del mundo. Así el Santo Padre, al confiar el mundo a María, podía contar no sólo con la comunión de todos los Pastores de la Iglesia, “formando un cuerpo y un colegio”, sino también con la plena adhesión de los hijos de la Iglesia representados por muchas familias de muchas naciones. […] Y en la oración con la que concluyó su homilía, pidió esta gracia: “Haz que el amor, reforzado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que pasan a veces nuestras familias”. Todas estas relevantes coincidencias y estas expresiones, nos permiten realmente captar […] el sentido profundo de esta consagración que no puede dejar de motivar a las familias cristianas a vivir –con la ayuda y el ejemplo de María- el proyecto luminoso y fascinante que Dios tiene para la familia en todas sus expresiones: el amor conyugal, según el plan de Dios, signo del amor de Cristo por su Iglesia hasta la total entrega de sí mismo; la paternidad y la maternidad, como participación del amor fecundo del Creador; la paz y la armonía que supera todas las tensiones y dificultades, como fruto de una caridad cada vez más viva y proyectada tenazmente a mantener la presencia espiritual de Cristo en la familia y, con Él, la unidad del pensamiento y de la acción; la apertura de comunión y de servicio hacia otras familias. […] El mensaje de Fátima, que llama a todos a la conversión y fidelidad al Evangelio, se convierte así en la respuesta de la consagración de la familia, un compromiso de renovación para que resplandezca más el rostro de la Iglesia, que en la familia cristiana tiene como el signo de su ser “familia de Dios”, morada acogedora para todos los hijos dispersos, llamados a la casa del Padre e invitados a entrar en ella por el corazón maternal de la Madre de Jesús». Chiara Lubich
Los jóvenes de Japón corren conectándose en directo con los de Seúl, Corea del Sur, imaginando un futuro de paz. Ninguno de ellos hoy recuerda las antiguas fracturas que dividen las dos orillas del Mar de Japón. En Viena, 300 atletas de Austria, Eslovaquia, Hungría, Alemania y Suiza se encontraron para vivir juntos momentos de deporte y fraternidad. Entre los jugadores, hay también jóvenes prófugos pertenecientes a una iglesia sirio-ortodoxa. Haciendo un salto de 10 husos horarios, encontramos en Mexicali (México) y Calexico (California, USA), a un centenar de adolescentes que convergen en el muro que los divide. Odio y racismo, hoy, no tienen lugar. Pasa, o mejor dicho, corre desde Oriente hacia el Oeste, atravesando idealmente la superficie de la tierra con sus 24 zonas horarias, para pasar el testimonio de la fraternidad a cada latitud. Es la Run4unity, la carrera de relevos mundial organizada, como todos los años, durante los primeros días de mayo, por los chicos del Movimiento de los Focolares.La carrera cierra la Semana Mundo Unido, un período denso de iniciativas y proyectos en nombre de la paz y de la unidad entre los pueblos: desde el Ecuador, ocupados con la emergencia humanitaria por el terremoto, a Medan (Indonesia) con un concierto por la paz, hasta Goma, en la República Democrática de Congo, con las notas del festival Amani, donde habrá “tres días” de música y danza por la paz. Run4Unity es un recorrido por etapas que atraviesa las fronteras más candentes del planeta, en cada latitud, entre las 11 y las 12 según la hora local. A pie, en bicicleta, en roller, en bote o quietos en silencio, con una oración por la paz, también este año ha sido la carrera más contra corriente que pueda existir, presagio y anticipo de unidad. No cuenta la velocidad de los pies, sino la prontitud del corazón. Cada etapa se enriquece con eventos deportivos, acciones de solidaridad, experiencias de ciudadanía activa (especialmente en los lugares donde prevalece la soledad, la pobreza, la marginación), juegos y todo lo que puede servir para testimoniar que el mundo unido es aún posible, a pesar de las preocupantes tensiones y los signos que muestran otra tendencia. En Penang, Estado de Malasia occidental, la Run4Unity fue un UnityWalk, una caminata de 8 km, que contó con la participación de 1200 personas de todas las edades, pertenecientes a distintos grupos étnicos, culturas y religiones, entre ellos los hindúes, los musulmanes, los sikhs, los cristianos, los budistas. En India la carrera expresa el deseo de paz atravesando el centro de Nueva Delhi, desde Gandi Smriti, donde Mahatma Gandhi fue asesinado en 1948, hoy lugar sagrado, hasta India Gate, monumento nacional dedicado a todos los soldados que no volvieron nunca de la guerra. En Dresda (Alemania) la Run4Unity tuvo lugar dentro de la manifestación de iniciativa popular “Pulse of Europe” realizada para alentar a los ciudadanos a escuchar el “latido” de Europa porque, como dicen los organizadores del evento, “la Unión Europea era y es antes que nada una unión para garantizar la paz”. En Columbus, capital de Ohio (USA) se realizó en un centro juvenil que acoge chicos de un barrio marginado, con juegos, mensajes de paz y compartiendo la “regla de oro”. Después, realizaron la limpieza de las calles y compartieron sándwiches junto con los que viven en la calle. En Santa Lucía Utatlán (Guatemala) la carrera fue la ocasión de un programa multicultural que involucró a un millar de personas de distintas etnias, entre ellos también los jóvenes de la comunidad maya de Quiché. En Iglesias, Cerdeña (Italia), el Run4Unity asumió una forma muy particular, la de sensibilizar al desarme: de hecho en la zona de Domusnovas e Iglesias, está ubicada una fábrica de bombas y armas. De aquí parte el cargamento destinado a alimentar los bombardeos de las zonas que están en guerra. Muchachos y jóvenes del mundo imaginan un mundo distinto, sin guerras, sin muros, sin odio. Su mensaje corre de forma viral también por la web. Radioimaginaria, la primera radio de Europa completamente proyectada y a cargo de adolescentes, dedicó una línea directa a los eventos del Run4Unity en el mundo. Porque, dicen que «a los quince años se puede ya imaginar el mundo que vendrá» Escucha la transmisión de Radioimmaginaria
Malta, la más grande de las islas que componen el homónimo archipiélago engarzado en el Mediterráneo central, entre Sicilia, Túnez y Libia, en el primer semestre del 2017 está a la cabeza del Consejo de Europa, al haber asumido la presidencia de turno, por primera vez en su historia. La isla, cuyo símbolo es una cruz con ocho picos, emblema de las ocho bienaventuranzas, es la lengua de tierra más próxima a las tragedias que se consuman cotidianamente en esa tumba azul en la que se ha transformado el Mediterráneo, un empalme acuático entre África, Medio Oriente y Europa para quien trata desesperadamente de encontrar una nueva posibilidad de vida. En sus costas otro náufrago encontró reparo, después de catorce días a la deriva. Fue San Pablo, de regreso a Roma, alrededor del año 60 D.C. Según la tradición, el barco que lo transportaba a él y a otros 264 pasajeros naufragó después de una tempestad. Todas las personas a bordo llegaron a la costa nadando. Después de algún tiempo, fue invitado a la residencia de Publio, el gobernador romano quien estaba estacionado en las islas, curó a su padre de una terrible influencia. El gobernador se convirtió al cristianismo y fue el primer Obispo cristiano de Malta. De las raíces cristianas de Europa se habló en Valletta, la capital de Malta, el 7 y 8 de mayo pasados, la víspera de la fiesta de Europa, en ocasión del Foro sobre el Estado de la Unión Europea, “Towards a Europe of Hope, Healing and Hospitality”, promovido cada año por el Parlamento Europeo en la nación que tiene la presidencia. El objetivo es promover un diálogo inspirado en la visión fundadora de Robert Schuman. El primer día, después de la inauguración en la catedral anglicana, de un momento artístico, una oración dirigida a la esperanza y un corteo por las calles de Valletta hasta la co-catedral católica de San Juan, tuvo lugar la intervención del arzobispo Scicluna, seguido del de María Voce. La presidente del Movimiento de los Focolares propuso una reflexión sobre “Curación y Reconciliación”.
En la co-cattedral católica de San Juan, Maria Voce propuso una reflexión sobre el tema “Curación y Reconciliación”
En los días en los que se recuerda el nacimiento de esta “comunidad de pueblos”, de la que Schuman, en 1950, tuvo una intuición –proponiendo el histórico acuerdo de la administración conjunta del carbón y del acero, para hacer imposible cualquier forma de guerra entre Alemania, Francia y los países que seguidamente se fueron sumando –María Voce se preguntó ¿cuál podría ser la chispa inspiradora de un acto tan extraordinario, orientado a llevar la reconciliación entre los pueblos postrados por el más terrible conflicto experimentado hasta entonces?, ¿quién habría podido inspirar a Schuman, Adenauer, De Gasperi, los estadistas cristianos considerados padres fundadores de Europa? La respuesta fue clara: «Nosotros queremos pensar que quien suscitó las ideas y la fuerza para construir Europa fue Dios. Dios que ha dado testimonio de su amor por los hombres hasta morir por ellos con una muerte atroz e infame, que hizo que se identificara con todos los dolores de la humanidad, comprendidos aquellos derivados de la violencia y de la guerra». A propósito de la cultura que nace de una profunda reconciliación, María Voce citó a Chiara Lubich: «Cada persona puede aportar una contribución en todos los campos: en la ciencia, en el arte, en la política, en las comunicaciones. Y mayor será su eficacia si trabaja junto con otros unidos en el nombre de Cristo. Es la encarnación que continúa. Asi nace y se difunde en el mundo, aquella que podemos llamar la ‘cultura de la Resurrección’». Pero, para que esto ocurra, «se requiere que nosotros los cristianos recorramos el camino hacia la plena y visible comunión, a sabiendas de que es determinante para la unidad de Europa y para servir mejor a la humanidad». Un camino que recientemente ha visto la realización de etapas históricas, como aquella de Lund, en Suecia, de Lesbo, en Grecia y de Cuba. «En un contexto europeo multicultural y multirreligioso hay necesidad de una nueva capacidad de diálogo, concluyó María Voce. Un diálogo que se puede apoyar en la Regla de oro, común a todas las principales religiones de la tierra». Resulta significativo reafirmarlo precisamente en Malta, ancla segura en el Mediterráneo, en la esperanza de que este mar en lugar de ser tumba azul vuelva a ser Mar-Nuestro, en donde Europa, África y Medio Oriente puedan encontrar la ruta de la paz.
«La unidad entre las Iglesias necesita de héroes, héroes en la fe, héroes ante la historia, necesita de héroes en la espiritualidad que tengan un espíritu humilde», son palabras del Papa Tawadros II en Alejandría (Egipto), durante la primera jornada de la amistad entre la Iglesia Copta Ortodoxa y la Iglesia Católica, en el 2015. Y el Papa Francisco, en su reciente viaje al Cairo, las hizo resonar: «Delante del Señor, que quiere que seamos “perfectos en la unidad” no es posible escondernos más detrás de los pretextos de divergencias interpretativas ni tampoco detrás de siglos de historia y de tradiciones que nos han convertido en extraños», e invoca la «comunión ya efectiva, que crece cada día», los frutos misteriosos y más que nunca actuales de «un verdadero y propio ecumenismo de la sangre», la importancia de «un ecumenismo que se hace en marcha… No existe un ecumenismo estático». Es ésta también la convicción de cristianos de muchas Iglesias, animados por la espiritualidad de la unidad de los Focolares, basándose en una experiencia que se lleva adelante desde hace algunos decenios. Y es precisamente en la actual corriente ecuménica, en la que se sitúan en primer plano los gestos, las palabras y las declaraciones refrendadas por los responsables de Iglesias, pero también un sinnúmero de iniciativas realizadas por cristianos en varias latitudes, que se enmarca la 59° Semana Ecuménica en curso en Castel Gandolfo (Roma), del 9 al 13 de mayo, en la que confluyen aproximadamente 700 cristianos de 70 Iglesias y Comunidades eclesiales, de 40 países. Días de comunión, espiritualidad, reflexión, vida compartida: una “Mariápolis ecuménica”, tal como muchos aman definir esta convivencia, que se presenta como un nuevo paso en el «diálogo de la vida» y en el «ecumenismo de pueblo». De hecho es en el «diálogo de la vida» que Chiara Lubich vislumbraba el aporte típico de la espiritualidad de la unidad a la plena y visible comunión entre las Iglesias. Es necesario «un pueblo ecuménicamente preparado». Con la clara conciencia de los muchos pasos que todavía quedan por dar y en el respeto entre todas las Iglesias, se trata de ahondar en el patrimonio común que ya une a todos. El título: “Caminando Juntos. Cristianos en el camino hacia la unidad”, se articula alrededor de un tema central de la espiritualidad de la unidad, Jesús crucificado y abandonado: el Dios de nuestro tiempo, fundamento para una espiritualidad de comunión. Con momentos de reflexión, de diálogo y testimonios de varias regiones del mundo. Las intervenciones del obispo Christian Krause (ex presidente de la Federación Luterana mundial), del Rev. Dr. Martin Robra (Consejo ecuménico de las Iglesias de Ginebra), del Obispo Brian Farrell (secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos) y de María Voce (presidente del Movimiento de los Focolares), se centran en el camino que se está recorriendo, 500 años después de la Reforma luterana. Un momento especial, a cargo de S.E. Gennadios Zervos, Metropolita de Italia y de Malta, del Patriarcado de Constantinopla, sobre el tema: “50 años del primer encuentro entre dos protagonistas del diálogo: el Patriarca ecuménico Athenagoras I y Chiara Lubich”. Además de la participación a la audiencia general con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, el programa incluye la visita a las Basílicas de San Pedro y de San Pablo Extramuros y la oración común en las catacumbas de S. Domitila y de S. Sebastián. Esta 59° Semana Ecuménica quiere ser también expresión del renovado compromiso ecuménico de los Focolares expresado en la reciente Declaración de Ottmaring, que formula también una promesa: hacer todo lo posible «para que nuestras actividades, iniciativas y reuniones, a nivel internacional y especialmente local, estén impregnadas de esta actitud abierta y fraterna entre los cristianos… confiando a Dios el camino de nuestras Iglesias para que se aceleren los pasos hacia la celebración común en el único cáliz».
El 10 de mayo de 2013, Tawadros II, Patriarca de la Iglesia ortodoxa copta, visitó por primera vez al Papa Francisco en el Vaticano. En recuerdo del histórico encuentro, a su regreso a Egipto decretó el “Día de la mistad copto-católica” que, desde entonces, se repite cada año el 10 de mayo. Recientemente, el Santo Padre devolvió la visita viajando a El Cairo.